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Francia
La izquierda francesa revalida sus liderazgos para recomponer la unidad y ganar en 2027

Hace casi un año, las elecciones legislativas dieron un vuelco al panorama político en Francia. De 577 escaños de la Asamblea Nacional, el Nuevo Frente Popular (NFP) lograba 193 actas, aupándose a primera fuerza política del país, quedando 166 para los aliados del Presidente Macron y relegando a la posfascista Agrupación Nacional (RN) a la tercera posición, con 142.
La semana pasada los afiliados y afiliadas del Partido Socialista (PS) han vuelto a elegir como primer secretario a una de las personalidades clave de aquel triunfo, Olivier Faure, diputado y a la cabeza del partido desde 2018, que ha logrado vencer a su opositor Nicolas Mayer-Rossignol, alcalde de Rouen, en el congreso del partido clausurado el domingo 15 de junio.
Esta victoria, si bien confirma la opción preferencial del socialismo francés a favor la unión de las izquierdas forjada desde que se presentará la Nueva Unión Popular Ecológica y Social (NUPES) en 2022, deja ver las debilidades de la vieja estructura heredada de la Segunda Internacional. Faure ha sido elegido por la mínima del 50,9% de los sufragios, y el partido ha quedado fracturado.
Los socialistas de vieja y nueva escuela
En cualquier caso, la mitad vencedora del PS promueve una línea unitaria con las izquierdas, incluso a veces con La Francia Insumisa (LFI) de Jean-Luc Mélenchon si se requiere. La otra, nostálgica de su viejo liderazgo en la izquierda francesa, sueña con un gran partido socialista ferozmente opuesto a LFI, cuyo empuje e implantación territorial bastase para forzar a ecologistas y comunistas a asumir su liderazgo.
Esta disputa interna en el otrora fundamental pilar del agotado régimen político francés revela también que, en esta época de grandes peligros para las libertades democráticas en Francia, las estrategias partidistas dependen de muy pocas personas, ya que el PS tiene ahora 39.000 personas afiliadas, de los cuales 24.000 fueron a votar para elegir a su primer secretario.
Lejos queda el partido de masas que fue el PS, que contaba con 200.000 carnets en el momento de la victoria del socialista François Mitterrand como Presidente de la República en 1981, llegando al récord en 2006, en el que reivindicaba 280.000 adhesiones. Por su parte, el Partido Comunista Francés (PCF), con oscilaciones entre 200.000 y 500.000 personas afiliadas a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, cuenta ahora con en torno a 45.000.
El NFP no solo se había concretado por una alianza electoral entre los principales partidos de la izquierda francesa, sino que también tomó cuerpo gracias a una amplia movilización popular
Estos números contrastan con los de las principales confederaciones sindicales francesas (CFDT y CGT). A pesar de estar ellas mismas bastante debilitadas, siguen agrupando cada una a más de 600.000 personas, en un paisaje sindical francés caracterizado por una de las tasas de afiliación más baja de Europa y un panorama particularmente fragmentado, con otras 350.000 adhesiones para FO, 200.000 reivindicadas por la UNSA, 150.000 por la FSU y 110.000 por la Unión sindical Solidarios, entre otras organizaciones, lo que no impide una gran capacidad de movilización y de acción huelguística prolongada.
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Ecologistas, comunistas y antifascistas necesarios
Por su parte, en el congreso de Los Ecologistas que tuvo lugar en abril, el partido verde solo contaba con 16.000 personas afiliadas, de los cuales menos de 7.000 fueron a votar. No obstante, en este caso, la gran forjadora de la unión entre partidos, Marine Tondelier, ha sido reelegida ampliamente como secretaria general, con el 73% de los sufragios. Tondelier, entrevistada el 2 de junio en la radio France Inter, declaraba que “no todo el mundo en la izquierda toma partido por la ecología”. A su entender, “LFI celebra el fin de las Zonas de Bajas Emisiones, el PS vota para relanzar los trabajos de la autopista A69 y de los comunistas mejor ni hablamos”.
En último lugar de relevancia en la dirección factible de la coalición, los comunistas siguen liderados por Fabien Roussel, que tiende a reafirmar la identidad propia del partido obrero y suele desmarcarse del resto con salidas de tono mediáticas de tintes derechistas. A pesar de eso, el PCF necesita la unión de las izquierdas para conservar sus actas de diputados y alcaldías, estrategia ganadora que explica que desde un peso muy menguado en la política francesa de las últimas décadas, Roussel fuera uno de los primeros en llamar a la unión desde aquel 9 de junio de 2024 en el que Emmanuel Macron anunció la disolución de la Asamblea Nacional y abrió la puerta a una revolución del sistema gubernamental francés.
Los comunistas, como toda la militancia antifascista, migrante, de minorías religiosas o de género, persisten también en la primera línea frente, desde la calle y los espacios comunitarios, contra la ola racista y fascista en curso.
Sus militantes y simpatizantes destacan mucho más sobre el terreno, habiendo sufrido múltiples ataques estos últimos meses, como el del bar comunista Le Prolé por los fascistas del Bloc Montpelliérain, la noche del viernes 30 de mayo en Alès (Occitania). Roussel y el diputado LFI y militante antifascista Raphaël Arnault acudieron a la movilización de apoyo al bar atacado, en un contexto de auge de expresiones de choque cada vez más derechistas, xenófobas e islamófobas. Un año antes, el Bloc hirió a un sindicalista de Solidarios y agredió a una persona trans y a varias mujeres musulmanas en Montpellier (Occitania).
Este contexto político, también mediático con ultrarricos como Vincent Bolloré y Pierre-Édouard Stérin invirtiendo en medios y editoriales para favorecer el acceso al poder de la extrema derecha, es un acicate para que actos como el asesinato racista de la última semana de mayo en Puget-sur-Argens (Provenza) del peluquero tunecino Hichem Miraoui, tiroteado por un propagandista del RN que incitaba en redes a la sublevación nacionalista xenófoba, en un ataque en el que un vecino kurdo resultó herido, calificado de terrorista por la justicia francesa, a diferencia de la muerte del joven malí Aboubakar Cissé, asesinado el 25 de abril mientras limpiaba la mezquita del pueblo obrero de La Grand-Combe (Occitania).
Literatura
Literatura Jérôme Leroy: “Son los hijos de antiguos comunistas, no sus padres, los que se convirtieron en fascistas”
Victoria del Nuevo Frente Popular en las legislativas de hace un año
Esta polarización, que podemos considerar internacional y de época, está acompañada en el caso francés por el bloqueo político y la revolución del sistema partidista francés, que aupó a la derecha tradicional, con sus escasos 47 diputados del partido Los Republicanos, a aliarse con los macronistas y, abstención del RN mediante, obtener el puesto de Primer Ministro para Michel Barnier, tildado de ilegítimo y que no ha tenido prácticamente recorrido ya que ha sido cesado en el cargo por una moción de censura apoyada por una mayoría de diputadas y diputados, para dar paso a uno de los centristas de más largo recorrido en Francia, el bearnés François Bayrou, actual primer ministro.
Menos de un mes antes de aquellas elecciones legislativas, en la noche de las Europeas del 9 de junio de 2024, la lista de la extrema derecha liderada por Jordan Bardella obtenía la victoria con 31,37% de los sufragios, tras lo que el presidente Macron decidió disolver la Asamblea Nacional, una decisión poco entendida y que se había comprometido a no tomar fuera cual fuera el resultado.
Frente a la amenaza de encontrarse al mes siguiente con un Gobierno RN y bajo la presión de la juventud de izquierdas exigiendo la unión frente a la sede del partido Los Ecologistas, donde se habían reunido los líderes de los principales partidos de izquierda, estos anunciaron desde el lunes 10 de junio la constitución de un Nuevo Frente Popular (NFP) que iba a presentar candidaturas únicas en cada una de las circunscripciones legislativas del país. Se aliaron entonces, presentando un programa de izquierdas para una ruptura reformista, La Francia Insumisa (LFI) de Jean-Luc Mélenchon, el Partido Socialista (PS), los Ecologistas y el Partido Comunista Francés (PCF), a los cuales se habían también juntado partidos más pequeños como el Nuevo Partido Anticapitalista (NPA) o la coalición Euskal Herria Bai, que logró con Peio Dufau el primer diputado de su historia en ser electo para el legislativo en París.
Lucie Castets ha invitado los jefes de todos los partidos del NFP a reunirse el 2 de julio para organizar un proceso de designación de una candidatura común de las izquierdas para la presidencial de 2027
El NFP no solo se había concretado por una alianza electoral entre los principales partidos de la izquierda francesa, sino que también tomó cuerpo gracias a una amplia movilización popular, agrupando a una multitud de organizaciones sociales, partidarias pero también asociativas y sindicales, que llevaron a cabo una campaña popular, apoyándose sobre decenas de miles de voluntarios y voluntarias, muchas veces no afiliadas específicamente a ninguno de los partidos. Así, el NFP había logrado llegar a la primera plaza en la segunda vuelta de las elecciones legislativas el 7 de julio de 2024.
La unión de izquierdas hoy en crisis
Un año después el nacimiento de este Nuevo Frente Popular y la amplia confluencia popular en todas partes entre insumisos, socialistas, ecologistas y comunistas que logró ser primera fuerza, bloquear la capacidad legislativa del régimen político francés y, además, impedir que la extrema derecha se apodera del gobierno de la república francesa, esta alianza unitaria se ha debilitado con el desencuentro entre sus dos principales fuerzas, LFI y PS, pero aún late con fuerza en el corazón del pueblo de izquierda.
Claro, no han ayudado las maniobras de Emmanuel Macron quién, aferrándose a sus políticas liberales autoritarias, se ha negado, contra la tradición parlamentaria y el frente electoral republicano de las legislativas, a nombrar un Primer ministro del NFP.
Hay que decir también que, lejos de la dinámica masiva de la campaña, el NFP se concretó luego solo en algunos colectivos locales y, sobre todo, en una reunión semanal de los jefes de los cuatro principales partidos, erosionando así la movilización ciudadana que le permitió ser primera fuerza del país y ganar peso en el poder legislativo y el debate mediático.
Estas reuniones han cesado al principio del año 2025 cuando los socialistas, al contrario de sus aliados insumisos, ecologistas y comunistas, no han votado las mociones de censura presentadas contra el Primer ministro François Bayrou. Estos intentos fracasados de censura se oponía a la imposición de los presupuestos públicos, usando una y otra vez del artículo 49.3 de la Constitución de la V República, que permite aprobar presupuestos o leyes sin que sean votadas por la cámara legislativa. Desde entonces, los partidos de las izquierdas francesas aparecen aún más divididos y débiles, con poca fuerza como para oponerse a la ola reaccionaria.
Ganar las presidenciales de 2027 pasando por la meta volante de las municipales de 2026
Frente al peligro de ver en 2027 la izquierda ausente de la segunda vuelta por tercera vez continuada en la elección presidencial, cada una de sus fuerzas busca la estrategia que consideran victoriosa. Si Jean-Luc Mélenchon deja ahora bastante claro que pretende presentarse una cuarta vez, Lucie Castets ha invitado los jefes de todos los partidos del NFP a reunirse el 2 de julio para organizar un proceso de designación de una candidatura común de las izquierdas para la presidencial de 2027.
Castets, alta funcionaria nacida en 1987, había sido propuesta como Primera Ministra por el NFP después su éxito — aunque sin mayoría absoluta— en las legislativas del verano de 2024, pero el presidente Macron se había negado a nombrarla. Esta economista, que es portavoz y cofundadora del colectivo Nos Services Publics (Nuestros Servicios Públicos), juzga ahora que “la situación actual debe provocar un sobresalto unitario”.
La ecologista Marine Tondelier ahondaba en la misma opinión: “Los ecologistas promueven que haya un marco común porque hay riesgos existenciales en este país: el medioambiental, el de la paz jamás tan amenazada como ahora y también el del fascismo a las puertas del poder”. Tondelier es quien ha relanzado la proposición unitaria de forma más clara, ya que si Jean-Luc Mélenchon adelanta su propia candidatura, las respuestas del PS y del PCF son, por el momento, inciertas.
Fabien Roussel, entrevistado el miércoles 4 de junio en la radio France Info, no contestaba sobre su presencia en la reunión del 2 de julio pero afirmaba: “Antes de 2027 está el año 2026, con las elecciones municipales, lo que me parece importante y no es un mero detalle. Eso quiere decir que todas y todas aquellas que hablan de unidad para 2027, deben ponerse a ponerla en práctica para 2026”.
En efecto, habrá elecciones municipales en 2026, en las cuales los partidos de izquierdas tendrán la posibilidad, al nivel local, para unirse como para dividirse, en un sistema de escrutinio que asegura la mayoría absoluta a la lista que llega primera en segunda vuelta.
Mientras tanto, el lunes 9 de junio, el RN festejaba su “victoria” en las elecciones europeas un año atrás organizando un mitin con sus aliados europeos: el primer ministro húngaro Viktor Orban, el vicepresidente del consejo de ministros italiano Matteo Salvini o el líder de Vox Santiago Abascal.
Para protestar contra esta nueva ocasión de vomitar en voz alta discursos racistas, conspiracionistas y autoritarios, las organizaciones de izquierdas habían sabido esta vez, al nivel local, llamar de forma unitaria a una concentración en las calles de la pequeña ciudad vecina de Montargis, llamamiento que ha tenido éxito e incluso un eco nacional, con la presencia de las secretarias generalas de la CGT, la CFDT, la FSU o la Unión sindical Solidarios, venidas para hacer un llamamiento a “un sobresalto antifascista”.
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Son tiempos de militancia de las ideas, de aportaciones en clave de solidaridad social internacionalista.
Los grandes partidos se diluyen en su militancia y sus fraccionados miembros son aducidos por los cantos de sirena de los medios (fáctico mediáticos) de los poderes económicos. A los individuos nos han individualizado y casi aislado de los focos de decisión popular; que recomponer cual "ave Fénix", con menos militancia. . .¡Hay que ponerse el buzo activista!
El ejemplo claro en el Estado español es Podemos. Su "criminalización" por tierra, mar, y aire, pasará a la historia para vergüenza de cualquier demócrata. Un núcleo diferenciado, activista, limpio, plurinacional, en políticas sociales e igualdad. Que muchos pensionistas agradecemos las subidas denigrantes "impuestas" por un PP ultra y corrupto.
Es hora de volver al 15M por que. . .¡Los corruptores y corruptos NO nos representan! Si queremos salvar las "libertades" deberemos de mojarnos hasta el cuello, mirar la cohesión dentro de "primarias", para que sean de verdad activistas sociales integrales y NO unos obedientes. . .¡Del que los coloca a dedo !
La Tercera República nos espera. . .¿Estaremos a su altura?. El fascismo ha estado vegetando dentro del régimen, o sea que NO es nuevo; por eso existen las "cloacas", policías fachas, jueces "caducados". . .¡Toda una infraestructura ultra! Que la suelen bendecir con dinero oligárquico de sus medios fácticos.
El NFP francés pese a las enormes dificultades obvias de juntar tanto partido distinto ha sido un éxito de la izquierda francesa como contrapeso al neofascismo y la ola reaccionaria internacional actual. Y lo hace como lo debe de hacer: respetando la autonomía de todos los partidos integrantes. Ahí están los resultados como primera fuerza en los últimos escrutinios electorales, a pesar del autoritarismo de Macron.
Es inevitable no trasladarlo en clave española, sin el partido socialista obviamente... por demasiadas razones. Además nuestra ley electoral castiga la división. Lo que ocurre es que hay que hacerlo bien porque hablamos de una plataforma electoral de partidos autónomos, no de un partido de partidos que no va ninguna parte y desmoviliza a la militancia más que une, en definitiva resta más que suma. La Francia Insumisa, lo que viene a ser PODEMOS aquí, ha sido la fuerza motriz... veremos cómo se desarrolla todo en España ante unos meses de otoño que pueden ser cruciales y a ver cómo responde la calle, que siempre tiene que estar dentro de la ecuación cuando hablamos de la izquierda.