El Tarajal
Un superviviente del Tarajal denuncia a España ante la ONU tras perder un ojo por una bala de goma

“Claramente hubo más muertos de los que se habla”. Brice O., víctima de los disparos de la Guardia Civil en la frontera de Ceuta, persigue justicia por una matanza que no ha sido aún juzgada en la que fallecieron al menos 15 africanos.
Brice Tarajal
Brice, uno de los supervivientes del Tarajal que ha denunciado a España ante la ONU.

Brice O. vive en Canadá y está estudiando cinematografía y producción. Es de Camerún y el 6 de febrero de 2014 cruzó la frontera entre África y Europa por el espigón del Tarajal. Fue uno de los supervivientes de esa matanza, en la que al menos 15 personas fueron asesinadas entre botes de gas y balas de goma lanzados por la Guardia Civil mientras nadaban hacia el lado europeo. España aún no ha juzgado a ninguno de los responsables. Si bien es cierto que en 2019 fueron imputados 19 guardias civiles, la causa quedó en archivo. Brice O. busca justicia, por lo que ha emitido una denuncia contra el Estado ante el Comité contra la Tortura de Naciones Unidas. Lo hace de la mano del European Center for Constitutional and Human Right (ECCHR), y el centro de defensa de derechos humanos Iridia. “La razón por la que debemos exigir justicia son aquellos que murieron el 6 de febrero. Tenemos que detener la barbarie y la violencia, detener la tortura de seres humanos y en términos más generales la explotación de vidas humanas que rige esa frontera”, asegura.

“Claramente hubo más muertos de los que se habla, los de España y los de Marruecos. Están los que nunca fueron identificados, los amigos que estaban con nosotros al principio de ese mismo día y que nunca volvimos a ver. También están las mujeres y los niños que estaban en el grupo al principio, y que después no se vieron por ninguna parte, ni en la playa ni los hospitales”, expresa Brice O. Antes de lanzarse al mar se conocían entre ellos, habían convivido en los bosques vecinos a la ciudad de Melilla, incapaces de acceder a la protección internacional que se logra en las oficinas de ACNUR en Rabat, por miedo a las redadas de las fuerzas marroquíes. “Es importante entender en qué estado mis amigos y yo nos encontrábamos cuando fuimos atrapados en el mar, entre disparos de la guardia civil y golpes de las fuerzas auxiliares marroquíes. Yo (y los demás, la mayoría) estaba muy débil mental y físicamente, de llevar años con una vida dura de extrema pobreza, y también de malos tratos”.

“Es importante entender en qué estado mis amigos y yo nos encontrábamos cuando fuimos atrapados en el mar, entre disparos de la guardia civil y golpes de las fuerzas auxiliares marroquíes. Yo estaba muy débil mental y físicamente, de llevar años con una vida dura de extrema pobreza”

Aquel 6 de febrero de 2014 Brice O. entro en el mar con el tubo interior de un neumático como flotador. De repente, comenzó a oír detonaciones desde el lado español. “En un momento algo cayó frente a mí, no muy lejos. Tuvo un efecto sobre el agua, como si fuera a hervir, pero de manera muy intensa. Y humo, como cuando se arroja agua sobre brasas encendidas. Muy rápidamente, me costó respirar. Mi nariz se irritó, y mi piel también.” Asegura que le costaba respirar y tragó agua de mar. Entonces comenzó a perder la consciencia. “De repente, sentí un intenso dolor en mi cara, al lado izquierdo, un dolor en la zona de mi ojo. No entendía por qué, qué era. Pero fue extremadamente doloroso”. Brice O. fue golpeado con una bala de goma y ha perdido la visión de un ojo. Consiguió salir a la orilla y lo que allí vio fue los cuerpos tendidos de tres de sus amigos, aquellos con los que había convivido años en los bosques de Melilla. El joven no recibió atención directa para su lesión ocular inmediatamente después de los hechos, y las autoridades marroquíes lo desplazaron de manera forzosa a él y a otras personas a otras partes del país.

Las contradicciones del Gobierno

Por aquel entonces Jorge Fernández Díaz ocupaba la cartera de Interior. Mientras los testimonios de los supervivientes señalaban la actuación de la Guardia Civil, Díaz negaba cualquier responsabilidad en lo ocurrido. En un primer momento negó la utilización de material antidisturbio contra las personas migrantes. Luego negó que se hiciera sobre personas que estaban en el agua. Finalmente admitió que los agentes crearon “una barrera disuasoria” en el mar para repeler a las personas que intentaban alcanzar Melilla.

El exsecretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, reconoció que se usaron 145 balas de goma. No obstante, insistían en la tesis de que murieron ahogados. “El problema es que el agua tenía mucha profundidad y que muchos no sabían nadar”, aseguró.

En la Comisión de Interior en el Congreso, el por aquel entonces secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, reconoció que se usaron 145 balas de goma. No obstante, insistían en la tesis de que murieron ahogados. “El problema es que el agua tenía mucha profundidad y que muchos no sabían nadar”, aseguró Martínez.

Mientras la verdad de lo ocurrido iba acorralando a Interior, los supervivientes se rearmaban para buscar justicia. Desde ECCHR e Iridia recuerdan que el 20 de febrero de 2014, 19 ONG presentaron una denuncia como acusación popular ante los hechos ocurridos. En los juzgados de Instrucción de Ceuta número 1 y 6 se abrieron cinco investigaciones. En marzo de 2014, todos estos procedimientos se acumularon en el Juzgado de Instrucción número 6 de Ceuta para que investigara los cuatro posibles delitos principales: homicidio imprudente, lesiones dolosas, omisión del deber de socorro y prevaricación administrativa en relación con las devoluciones en caliente. “Los familiares de algunos de los fallecidos intentaron activamente personarse en el proceso judicial como acusación particular, pero la jueza instructora les denegó este derecho sistemáticamente”, explican las entidades que hoy acompañan a Brice O. Dos de las causas han conseguido llegar al Tribunal Constitucional y en 2023 fueron admitidas a trámite. Ninguna incluye la historia de Brice O.

“Los familiares de algunos de los fallecidos intentaron activamente personarse en el proceso judicial como acusación particular, pero la jueza instructora les denegó este derecho sistemáticamente”

Hoy, diez años después de lo ocurrido, Brice O. acude ante Naciones Unidas para buscar justicia. Denuncian desde ECCHR e Iridia que nunca le contactaron para seguir los procesos judiciales abiertos. “La exclusión activa de los supervivientes y la falta de evaluación del uso excesivo de la fuerza por parte de la Guardia Civil resultaron en una falta de evaluación adecuada del delito de lesiones dolosas”, aseguran. La denuncia de Brice O. ante el Comité contra la Tortura de la ONU se fundamenta en la falta de España en investigar de manera efectiva y prevenir actos de tortura y maltrato sufridos el 6 de febrero de 2014.

“Lo único que nos queda son las secuelas [de la violencia], las cicatrices que llevamos por ello y los traumas. Todos necesitamos unirnos para intentar luchar contra la violencia en las fronteras. Y hacemos un llamado a la bondad, de todos, para que se unan a esta lucha por más libertad individual, por más libertad para todos los seres humanos. Para que, en un futuro cercano, todos podamos movernos de un lugar a otro con seguridad”, concluye Brice. O.

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