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Hemeroteca Diagonal
La colectividad de Navalquejigo regresa a sus antiguas viviendas
Por una de esas paradojas que de ciento en viento nos ofrece la vida, el pasado 3 de abril, el mismo sargento de la Guardia Civil que dirigió el operativo del desalojo de Navalquejigo, hace ahora 14 meses, fue el encargado de desprecintar las viviendas del pueblo y comunicar a sus antiguos moradores que podían regresar a ellas. Cumplía una orden derivada de un auto de la sección 27 de la Audiencia Provincial de Madrid que revoca la orden de desahucio emitida hace año y medio por el Juzgado número 1 de San Lorenzo de El Escorial.
El 27 de febrero de 2007, unos 130 efectivos de la Benemérita irrumpieron por sorpresa en la aldea y expulsaron a sus habitantes. Doce personas fueron detenidas acusadas de un delito de usurpación. “Fue un despliegue totalmente desmedido. La Guardia Civil sabía que íbamos a oponer una resistencia pacífica y parecía que fuesen a detener a terroristas”, recuerda Sergio Vicente, uno de los habitantes de esta aldea medieval que fue okupada en 1995, cuando se hallaba deshabitada. “Fue un momento muy duro. De pronto estás en tu casa y te echan y a buscarte la vida como puedes”, continúa.
La orden de desahucio afectó únicamente a las viviendas, no a las ruinas ni al resto de terrenos del pueblo, por lo que una parte de la comunidad decidió asentarse en el lugar en tiendas de campaña y caravanas, donde han vivido hasta el pasado 2 de abril. “Tras el desalojo, yo me metí en una de las ruinas del pueblo y en este tiempo la he rehabilitado hasta hacerla vivienda”, indica Vicente, que no puede ocultar la alegría de ver cómo las casas del pueblo vuelven a llenarse de vida. Aunque no las tenían todas consigo, continúa, “teníamos las de ganar, confiábamos bastante en nuestra abogada”.
En su sentencia, la Audiencia Provincial ha hecho suyos los argumentos esgrimidos por la representante legal de los okupas, Lola Rico, que interpuso un recurso de apelación contra el auto del desalojo al entender que el juez de El Escorial “no escuchó a todos los vecinos de la finca”. Además, queda probada la “falta de legitimidad” del denunciante, un ex comisario de la Policía Nacional que se personó como propietario de los terrenos en un momento en el que ya los había vendido a la constructora Edisan. La transacción se realizó en 2004, pero curiosamente el antiguo dueño no lo hizo constar en el registro mercantil hasta tres años después. En su escrito, los magistrados de la Audiencia rechazan también que las casas se encontrasen en estado de ruina cuando fueron okupadas, tal y como sostenía el ex comisario en un informe de 2001.
“Estamos muy contentos, ahora estamos limpiando las casas y realizando pequeños arreglos por los desperfectos propios del abandono, además de seguir con el huerto y otras actividades”, indica uno de los habitantes de Navalquejigo
“Estamos muy contentos, ahora estamos limpiando las casas y realizando pequeños arreglos por los desperfectos propios del abandono, además de seguir con el huerto y otras actividades. También estamos preparando un proyecto cultural para intentar que Patrimonio asuma la restauración del pueblo”, indica Sergio Vicente. Hace dos años, Navalquejigo, que posee edificios del siglo XIII, fue declarado Bien de Interés Cultural.
La tranquilidad reina hoy en la pedanía okupada, pero su colectividad, que enmarca su propia existencia en la defensa del territorio frente a la especulación, sabe que la batalla final no está ganada. “Edisan aún no nos ha denunciado, pero nos tememos que pronto lo hará”, asegura Vicente.