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Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN)
Los viajes de la Montaña. Arte, política y simbolismos de la lucha Zapatista
Los movimientos de resistencia y rebeldía en México siempre han ido acompañados de una importante producción visual y el movimiento zapatista es un caso paradigmático. Desde el inicio, las zapatistas se comunicaron con el mundo con la palabra escrita, pero de manera más profunda y significativa, con el “arte que no se ve, ni se escucha”, para decirlo con palabras con las que el Subcomandante Moisés presentó el festival CompArte en una nota de prensa publicada el 3 de agosto de 2016.
El arte es un excelente punto de entrada, para entender la dinámica de construcción de la lucha zapatista en México y cómo se articula con las redes de resistencia europeas. Es imposible en este texto reconstruir todo el recorrido histórico del arte sobre, para y desde las comunidades zapatistas, por lo que aquí intentaré soló abrir una ventana a uno de los símbolos más recientes que se encuentran acerca del zapatismo. Intentaré reconstituir la trayectoria de una imagen específica: la del velero llamado La Montaña, (también conocido como el barco o barquito zapatista, entre los colectivos de apoyo al zapatismo), que se ha convertido en el símbolo de la Travesía por la Vida -también conocida como Gira Zapatista-, y en el punto de partida de acciones militantes que han unido a varios actores sociales y mundos culturales en Europa, México y el mundo.
La Travesía por la Vida es una iniciativa del movimiento zapatista, que tiene como objetivo tejer redes de resistencia en los cinco continentes, con colectivos, colectivas y organizaciones comprometidas con la defensa de la vida y la creación de alternativas al capitalismo. La primera etapa de esta iniciativa, denominada Capítulo Europa, llevó en el 2021 a una nutrida delegación de zapatistas: una primera delegación marítima, el Escuadrón 421 y una segunda llamada La Extemporánea, que llegó en avión a encontrarse con grupos de activistas que luchan “abajo y a la izquierda” en dicho continente. Por varios meses, iniciando el 14 de septiembre, 2021, en Viena, Austria, La Extemporánea recorrió varias partes del territorio que las zapatistas rebautizaron en maya tsotsil como Slumil K’ajxemk’op, que significa Tierra Insumisa, Tierra que no se resigna, que no desmaya, hasta la conclusión de ese capítulo que tuvo lugar en 7 de diciembre 2021 en Madrid. Las zapatistas y los activistas europeos que participaron en la Gira Zapatista, se movilizaron en el marco de la Travesía por la Vida - Capítulo Europa desde diferentes formas políticas, sobresaliendo las prácticas gráficas que en gran medida confluían en el barquito de la gira Zapatista.
¿Qué sentido tiene la imagen de un barco llamado Montaña en alta mar?
La Travesía por la Vida fue anunciada en octubre del 2020 a través de un comunicado titulado “Una montaña en alta mar”. Nos enteramos después que esa Montaña se refería a la embarcación que sería tripulada por el Escuadrón 421, la delegación marítima zapatista, que sería “la avanzada” en la ruta hacia la deconquista de Europa. El espíritu de la Montaña tomó el cuerpo de otro ser mítico de la resistencia, la rata de acero –el barco alemán Stahlratte–que partió de Isla Mujeres (Quintana Roo) en abril 2020 con una pequeña delegación de siete zapatistas a bordo compuesto por cuatro mujeres, dos hombres y unoa otroa.
Las y los zapatistas tomaron la imagen del barco para crear el símbolo y el imaginario de la travesía
Previo, incluso, al comunicado de Una montaña en alta mar, las y los zapatistas tomaron la imagen del barco para crear el símbolo y el imaginario de la travesía. En los comunicados anteriores al inicio del viaje de la Montaña, las comunidades ya nos compartían el proceso de creación de los cayucos en madera, realizados en el Caracol de la Realidad y traídos a Europa en el barco La Montaña. Estos cayucos tienen un enorme peso simbólico e histórico nos sólo para el viaje sino para la resistencia zapatista. Los cayucos cuentan las historias de las comunidades: las raíces mayas de los zapatistas y representan la historia de la clandestinidad del movimiento zapatista y la vida en el Caracol con sus principios de autonomía, así como se explica en el comunicado titulado La Ruta de Ixchel:
Los cayucos representan cuatro etapas de nuestro ser como zapatistas que somos:
Nuestra cultura como pueblo originario de raíz maya. Es el cayuco más grande y dentro del cual se pueden guardar los tres restantes. Es un homenaje a nuestros antepasados.
- La etapa de la clandestinidad y el alzamiento. Es el cayuco que le sigue en tamaño al primero, y es un homenaje a quienes han caído desde el primero de enero de 1994.
- La etapa de la autonomía. Es el tercero en tamaño, de mayor a menor, y es un homenaje a nuestros pueblos, regiones y zonas que, en resistencia y rebeldía, han levantado y levantan la autonomía zapatista.
- La etapa de la infancia zapatista. Es el cayuco más pequeño que han pintado y decorado niños y niñas zapatistas con las figuras y colores que se les dio la gana
La idea de crear la imagen del barquito zapatista para la difusión de la Travesía por la Vida desde Europa, fue de un diseñador gráfico madrileño, militante de la solidaridad con el Zapatismo desde el alzamiento de 1994. Su intención era sencilla: retomar la gráfica y sentido de la “poética” zapatista, ya mostrada en las pinturas de Beatriz Autora, con la esperanza de un viaje en medio de una pandemia. El diseño se basó en un mural reivindicativo pintado hace décadas en la comunidad zapatista de La Garrucha que, como el barco alemán Stahlratte, fue reacondicionado para el viaje a Europa a modo de collage incluyendo otras imágenes icónicas del arte solidario Zapatista. Esta imagen, que se propagó por las redes sociales, sería utilizada en todos los medios de comunicación y se convertiría en el logotipo de la Gira Zapatista, en el ícono de la Travesía por la Vida, utilizado también por las propias comunidades zapatistas para la producción de bordados que se venderían en las cooperativas de San Cristóbal de Las Casas.
En Europa, además de ser usada en redes sociales para las campañas de difusión y solidaridad, como los tuitazos o la presión para que las y los delegados se les tramitasen sus pasaportes, se adaptó a formatos gráficos para seguir el viaje del Escuadrón 421 y posteriormente la Gira Zapatista. Por ejemplo, la ilustradora francesa Lisa Lugrin - en el marco de las iniciativas organizadas por la Comisión de Comunicación de Francia - realizó un cómic ilustrado sobre la travesía del Escuadrón 421. A partir de abril de 2021, Lisa dibujo los comunicados zapatistas trabajando con otras compañeras de la comisión. Tomando la forma episodios de un cómic, esos textos se publicaron en principio en las revistas Mediapart y Lundimatin, y después en una publicación autónoma de apoyo a la Gira que documentaba así el itinerario del Escuadrón, en el marco del viaje por la Vida y algunos de los encuentros entre las y los miembros de la delegación zapatista y los colectivos europeos: la acogida del Escuadrón en París, el encuentro de mujeres que tuvo lugar en julio de 2021 en la ZAD de Notre-Dame des Landes (Francia), y la manifestación del 13 de agosto de 2021 que tuvo lugar en Madrid, en relación con la fecha del 500 aniversario de la caída de Tenochtitlán (México).
A medida que se producían los episodios, Lisa y sus colaboradores empezaron a sentir la necesidad de contar no sólo el presente, sino también de sacar a la luz el pasado y la historia, así como los principios del zapatismo a través del dibujo. Así, varios episodios de la pequeña publicación que se realizó están dedicados al periodo clandestino del zapatismo o a la organización de la autonomía en los Caracoles. Para ello, la artista utiliza dispositivos gráficos que le permiten cruzar temporalidades y viajar a otras geografías, con base al comunicado que habla de los cayucos, titulado La Ruta de Ixchel, que ya hemos mencionado. Para ilustrar el comunicado, Lisa plasmó un entorno gráfico donde los elementos dibujados en los cayucos toman vida y cuentan la historia del zapatismo, así los cayucos permiten hacer el vínculo entre algo que estaba sucediendo -el Viaje por la vida- y el pasado del movimiento zapatista.
Al seguir la trayectoria de esta imagen, debemos considerar no sólo la riqueza de imaginarios que convoca y cómo se ha transpuesto de un medio de comunicación a otro, sino también cómo ha impulsado acciones solidarias, en las que el barco ha pasado de ser un símbolo a un medio de acción. Por ejemplo, las redes mexicanas de apoyo al viaje zapatista y algunos artistas invitaron a la sociedad civil a producir barcos de papel en el Zócalo de Ciudad de México el 2 de mayo 2021 para apoyar la Travesía del barco por la vida y anunciar la inminente llegada de La Montaña a Europa. Varios artistas y colectivos se sumaron a esta iniciativa, como Antonio Gritón, que apoyó la Gira Zapatista igualmente con la venta de sus obras. Otros, como el artista callejero Gran OM, se encargaron de apoyar el viaje con la producción de carteles y elementos de comunicación para la travesía hacia Europa.
La imagen del barco se convirtió también en símbolo de lucha por un mundo más justo a través de la navegación, que reunió a un conjunto particular de actores del mundo del mar en torno a la Travesía zapatista, entre ellas ONG que trabajan en el Mar Mediterráneo para rescatar a los inmigrantes, y personas apasionadas del mar defensoras de una cultura de la solidaridad, que luchan por la emancipación de las mujeres a través de la navegación. Por ejemplo, el marco de la Comisión Naval, formada por los colectivos europeos para acompañar el Viaje por la Vida, se organizó una flotilla feminista, para dar visibilidad a las mujeres navegantes en un entorno en el que la emancipación femenina es una cuestión crucial.
Los cayucos han sido objeto de interacciones muy diferentes, creando una gran variedad de diálogos, significados y emociones colectivas; los cayucos han navegado entre grupos europeos de apoyo a la Gira, gente de diferentes edades sin relación previa con el zapatismo, trabajadores y experto del mundo del arte oficial, artistas gráficos, entre otros, para finalmente desembarcar en las colecciones permanentes del Museo Reina Sofía en Madrid. De hecho, en 2021, el Museo Reina Sofía de Madrid rediseñó sus colecciones permanentes, ampliándolas con obras de actualidad con la intención de hablar del presente «a través del estudio crítico del pasado». Dentro de renovación del discurso museístico, se inauguró una sala con el título Otro mundo es posible donde se presentaron los cayucos zapatistas. Esta sala forma parte de la nueva escenografía decolonial titulada “Vasos comunicantes. Colección 1881-2021”, que se divide en varios episodios. Los cayucos zapatistas aparecen en el episodio siete denominado “¿Puede la historia ser rebobinada?” y que nos lleva a reflexionar sobre el papel que desempeñan hoy estos actores, antes invisibilizados por la historia colonial. La adquisición de los cayucos no se traduciría sólo en su controvertida entrada en el museo, sino también en una restitución paradójica de quienes que intentan cambiar su propia historia y esto daría lugar a una donación de los zapatistas del dinero obtenido por la venta de los cayucos a Open Arms, una ONG española comprometida en el rescate de migrantes en el mar.
Los cayucos que trajeron los zapatistas para la Travesía por la Vida - Capítulo Europa finalmente desembarcaron en las colecciones permanentes del Museo Reina Sofía
Los ejemplos que acabo de mencionar permiten ver cómo ciertos actores movilizan el arte para apoyar las resistencias, así como para estructurar las acciones y la organización de grupos militantes. Las imágenes del barco y los artefactos que acompañan la Gira Zapatista, de las esculturas a los fanzines, se convierten en verdaderos espacios de politización donde se construyen sujetos políticos en lucha por la emancipación a través de las “artes de la resistencia”.
Lo que la Travesía por la Vida zapatista nos enseña, es que los actos estéticos pueden funcionar como configuraciones de experiencias que inducen nuevas formas de politización y enlazan culturas políticas. Gracias a su trayectoria transatlántica, estas imágenes han permitido la aparición y el desarrollo de una cultura política que, desde los años noventa y aún hoy, sigue configurando un nuevo “sistema-mundo”. El arte no debe verse aquí como la intención de un solo sujeto, sino como el conjunto del entretejido efectivo y afectivo que tiene lugar entre una práctica de resistencia y la otra.