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Manifestación de la Comisión 8M en Madrid

Un feminismo diverso, antirracista, anticolonialista y transinclusivo ocupó ayer la arteria principal de Madrid para reivindicar ese espacio que la pandemia y las prohibiciones administrativas habían eliminado el año anterior.

Bajo el lema “Derechos para todas, todos los días” el movimiento sacó músculo intersectorial para no olvidarse de ninguna de las mujeres, con una importante presencia de las migrantes y las racializadas, trabajadoras que se han visto esenciales en pandemia, con empleos feminizados que sostienen la vida, y en muchas ocasiones precarizados, tal y como advertían las voceras de la Comisión 8M antes de arrancar la marcha.

Un feminismo, que además de salir a la calle para pedir el fin de las violencias machistas, dio un especial protagonismo al “No a la guerra”. Pero también lució pancartas pidiendo el fin de los desahucios o con demandas para que la luz vuelva a la Cañada Real. Una mirada transversal para cambiar el sistema de raíz. Y, con esta amplia gama de colores y luchas, así paseó ayer el movimiento.