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Ecologismo
Sea Shepherd: acción directa por la conservación de los océanos
Visitamos el buque de Sea Shepherd y hablamos con miembros de la organización internacional, aprovechando que hacen escala en el puerto de Getxo (Bizkaia), antes de proseguir su camino en la lucha por la vida marina.
Surcar los océanos, desde los témpanos de hielo de la Antártida a las tibias aguas del sur del Atlántico, persiguiendo balleneros a los que busca la Interpol. Navegar durante más de cien días seguidos para impedir la muerte de ballenas y otros animales que viven en el mar, a pesar de los humanos. Arrojarse al mar para salvar a una tortuga. Rescatar bebés foca. Socorrer incluso a la tripulación del barco pirata al que se está hostigando. Ser testigo de lo más bello y lo más atroz en el océano: animales disfrutando en libertad y cazadores buscando darles muerte por dinero. Vida en su máximo esplendor, pero también muerte y sufrimiento sin sentido.
El Bob Barker, uno de los buques insignia de la organización internacional Sea Shepherd, ha pasado el fin de semana atracado en la terminal de cruceros que tiene el Puerto de Bilbao en Getxo, en plena desembocadura del río Nervión. Su tripulación y parte de la plana mayor de Sea Shepherd acudieron a la capital vizcaína para homenajear a los seis surfistas que salvaron, el pasado 24 de noviembre, a una ballena varada en Zarautz.
La organización internacional Sea Shepherd Conservation Society lleva más de cuatro décadas trabajando por la protección y conservación de la vida en los océanos, desde que Paul Watson, uno de sus miembros fundadores, abandonase en 1977 Greenpeace, debido a desavenencias con la organización ecologista sobre cuál consideraba como la mejor táctica para salvaguardar la vida animal en el planeta.
Frente a la estrategia más informativa y de concienciación que llevan a cabo los ecologistas Greenpeace, Watson encontraba que era necesario utilizar la acción directa, por lo que fundó la Earthforce Environmental Society, que más tarde se convertiría en Sea Shepherd, con el objetivo de pasar a la acción e interactuar directamente, interfiriendo en vivo con los buques balleneros para salvaguardar la vida de los océanos.
El mandato original de la organización consistía en terminar con las operaciones balleneras y la caza de focas, pero expandieron más adelante su misión, para incluir a toda la fauna, especialmente la marina, en su causa.
BOB BARKER, EL NAVÍO MÁS EMBLEMÁTICO DE SEA SHEPHERD
De entre los 12 barcos que componen la flota mundial de Sea Shepherd, el Bob Barker es uno de los buques más importantes para la ONG. Es la primera vez que esta nave atraca en un puerto de la península, y llama la atención especialmente por ostentar en su proa una gran boca llena de dientes amenazantes, y por su bandera pirata, que ondea con la brisa del mar.
El barco atracado en Getxo es un antiguo ballenero noruego, reconvertido desde 2010 gracias a la donación del presentador estadounidense Bob Barker, y es célebre por haber realizado la persecución marítima más larga de la historia: surcó 20.000 km persiguiendo al pesquero pirata Thunder durante más de 100 días, cuando se encontraba faenando ilegalmente en la Antártida.
Junto con los miembros de la tripulación y voluntarios de todas las partes del Estado, se han desplazado a Bilbao responsables de Sea Shepherd España y Sea Shepherd Global, encabezados por su director general, el capitán Alex Cornelissen, con el que pudimos hablar sobre la organización, instalados en el camarote de la capitana del Bob Baker, Wyanda Lublink.
ALEX CORNELISSEN, DIRECTOR GENERAL DE SEA SHEPHERD
Tan solo un año después de conocer la labor de Sea Shepherd mediante una amiga suya, Alex Cornelissen dejó su trabajo como diseñador gráfico en una editorial de Amsterdam, vendió su apartamento y se unió a la asociación en 2002, comenzando a trabajar como jefe de cocina y ascendiendo rápidamente en su trayectoria hacia su papel actual en la organización, en el que se encarga de coordinar flotas de "unos 20 países en todo el mundo", para ayudar a que avancen "todos juntos en la misma dirección".
Aún recuerda su primer día a bordo de un barco de Sea Shepherd: "en mi primer día de campaña, en 2002, salimos desde Galápagos y después de unas pocas horas encontramos una línea de pesca ilegal. En esta línea había, entre otros, tortugas y tiburones. Me tiré al agua de inmediato para salvar a una tortuga y fue muy especial poder hacerlo. Salvamos ballenas, tiburones, tortugas, delfines, peces, cangrejos... Todo tipo de animales en realidad".
Tal y como nos cuenta Cornelissen, Sea Shepherd es una organización internacional "por la conservación marina. Lo que nos diferencia de otras organizaciones es que somos una organización de acción directa. No nos limitamos a denunciar los hechos, sino que intervenimos para evitarlos directamente. Hacemos cumplir las leyes que ya existen contra el furtivismo, que a veces los gobiernos no son capaces de hacer cumplir".
Al preguntarle por elementos de seguridad como el doble casco de la embarcación en la que estamos, o por la imagen de su bandera pirata, Cornelissen nos aclara que son una organización no violenta: "Somos, ante todo, una organización de acción directa no violenta. En los 41 años que llevamos no hemos tenido nunca ningún herido, mucho menos un muerto. Lo más grave, algún dedo roto por una caída. Evitamos la violencia a toda costa, y aunque utilizamos elementos físicos y decorativos para intimidar, nunca participamos en acciones violentas: resolvemos las situaciones siempre con diplomacia".
Según Alex Cornelissen, para ellos es muy importante respetar la legalidad, y trabajan "principalmente contra la pesca y cacería ilegal. Asediamos a los balleneros que matan ballenas sin permiso, o a quienes pescan donde no pueden pescar, o especies que no tienen permiso para pescar".
Sobre su campaña contra los balleneros japoneses, Cornelissen narra las dificultades a la hora de tratar de impedir su actividad: "El año pasado tuvimos que abandonar el área donde operan los balleneros japoneses, por la presión ejercida desde su gobierno y por el uso de vigilancia por satélite que les permite saber en todo momento dónde están nuestros buques. Sin embargo estamos desarrollando campañas muy exitosas en otras partes del océano". "En el caso de Japón y sus balleneros, necesitaríamos una flota de 10 barcos solo para luchar contra la caza de ballenas en los territorios donde faenan los balleneros japoneses. Japón está invirtiendo mucho dinero y se ha vuelto muy difícil luchar contra ello, aunque, por el poco mercado que realmente tienen las ballenas mi esperanza es que su caza termine pronto".
Últimamente se dedican a trabajar de la mano de los gobiernos, con países centroafricanos como Liberia, Gabón o Tanzania, donde aúnan fuerzas con los guardacostas de dichos países. "Tenemos a los guardacostas de esos países en nuestros barcos. Ellos participan directamente, son quienes arrestan a quienes pescan ilegalmente".
UNA SITUACIÓN ALARMANTE
La situación de los océanos es alarmante", prosigue Cornelissen: "La pesca ilegal", explica el holandés, juega un papel decisivo en la destrucción de la vida del mar. Supone un 40% del total de la pesca a nivel mundial, y pone una presión excesiva en la población". "Y los pesqueros piratas no solo redundan en problemas para los animales; hemos sido testigos de como este tipo de barcos también porta en ocasiones entre su tripulación a personas a las que trata como esclavos, que además de no cobrar tienen que aguantar violencia y maltratos de todo tipo".Para 2050, la población mundial habrá incrementado en un 35%, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Alex Cornelissen aborda el problema de la superpoblación humana a la hora de intentar asegurar una pesca sostenible: "Hay demasiada gente en la tierra. La cantidad de los peces que tenemos es insuficiente para alimentar a una población tan elevada". "En Liberia, por ejemplo, el gobierno da permisos a otros países [cuyas aguas ya han sido esquilmadas] para pescar en sus mares. El problema es que la cantidad que capturan es demasiado alta, mucho más de lo que permiten sus cuotas legales. Esto hace que pescadores humildes de la zona, que salen con pequeñas lanchas con la intención de pescar dos o tres peces para su familia, no puedan coger nada, pues estos grandes barcos están acabando con todo".
Cornelissen destaca el problema del poder de la industria pesquera: "el lobby de la industria pesquera es tremendamente fuerte. La Comunidad Europea ofrece subsidios para la pesca, y la industria recibe muchísimo dinero. Reciben dinero porque no son un negocio sostenible. En mi opinión, si una industria no es sostenible, no se debe seguir inyectando dinero público eternamente. Y no es sostenible porque no hay suficientes peces en el mar. Y las ayudas agravan el problema: con el dinero que reciben del gobierno, compran barcos más grandes, pueden pescar más profundo y más lejos. En mi opinión hay que acabar con estos subsidios".
LOS HABITANTES DEL OCÉANO, EN GRAVE PELIGRO
Tal y como nos explica Alex Cornelissen "si continuamos a este ritmo, en 2040 no tendremos ni un pez en los océanos. Esto es un problema muy grave. No solo para los animales que viven en el mar: los océanos son fuente de oxígeno para todo el planeta. Como dice nuestro fundador Paul Watson, si mueren los océanos morimos todos".
En efecto, las capturas de la industria pesquera moderna superan con creces la capacidad de reproducción de los bancos de peces. Desde el inicio de la pesca industrial en 1950, las poblaciones de grandes peces como el atún, el pez espada o el bacalao han disminuido en un 90%. De acuerdo con las últimas versiones de los informes de la FAO a este respecto, un 85% de los principales bancos de peces están sobreexplotados, agotados, plenamente explotados o en recuperación de la explotación.
Ante la pregunta de qué hacer para parar esta masacre, Cornelissen habla de la necesidad de hacer "cambios profundos. Desde utilizar coches eléctricos hasta cambiar nuestra dieta y alimentarnos de forma vegana, o evitar los plásticos. Hay muchos pasos que podemos dar, somos lo suficientemente inteligentes como para hacer los cambios que sea preciso".
LAS MUJERES, PRESENTES (¿CÓMO NO?) EN LA LUCHA POR LA CONSERVACIÓN
Al preguntar a Cornelissen por el tipo de activistas que trabajan en Sea Shepherd, nos comenta que intentan que en los barcos haya paridad de géneros. "En este barco en concreto la tripulación es de un 60% de hombres por 40% de mujeres, entre las que se encuentran la capitana y la primera oficial".
Continuamos nuestra visita al buque, en busca de Wyanda Lublink, capitana del Bob Barker, a la que encontramos en la sala de mandos. Lublink trabaja en Sea Shepherd desde 2013. Aunque nació en Holanda, lleva muchos años viviendo en Australia.
"Comencé a trabajar en Sea Shepherd porque me apasiona ayudar a los animales. Antes de entrar en la tripulación de Sea Shepherd fui oficial en las marinas holandesa y australiana. Cuando me mudé a Australia trabajé mucho con animales. Da igual cómo de grande o pequeño sea un animal, les amo a todos. Por eso, cuando dejé la marina, me puse a trabajar en el monte australiano ayudando a rescatar animales. Rescataba a todo tipo de animales heridos, los rehabilitábamos en nuestro centro y cuando estaban recuperados los volvíamos a soltar. Ayudé a muchos canguros... les sacábamos de la carretera con piernas rotas, les veíamos sufrir... Era un trabajo duro en ese sentido y además echaba de menos el océano".
Así que tras tres años entre matorrales, después de una breve temporada como monitora de buceo, decidió que necesitaba unir sus dos pasiones: el mar y ayudar a los animales. "Sea Shepherd fue para mí la elección obvia: allí podía utilizar mi experiencia náutica para ayudar a los animales".
Antes de tomar el control del Bob Barker, Wyanda Lublink estuvo al frente de otros dos buques de Sea Shepherd. Su primera campaña fue a bordo del Sam Simon, en la que ayudó a salvar unas 800 ballenas en la Antártida.
A la pregunta de cuáles son sus responsabilidades actuales en su día a día, Lublink contesta: "como capitana del Bob Baker, mi responsabilidad es velar por la seguridad del barco. En segundo lugar, tengo que asegurar que todos los miembros de la tripulación regresen de cada campaña sanos y salvos. Y por supuesto, además de todo esto, tenemos que llevar a cabo nuestras campañas con éxito".
Los barcos de Sea Shepherd no viajan de puerto en puerto para concienciar del terrible estado de los océanos y de quienes habitan en ellos. Como explica Wyanda, "la principal motivación de viajar a diferentes lugares es a ayudar, de forma directa, a salvar a los animales. Cuidamos de la vida silvestre, da igual que se trate de ayudar a ballenas, tortugas, peces o delfines, hay que ayudarles a todos".
Al preguntarle si siendo una mujer ha tenido que hacer frente a situaciones que quizá son diferentes para los hombres, se muestra tajante: "no he tenido nunca ningún problema por esto, aunque creo que más que una cuestión de ser hombre o mujer, se trata de ganarse el respeto de la tripulación por tu manera de trabajar". "De todas formas", aclara, "si alguien tiene algún problema con que sea una mujer capitana, puede simplemente abandonar el barco".
La capitana continúa: "Antes de venir a Bilbao, el Bob Barker ha estado patrullando en Francia. Lo que la gente no sabe es que en esta parte del océano, en aguas francesas de la costa oeste de Europa, cada año se mata a unos 10.000 delfines. En toda esta área hemos podido ver a buques pesqueros utilizando enormes redes. El tipo de barcos que hemos visto tienen una forma diferente y mucho más dañina de pescar; en lugar de utilizar una red por barco, en estos casos amarran una enorme red entre dos barcos y a su paso van haciendo acopio de absolutamente todo lo que hay en el mar. Según avanza la enorme red atrapan, también, a muchísimos delfines. Los pesqueros no quieren delfines, así que antes de volver a puerto los arrojan de nuevo al océano. Lo malo es que aproximadamente el 90% de los delfines mueren en cubierta, y el resto habrán muerto para cuando los vuelvan a lanzar al mar".
Las cifras indican que en este tipo de pesca de arrastre, entre el 30% y el 60% de los animales capturados no son la especie objetivo, aunque algunas pesquerías de arrastre pueden descartar hasta el 90% de los seres que capturan. Aves, tortugas, delfines, tiburones... La cantidad de individuos que forman parte de estos "daños colaterales" sin sentido, es ilimitada.
"La buena noticia", continúa Lublink, "es que, en estos días, hemos conseguido grabar por primera vez un buen número de vídeos que documentan esta práctica. Hemos visto a los delfines sufriendo, todavía con vida. Es horrible. Pero gracias a las grabaciones, hemos obtenido la atención del gobierno francés, y la fundación francesa de Sea Shepherd ya está trabajando en ello".
Los datos demuestran que las naciones más pesqueras del mundo son, por este orden, China, Taiwan y España (Fuente: Global Fishing Watch). En España, en 2016 se consumió un promedio anual de 25.90 kg de pescado por persona, casi 6 kg más que la media mundial. No sorprende entonces lo que recalca para terminar la capitana del Bob Barker: "Al venir hacia Bilbao también hemos visto muchos delfines muertos en aguas españolas, así que con toda probabilidad este tipo de pesca se está dando también en territorio español. Está sucediendo por todas partes, también al oeste de Europa. Este tipo de pesca es profundamente destructiva, hay que acabar con ella".
VEGANISMO A BORDO
Los habitantes del mar a los que Sea Shepherd busca defender a toda costa, son, sin duda, seres capaces de sentir dolor. A pesar de que en las estadísticas oficiales no se cuenta a los peces por espécimen, sino por tonelada, se trata de individuos con subjetividad propia y con habilidades cognitivas, que no desean morir. Aunque nos cuesta más empatizar con los animales marinos que con los terrestres, está demostrado que experimentan el dolor de forma similar a la del resto de vertebrados. Delfines y ballenas, pero también peces, langostas, cangrejos o pulpos son ejemplos de seres sintientes que habitan en los océanos.Sea Shepherd, a pesar de ser una organización que se define como conservacionista, y no como colectivo antiespecista o de liberación animal, apuesta por el veganismo. Alex Cornelissen remarca que "no vamos a decir a la gente que deben comer vegano, pues esa será una decisión que cada persona deba tomar, pero en Sea Shepherd todos los barcos son veganos. Toda la tripulación es vegana, están muy sanos, y ¡la comida es excelente!", admite el capitán, hoy director general.
La cuestión del veganismo es algo en lo que se incide en las guías a bordo del barco durante el fin de semana. Nos unimos a una de las visitas que realizan voluntarios de tierra de la organización. Antes de pasar por el comedor de la tripulación, una activista explica que "a bordo se come vegano. No se exige ser vegano para formar parte de la tripulación, pero la gran mayoría lo son". Aclara que tienen esencialmente tres motivos para apostar por el veganismo: "El primer motivo es por coherencia; no queremos ser hipócritas. No vamos a comernos lo mismo que estamos intentando defender. Pretendemos ser responsables con lo que creemos". "En segundo lugar", continúa, "la gran mayoría de los gases de efecto invernadero proceden de la ganadería. Estamos tratando de salvar los ecosistemas, por lo que no queremos formar parte de esto". En tercer lugar, concluye, "la tercera parte de toda la pesca mundial se emplea para hacer pienso para alimentar el ganado. Por lo tanto, vemos que comer peces se convierte en algo similar a comer carne, o tomar leche o queso; forma parte del mismo daño. Es por eso que aquí se come vegano. Y somos muy estrictos con todo eso; aquí no entra ni una tableta de chocolate con leche. Y la gente es feliz. Están todos fuertes, sanos y no hay ningún problema".
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El multimillonario que patrocina el Sea Shepard. Fariseo ético. Todo puro postureo. Hemos olvidado ya a todos las víctimas del Mediterráneo.
Falta de ética. Falta de compromiso social.
Realmente, esto es como el colmo , mueren cientos de personas en el mediterráneo porque intentan tener una mejor vida, y de verdad creo que la labor del multimillonario que patrocina la labor del Sea SHEPHARD debería de ser otra. Puro fariseísmo el de este señor. 0 valor ético.