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Opinión
Hombres y cariño
Miembro de la Asociación de Hombres Por la Igualdad de Género (AHIGE) de Andalucía.
Desde pequeños el patriarcado se encarga de educarnos a los hombres en una cultura donde los sentimientos han de ser escondidos. Contribuye a ello la familia como importante agente en la socialización de los hombres.
Mostrar afectos y vulnerabilidad está prohibido para los hombres, que sin embargo hemos de identificarnos con valores como la fortaleza, la virilidad, el control…
De esta forma reprimimos en los niños conductas que creemos afectan negativamente a dichos valores. Mostrar lo que sentimos, expresar afecto y ser empático, va contra los principios de la masculinidad.
Los niños han de ser masculinos, y en ese ideal los educamos, determinando sus gustos, preferencias e identidad, en pro de un objetivo definido: ser un hombre de verdad. Madres y padres tomamos decisiones que quizás no meditamos y que van a determinar sus vidas, limitar su libertad, y condicionar su futuro. El esquema binario de niño masculino, niña femenina sigue ordenando la educación en la familia, la escuela, y la cultura.
El resultado son hombres incompletos, que hemos de responder a un modelo con él que no nos sentimos identificados, y por contra tenemos que olvidar nuestro ser más íntimo y personal.
Hombres que hemos construido nuestra identidad en torno a un ideal, y no sabemos cómo recuperar esa parte emocional que necesitamos mostrar para sentirnos bien.
A los hombres no nos han educado para el cariño. Los cariños forman parte del universo del amor y los afectos. Espacios reservados a las mujeres y vetado a los hombres.
Un hombre cariñoso es un hombre que acepta su vulnerabilidad, muestra su lado emocional, y empatiza con los demás. El cariño es una manifestación del amor, y una hermosa forma de comunicar nuestros sentimientos. Un estado de alegría que contradice la tristeza de la masculinidad.
Los hombres cariñosos no convivimos bien con el sistema, que nos mira mal. Un hombre cariñoso es la antítesis del hombre patriarcal, y la demostración de que son posibles otros modelos de hombres ajenos a ese que todo lo puede y nada le afecta.
Los hombres cariñosos visibilizamos aquello que el patriarcado y la masculinidad niega y oculta. Ser un hombre cariñoso es una actitud igualitaria ante la vida. Exteriorizar nuestra alegría, los miedos, inseguridades, temores y nuestra vulnerabilidad es decirle no a un sistema que maltrata a las personas.
Un hombre cariñoso es un arma poderosa.