Economía
Thomas Piketty pone deberes a Yolanda Díaz para construir un “socialismo participativo”

El profesor de economía expuso algunas reformas necesarias ante la vicepresidenta segunda. Impuesto a los hiperricos unilateral sin la UE, empresas participadas por sus trabajadores, congelar la deuda pública o reforma del BCE fueron algunas de las propuestas. El descontento por la reforma laboral se coló en el acto a través de un espontáneo que increpó a Díaz. “Váyase con la patronal”, le espetó.

Una charla sobre economía un viernes por la tarde convertida en un acto de masas y con una mayoría de público joven. Ese ha sido el logro del Instituto de Estudios Culturales y Cambio Social y el Círculo de Bellas Artes anteayer en Madrid. Tanto que murieron de éxito y la sala habilitada en el céntrico centro cultural se quedó pequeña y muchas personas no pudieron entrar. Buena parte de esta expectación se motivó por sentar a dialogar a dos figuras muy reconocibles del panorama progresista europeo: el economista francés Thomas Piketty, cuyos trabajos han vuelto a poner en la agenda académica y política la redistribución de la riqueza y la vicepresidenta de Unidas Podemos en el Gobierno Yolanda Díaz, cuya propuesta de frente amplio suscita creciente interés aunque también incógnitas.

En una ciudad donde el concepto libertad ha mutado hasta dar abrigo a ideas cada vez más conservadoras hasta darles mayoría absoluta, Valerio Rocco, director del Círculo de Bellas Artes de Madrid puso el marco de debate con meridiana claridad “No puede haber libertad sin igualdad y sin justicia social”. Cómo conseguir dicha igualdad fue la pregunta que intentaron responder en un diálogo, que unía academia y política, moderado por Daniel Fuentes, el que fuese responsable de información económica en Moncloa esta misma legislatura y traductor de la obra de Piketty al español.

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La sala del Círculo de Bellas Artes se quedó pequeña ante el gran interés en el acto. David F. Sabadell

El acto, que sirve de apertura de un curso sobre desigualdad, también trataba de dar esperanza. Así lo explicaba el coordinador del Instituto de Estudios Culturales y Cambio Social, Manuel Romero: “Veíamos que el corto, pero a la vez larguísimo ciclo que se inauguró en el 2011 y nos ocupa toda la década nos había traído algunas victorias, pero también nos había traído algunas derrotas y estábamos asistiendo con cierta preocupación al retorno un clima de cierta resignación, zozobra y otros afectos antipolíticos”.

Una esperanza que, para un sector no pequeño de la izquierda pero aún está por dilucidarse si suficiente, representa Yolanda Díaz. El propio Thomas Piketty apuntaba a ello nada más comenzar el acto. “Vengo de un país donde la izquierda se pelea mucho, hay mucha división. Llegar a España, donde Yolanda y otros muestran que es posible que la izquierda puede tener cierta unión, estoy muy feliz de estar aquí también por eso”, afirmó.

“La igualdad es una opción política”

Preguntado directamente sobre si la ideología resta en el análisis económico, Thomas Piketty aseguró que “siempre existirán conflictos ideológicos respecto de la estructuración de las sociedades” para situarse nítidamente en ese debate en favor del movimiento por la igualdad. Se mostró optimista de que ese movimiento continuaría avanzando y se remitía a la experiencia histórica.

“El capitalismo socialdemócrata de hoy no tiene nada que ver con el capitalismo colonial, autoritario, patriarcal de hace un siglo, cuando veo las transformaciones pienso que ese movimiento de transformación va a seguir. Esa conclusión no es una llamada a conformarse con la situación presente. Al revés, para seguir la lucha con una base histórica concreta, precisa, que nos permita seguir esa lucha”, sentenció.

Yolanda Díaz, desde la experiencia de gobierno, secundó al economista. Comparó la crisis de 2008 a la de la Covid 19, asegurando que se han seguido “políticas de rentas radicalmente diferentes”. Reconoció sin embargo que la pandemia ha demostrado la debilidad del Estado del Bienestar español y la presencia de una economía sumergida a la que asume que no han podido llegar las políticas de protección social. Por esa razón reclamó que “la intervención del Estado no tiene que estar solo cuando tenemos crisis”. Y reivindicó el valor del trabajo “son los/as sanitarios, los/as docentes, las cajeras, las reponedoras, los riders las personas que nos han salvado como país. El trabajo es clave como factor de igualación social”. En línea con Piketty en dar la batalla ideológica, criticó la tesis de Fukuyama del fin de la historia, entendida como confrontación de modelos de sociedad y economía. “La igualdad se configura como una pulsión de la historia. Yo apelo a un proyecto en base a la igualdad”.

Piketty reclamó “salir de una organización monárquica de la economía y de una concentración de poder en unas pocas personas”

Continuando la idea apuntada por Diaz, Piketty reflexionó que la búsqueda de un modelo alternativo al capitalismo quedó paralizada en los años 90 y 2000, en lo que tildó de “victoria ideológica temporal” del modelo neoliberal. “Aún estamos saliendo de esa fase, que comenzó en 2008 con la crisis” y reclamó continuar los trabajos de reflexión para una nueva forma de socialismo.

El descontento por la reforma laboral se coló en el acto

Terminando Díaz su intervención en la que ponía en valor el mecanismo de los ERTE, un espontáneo desde el final de la sala comenzó a increpar a la vicepresidenta. El motivo, la reforma laboral, que aseguró solo servía “para tapar las vergüenzas de la patronal”. El manifestante mencionó específicamente que el Ministerio de Trabajo no haya tocado la indemnización por despido y los 33 días por año trabajado que ya impuso el Gobierno de Rajoy. “Váyase con la patronal”, le espetó la vicepresidenta antes de que el equipo de seguridad lo sacase del evento sin resistencia por su parte.

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El manifestante reprochó a Díaz su pacto con la patronal. David F. Sabadell

Justo a continuación de esta acción de protesta, Piketty abogaba por que los trabajadores compartieran el poder en las empresas con los accionistas. Con ello, reclamaba “salir de una organización monárquica de la economía y de una concentración de poder en unas pocas personas”. Díaz se mostró favorables a las tesis de Piketty en este punto y citó a Marcelino Camacho cuando dijo que “la democracia se había quedado a las puertas de la empresa”. Informó que su departamento va a trabajar en esta línea este año, para desarrollar el artículo 129.2 de la Constitución, el cual habla de fomentar las sociedades cooperativas y de facilitar el acceso de los trabajadores a la propiedad de los medios de producción. El economista francés ponía el ejemplo de esta política a Alemania o Suecia, donde existen empresas participadas por sus trabajadores hasta el 50%, e iba más allá y reclamó otro límite en el poder de los accionistas, para que solo pudieran tener el 10% de una empresa. A esto Piketty lo denominó “socialismo participativo” y reconoció que la crisis abría una ventana de oportunidad. “En la historia las cosas se han hecho mediante crisis. Muy violentas incluso”. “Estamos trabajando aún en la alternativa, en el principio de esta nueva esperanza”, concluyó.

Díaz aseguró que ante el reto climático no basta “desplegar políticas igualitarias. Necesitamos el qué se produce, quién, cómo en esas decisiones estén los trabajadores. Para ensanchar la democracia no podemos dejar ajeno el mundo de la empresa” sentenció. Consciente del brete que supone abrir ese debate, Díaz pidió “ayuda a todas las personas que estáis aquí, que tenéis tanta luz”.

Los impuestos pasan por Bruselas… o no

Los impuestos representaron una parte importante del diálogo entre el economista y la vicepresidenta y donde había algunos de los matices más visibles. La mayor discrepancia que pudo escucharse entre Díaz y Piketty fue sobre el papel de la Unión Europea en la tarea de la progresividad fiscal. Díaz reclamó en varias ocasiones una fiscalidad común para el club comunitario y Piketty reclamó un impuesto unilateral a los hiperricos. “No podemos esperar a que los 27 se pongan de acuerdo”.

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Piketty defendió impulsar un impuesto a los hiperricos. David F. Sabadell

El economista francés denunció el problema de la evasión fiscal, que califico de “máquina de un nuevo poder censitario para que los que poseen capitales y grandes empresas puedan escapar al derecho común y a los impuestos”. Criticó que “tenemos responsables políticos que le dicen al público que no sabemos donde esta el dinero, vamos a tener que poner impuestos a las clases populares y medias que no pueden desplazar sus riquezas y después nos sorprendemos de que a la gente no le guste la mundialización”.  

“Europa en estos debates ha tenido un efecto mas bien negativo” aseguró. Piketty relató el caso del impuesto mundial a las corporaciones, afirmando que Biden estaba preparado para unas tasas más elevadas, del 20-25%, pero lo disuadieron Macron y Merkel y lo limitaron al 15. “En Irlanda está en el 12, casi no había diferencia, no ha cambiado nada al final”. Introdujo una posible solución, y es que los países reclamen el pago de la diferencia de los impuestos a las empresas que quieran operar en su país, pero para ello “la única manera de avanzar es de manera unilateral para invitar a los demás países a subir a tasas más realistas”. “Los países de manera individual puedan trasgredir algunas reglas para empujar el cambio” y reclamó para ello una coalición entre Francia, Alemania, Italia y España, constituyendo una asamblea europea de diputados para impulsar un impuesto a los hiperricos.

Díaz pidió defender los impuestos de forma “pedagógicamente activa y con una enorme valentía, porque no hay igualdad sin impuestos”

Piketty puso como ejemplo de una economía próspera y con altos impuestos los Estados Unidos entre los años 30 y 80. “No solo no destruyó el capitalismo americano, sino que fue el periodo de mayor dominio”. Y apuntó la educación como otros de los factores que lo propiciaron.  

La vicepresidenta coincidía con el profesor en el diagnóstico. “Hemos asistido a un proceso de desfiscalización absoluta” afirmó. Para sostener su tesis, aportó dos datos: en 1979 el tipo máximo del impuesto sobre la renta estaba en el 65%, mientras que hoy está en el 45%; y que el 80% de la recaudación del IRPF se sostiene sobre rentas salariales. “No hay nada más que determine tanto la vida de la gente como los impuestos”, aseguró Díaz, que pidió defenderlos de forma “pedagógicamente activa y con una enorme valentía, porque no hay igualdad sin impuestos”. Reconoció que “las fuerzas de izquierdas tienen miedo de hablar de esto”, en un mensaje velado al PSOE, pero apunto a que la razón radicaba en asumir el marco de la derecha. “La cuestión no es subir los impuestos, sino quién paga los impuestos”.

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Díaz defendió una fiscalidad común europea. David F. Sabadell

Díaz se apoyó en Europa para reclamar más impuestos. “Estamos a 6 puntos de distancia fiscal con Europa, lo que supondría la recepción de 75.000 millones de euros” y reclamó trabajar en esta línea, “ser europeos también en esto”. Unas palabras que dirigió más hacia Fuentes, el moderador y economista en la órbita del PSOE, que a Piketty. Díaz resumió su intervención en anomalía fiscal de España respecto a Europa, deserción fiscal de los hiperricos y unas arcas públicas sostenidas por los trabajadores. Unas líneas relevantes dado que se prevé que 2022 sea un año clave en la reforma fiscal que prepara el Gobierno Central. Muy enérgica, la vicepresidenta remató diciendo que “los tributos es la educación, la sanidad, la ciencia. ¿Qué discursos hay en esta materia? Siempre escuchamos a la derecha. Si hay crisis, porque hay crisis, si no hay crisis, hay que bajarlos también. La alternativa es la más injusta, a través de los impuestos indirectos. Daba igual quien gobierne”. Otro recado al PSOE.

Sobre Europa, tanto Piketty como Díaz coincidieron en la necesidad de reformar el Banco Central Europeo. El economista propuso que la institución comunitaria congelase la deuda “hasta que estemos seguros de limitar el calentamiento global”, reconociendo que ese mecanismo no sería suficiente por sí solo. También apuntó a la necesidad de “más supervisión democrática y social” de la entidad. La vicepresidenta no habló de la deuda pública, pero sí reclamó incluir en el mandado del BCE el pleno empleo y afrontar la emergencia climática.

La vicepresidenta apuntó en este capítulo además que España, Bélgica y Portugal vienen impulsando un mecanismo de alerta social europeo, con el objetivo de introducir indicadores sociales en el análisis macroeconómico y hacerlo al mismo nivel que el Ecofin, la reunión de los ministros de Economía de la UE. Díaz da la batalla con Calviño también en Bruselas. “¿Vamos a volver al corset?”, se preguntaba Díaz, refiriéndose a las políticas de austeridad.

El diálogo terminó, de forma algo abrupta por la falta de tiempo, pero la batalla cultural continuará y seguramente de forma bastante más áspera. Las palabras de Díaz y Piketty han sido escuchadas más allá del Círculo de Bellas Artes y empieza a haber reacciones. El consejero de Hacienda de la Comunidad de Madrid, Javier Fernández-Lasketty afirmaba ayer que la política fiscal defendida por Díaz busca “machacar a todo el mundo, que es lo que siempre han querido los comunistas”. Lasketty cargó especialmente contra la idea de armonización fiscal de entre las Comunidades Autónomas, un debate que gana adeptos en un tiempo en que cada vez más actores denuncian el centralismo y la hipertrofia de la capital española. Pero dicha propuesta no la enunció Díaz en el diálogo con Piketty, que se centró en la fiscalidad común europea. Claro que si hay armonización fiscal en Europa, ¿y la española?

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RamonA
16/1/2022 13:25

En el diálogo entre Yolanda Díaz y Thomas Piketty hay un semillero de ideas económicas, fiscales, laborales, institucionales, etc que bien pudieran ser el inicio de un cambio de modelo de país más social y más democrático. Ahora toca construir ese proyecto transformador por y con la sociedad civil organizada, los movimientos sociales, la clase trabajadora, lxs jóvenes, etc. y encontrar los agentes políticos y sociales que lo articulen.

Un excelente artículo.

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