9 oct 2023 07:00

Se vuelve a ver al camarero ya en su décima hora pasar
llevando las cañas y tapas con paso cansado de andar
entre las mesas sirviendo al exigente y gritón personal
que apenas deja propinas pues también ellos como tú
están pasándola mal si tienen la desgracia de trabajar.

Qué mala suerte tanta bestia en la breve vida encontrar
y ochenta horas por semana platos tazas y vasos portar
al impaciente que cree ser el único a quien hay que llevar
su pedido antes de que lo termine de formular sin pensar
que para el currante la media jornada termina al cerrar.

Y también a lidiar con los borrachos venidos de dónde
no se sabe pero no por su media lengua si no porque
es un roto engranaje malherido para entre alcoholes
reparar sus penas iguales a las del triste camarero
que como él ignora cómo recuperar su vida robada.

Ya con los pies planos de ir venir y recordar tres minutos
lo que luego ha de olvidar y ya comienza la madrugada
teniendo aún que lavar secar ordenar y las cortinas bajar
para mañana temprano volver a empezar sin cotizar
que es deber cuidar el trabajo temporal pues otro no hay.

Ramón Haniotis

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