Editorial
No es un tren, es una manera de ver el mundo

El impacto ambiental, el despilfarro energético, y la hipoteca económica adquieren, en el caso de la “Y” vasca y el corredor navarro, tintes estrambóticos.

27 nov 2017 16:24

Todos los números que acompañan la construcción del AVE son disparatados. No hay un solo indicador que dé sentido a la inversión realizada en el Estado español desde 1992. Son más de 40.000 millones gastados y otros 10.000 los previstos para un transporte que absorbe el 5% de los pasajeros y el 4% de las mercancías interurbanas. Como es sabido, se trata de la mayor red del mundo en términos relativos —con respecto a la población que conecta— y también es la malla con menos pasajeros por kilómetro de AVE operativo (el 10% respecto a la china o la francesa). A pesar de unas políticas tarifarias cada vez más populistas —y de dumping respecto a otros usos modales del sector— una abrumadora mayoría de la ciudadanía utiliza el transporte colectivo por carretera para los desplazamientos interurbanos. En 2016 hubo 1.250 millones de viajes en autobús, 450 millones en trenes convencionales, 35 millones en avión, y 17 millones en AVE. Las clases medias (las usuarias habituales y no ocasionales), cada vez más reducidas son, objetivamente, las grandes beneficiadas con el invento.

En cuanto a la amortización de los costes de fabricación, se calcula que únicamente la línea Madrid-Barcelona, la más transitada, recuperará el 46% de los costes de fabricación... 50 años después de construirse. El conjunto de la red ni siquiera cubre los costes variables y sigue en pie con una ingente y constante inversión pública, a todas luces insostenible a largo plazo. Se calcula que, durante el próximo medio siglo, cada viajero tendría que abonar 200€ más de media, sólo para amortizar el gasto global realizado inicialmente, cosa que parece poco probable.

En términos históricos —y de disputa entre bloques de élites regionales—, frente al desplazamiento del centro de gravedad hacia el arco mediterráneo, como consecuencia de la división internacional del trabajo (turismo, agricultura intensiva y dinámica metropolitana Barcelona-Valencia), el AVE es un proyecto de recentralización política y económica. La enésima actualización de la estructura iniciada por los borbones en el siglo XVIII. Es decir, colocar, una vez más, a Madrid en el centro.

En esa lógica, la “Y” vasca y el corredor navarro suponen la versión más desquiciada del modelo. El impacto ambiental, el despilfarro energético, y la hipoteca económica adquieren, en este caso, tintes estrambóticos. La escasez de espacio físico sin urbanizar, la orografía montañosa, la huella ecológica de un modelo socioeconómico industrial y con alta densidad demográfica, y la ausencia de una masa crítica de población convierten esta doble conexión en un despropósito colosal. Por si esto fuera poco, siguen sin darse soluciones convincentes a algunos problemas técnicos. Nadie ha explicado cómo va a perforarse Aralar sin alterar el régimen de aguas subterráneas del macizo, y sin repetir el desastre de los túneles de Pajares (la conexión a Asturias), que tras 13 años de obras, ha pinchado veinte acuíferos provocando un trasvase subterráneo y modificando el ecosistema de la vertiente leonesa para siempre. Todo se dilata y se desdibuja porque el mundo que representa el AVE se ha ido... para no volver.

Arquivado en: Movilidad Editorial
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Editorial
Neofascismo La peste en Euskal Herria
Cada vez que el régimen de acumulación capitalista se enfrenta a una crisis estructural es el momento de los chivos expiatorios y del disciplinamiento duro del trabajo.
Editorial
Editorial El Salto deja de publicar en X
La asamblea de este proyecto informativo ha decidido congelar sus publicaciones en la red social propiedad de Elon Musk.
Editorial
Editorial Ni puto caso
No habrá dividendos en un mundo en llamas, no habrá bonus en un mundo invivible. No somos agoreros, lo dice la ciencia.
Xunta de Galicia
Política A Xunta recibe ao embaixador de Israel en funcións mentres Gaza agoniza ao bordo da fame
O Goberno de Alfonso Rueda escenifica a súa boa sintonía coa Administración de Benjamín Netanyahu apenas unhas horas despois de que Israel bombardease unha escola que servía de refuxio e ordenase unha evacuación masiva en Gaza.
Palestina
Genocidio La ONG anti-UNRWA lanzada por exespías y marines de EEUU siembra el caos en el reparto de alimentos en Gaza
La Fundación Humanitaria de Gaza (GHF) creada a comienzos de este año y vinculada a agentes del ejército y la inteligencia estadounidense ha sido acusada de desaparecer a una persona y disparar a quienes estaban esperando ayuda.
Alemania
Litigio climático Un tribunal alemán abre la puerta a que grandes emisores puedan ser responsabilizados de daños climáticos
El jurado descarta la demanda del agricultor peruano Saúl Luciano Lliuya por entender que el riesgo a su propiedad es demasiado bajo, pero esta misma argumentación podría llevar a condenas en otros casos.
Madrid
Derecho a la vivienda Victoria contra la Sareb: 16 familias consiguen firmar contratos después de años de lucha
Un bloque en lucha de Casarrubuelos (Comunidad de Madrid) consigue formalizar contratos con el banco malo, al que acusan de actuar “como un fondo buitre”. En Catalunya, diez ayuntamientos apoyan los reclamos de 62 hogares en huelga contra La Caixa.

Últimas

Universidad
Genocidio Las universidades españolas han firmado 44 proyectos con Israel desde septiembre de 2024
Los acuerdos dentro del programa Horizon Europe se han sucedido a pesar de las declaraciones de decenas de universidades de suspensión de relaciones con Israel.

Recomendadas

Culturas
Erika Lust y Sara Torres “El deseo tiene una potencia inagotable para transformar la realidad si lo liberamos de las normas”
Sexo, deseo o ética del placer son algunos de los temas que hilan la escritora Sara Torres y la productora de cine porno Erika Lust en ‘La abundancia del deseo’.