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Fotogalería
Adolescentes: una mirada atenta
No se habla mucho de la adolescencia, pero cuando se hace, cuando aparece como tema en los medios o en las redes sociales, la mirada a menudo se ve atravesada por el juicio: irresponsabilidad, fragilidad, indolencia por el futuro, son imaginarios recurrentes, sobre una etapa vital que se concibe como problemática.
Ocho chicas y chicos cuentan cómo ven las cosas desde una perspectiva personal, que no representa más que a sí mismos. Una polifonía de reflexiones y sensibilidades que ensanchan y cuestionan el concepto mismo de adolescencia como un espacio unívoco. Ocho formas de vivir el tránsito hacia la vida adulta e interpretar el mundo que les espera.
Cristina, 18 años
Sinceramente, no me considero una adolescente. Las situaciones de la vida me han hecho crecer muy rápido. La mente que yo tengo a los 18 creo que la tenía antes con 15. Ahora tengo una mente de veintipico. Creo que yo no he tenido casi adolescencia. La vida me ha dado situaciones que no han sido de adolescentes. He tenido que hacerme responsable de mis hermanos, de cuidarles, hacerles la comida, ser un poco madre. Yo creo que la adolescencia es más ir a tu bola, que es lo que estoy haciendo ahora. Voy al revés. Creo que cuando eres adolescente no tienes responsabilidades, haces lo que quieres, disfrutas de una manera muy libre. La verdad es que estoy muy bien ahora, no sé si es la adolescencia pero es algo parecido.
Llevo dos o tres años enseñando música y la verdad es que la primera vez que me lo propusieron dije, no puedo, soy una niña, me están dando clase a mi. Y me dijeron, que sí que tú puedes, en mi orquesta siempre han confiado mucho en mí. Y claro, a mi me encantan los niños, la música, el violín, juntar esas cosas es muy bonito. A parte de enseñarles sobre música, les enseñas sobre la vida. Es lo más bonito que me ha pasado dentro de la orquesta, que me propusieran ser profesora, es que es como ser un referente para ellos, te hace más mayor.
Yo lo único que quiero tener es un futuro, poder trabajar, poder tener una familia y ser feliz. Creo que no pedimos mucho más que lo que pide todo el mundo
En mi casa, al ser gitana también el flamenco está desde pequeña. Me gusta porque he nacido con ello. En casa, en las fiestas, en las navidades, siempre hay música. Mis padres ven muy bien el tema de la orquesta. Nos ayuda mucho el aprendizaje de vida que nos dan. Antes de que el proyecto llegara a nuestras vidas, yo y mis amigas íbamos más a nuestra bola. Yo tenía responsabilidad pero no hacía caso a los estudios. La orquesta te ayuda a esa madurez de organizarnos la vida. No solo a mí. Ahora estoy en una formación de estética. Yo quería hacer educación infantil, pero grado medio no hay. Mi plan es terminar los dos años de estética y seguir en la orquesta.
He escuchado mucho que los adolescentes son muy irresponsables, bueno, somos más jóvenes, tenemos menos responsabilidades, y disfrutas más sin pensar en el daño, pero luego te paras a pensar: y dices, ¿y si he causado daño? Me molesta eso de “no sois responsables”. Sí lo somos, pero a nuestra manera.
Yo lo único que quiero tener es un futuro, poder trabajar, poder tener una familia y ser feliz. Creo que no pedimos mucho más que lo que pide todo el mundo. Soy gitana y voy a seguir siendo gitana toda la vida. Sé que tengo costumbres y que tengo que respetarlas, pero dentro de eso sé que estudiar no es malo, pero es sorprendente entre las gitanas. No es común que, como yo, una gitana, o una chica de 18 años, o de Vallecas, saque un libro hablando de su vida.
Con mis amigas, en el parque, comiendo pipas, nos imaginamos el futuro. Siempre he dicho que ojalá pueda seguir con el violín y llegar mucho más allá. Pero lo que he hecho desde hace siete años a ahora es brutal. Obviamente quiero volar en avión, quiero viajar fuera de España, pero lo que he hecho con la orquesta es algo que no me imaginaba, he trabajado en el Teatro Real, he conocido a músicos famosos, he estado con la Reina. ¿Qué más espero?, no me espero nada, porque ya he tenido casi todo dentro de los sueños.
Manuela, 13 años
La gente dice que eres adolescente a partir de que cumples 13 años, pero no sé, hay gente que lo es antes, hay gente que lo es después. Creo que justamente yo lo soy desde que tengo 13. Me habían dicho que la adolescencia era horrible y que nos comportamos fatal. No me está pareciendo tan terrible como contaban, no sé cómo es para mi madre; supongo que a ratos. Empiezas a cambiar de sensaciones, te cambia el cuerpo, pero no solo el cuerpo: es la manera de pensar. Me gustan esos cambios porque soy yo. Estoy contenta, no me desagrada nada de mí. Siento, quizás, un poco de nostalgia, pero cada cosa a su tiempo. La infancia ya pasó.
Supongo que todos tenemos algo en común: el tipo de discusiones con nuestros padres. Siempre lo hablamos y decimos “hala, a mi también me dicen lo mismo”. Lo típico: te regañan por no recoger tu cuarto, y tú piensas y dices “pero si es mi cuarto, que más te da”.
Y luego está el tema de la tecnología, cuando vosotros erais pequeños no había esta tecnología, entonces no podías discutir de esto con tus padres, pero si la hubiera habido seguramente también hubieráis discutido. Yo uso las redes como cualquier adolescente, no es que me gusten como: ¡hala, qué guay! Me comunico con gente, veo lo que hace otra gente, es entretenido, entonces las uso. No me puedo imaginar sin la tecnología, se me haría súper raro. Obviamente que hago muchas más cosas: leo, salgo con los amigos, veo películas, dibujo, hago cerámica. Habrá algún adolescente que pase el mayor tiempo del día con la tecnología, no mola tampoco, pero hacemos muchas cosas más.
Dicen mucho que los jóvenes hacen botellones, pero cuando ellos eran jóvenes hacían botellones igual. A veces a los adultos se les olvida que han sido adolescentes, sinceramente. Con lo de los videojuegos y estar enganchados a la tecnología, es verdad que es algo nuevo más propio de nuestra generación, pero cosas como los botellones… no lo justifico, pero es verdad que ya se hacían antes.
Entre mis compañeros no hablamos mucho del futuro, nos preguntamos qué hacer en el futuro y a la mínima no se puede hacer nada, porque no habrá mundo, o yo qué sé. A veces me dan ganas de desconectar, quiero estar al tanto, pero lo justo
Me gustaría poder ver cómo seré con 18 años, pero nunca he podido imaginarme de mayor, no me entra en la cabeza. Todavía no tengo claro qué quiero ser de mayor pero quiero ser un montón de cosas. Todavía no sé, porque todo no puede ser. Si estás muy estresado, y no puedes hacerlo todo, algo tendrás que dejar. Todo el mundo quiere poder hacerlo todo, yo también quisiera poder hacerlo todo si me diera la vida.
Me llama la atención la época en la que vivían mis padres, cuando tenían mi edad. Me hubiese gustado vivirla a mí también. En las películas parece que era muy guay y mis padres siempre me contaban que era muy guay. La música… me gusta. Esta época me gusta también. Creo que ahora mismo estamos en un momento en el que está todo en movimiento. Podríamos cambiarlo, o no, depende de muchas cosas.
En clase, el tema más común del que vienen a darnos charlas es el clima y todo esto, y en muchas asignaturas hablamos de ello. Dicen que ya es nuestra responsabilidad, cuando son los adultos quienes ahora mismo tienen el poder para cambiarlo. Ideas hay, lo que pasa es que a lo mejor no son convenientes porque ganarás menos dinero o se perderán empresas. Entre mis compañeros y tal no hablamos mucho del futuro, nos preguntamos qué hacer en el futuro y a la mínima no se puede hacer nada, porque no habrá mundo, o yo qué sé. A veces me dan ganas de desconectar, quiero estar al tanto, pero lo justo. Me preocupa si se va a hacer la vida más complicada, cómo vamos a vivir todos. De todas formas, yo vivo mucho en mi presente, un año arriba un año abajo, no pienso mucho a largo plazo, pero cuando lo hago es así.
Mohamed, 13 años
Yo en el instituto voy bastante bien. A veces soy un poco vago, lo admito, pero siempre se me han dado bien los estudios. Mi instituto me gusta, la verdad, tanto estéticamente como si te metes dentro. Con los profesores y los compañeros, bastante bien. Siempre hay alguno que se quiere hacer el listillo, yo a veces también lo hago.
Yo creo que la sociedad espera cosas buenas de nosotros. Se suele decir que somos el futuro. No creo que tengan una mala visión de los adolescentes. Hay que admitir que muchos adolescentes de hoy en día no respetan mucho a sus padres o a los adultos en general porque se creen superiores. Creo que somos bastante similares. Los mayores también tuvieron su juventud. Cada cual está en su etapa. Creo que, aunque vayas creciendo, sigues teniendo esa esencia que tenías de niño o de adolescente. Hasta adulto podrás tenerla, hasta como anciano, cuando recuerdes tus viejos momentos con tus nietos.
Creo que, si uno sabe sus metas e intenta conseguirlas trabajando y esforzándose, no hay problema en conseguir un futuro. Yo, desde pequeño, quería ser abogado. Lo veo difícil, pero no imposible. Un abogado importante, internacional. De la abogacía me gusta todo: ayudar a las personas y respetarlas, conocer los derechos humanos.
Habrá gente que les sea más difícil acostumbrarse a que haya gente de todas partes. Yo les diría que cambiasen su mentalidad porque estamos en un mundo nuevo, que sean personas listas y sean conscientes de lo que dicen
Mi barrio, Usera, es un buen barrio. De aquí me gustan mis amigos, la esencia, todo. Siempre me han tomado como uno más, nunca se me ha discriminado por mi origen o por mi apariencia. Tengo amigos de otras razas. Al convivir todos, ser amigos, piensas que si les insultan es como si insultaran a un familiar tuyo. A lo mejor habrá gente que diga: “tú, puto negro”, que son insultos que no deberían decirse. Habrá gente que les sea más difícil acostumbrarse a que haya gente de todas partes. Yo les diría que cambiasen su mentalidad porque estamos en un mundo nuevo, que sean personas listas y sean conscientes de lo que dicen.
En Rabat es como si estuviese en España pero con otras personas y con otro idioma. No me llegué a criar ahí. Siempre he sido una persona que no ha tenido dificultad en comunicarse con la gente, siempre he sido una persona abierta. A veces con lo que dicen los medios, te puedes llegar a sentir mal, pero gracias a Dios a mí no me lo llegan a decir. No son palabras que se deberían utilizar con las personas por su raza, porque todos somos iguales.
Yo creo que a la adolescencia le interesa la diversión, lo muy loco, lo muy explosivo. Yo nunca he tenido problemas con las redes sociales; creo que hay gente que se puede tirar más de 24 horas con el móvil en la mano. A veces, con el acceso a redes, es posible que de tanta información que puede uno acumular, se crea algo. Hay mucha información en internet que puedes buscar, pero no es una fuente de la que te puedas fiar.
Nico, 18 años
La adolescencia ha sido divertida, una etapa de conocimiento de cosas, de pasar mucho tiempo en la calle, pasar mucho frío, y luego, para culminar, como una tremenda hostia contra el mundo. Salir del sistema educativo ha sido una movida, el mayor puto descubrimiento de toda la adolescencia. Todo estaba bien conformadito, todo tenía una dirección super clara y super agradable hasta que sales y dices: “soy libre”, y dejas de estudiar y te enfrentas al mundo. Es como “oh, venía yo con ganas de comerme el mundo y me he dado cuenta de que el mundo me ha comido a mí un poco”.
En el sistema educativo sabes lo que vas a hacer todo el rato. Sales de él y ya no hay direcciones. Estar ahí, en el sistema educativo, también es falso. Esa direccionalidad es ilusoria, como también hay esa falsa promesa de que estudias tal cosa, consigues ese trabajo, y entonces tu vida sigue toda en la misma dirección. Suena supernihilista y chungo: Este año empecé la universidad y de la misma forma que la empecé, la dejé.
Si quieres seguir viviendo en esta sociedad en lugar de salirte y hacerte tú la tuya, —que es lo que veo que se empieza a montar en determinada manera— vas a necesitar 11 triples grados. El nivel de competencia y de sobreformación es brutal y ves que al final no sirve para nada porque el que te está sirviendo el café probablemente tiene un doble grado. Supongo que vendrá de un malentendido de lo que es estudiar, en mi opinión, porque al final estudiar se convierte en acumular títulos para poder escupir lo que has asimilado en la universidad o dónde sea en el momento que te contraten por ello. Creo que la enseñanza y la preparación laboral deberían ser dos cosas distintas.
La peña está muy desesperada. Mis amigos en el instituto están todos planteándose el futuro de una manera muy cruda y muy realista, supongo. Para empezar, muchos ya no van a estudiar, porque estudiar ya no ofrece ese relato de la educación y el trabajo. Podría decirte que parten de esa frustración de que no saben qué va a pasar en ninguno de los sentidos, a nivel personal o a nivel global.
Es verdad que estamos deprimidos, que los indices de depresión o suicidio o yonkismo dan mucho miedo. Los botellones son como un llanto por esa falta de espacio propio. No se van a solucionar a palos esos demonios, lo que vas a crear son más demonios y más tristeza
Es una generación post-todo. Tú, como sujeto judeocristiano, necesitas una fe, un relato, un sistema económico que te haga una promesa a nivel vital. Me parece que somos una generación sin espacio para desarrollarnos: es cuestión de observar: ¿dónde coño se puede meter un chaval? Yo me metía en el 2 de Mayo. Del 2 de Mayo nos han echado con antidisturbios, no quedan okupas en Madrid prácticamente, no puedes hacer un maldito botellón. Para mí, la lucha que hay que hacer ahora es la lucha por el espacio para poder vivir. Lo que mola, y se empieza a ver un poquito, es que la gente intenta crear sus redes, su zona temporal. Necesitas una zona donde no te gobierne otra generación, donde poder crear esa identidad tanto como individuo, como como generación.
A mí yo de 13 años le diría: “no te preocupes, dentro de unos años una chica te besará en la boca. No te desesperes, eso llegará”. No sé qué más le diría, la principal preocupación era esa. El futuro es algo que a mi generación le raya mucho, porque no sabes si vas a estar rollo Mad Max. En 2050 quizás estaremos todos luchando por gasolina después de un apagón de putos locos. Estamos en medio de una puta pandemia, hay un volcán explotando, no sé qué va a pasar de aquí a que tenga vuestra edad.
Cuando yo digo que mi generación es post y me dicen, “pues nosotras estamos igual”; entonces es como: jopetas, somos superblanditos. Es verdad que estamos deprimidos, que los indices de depresión o suicidio o yonkismo dan mucho miedo. Los botellones son como un llanto por esa falta de espacio propio. No se van a solucionar a palos esos demonios, lo que vas a crear son más demonios y más tristeza.
Pablo, 14 años
Los adolescentes de mi generación hemos nacido e internet ya estaba. Mis abuelos desde hace años tienen un móvil y están constantemente preguntando si les puedo ayudar con esto o lo otro. El otro día había un concierto de mi tío, que toca el chelo, y se estaban liando con los enlaces y les ayudé. A mi la música actual no me gusta, en eso creo que soy como la generación de los años 70 u 80. Creo que la música ahora es una industria que sacas una buena canción y te haces conocido, pero es como que todo es bastante efímero, pienso que en aquella época quién era conocido ya iba a ser conocido durante una década o dos. Pero ahora hay que sacar constantemente álbumes.
En general me parece que todo es muy efímero, que se intenta sacar beneficio a corto plazo. Que todo se fabrica ahora para consumir. Creo que en otra época se hacían cosas para que duren. Ahora todo está hecho para consumir. Es consumo sin control y sin pensar en el planeta. Creo que nuestra generación consume así, sin pensar. Queremos algo en el momento y lo compramos, y luego, si no nos funciona, pues fuera y compramos otra cosa. Es así como nos lo han planteado. Yo intento comprar en webs de segunda mano. Por el precio, obviamente, pero también porque se recicla más. Hay mucha hipocresía en el sentido de que dicen que en el futuro las cosas estarán mucho peor, y luego ves a esa persona que dice eso contaminando o comprando a lo bestia.
Creo que nuestra generación consume así, sin pensar. Queremos algo en el momento y lo compramos, y luego, si no nos funciona, pues fuera y compramos otra cosa. Es así como nos lo han planteado
Hay cosas que se pueden hacer, que no cuestan nada, y que van contra el cambio climático. Quienes tienen poder se mueven por el dinero, no por el futuro, nunca se piensa en el futuro, solo en sacar todo el beneficio en este preciso instante y ya del futuro: “que se ocupen los otros, que yo ya no voy a estar”. Pero es totalmente erróneo, tienes que pensar en las generaciones que vienen porque la gente que llegue a ese 2050, o cuando sea, se va a encontrar con algo catastrófico.
En el colegio no hablamos mucho de emociones. Yo he ido aprendiendo con el tiempo que puedes tener amigos, pero hablar de cómo te sientes más en serio, noto que no se toma en serio, que no se tiene en cuenta. Si estás mal, ya estarás mejor. No sé si será por falta de empatía. Prefieres no hablar de tus problemas con tus amigos. Tuve unos meses, cuando empecé la ESO, en que estaba bastante mal. Luego se fue arreglando. Lo conté todo. Hay que contarlo. Y ya no me ha vuelto a pasar. Sobre todo porque he aprendido. Creo que le pasa a mucha gente que tiene empatía, gente que es sensible, se les va aislando, luego se convierte en “no te hago ni caso” y luego se convierte en “hago lo que me da la gana contigo”.
Al instituto llega este rollo de la competencia. Los adolescentes son muy cabroncetes muchas veces, con los estudios o con el deporte. Yo estuve dos años en la cantera del Atlético de Madrid, te tienes que hacer un hueco como sea. Es un sálvese quien pueda. Hay niños que intentan desmoralizar a los otros para aprovecharse y coger esa posición. Hay demasiada competitividad.
¿Qué le quiero sacar yo a la vida? No quiero decir las típicas cosas de siempre, disfrutarla y tal. No sé, hacer lo que me guste todo el rato. Hacer el trabajo que me guste y poder disfrutar de otras cosas, tener tiempo libre para hacer lo que te gusta.
Rosa del Mar, 17
Tengo 17 años y me vine con 14 a Madrid. Se me hizo muy difícil cuando vine de Honduras, porque es un cambio muy fuerte. En mi país es muy diferente, aquí hay más libertad, en mi país no es así, hay muchas normas, muchas reglas. Aquí, siendo adolescente, tienes muchas formas de expresarte, muchas oportunidades para estudiar, hacer lo que te gusta. La gente a mi alrededor se queja siempre y me pongo a pensar que hay personas que se quejan de cosas del estudio, cuando hay gente en mi país que no tiene la posibilidad de estudiar. Aquí es obligatorio y me parece muy bien porque te están haciendo un camino para que tengas un futuro.
Culpan mucho a los jóvenes, como por ejemplo en el covid. Decían que con los botellones los contagios eran culpa de los jóvenes: me parece que no recuerdan que han sido jóvenes. Los adolescentes están empezando, los adultos tienen más voz, no te dejan sacar la que tú tienes y te hacen muy de menos. Si sales a manifestaciones te dicen que los jóvenes siempre se están quejando, o que son muy revoltosos. Creo que deberían darnos más voz, implicarnos más, darnos alas para que nos impulsemos y no tengamos miedo. No son conscientes de que uno se equivoca a veces. No le dejan a uno equivocarse, le juzgan, y así uno no avanza.
Creo que deberían darnos más voz, implicarnos más, darnos alas para que nos impulsemos y no tengamos miedo. No son conscientes de que uno se equivoca a veces. No le dejan a uno equivocarse, le juzgan, y así uno no avanza
No estoy muy de acuerdo con el sistema educativo, no solo de aquí. Enseñan cosas que está bien que las aprendamos, pero debería haber clases más enfocadas en lo emocional, en el medio ambiente, en educación sexual; cosas que nos van a servir en la vida. ¿De qué sirve aprender la raíz cuadrada?
Yo querría estudiar derecho migratorio. Para mí es muy importante la familia, pero también tienes que pensar en ti mismo, qué es lo que te gusta hacer. A mí ahora mismo me gusta estar con los amigos. Salir, divertirme, pasarla bien. Las redes son muy importantes ahora. No deberían serlo, pero lo son. Todo el mundo está enganchado a las redes, está mal porque vas a un sitio y lo informas todo, estás hablando de tu vida. Está bien que lo hagas pero es como que no vives el momento. Cuando llegas a un sitio haces tu foto para las redes y ya está.
No puedo estar sin mi móvil, no puedo. Uso el móvil para comunicarme con gente de mi país, escuchar música, siempre me gusta estar escuchando música, me gusta mucho. La gente liga pidiendo el instagram. En el instagram subes fotos e historias, te das a conocer más porque dices, estoy en tal sitio, me gusta esto, me gusta esta comida… entonces el otro dice, “¡ay! me gusta la misma música que a ella”. Es así.
Yo subo mis cosas porque me gusta, pero tengo amigas que se preocupan cuando suben cosas y a la gente no les gustan. También te daña un poco, te critican mucho, o hay un prototipo de chica bonita. Tú quieres seguir esos prototipos, quieres ser como esa gente famosa, tener el pelo como ella, es como que te jode un poco, no te deja ser tú misma. Ahora hay mucho cambio y más diversidad: no son todas rubias, altas, delgadas, con ojos verdes.
Yo creo que a veces los mayores no nos entienden. En mi colegio ponen muchas normas, o a veces se enfocan solo en enseñar, y no te preguntan cómo estás, qué tal tu vida. Igual que los padres. Yo les entiendo también por el trabajo. No hay tiempo para que nos escuchen o no saben cómo acercarse a nosotros para hablarnos.
Cuando estaba en mi país yo quería crecer. Veía a mi hermana, que era algo más mayor que yo, y tenía un poco más de libertad. Ahora no quiero ser mayor. El año que viene cumplo 18. Sé que voy a tener más herramientas para decidir por mi cuenta, y sé que las cosas que haga y tengan consecuencias me las tendré que cargar yo. Es como que tienes ganas y tienes miedo a la vez.
Víctor, 15 años
En mi generación todo el mundo tiene una opinión sobre todo. Creo que es una generación muy caótica, casi diría que la más caótica de todas, porque hay muchas cosas, mucho de todo, hay mucho facha y hay mucha gente que por alguna razón se aferra a las ideas del pasado. Y después hay mucho marica, o gente que aunque no sea marica está con nosotros. Hemos creado una especie de comunidad, sobre todo en internet, en plataformas como Tik Tok. Es como un espacio para todes. El algoritmo de Tik Tok te lleva a gente con tus mismos intereses, gente parecida a ti. Es difícil encontrar eso en la vida real.
La gente adulta, nunca sabes de qué lado van a estar, porque hay gente que no sabe interactuar con gente de mi edad y que dice gilipolleces, y hay gente que me habla como si fuese una persona y ya está. La mayoría del tiempo, sobre todo en este barrio, siento que me están juzgando. Entro en mi edificio y veo como mis vecinos me miran como diciendo: tú no vives aquí, cómo vas a vivir aquí. Siento que me están juzgando todo el rato, sobre todo cuando estoy con amigos.
Respecto al futuro, no soy muy optimista. El año pasado hice una redacción sobre esto para filo. Yo soy trans y neurodivergente, entonces, mi expectativa de vida no es muy alta y no tengo muchas esperanzas para el futuro. A mi profesora se lo expliqué igual y lo único que me dijo fue: “Tus estadísticas son incorrectas”. De vez en cuando me encuentro una persona mayor que es muy abiertamente trans, queer, discapacitada o lo que sea y les veo vivir tranquilamente y ser felices, y veo un poco de esperanza para el futuro, pero ahora mismo todo está bastante en la mierda.
En lo laboral tengo miedo, yo he crecido siendo pobre, muchos de mis amigos han crecido siendo pobres y estamos haciendo bromas constantemente sobre, “jajaja, soy de artes, soy de humanidades, voy a ser pobre”. Pero sí que es un miedo real que tenemos muchos de nosotros de que no podamos encontrar trabajo estable y vivir tranquilamente. Con el estado actual de España y el mundo laboral, es muy posible que no encontremos un trabajo estable en el que seamos felices.
Me molesta que digan que somos adictos a los móviles, vosotros también lo sois. Se dice mucho: “te duele la cabeza por el móvil”, “tienes depresión por el móvil”. A lo mejor tengo depresión porque el mundo se está yendo a la mierda
El futuro se presenta de una forma más amable pensándolo en comunidad. Con mis amigos hago muchas bromas de qué va a pasar en el futuro, tenemos muchas coñas sobre que todas las comunidades autónomas se van a querer ir, vamos a ser todos países autónomos. O nos vamos a reunir todos los maricas, trans, bollos, bis y atacar el Ayuntamiento, de ahí, pasar al Gobierno, y tomar el control de España. Una cosa que hacemos mucho la generación zeta es tapar nuestras miserias con humor; como hay tanta mierda hacemos broma sobre ello.
Lo de la generación de cristal se ha usado mucho contra nosotros pero en cuanto usamos la palabra todes casi se ponen a llorar, así que a lo mejor la generación de cristal son ellos. Me molesta que digan que somos adictos a los móviles, vosotros también lo sois. Se dice mucho: “te duele la cabeza por el móvil”, “tienes depresión por el móvil”. A lo mejor tengo depresión porque el mundo se está yendo a la mierda. En nuestras generaciones las redes son una manera de encontrar comunidad y lugares seguros. Nuestras utopías son comunistas. El mundo nos lo está poniendo tan difícil... Dice: “Venga, haced lo que podáis, no os vamos a ayudar”, así que parece la única salida, sería lo mejor para nosotros y para mucha gente.
Viktoria, 17 años
A nuestra generación la llaman la generación zeta, yo creo que es una generación más. Quizás somos más sensibles, más abiertos hacia otras cosas, pero es algo normal. Mis padres son de Bulgaria, son más conservadores, son más “las cosas tienen que ser así”. Creo que mi generación lo ve como que cada uno tiene su punto de vista, cada uno puede seguir sus propias normas, por así decirlo. Creo que una cosa es la opinión de tus padres, y los valores y normas que te dan, y otra cosa son los tuyos, porque tú estás creciendo, aprendiendo, tienes que evolucionar como persona.
Yo empecé el curso con ganas, me gustó bastante primero de bachillerato, pero al entrar en segundo me di cuenta de que es totalmente distinto. Avanzamos muchísimo temario en una semana, este temario lo tienes que estudiar en tu casa, son ocho asignaturas. Yo no tengo ocho horas para estudiar, es algo imposible. Mucha gente acaba no solo estresada, sino mentalemente dolida, está concentrada en “quiero llegar, quiero llegar, quiero llegar a la nota”, y no puede organizarse bien, eso frustra. Causa problemas y te destruye la salud mental.
Hoy en día llevamos un ritmo muy rápido. Creo que debería reducirse el ritmo de vida que llevamos. Me molesta que nos llamen generación frágil. Se nos han venido tantas cosas encima… La mayoría de los adultos ha disfrutado de su adolescencia viéndose la cara, dando clases normales, y nosotros no hemos podido disfrutar de eso, y encima que nos llamen frágiles me da rabia.
Creo que después del covid nos han visto como si los contagios fueran culpa nuestra, pero la mayoría de las personas no son como se menciona en los medios. Es verdad que los adolescentes tenemos esa tendencia a las fiestas, a pasarlo bien. Nos ven como que nuestra generación no va a llegar a mucho, pero a mí me gusta que me propongan esos retos porque así se dan cuenta de que no tienen razón. Por ejemplo, yo en mi caso quiero estudiar medicina. Cuando no creen en ti, a mí me motiva más seguir, porque quieres demostrar que sí que puedes llegar. A mí me gusta leer y cuando empecé a leer filosofía, tuve un profe muy bueno, Óscar, y me gustó que me inculcó ese pensar, razonar, aprender de gente que previamente ha expuesto sus ideas.
Creo que una cosa es la opinión de tus padres, y los valores y normas que te dan, y otra cosa son los tuyos, porque tú estás creciendo, aprendiendo, tienes que evolucionar como persona
Por ejemplo: cuando escuché hablar de Nietzsche sobre seguir las propias normas o escapar a una moral de rebaño me encantó, porque me considero como la oveja negra de mi familia. Soy un poco de extremos. Para mí el boxeo es la forma de liberar agresividad y el piano fue algo que no elegí yo. Mi familia quería que hiciera algo más que el deporte. Mi profesora es la profesora más magnífica que he conocido nunca. Ella ha estudiado filosofía, psicología... Así, todo lo que he leído, todo lo que sé, lo mezclamos en la música, y es precioso. A mí me gusta mucho la música, me gustan todos los géneros. Puedo escuchar una canción y no la juzgo, puedo encontrar cualquier parte positiva de esa canción que me aporte algo. Por ejemplo, el reguetón lo puedo disfrutar, pero siempre sé lo que va a venir luego. La música clásica siempre me sorprende.
Me gusta mucho estudiar, pero no me gusta estudiar lo que me propone el instituto. En primero de la ESO ya tienes que elegir, ciencias o letras, pero es que a mí me gusta todo. Estoy en una asociación que se llama En clave de dar. Somos una orquesta con un coro, vamos a orfanatos y residencias a cantar. Ahí me di cuenta de la cara que ponían solo por ir a cantar, de que ayudar me llenaba, que me gustaba mucho, que me pasaría toda la vida en un hospital.