¿Por qué hay que leer 'Paca Blanco, la Brava'?

Con motivo de la publicación de la autobiografía “Paca Blanco, la Brava”, sobre la mítica activista, republicamos con permiso el prólogo de la misma, de la mano de Yayo Herrero.
Paca Blanco
David Exposito Paca Blanco es una histórica activista ecologista. Tuvo que huir de Extremadura tras seis años de acoso y un atentado. Sin dar ninguna patada en la puerta se vio viviendo sin contrato en el barrio de Pacífico.
Activista y autora
29 sep 2025 00:01

“Paca Blanco, la Brava” se puede adquirir aquí

Se llama Paca Blanco. La Brava, la llamaban en San Cristóbal de los Ángeles, el barrio de su infancia tardía y adolescencia temprana. Después de leer este libro, seguramente tendréis claro por qué.

En Navidades visité a Paca. Su casa estaba despejada porque recientemente recibió una orden de desahucio, otra notificación de expulsión de las muchas que ya ha vivido a lo largo de su vida. Tenía la mayor parte de sus pertenencias metidas en cajas y puestas a buen recaudo por si, después de la resistencia que sin duda va a plantear, tiene que abandonar la vivienda.

El final de año no es un momento fácil para ella y la encontré un poco tristona. En esas fechas, hace ya unos cuantos años murieron Jaione, su hija, y su madre. Más recientemente, hace dos años, Fernando, su compañero.

En Navidades visité a Paca. Su casa estaba despejada porque recientemente recibió una orden de desahucio, otra notificación de expulsión de las muchas que ya ha vivido a lo largo de su vida. Tenía la mayor parte de sus pertenencias metidas en cajas y puestas a buen recaudo por si, después de la resistencia que sin duda va a plantear, tiene que abandonar la vivienda.

Quizás por eso tuvo un pequeño momento de flaqueza y me preguntó si realmente tenía sentido publicar sus memorias, si yo creía de verdad que merecía la pena el esfuerzo y si este libro le podía interesar a alguien.

Yo no tengo ninguna duda. Desde hace años he animado mucho a Paca a que escribiese su historia. Leerla completa me reafirma. Creía que conocía casi todo sobre ella y, sin embargo, al leer su relato, me he dado cuenta de que sabía bastante poco y que la intuición de que su vida tenía mucho interés se quedaba corta.

Paca es un trozo de historia andante. En realidad todas las personas lo son, lo somos, pero la historia de Paca es la historia de una mujer poco común. Es la de una mujer encarnada en un cuerpo rotundo, atravesado por la violencia de la precariedad, de la dictadura franquista, la violencia machista, la violencia estructural de las sociedades capitalistas que deja a la gente pobre sin casa o sin luz. Y, a la vez, una mujer que resiste y se rebela ante todo tipo de injusticias, propias y ajenas.

Paca es un trozo de historia andante. En realidad todas las personas lo son, lo somos, pero la historia de Paca es la historia de una mujer poco común. Es la de una mujer encarnada en un cuerpo rotundo, atravesado por la violencia de la precariedad, de la dictadura franquista, la violencia machista, la violencia estructural de las sociedades capitalistas que deja a la gente pobre sin casa o sin luz. Y, a la vez, una mujer que resiste y se rebela ante todo tipo de injusticias, propias y ajenas.

Una mujer fiera que ha criado cinco hijos con todo en contra, sin ser una madre sacrificada ni renunciar a su libertad. Una mujer que irradia energía y que se ha metido hasta las trancas en todos los charcos que se le han puesto por delante. Las luchas contra el fascismo, el capitalismo, la energía nuclear y la injusticia. La defensa del derecho a la vivienda y el acceso a la energía limpia, la defensa de la vida y de la tierra. Una mujer disfrutona, tierna unas veces y otras violenta, alegre y llena de rabia, buena comedora y bebedora, trabajadora y valiente.

Bien mirado, Paca es una rareza. Hubiese sido muchísimo más probable que, viniendo de donde venía, hubiese acabado muerta por una sobredosis o de una paliza; que hubiese pasado varias veces por la cárcel (aunque si tenemos en cuenta su reclusión en los reformatorios del Patronato del Protectorado de la Mujer, podemos decir que fue encarcelada).

Podría haber vivido rendida y alcoholizada en algún barrio precario o dedicada de forma sacrificada y anónima a sacar a sus hijos e hijas adelante. Pero, cuando ya está más cerca de los ochenta que de los setenta, hay que decir que Paca es justamente todo lo contrario.

Es una referencia para sus compañeros y compañeras de diversas organizaciones y movimientos sociales del Estado español. Una referencia activista y también intelectual. Nadie que la conozca dudará de su activismo, pero habrá quien, conociéndola, arrugue el gesto al leer la palabra intelectual. Esa es la palabra que Paca utiliza para referirse a aquellas personas que dentro del panorama de los movimientos sociales y la política escriben o reflexionan más o menos sesudamente.

Es una referencia para sus compañeros y compañeras de diversas organizaciones y movimientos sociales del Estado español. Una referencia activista y también intelectual. Nadie que la conozca dudará de su activismo, pero habrá quien, conociéndola, arrugue el gesto al leer la palabra intelectual. Esa es la palabra que Paca utiliza para referirse a aquellas personas que dentro del panorama de los movimientos sociales y la política escriben o reflexionan más o menos sesudamente.

Yo se la quiero dedicar a ella. Paca es una mujer sabia, leída y autodidacta. Capaz de haber aprendido, sin pasar por universidades y cursos, escuchando a las personas que para ella eran referencia, como, por ejemplo Ladislao Martínez, uno de sus grandes amigos y maestros. O Ramón Fernández Durán. O Asunción Carbonell, la Asun. O Nines Nieto. Ha aprendido de quienes tienen títulos y experiencia y de quienes saben vivir.

No fui la única en animar a Paca a contar su vida. Carmen Ibarlucea lo hizo antes que yo. Y también Raúl y Marta, dos personas ecologistas muy jóvenes que fliparon al conocerla.

La idea era que ella fuera grabando o escribiendo de cualquier manera sus vivencias y que otras personas, como Carmen o yo, pudiéramos reescribirlas y transformarlas en una biografía. Pero cuando Paca nos empezó a mandar lo que iba escribiendo nos pareció que su relato, contado con su voz y su forma de expresarse tenían mucha más fuerza de la que nosotras podríamos darle. El lenguaje canaliza la experiencia y las expresiones y la forma en la que Paca habla reflejan de forma muy expresiva una forma de ser y estar en el mundo.

El relato de Paca es una especie de autoetnografía. Su experiencia se entremezcla con la historia de los movimientos sociales y de sus palabras se desprende esa inteligencia e intuición que hacen de ella una brillante comunicadora y una líder nata. No vais a encontrar una reflexión política teórica. El relato de Paca vuela por encima de las décadas, como si fuese el guion de una película. Es impresionante lo que ha vivido y cómo lo ha hecho.

El relato de Paca es una especie de autoetnografía. Su experiencia se entremezcla con la historia de los movimientos sociales y de sus palabras se desprende esa inteligencia e intuición que hacen de ella una brillante comunicadora y una líder nata. No vais a encontrar una reflexión política teórica. El relato de Paca vuela por encima de las décadas, como si fuese el guion de una película. Es impresionante lo que ha vivido y cómo lo ha hecho.

Casi nunca la historia se cuenta desde donde ella lo hace. No es habitual que la historia de las luchas cuente de forma inseparable y ligada la lucha por la emancipación social, por la defensa del territorio y a la vez por la propia supervivencia.

Los esfuerzos por cerrar una central nuclear, unidos a los esfuerzos por comer cada día, tener un techo y alimentar y cuidar a quienes tienes alrededor y a ti misma.

Normalmente, la historia la escribe otra gente. La escribe gente que puede sentarse en un escritorio sin tener a la vez miedo de que le corten la luz, la puede escribir gente que no tiene que construir y reconstruir permanentemente la casa en la que vive. La escriben quienes forman parte de la academia o tienen una voz que está avalada por títulos y reconocimientos.

Paca la Brava es una excepción. Escribe con la voz de las bandas de pandilleros, de los okupas, de las personas presas, de las pobres, con las palabras castizas y barriobajeras mezcladas con la terminología técnica, que a base de esfuerzo y estudio ha terminado dominando a la perfección... Es el relato de una intelectual y luchadora de los barrios bajos que se formó, dice ella, en la universidad de la calle, de los movimientos sociales y de la lucha. Aprendió compartiendo vida y militancia con otras personas y también a base de los golpes duros que le ha dado la vida. Por eso hay que leer su historia. Con sus palabras.

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