Un paso al frente. El plan de cierre del parque nuclear, aunque imperfecto y tardío, empieza a brotar

Los problemas de la nuclear por fin parecen haber sido admitidos por el nuevo gobierno: desde los inmensos recursos que exige la minería de uranio hasta la baja rentabilidad financiera de las centrales y que el uranio pueda utilizarse con fines armamentísticos. Este gobierno tiene la oportunidad de no conceder a Berkeley el permiso para explotar una mina de uranio a cielo abierto en Salamanca y de favorecer la necesaria transición energética. Su Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, aunque de manera tímida, avanza en esta dirección. Esperemos que en el futuro continuen por la misma línea que otros países como Alemania, donde el 40% de la energía consumida en 2018 procedía de las renovables.

Centrales nucleares en España. Fuente: Foro Nuclear
Diego Pedraza Lahoz Centrales nucleares en España. Fuente: Foro Nuclear
Ecologistas en Acción y Greenpeace
28 ene 2019 06:08

Ahora es el momento idóneo para que el país del sol desarrolle una hoja de ruta para dejar atrás la energía nuclear, en semejanza a Alemania, y encaminarse hacia un futuro más limpio.

Nuestra dependencia de la energía nuclear debe terminarse lo antes posible. Los muchos problemas de esta fuente de energía, a grandes rasgos, incluyen los peligros de contaminación debido al error humano o al técnico, las enormes cantidades de agua empleadas en la minería del uranio, los elevados niveles de radiación cerca de las minas, los efectos nocivos para lxs trabajadores, y la cuestión de dónde guardar los desechos, tan inconvenientes por seguir siendo radiactivos durante milenios.

Además, cada año saltan las alarmas decenas de veces en nuestras centrales, normalmente por problemas de menor envergadura; aun así, nos recuerdan la falibilidad de las instalaciones y la posibilidad de que ocurra un accidente. Para echar más leña al fuego, las centrales españolas tienen una baja rentabilidad financiera, y el uranio se puede utilizar con fines armamentísticos, aunque un proceso complejo de reconversión de las plantas es necesario antes.

Por otro lado, el abandono progresivo e internacional de esta materia conllevaría una disminución del número de armas nucleares y, así mismo, se evitarían escenas como la vivida en Gibraltar el sábado 12 de enero, en la que un submarino nuclear británico recaló en la base naval, un evento frecuente que normaliza el peligro existente.

Nuestra dependencia a la energía nuclear debe terminarse lo antes posible.

En primer lugar, el gobierno español no debe otorgar ninguna autorización nueva para construir minas de uranio en nuestro territorio. Fuentes anónimas declararon recientemente que la minera australiana Berkeley está cada día más cerca de recibir el permiso para abrir la única mina de uranio a cielo abierto en Europa. Deseamos que el Presidente, Pedro Sánchez, siga con la intención de denegar la apertura de la mina, como se intuyó en octubre del año pasado.

A continuación, España debe crear urgentemente un plan de salida de la energía nuclear como ya hizo Alemania tras el accidente de Fukushima de 2011, año en el que la nación teutona decidió dejar de producir energía a partir de uranio en 2022. Los germánicos ya han comenzado sus deberes: en 2018, el 40% de la energía consumida en este país procedió de fuentes renovables. En comparación, se espera que España cumplirá el objetivo establecido por la Comisión Europea del 20% para 2020. Si Alemania puede cambiar, España también: poseemos más horas de sol que cualquier otro Estado europeo, gran cantidad de viento y acceso a la energía mareomotriz.

El primer paso ya lo dio Sánchez en octubre eliminando el famoso impuesto al sol. La siguiente etapa consiste en cerrar las centrales térmicas de carbón y planear el desmantelamiento del parque nuclear. Este proceso será duradero y complicado de por sí: en el caso de Garoña, se prevee que durará entre 8 y 10 años y algunxs piensan que ya se han tomado decisiones improvisadas. Por eso, lxs ecologistxs exigimos que se empiece a estudiar hoy, con cautela y con la inclusión de lxs afectadxs, el abandono nuclear para acelerar y simplificar la situación todo lo posible. Es de rigor tener en cuenta a lxs trabjadarxs del sector para llevar a cabo una transición justa: ya tenemos suficiente desempleo. En el caso de la minería del carbón, la transición ha sido tardía e insuficiente. Este infortunio sólo se puede achacar a las grandes empresas, que se han beneficiado de subvenciones lucrativas para incentivar el empleo alternativo durante varias décadas, y a los sucesivos gobiernos que jamás se preocuparon de desarrollar un plan realista ni de escuchar aquellas voces tantas veces calladas. No repitamos el mismo error. No nos lo podemos permitir.

El gobierno actual, joven y dependiente de varios grupos políticos, parece dispuesto a encaminar a nuestro país hacia un futuro más respetuoso con el medio ambiente - por lo menos más que el anterior, lo que es fácil. En tan sólo siete meses ha conseguido avanzar la nación en la lucha contra el cambio climático muchísimo más que Mariano Rajoy en sus siete largos y nefastos años. Sin embargo, se avecinan varapalos pronto: hay convocadas elecciones autonómicas, municipales y europeas en mayo. La amenaza de la ultraderecha en toda la Unión Europea, financiada por un amigo íntimo y ex-director de la campaña de Trump, acecha. No solo no se interesa más que por la tauromaquia y las procesiones, además de querer recortar derechos a las mujeres, al colectivo LGBTI y a lxs inmigrantes, sino que ven a las centrales nucleares como una manera de colocar a amigxs en puestos con sueldos desorbitados sin tener en cuenta los peligros ni el futuro de lxs españolxs.

En tan sólo siete meses, el gobierno actual ha conseguido avanzar la nación en la lucha contra el cambio climático muchísimo más que Mariano Rajoy en sus siete largos y nefastos años.

Con esto en la cabeza, el gobierno publicó a principios de año el borrador del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, que desea aprobar con urgencia a través de un real decreto-ley para impulsar la transición ecológica. El documento plantea incentivos para cerrar las centrales de carbón y nucleares, y un macroplan de prejubilaciones para todos lxs minerxs, entre muchas otras medidas. Más específicamente, propone que a las grandes compañías eléctricas (EDP, Endesa, Iberdrola y Naturgy) se les permita canjear los permisos a la red eléctrica de sus centrales exactamente por la misma cantidad de electricidad proveniente esta vez de fuente renovables. Esta política evita un cierre forzoso de las centrales, que enfurecería a las todopoderosas empresas energéticas en un año repleto de elecciones, incentivando a que ellas mismas las clausuren. Es una idea astuta del Partido Socialista ya que la UE apuesta por la descarbonización de la economía desde hace tiempo y el gobierno no sólo está a la cola en el asunto sino que tiene una capacidad limitada para impulsar las renovables.

El gobierno publicó a principios de año el borrador del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, que desea aprobar con urgencia a través de un real decreto-ley para impulsar la transición ecológica.

A todo esto hay que añadir que, si las centrales nucleares o térmicas dejan de funcionar durante un tiempo debido a la falta de acuerdo entre lxs socixs, estas perderán el permiso de conexión a la red. Asimismo, atendiendo a las advertencias de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia sobre el peligro del alto endeudamiento de algunas energéticas, el gobierno permitirá a esta crear un mecanismo para asegurarse de que la deuda de las eléctricas sea sostenible. El conjunto de medidas propuestas es, hasta cierto punto, positivo y progresista, y por lo tanto bienvenido, aunque llega tarde, beneficia a los grandes (como de costumbre), no cuestiona la estructura del sistema energético y no menciona por ningún lado la necesidad de reducir el consumo de energía y fomentar la descentralización. Una vez que se apruebe en el Congreso de los Diputados, habrá que ver la letra pequeña del plan final. En cualquier caso, deseamos con mucha fuerza que un futuro gobierno no dé marcha atrás a los avances (limitados) conseguidos últimamente. Llegamos tarde; retroceder sería dispararse en el pie, ya que al final afectaría, como siempre, a lxs que menos tienen.

El conjunto de medidas propuestas es, hasta cierto punto, positivo y progresista, y por lo tanto bienvenido, aunque llega tarde, beneficia a los grandes (como de costumbre), no cuestiona la estructura del sistema energético y no menciona por ningún lado la necesidad de reducir el consumo de energía y fomentar la descentralización.
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