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Opinión
Fronteras
Las fronteras, las dichosas fronteras, justifican las guerras, la propiedad de las materias primas conservadas en la naturaleza. Las fronteras establecen líneas divisorias imaginarias según unos intereses patrios de cualquier tipo, menos el establecido por la naturaleza o por la geografía. Construyen muros, vallas, crean campos de refugiados, zonas francas industriales de explotación humana. Fomenta el contrabando de personas, los viajes infrahumanos en pateras, naufragios, muertes por agotamiento. Justifican las deportaciones.
Restringen la movilidad de la especie, segregan y categorizan a la población: nativo, nacionalizado, residente, emigrante, ilegal, turista, refugiados, ilegales, desplazado, ilegal, asimilado, ilegal, asilado, forastero, enemigo, prisionero de guerra, traidor, desertor, ilegal, esclavo, rescatado, muerto, fallecido, desaparecido.
Delimitan los estados nación que se nutren de banderas, himnos patrios, armas, bajo cuya protección y simbolismo han invadido —invaden—, han explotado —explotan—, han expoliado —expolian— territorios hasta dejarlos arrasados. Crean sentimientos supremacistas que justifican la muerte de ciudadanos propios o de otros estados nación. Las fronteras son la gran invención del imperialismo, que la actual democracia blanca nacionalista utiliza para protegerse, mantenerse, apropiarse y dominar con sus diferentes caras monarquías, repúblicas, democracias parlamentarias, democracias oligárquicas, dictaduras. La riqueza del planeta, esa que es de todos y no es de nadie; las fronteras establecen leyes cada vez mas complejas que justifican grandes sistemas de seguridad (la seguridad “nacional”) que impiden el desmontaje de este entramado, al que solo le interesa sobrevivir como modelo económico, que se protege con el nacionalismo del bienestar “europeo” o el constante alarmismo de la perdida de los valores culturales tradicionales nacionales “blancos, puros y “cristianos” o el orgullo/amor “nacional”, provocando que la especie carezca de herramientas para encarar los peligros del cambio climático.
Porque esas herramientas y recursos que están en manos de corporaciones económicas, de fondos de inversión, de poderes políticos de todo tipo se encuentran dedicados en convencer y seducir a la ciudadanía, con infinidad de artilugios innecesarios, de que no pasa nada o casi nada, que lo realmente importante es proteger las fronteras, luchar contra los “enemigos”, consumir para engordar su sistema, al que le es vital y prioritario potenciar las grandes corporaciones y fabricar armas, artilugios innecesarios de vida caduca y mas armas para endeudar a los países en guerra y comprarlos. Porque si no hay enemigo se lo inventan para justificarse y si no hay motivos los buscan o hurgan en el pasado intentando que prime lo de “cuanto peor mejor”.
Y alguien me habla de crear mas fronteras, cuando lo que hay que hacer es desmontarlas todas para desmantelar el sistema, si llegamos a tiempo. Pertenecer o no pertenecer, sin fronteras, nadie es ilegal.
Como dice Harsa Walia: “El exclusivismo de quien pertenece o no pertenece justifica el mantenimiento del neoliberalismo y del nacionalismo, nos dirigimos a un apartheid global, debemos acabar con este sistema político y económico que trata la tierra como una mercancía”.