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Diccionario de la Posverdad
Misinformation
El diccionario Collins 2022 define misinformation como “una información errónea que se da a alguien, a menudo en un intento deliberado de hacerle creer algo que no es cierto”. Por tanto ¿estamos ante una información falsa? ¿Qué diferencia hay entre esto y la desinformación?
La intención es lo que cuenta
En la desinformación subyace la idea de engañar, es decir, implica una intención por tergiversar los hechos. Además, tal y como apunta la Comisión Europea, responde a fines lucrativos y su propósito es engañar deliberadamente a la población, de ahí las graves consecuencias de su acción en el ámbito de lo público.
En la desinformación subyace la idea de engañar, es decir, implica la intención de tergiversar los hechos
Por el contrario, misinformation hace referencia a una información imprecisa, abierta a múltiples comprensiones y usos, de manera que ésta puede deberse a un error metodológico, de análisis y de datos, pero —y aquí viene lo más importante— sin intención expresa de engañar. Por último, la mal-information puede ser definida como la información sensible (verdadera) que se utiliza estratégicamente para causar ventaja, ya sea personal o institucional.
Institucionalización de la mentira
Y es que, como vemos, en este caso el prefijo dice mucho (¡y tanto!), pues determina la intención o no de engañar y, en consecuencia, el ajuste o no a los hechos de forma expresamente deliberada, o bien simplemente de una imprecisión en cuanto a los métodos y/o datos —lo primero sería la desinformación, mientras que lo segundo se correspondería con la misinformation—.
Misinformation hace referencia a una información imprecisa, abierta a múltiples comprensiones y usos
Un mundo globalizado y digitalmente interconectado en donde se suceden casos de misinformation precisa de agentes públicamente autorizados y reconocidos —en este caso los profesionales del periodismo— que sean capaces de proveer a la ciudadanía de certezas e informaciones contrastadas, para que así pueda desfrutar de uno de los derechos fundamentales: el derecho a recibir información veraz.
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La desinformación no se soluciona solo con periodismo, falta añadir otra pata, el laicismo.
En la jerarquía de derechos el de la libertad de expresión gana al de información veraz porque la mentira se camufla mejor. La retórica de la fe ayuda a ese propósito desinformador más que ninguna otra narrativa poscultural.