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Elecciones Catalunya 21-D
Un paseo por el cinturón rojo, naranja o morado de Barcelona
En el área metropolitana barcelonesa se juega gran parte del resultado de las elecciones del 21-D. Aquello que se tiñó de rojo con la llegada de la democracia, adquiere hoy tintes anaranjados.
Un paseo por el barrio de Lefià, en Badalona, casi tocando con Santa Coloma de Gramanet, desvela que la realidad, como decía el poeta, depende tanto del cristal con el que se mire… Este barrio obrero, forjado por miles de familias inmigrantes españolas que llegaron en los 50, 60, 70, cuenta las banderas españolas que cuelgan de los balcones por centenas. El llamado ‘cinturón rojo’ de Barcelona, un área metropolitana que cuenta con más de 3 millones de habitantes y 36 municipios, un área que se amplía en una segunda corona a la que cada vez se van a vivir más familias expulsadas por los altos precios de la vivienda y el alquiler…
“Cinturón rojo es una expresión que se acuña tras las primeras elecciones democráticas, cuando ganan las candidaturas de origen marxista, el PSUC y el PSC, en la mayoría de estas poblaciones metropolitanas”, explica a El Salto el periodista e historiador Marc Andreu, quien conoce perfectamente la historia política y social de este área y del movimiento vecinal barcelonés. “Esta denominación, ‘cinturón rojo’, no solo se circunscribe al área metropolitana, hay una segunda corona de municipios de Barcelona y también en algunas zonas de Tarragona y Lleida en las que vemos este fenómeno, Catalunya es muy compleja”, añade Andreu. “Va por barrios, hay barrios del área metropolitana que nada tienen de rojos”, advierte.
El domingo, en Hospitalet, Ciudadanos organizaba su mayor acto electoral. En el área metropolitana barcelonesa se juega gran parte del resultado de las elecciones del 21-D, los partidos echan el resto en la recta final de la campaña. Aquello que se tiñó de rojo con la llegada de la democracia, adquiere hoy unos tintes anaranjados que no pueden pasar desapercibidos. La mayor parte de los actos de campaña de las distintas candidaturas se organizan en este cinturón metropolitano.
“Aquí está en juego la mitad de los votantes, es un espacio que no puede pasar desapercibido para ninguna fuerza política y que tiene una gran importancia para la izquierda”, describe Ramón Luque, analista político y dirigente de EUiA, histórico del PSUC en Hospitalet, donde fue concejal. ¿Importancia para la izquierda? “La mayoría de la población se siente catalana y española, tiene estas dos identidades, nunca se podrá construir país negando esta evidencia, aquí se visibiliza mejor que en ningún sitio una Catalunya mestiza y plural en lo identitario y esta es la única forma de construir un país de mayorías, integrando las dos identidades”, prosigue Luque.
Las encuestas hacen prever que el jueves puede volver a ganar Ciudadanos en el ‘cinturón rojo’, y ya en las pasadas elecciones catalanas, barrios obreros del área metropolitana votaron naranja
Hoy, las encuestas hacen prever que el jueves puede volver a ganar Ciudadanos en estas ciudades que rodean Barcelona. Hospitalet, Badalona, Tarrasa, Sabadell, Mataró, Santa Coloma, Cornellà… Son algunas de las ciudades más pobladas de toda Catalunya, es una de las zonas con mayor densidad de población de toda Europa. Ya en 2015, en las pasadas elecciones catalanas, barrios obreros del área metropolitana votaron naranja. Aquellas elecciones eran planteadas por el independentismo como un plesbicito sobre la independencia y, si bien en el Parlament la suma de diputados de JxSí y CUP obtuvieron la mayoría, esta no fue tal en votos.
Pocos meses después, la victoria en las elecciones generales de diciembre del 2015 en Catalunya en estas zonas tradicionalmente rojas fue para En Comú Podem, Xavier Domènech. Victoria que reeditarían los comunes en la repetición de elecciones de junio de 2016. ¿Nos deben sorprender estos cambios de voto? “En Catalunya siempre ha existido un voto dual, PSC para las generales y CiU para las catalanas, ese voto dual se convertía en trifásico en algunas elecciones municipales votando a las candidaturas descendientes del PSUC”, relata Andreu, refiriéndose al PSUC o, después, ICV y EUiA. Ramón Luque comparte esta idea: “Siempre ha existido el voto dual, la sociovergència se llamaba, y esto se rompe también y se ejemplifica cuando llegan las municipales, gente de todos los colores votan a una candidatura de ciudad, es cuando gana Colau”.
2015: Rojo, naranja, morado…Y lo que quieras tú
Las elecciones catalanas del 2015, como decíamos, se plantearon desde un punto de vista plesbicitario. ERC y Convergència se presentaban en la misma lista, JxSí, junto a independientes de distintos orígenes políticos que apostaban por el independentismo. La hoja de ruta marcaba que, en el caso de que el independentismo ganara la contienda en número de votos, se iniciaría un proceso unilateral hacia la independencia que duraría 18 meses. LA CUP se presentaba por separado. No obtuvieron la victoria en votos, pero sí en escaños. Los planes cambiaban, había que celebrar un referéndum de autodeterminación.El área metropolitana cambió, ante el debate prioritario nacional. Si bien JxSí obtuvo una clara victoria en el área de Barcelona, obteniendo cerca del 40% de los votos, los barrios obreros dejaron de lado al PSC, un abandono que había sido gradual durante las últimas elecciones catalanas, y se convertía en segunda fuerza Ciudadanos, obteniendo cerca del 18% de los votos. El obrero pasaba a votar a un partido neoliberal, la cuestión identitaria desequilibró la balanza y penalizaba a un PSC que estaba dividido en la cuestión nacional: venían de defender que Catalunya era una nación y el derecho a decidir, hoy es uno de los partidos que ha apoyado el 155.
Sin embargo, tres meses después, saltaba la sorpresa en el cinturón obrero del área metropolitana. El morado de En Comú Podem y Podemos rellenaba el mapa de las circunscripciones.Entre un 25 y un 35% de los votos fueron para los comunes en plazas tradicionalmente socialistas como Hospitalet de Llobregat, Santa Coloma de Gramenet o Cornellà. También ganaron en Barcelona y en Badalona, las dos grandes ciudades catalanas que gobiernan, con Colau y Dolor Sabater respectivamente, con el 26,5% y el 30,8% de los sufragios. ¿Qué pasó en tan poco tiempo?
“Cuando el voto es clave nacional encontramos un cambio en el comportamiento del votante, en las catalanas votaron a Ciudadanos porque representaba la identidad opuesta al independentismo, en las generales, cuando el debate social toma más importancia, a los comunes, porque sigue siendo un votante sociológicamente de izquierdas”, analiza Andreu. “Había un PSC dividido y confuso en el aspecto nacional y, por lo tanto, había un voto útil a Ciudadanos inevitable en contra del proceso independentista”, recuerda Luque, con respecto a los resultados del 2015. En diciembre, sin embargo, vira hacia los comunes.
“Es la fractura del 15M que se presentaba a las generales, el cuestionamiento del marco político de la Transición entró fuerte en sectores abstencionistas y del PSC, también de nuestro espacio, ex PSUC”, comenta Luque, añadiendo:“Algunos, aquí, pensaron que el 15M era cosa del resto de España, pero no era así, esa fractura tenía un fuerte componente en Catalunya , en lo social y también en lo nacional, era una crisis del sistema de partidos, del bipartidismo que también existía en Catalunya entre Convergència y el PSC”.
“El cinturón rojo siempre ha sido de una tendencia de izquierdas, pero después de la crisis Podemos y Ciudadanos han ganado espacio”
Sobre este tema hablamos también con el exministro de Trabajo socialista con José Luis Rodríguez Zapatero y alcalde de Hospitalet desde el año 1994 hasta el 2008, Celestino Corbacho. “El cinturón rojo siempre ha sido de una tendencia de izquierdas, pero después de la crisis económica se ha movido bastante, el PSOE ha ido retrocediendo y otras organizaciones como Podemos y Ciudadanos han ganado espacio”, comenta el exministro. “Cuando en las elecciones estaba en juego la cuestión nacional, como en las catalanas del 2015, han votado a Ciudadanos, cuando esta no era la cuestión principal, sacó buenos resultados Podemos (En ComúPodem) en las generales, levantando la bandera de los derechos sociales”, prosigue Corbacho, que dice también: “Eso tuvo que ver con la gestión de la crisis que percibieron los ciudadanos que hicimos los socialistas, Podemos emergía y recogía las posiciones de izquierdas”.
“Estas elecciones no se van a dar en clave ideológica, se van a votar en clave nacional. Eso va a hacer que seguramente haya una movilización considerable, mayor participación, y la gente va a votar en contra de la independencia”, vaticina el exministro, en relación al ‘cinturón rojo’.“Mi opinión es que los comunes pueden sufrir alguna pérdida, su comportamiento, en momentos de mucha tensión, cuesta más de entender. Ciudadanos puede recoger mucho voto porque es más claro en este sentido”, añade.
Marc Andreu describe una imagen que se ve en estos barrios obreros del área metropolitana: “De septiembre para acá, en muchos de estos barrios se han notado las reacciones de la gente, hay muchas banderas españolas en los balcones. Las esteladas, que llevan más tiempo colgadas, están descoloridas, las españolas brillan, son más nuevas. Pero eso no significa que esa gente sea de derechas, ni facha”. Ramón Luque, por su parte, considera que “el voto de Ciudadanos en el 2015 se lo quita al PSC, que lo lleva al 14%, había tenido un 42% con Carme Chacón, arrasando en 2008 en Catalunya”. “Algunos segmentos se van a Ciudadanos perovotan a En ComúPodem cuando llegan las generales y, así, ganamos dos veces”, prosigue.
Los matices que nunca debemos olvidar
Área metropolitana y ‘cinturón rojo’, dos conceptos que no podemos mezclar. Si bien el área metropolitana es esta concatenación urbana de más de 3 millones de habitantes, en ella hay tantos matices como personas. Cada barrio es un mundo, también en su comportamiento sociológico y electoral. El ‘cinturón rojo’ son aquellos barrios que en esta zona tienen un fuerte componente obrero. “Va por barrios y, si me apuras, dentro del mismo barrio, por bloques de edificios. Hacemos simplificaciones para intentar explicar una realidad, pero el área metropolitana de Barcelona no se puede tratar como algo unitario, todo lo contrario”, advierte Andreu.En una necesaria entrevista para comprender lo que ocurre en este área metropolitana publicada en ‘El Crític’ a la periodista Montse Santolino, la comunicadora lanzaba una advertencia: “Existe un gran desconocimiento sobre lo que pasa en la periferia, no existimos”. El periodista Sergi Picazo, en la entradilla a esta entrevista, describe así el barrio de La Florida, en Hospitalet: Barrios con un 39% de inmigración, altos índices de fracaso escolar, un tercio de los vecinos sin estudios, paro juvenil por los aires, jubilados con las manos llenas de durezas, callejones donde vuelve la droga…
Santolino explica en la entrevista: “No se pueden hacer imágenes monolíticas. El discurso dualista es un fracaso. Hay muchísima gente que no es independentista ni españolista. El discurso de los dos bloques o de las dos Catalunyas se construye desde el poder para controlar la duda”. Y es que, si lo trasladamos al comportamiento electoral, vemos, efectivamente, cómo no existe una única área metropolitana, sino muchas. Barrios ricos, barrios pobres, barrios catalanoparlantes y barrios de tradición española… Grandes cifras de nuevos catalanes que vienen de más allá de Andalucía… “Estos nuevos catalanes no tienen una referencia en el Estado, como nos pasaba a nosotros que éramos extremeños, andaluces…”, comenta Luque. Matices que no podemos obviar al hablar del área metropolitana de Barcelona.
El error histórico del independentismo
Observamos que, con todos los matices del mundo, en estas zonas obreras se da una constante: durante tantos años, el independentismo, y más concretamente la izquierda independentista, no ha penetrado con fuerza. Marc Andreu explica: “No han hecho un trabajo social, no se han explicado ni en parroquias, ni en sindicatos, ni en asociaciones de vecinos, el independentismo no ha trabajado como hizo en su momento la izquierda”.“Parece que el independentismo se ha olvidado de que en estas zonas fue donde se gestaron las principales luchas por el autogobierno catalán”, critica, recordando: “Pujol no apostaba por el autogobierno en los inicios, quería una especie de mancomunidad, pero fueron estos barrios los que se levantaron exigiendo el estatut propio”. “Ha habido una actitud paternalista del independentismo hacia estos barrios y eso genera más rechazo que otra cosa, se han usado elementos de estas realidades metropolitanas en listas electorales para hacer ver que sí se ha penetrado en él, pero no es una realidad”, prosigue.
El periodista de ‘El Crític’, Sergi Picazo, plantea: “Se ha dejado de hacer el trabajo social, político y cultural en estos barrios y ahora van en otra dirección que no es la que los independentistas o la izquierda bien pensante, de clase media, blancos y universitarios preferirían”.En la entrevista de Picazo a Santolino, la periodista comenta algo muy interesante sobre la importancia de los medios comunicación en este alejamiento de determinados sectores sociales al independentismo: “En TV3 no he visto una gran preocupación por intentar explicar bien el procés a una población que es la más acojonada y la que tiene más vínculos con España”. “Creo que podemos decir que TV3 no habla a una parte de la población catalana. La primera vez que gente como mis padres escucharon a Puigdemont hablar castellano fue el día de la declaración de independencia”, prosigue, añadiendo: “Ven Tele 5 o Antena 3 porque no les ofrecen cosas que les interesen en TV3. Nunca han les han visto como un público posible, nunca han diseñado productos para ellos”.
Ramón Luque, analiza algunos problemas de las fuerzas independentistas en este sentido: “El problema del procés es que dejó de ser soberanista e inclusivo y una mitad del país quedó excluida y dejan para el nacionalismo español toda esa población”. “Ese es el gran error de Artur Mas y Puigdemont, del nacionalismo de derechas. ERC no supo romper ese paradigma porque estaba en sus genes que la independencia era principal. Cuando te subes al carro de la identidad, sólo queda identidad para contrarrestarla”, continúa, a lo que añade: “El gran error del independentismo es que no conocían Catalunya y siguen sin conocerla. En las movilizaciones por la unidad de España que ha habido masivas estos meses, no salieron las personas de la primera generación de inmigrantes, salieron los jóvenes, los nietos e hijos, familias enteras, igual que en las manifestaciones del procés. Se quedaron de pasta y boniato, como se dice aquí”.
Un cinturón rojo que se fue destiñendo
Con las grandes oleadas de inmigrantes que llegan a Catalunya a partir de la mitad del franquismo, la tarea del PSUC, partido hegemónico de la izquierda antifranquista, fue muy importante. Marc Andreu, describe: “En las primeras elecciones, las del 77 y 79, se configuró una alrededor de Barcelona un mapa de barriadas que sí que eran rojas, vencía el PSUC y el PSC, pero a lo largo de los años, se fue destiñendo al rosa socialdemócrata”. Un rojo que no sólo se percibía en el color de las papeletas en las elecciones, sino también en el tejido social. “Fue un proceso de formación de una identidad que era dual, en el sentido de que era de clase y nacional, y esto viene del fruto del trabajo desde la lucha antifranquista, de CCOO, el PSUC… Ese trabajo unió a la inmigración que venía de fuera con el tejido social creado en parroquias obreras, casales, centros excursionistas…”, prosigue.Para Andreu, es muy importante recordar que “la reivindicación por el autogobierno en los años 70 la lideró ese entorno obrero y republicano, la reivindicación de libertad, amnistía y estatut d’autonomia viene de ahí”. En el año 1976 la primera celebración de la diada del 11-S fue en Sant Boi de Llobregat. En el 1977 ya se celebró la manifestación en Barcelona en la que participó un millón de personas reclamando estas tres reivindicaciones. “Se cuña la expresión ‘un sol poble’ por Josep Benet, candidato del PSUC a la Generalitat y antes senador, y por Paco Candel, este concepto ‘un sol poble’ hay que entenderlo en clave de cohesión social, de mezcla, todo un mismo pueblo independientemente del origen o identidad”, explica Andreu.
La desmovilización de la izquierda y la institucionalización de los movimientos han dejado un hueco que puede facilitar un viraje a la derecha en zonas de tradición obrera
“La crisis del PSUC hace que ese espacio político y social quede huérfano, se queda sin un reflejo en la sociedad de lo que se pretendía construir desde el partido”, recuerda Ramón Luque. Para Andreu, por su parte, “la victoria de estas candidaturas de izquierdas hace que los cuadros de las organizaciones sociales pasen a la institución y se vacíe el tejido asociativo, en otros casos, ese tejido fue cooptado por partidos, concretamente por los socialistas”. A veces, la historia se repite.
“Se van ganando esas mejoras de las condiciones de vida a través de las reivindicaciones y de las victorias de la izquierda y se produce una desmovilización con la llegada del bienestar”, añade. Desmovilización social de la izquierda, institucionalización de los movimientos sociales. Un hueco, un nicho, que en una confrontación de calado nacional, como la que estamos viviendo, puede suponer un viraje a la derecha en zonas de tradición obrera que no se sienten únicamente catalanas.
De “limpiar Badalona” a “la Badalona del cambio”
Hablamos con la alcaldesa de Badalona, Dolors Sabater, que llegó al Ayuntamiento en las pasadas municipales del 2015 desbancando al ultraderechista Xavier García Albiol. El popular, agitaba la xenofobia frente a una creciente población inmigrante para ganar votos en la clase obrera de este municipio barcelonés. La frase ‘limpiar Badalona’, utilizada por García Albiol, es muy recordada todavía hoy.En 2015, Badalona En Comú, que había obtenido menos concejales que el PP, entraba gracias a los apoyos y abstenciones de otros grupos municipales a gobernar. En Badalona En Comú confluían, además del espacio de los comunes, el de la CUP. Sabater es independentista y nos cuenta qué resistencias ha tenido en su tarea de gobierno tras un giro político tan drástico en la institución.
“La resistencia principal la ha organizado la oposición. Albiol quería ser alcalde y toda su ira la ha dirigido contra este equipo de gobierno, algo que también ha pasado en otros ayuntamientos del cambio”, explica Sabater. “Encontramos una forma de trabajo con el tejido de la ciudad muy clientelar, nosotros queríamos abrir a procesos participativos la toma de decisiones y eso no se entendía desde diversos ámbitos de la ciudad”, añade, y recuerda: “Sorprendía que en algunos barrios de mayoría del PP invertíamos en recursos públicos sin que nos fijáramos qué ni a quién han votado”.
Sabater decidió poner las dependencias municipales y los colegios a disposición del Govern para la celebración del 1-O. “Badalona, una de las ciudades más importantes de Catalunya, no podía quedar fuera de una decisión tan importante para el país”, comenta. ¿Cómo percibe la alcaldesa que han afectado los últimos meses de proceso independentista en la convivencia de Badalona? “El discurso del rey marca un momento importante, se va normalizando la institucionalización de la persecución en contra de quien quiere tener el derecho a decidir en este tema”, valora Sabater.
“También hemos visto una victimización del nacionalismo español, se presenta en muchos medios de comunicación como algo que se ha perseguido y eso ha hecho que mucha gente se haya extremado en su posición política contra el independentismo”, continúa. “Como alcaldesa, sí que puedo vivir algún episodio de rechazo de la gente más militante del PP, Ciudadanos o el PSC, pero no es algo significativo”, explica. ¿Cree que este proceso puede generar fractura en Badalona? “Dicen que esto está generando fractura, pero lo que genera factura es la pobreza que es lo que estamos combatiendo de forma prioritaria desde el Ayuntamiento”, responde.
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