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Marxismo
Bolchevique negro: Harry Haywood y el origen de la teoría del colonialismo interno
Este texto es el prólogo realizado por Ramón Grosfoguel y Daniel Montañez Pico para el libro Bolchevique negro: autobiografía de un comunista afroamericanos y otros textos, obra de Harry Haywood publicada recientemente por Bellaterra.
Se encuentran ante una obra histórica. La primera traducción al castellano de los textos fundamentales de Haywood Hall, más conocido por el pseudónimo de Harry Haywood, uno de los comunistas afroamericanos más importantes del siglo XX. Hijo de exesclavos, nació en 1898 en Omaha del Sur, Nebraska. Desde principios del siglo XX, al regreso de su participación como soldado en la Primera Guerra Mundial, tuvo una intensa politización junto a sus hermanos en el movimiento de liberación de la población negra, participando en diversas protestas y organizaciones antirracistas radicales como la Hermandad de la Sangre Africana (African Blood Brotherhood). En 1925 se afiliaría al Partido Comunista de Estados Unidos y viajaría a Rusia para formarse en los principios intelectuales y políticos del marxismo-leninismo, coincidiendo con futuros líderes anticoloniales como Ho Chi Min. En este contexto, marcado por la línea antiimperialista defendida por la Internacional Comunista (Comintern), Haywood fue uno de los grandes defensores de la tesis del colonialismo interno.
Las ideas fundamentales de la teoría del colonialismo interno tienen larga data en el pensamiento crítico afroamericano, pudiendo rastrearlas desde los movimientos cimarrones y las resistencias al esclavismo desde el siglo XVII. En el siglo XIX activistas e intelectuales abolicionistas como Martin Delany plantearon que la población negra de Estados Unidos era “una nación dentro de una nación” (A Nation within a Nation), criticando la privación de igualdad política y las malas condiciones de vida y explotación que sufrían. La llegada de la abolición no trajo mejoras considerables, lo que produjo una desconfianza generalizada sobre la posibilidad de construir una sociedad igualitaria en convivencia con la población blanca. Esta situación provocó el surgimiento de los movimientos Back to Africa, que planteaban la migración como solución al racismo, liderados por importantes figuras como Prince Hall o Marcus Garvey. En términos generales, estos movimientos no consiguieron su objetivo. La falta de financiación y la larga presencia de la población negra en territorio americano, creando una cultura propia, fueron obstáculos insalvables. La energía se trasladó hacia proyectos que promovieron la construcción de un Estado negro en territorio americano, ya fuera independiente o territorio autónomo de los Estados Unidos, como fue el caso de las reivindicaciones del Colonization Council liderado por figuras como Henry Adams en Kansas.
Sería a principios del siglo XX cuando emergería una teoría sistemática acerca del colonialismo interno, de la mano de comunistas afroamericanos que unieron a esta larga Tradición Radical Negra las ideas sobre el antiimperialismo y el principio de autodeterminación de los pueblos defendidas por Lenin
Pero sería a principios del siglo XX cuando emergería una teoría sistemática acerca del colonialismo interno, de la mano de comunistas afroamericanos que unieron a esta larga Tradición Radical Negra las ideas sobre el antiimperialismo y el principio de autodeterminación de los pueblos defendidas por Lenin en el marco de la Comintern. Junto a otros comunistas como James La Guma de Sudáfrica y Nikolai Nasanov de Rusia, Haywood defendió con éxito la tesis de colonialismo interno que sufría la población negra de Estados Unidos en el VI Congreso de la Comintern de 1928, consiguiendo respaldo para la lucha por la autodeterminación nacional y la construcción de un Estado negro socialista en el Black Belt, histórica región esclavista del sur del país con mayoría de población negra.
Haywood plasmó sus tempranas ideas sobre el colonialismo interno en varios artículos de los años 30, de los cuales incluimos dos en este volumen (“Los linchamientos: un arma de opresión nacional” con Milton Howard, 1932; y “La lucha por la posición leninista sobre la cuestión negra en Estados Unidos”, 1933). Después de participar como comisario en la Guerra civil española, ostentando posición de mando en duras batallas como la de Brunete, así como de formar parte de contingentes en la Segunda Guerra Mundial, pudo gozar por fin del tiempo necesario para realizar su primera gran obra de investigación en torno al colonialismo interno en Estados Unidos, publicada en 1948 bajo el título Negro Liberation. En esta obra analizó cómo el territorio del Black Belt se configuraba como una “colonial interna” de Estados Unidos, donde a través de la división racial del trabajo la población negra era sobreexplotada sistemáticamente para producir materias primas baratas destinadas al desarrollado de las fuerzas productivas en el norte industrial del país. Así mismo, puso especial énfasis en los mecanismos institucionales y sociopolíticos de racismo estructural que perpetuaban la sobreexplotación de la población negra. De esta magnífica obra incluimos uno de sus capítulos clave en este volumen (“La nación negra”).
Conocer las reflexiones sobre el colonialismo interno que Haywood esgrimió desde los años 20 podrá asombrar al público lector castellanoparlante. En el contexto intelectual angloparlante sus aportes son reconocidos e integrados, como podemos ver en los análisis sobre el colonialismo interno de autores contemporáneos como Robert Blauner o Charles Pinderhugues. Sin embargo, en el contexto castellanoparlante es habitual ubicar el origen de esta teoría en los años 60, en el trabajo de intelectuales como los mexicanos Pablo González Casanova y Rodolfo Stavenhagen o el occitano Robèrt Lafont. Pero el asombro no se circunscribirá sólo al descubrimiento de que es una teoría más antigua de lo esperado, ya que encontrarán en la versión de Haywood una propuesta mucho más radical. Frente a Casanova, Stavenhagen y Lafont, que postulan un colonialismo interno que sigue el modelo de análisis de las autonomías étnico-culturales de austromarxistas como Otto Bauer, encontramos en Haywood una postura marxista antiimperialista y descolonizadora, basada en el análisis de la organización racial del trabajo, la articulación raza-clase y la sobreexplotación, anticipando cuestiones claves de análisis contemporáneos de teóricos marxistas de la dependencia como Ruy Mauro Marini o de teóricos decoloniales como Aníbal Quijano.
Después de la publicación de Negro Liberation, Haywood continúo defendiendo la tesis del colonialismo interno en Estados Unidos y la necesidad de formar un Estado negro en el Black Belt, pese a tratarse de una idea que no terminaba de conseguir el rédito político esperado. Había dos grandes razones que obstaculizaban su éxito. Por un lado, tenía una mala recepción en los círculos militantes comunistas de Estados Unidos, ya que las proclamas del nacionalismo negro estaban relacionadas con movimientos de ideología burguesa como el de Marcus Garvey, lo que dificultaba su aceptación. Por otro lado, la propuesta de crear un nuevo Estado en el sur se volvió muy problemática, como el propio Haywood reconoció, debido a que en la época existía un importante flujo migratorio de población afroamericana del sur que buscaba trabajo en las ciudades industriales del norte. Finalmente, a ello se sumó el proceso de desestalinización, que precipitó el abandono de la tesis por parte del Partido Comunista de Estados Unidos en 1959.
Encontramos en Haywood una postura marxista antiimperialista y descolonizadora, basada en el análisis de la organización racial del trabajo, la articulación raza-clase y la sobreexplotación, anticipando cuestiones claves de análisis contemporáneos de teóricos marxistas de la dependencia como Ruy Mauro Marini o de teóricos decoloniales como Aníbal Quijano
Fiel a su posición, Haywood no aceptó los cambios propuestos por el proceso de desestalinización, que planteaban la “convivencia pacífica” con el sistema capitalista, así como el abandono de la tesis del colonialismo interno en Estados Unidos. A finales de los años 50 pasó a militar en organizaciones de trabajadores simpatizantes con la línea maoísta, donde siguió insistiendo en la tesis del colonialismo interno en el sentido leninista. En esta época debatió con sectores del movimiento Black Power, destacando su polémica con Harold Cruse, quien defendía un modelo de autonomía donde la burguesía negra tendría un papel fundamental. Esta polémica tuvo un importante eco en la época, cuyo contenido se puede revisar en uno de los artículos incluidos en este volumen (“¿Dirige la burguesía negra el Movimiento Negro de Liberación?” con Gwendolyn Midlo-Hal, l966). También fueron los años en los que Haywood escribió su autobiografía, que se convertiría en su obra más importante y recordada. Publicada en 1978 bajo el título de Black Bolshevick: Autobiography of an Afro-American Communist, es un trabajo monumental que consigue detallar las condiciones vitales e histórico-sociales que dieron lugar al desarrollo de sus ideas, así como se trata de un testimonio único y privilegiado de las memorias de un destacado comunista afroamericano sobre acontecimientos clave de la historia del siglo XX en los que participó activamente, como la Primera y Segunda Guerra Mundial o la Guerra civil española. Dada la enorme extensión del manuscrito original de esta obra, en este volumen optamos por ofrecer una versión reducida editada por su compañera de vida y lucha Gwendolin Midlo-Hall, quien también nos ofrece una excelente introducción a la misma, y a quien agradecemos enormemente la cesión de los derechos de traducción de las obras de Harry Haywood para poder realizar este libro.
Por último, nos congratula anunciar que este volumen es el primero de una serie impulsada por la editorial Bellaterra que estará dedicada a difundir traducciones del amplio y aún muy desconocido universo de los “marxismos negros”. Con este término el marxista afroamericano Cedric Robinson hizo alusión en su clásica obra de 1981 a los aportes al marxismo realizados desde las condiciones sociohistóricas de la población negra en el sistema capitalista, que contribuían a complejizar y descolonizar la propia tradición marxista, poniendo énfasis en la comprensión de la dimensión racial del capitalismo como factor fundamental para comprender el funcionamiento del sistema. En esta tradición tenemos un importante abono para la necesaria descolonización del eurocentrismo aún presente en gran parte de la tradición marxista, que nos permite avanzar hacia una comprensión más integral del capitalismo como sistema económico, político y social dominante y profundamente lesivo en todo el mundo, que precisa imperiosamente ser transformado.