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Fútbol a este lado
La lucha de los hinchas de Peñarol por expulsar del club a dos torturadores de la dictadura uruguaya
“Cuando tenía siete años fui secuestrado junto a mi hermana de tres años en Porto Alegre y trasladado ilegalmente a Uruguay. Nos mantuvieron cautivos durante 18 días. Por eso no debemos perder la memoria. Hay que hacer un gol a la impunidad”. Marcelo Casariego fue una de las víctimas del terrorismo de Estado llevado a cabo por la dictadura uruguaya que comenzó en 1973 y se extendió hasta mediados de los 80. Casariego es hincha del Peñarol, uno de los equipos más importantes, sino el que más, de un pequeño país latinoamericano en el que se respira fútbol por todos los rincones. Su testimonio forma parte de una campaña lanzada recientemente por varios colectivos sociales para lograr expulsar a dos torturadores de aquella época del padrón de socios del equipo.
José Nino Gavazzo y Manuel Cordero eran altos cargos militares durante la dictadura. Ambos han sido condenados judicialmente por ser responsables de crímenes de lesa humanidad. La situación de uno y otro es diferente. El primero sí ha sido juzgado y condenado en Uruguay en diferentes ocasiones. Cumplió prisión efectiva en la cárcel especial de Domingo Arena desde su primer procesamiento con prisión por delitos de lesa humanidad, en el año 2006, hasta el año 2013, en el que fue trasladado al Hospital Militar a un sector especial destinado a jerarcas militares. El 24 de diciembre de 2015 se le concedió la prisión domiciliaria, en la cual permanece. Tiene 82 años. El pasado año, además, recibió una nueva condena por el asesinato del docente y periodista Julio Castro.
Por su parte, Cordero se encuentra en Argentina, donde fue condenado hace unos años por su participación en crímenes cometidos en aquel país durante la llamada Operación Cóndor. En Uruguay tiene causas pendientes y se está luchando por su extradición para poder ser juzgado allí. Tiene 83 años.
“Nos enteramos que cumplían el rol de socios vitalicios de Peñarol, para serlo necesitan 30 años de socio activo”, explica a El Salto Tabaré Techera, portavoz de la campaña Gol contra la impunidad. Al darse cuenta de la situación, se pusieron manos a la obra. Contactaron con el colectivo Hinchada con Memoria, que agrupa a diferentes grupos de aficionados de Peñarol, y otras plataformas sociales más. “Empezamos una campaña de conciencia en la calle. Entendemos que no solo tiene que ser un trámite burocrático. Sería muy sencillo borrarlos y listo. Queremos que se genere conciencia, que se diga por qué los estamos sacando, por qué buscamos esto”, añade Techera.
“¿Cómo puede ser que estén estos dos torturadores? Son personas procesadas por crímenes de lesa humanidad, que no prescriben nunca y sigue habiendo desaparecidos. Algunas víctimas no han aparecido aún. Son personajes nefastos”, explica el portavoz.
Para su campaña en redes sociales se han acompañado de víctimas de la dictadura que a su vez son hinchas del equipo. Por ejemplo, Susana Escudero, viuda de Santiago Rodríguez Muela, asesinado por los militares en los años 70 y socio de Peñarol. “No me quedaba otra que apoyar a los colectivos. Estoy segura de que si Santiago viviera estaría aquí conmigo pidiendo lo mismo”, explica en un vídeo. O Dino Perrini, representante de la Peña Carmelo late Aurinegro de Peñarol. Su padre, ‘Chiquito’ Perrini, fue detenido y asesinado durante la dictadura. “Estas personas le hicieron mal a muchísima gente”, afirma.
Gol contra la impunidad ha sido apoyada por decenas de organizaciones, tanto de aficionados al fútbol como sociales, sindicales y políticas
Gol contra la impunidad ha sido apoyada por decenas de organizaciones, tanto de aficionados al fútbol como sociales, sindicales y políticas. Bajo el lema “No quiero gritar gol junto a un torturador”, todas las personas y organizaciones que lo deseen pueden adherirse en la página web habilitada.
Una de las organizaciones firmantes es la Asociación de Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos y Desaparecidos. No es la primera vez que estos colectivos trabajan juntos. El origen de la actual campaña se sitúa en 2018. “Nos enteramos de que el jefe de seguridad de la selección uruguaya, el expolicía Miguel Zuluaga, estaba señalado como uno de los implicados en el terrorismo de Estado que hubo en Uruguay. Entonces nos pusimos en campaña, nos organizamos entre varios colectivos y logramos hacer esa campaña. Era un momento complejo, empezaba la Copa del Mundo de Rusia y tuvo mucha relevancia. Logramos entre todos, con apoyo de sindicatos y organizaciones sociales, poder sacar a ese personaje y generarle el repudio. Pudimos sacarlo y quedó como un gol contra la impunidad”, recuerda Techera.
A la espera de la respuesta de un club con orígenes obreros
De momento, aparte del ruido público, le han enviado una carta formal a la directiva del club. “El fútbol representa para nuestra sociedad un punto de referencia ineludible que trasciende lo meramente deportivo. Forma parte de la construcción de una memoria histórica y una memoria colectiva. Consideramos que los clubes deportivos, que trasmiten valores fundamentales, cómo el esfuerzo para la superación, el compañerismo, el juego limpio y la integración social más allá de credo, raza o filiación política, no deberían otorgar el honor de formar parte de su padrón de socios, a elementos que simbolizan para miles de uruguayos todo lo contrario a los valores que se busca promocionar. Solicitamos, por lo tanto, la inmediata expulsión de los represores mencionados, como señal de compromiso con las causas sociales y respeto por los Derechos Humanos”, señala el texto.
En el momento del cierre de este artículo han pasado más de 13 días desde el envío de la carta sin respuestas de ningún tipo por parte de los dirigentes del club. “La pelota está en su lado. Esperemos que nos citen pronto para solucionar esto lo antes posible”, comenta Techera.
Uno de los carteles difundidos en las redes sociales por la campaña se hace la siguiente pregunta. “¿Cuál Peñarol queremos? ¿El de origen obrero y popular o el que ampara torturadores”. Y es que el equipo uruguayo, por el que han pasado jugadores legendarios como Obdulio Varela o Fernando Morena, fue en sus inicios un club obrero. “Lo formaban trabajadores de la ferroviaria uruguaya, gente común que jugaba al fútbol. Nuestros inicios son populares y obreros. De eso no tenemos ninguna duda. Por eso, con esta campaña, queremos darle contenido a ese lema. No queremos que sea eso un marketing sin sentido. Hay que trabajar como obrero y popular dentro de la estructura de Peñarol”, argumenta Techera.
Los estadios de fútbol, como en prácticamente todo el mundo, están cerrados a la afición. “Con las canchas abiertas sería otra cosa, porque ahí nos movemos muy bien. La gente, al no saber quiénes son estos personajes, no sabe de qué lado estar. Es una tema de generar información y conciencia, nada más”, insiste Techera. Para ello, cuentan con otro “motor” para la campaña. Las calles. “Salimos a la calle, pintamos muros, hacemos pancartas. Sigue siendo lo que más mueve las masas hoy en día, más allá de las redes sociales. La militancia en la calle genera conciencia y cambio. Y esperemos que en este caso nos ayude para poder sacar a estos personajes de allá dentro”.
“El fútbol en Uruguay no es 90 minutos en una cancha. El fútbol acá se respira, se nace con él y tiene un impacto muy grande en la sociedad. Peñarol, y todos los clubes, debe generar conciencia y tenerla de cómo repercuten en la sociedad”, dice Tabaré Techera, portavoz de la campaña
Fútbol, o deporte, y causas políticas siempre generan una ecuación compleja ante esa especie de mantra de “no mezclar las cosas”. “Es muy complicado, el argumento de no extender la política a algunas cosas ya se vuelve como algo muy reiterativo. El fútbol en Uruguay no es 90 minutos en una cancha. El fútbol acá se respira, se nace con él y tiene un impacto muy grande en la sociedad. Peñarol, y todos los clubes, debe generar conciencia y tenerla de cómo repercuten en la sociedad. Podrían hacer una gran labor en el tema de conciencia sobre Derechos Humanos. Hoy en día no se está haciendo por ese miedo de no meter política en el club. Pero ahora es el momento de elegir de qué lado se está”, argumenta Techera.
Y el foco, claro, se vuelve siempre hacia los que más voz pública tienen: los jugadores. “No hemos tenido muchas respuestas de los jugadores, entendemos de todas formas que su rol no es ese aunque repercutiría mucho en la sociedad”, destaca el portavoz. Sí difundió la campaña en sus redes sociales, apunta Techera, un jugador que hasta hace muy poco formaba parte de Peñarol, Cristian ‘Cebolla’ Rodríguez, conocido en nuestro país por su paso por el Atlético de Madrid.
Curiosamente, la conexión futbolística con la memoria histórica de las víctimas cristaliza en el presente con Ezequiel Mechoso. Es un joven futbolista que acaba de debutar con el primer equipo de Peñarol tras unas temporadas en el filial. Alberto Cecilio Mechoso Méndez, nacido en 1936, fue un militante de la Federación Anarquista de Uruguay y del Partido por la Victoria del Pueblo en Argentina. En aquel país fue asesinado en un centro de detención clandestino, en Floresta, durante los años 70. Sus restos no fueron identificados hasta 2012 gracias al Equipo Argentino de Antropología Forense. Fueron entregados a sus familiares ese mismo año en presencia del por entonces presidente de Uruguay, José Mújica. La justicia demostró años después la responsabilidad de Gavazzo y Cordero en su secuestro y asesinato. Ezequiel, hoy jugador de Peñarol, es su nieto. No lo conoció pero los torturadores de su abuelo son socios de honor de su equipo.