Los ojos pequeños y vivaces apenas asoman
entre el follaje o las altas hierbas de la sabana
cuando un flechazo de luz irrumpe en algún lugar
detrás de las espesas cejar sobresalientes
y se clava en animal que vuela y la palabra
pájaro
anida en la memoria y sale eleteando desde la boca
Entre las ramas de un árbol otros ojos miran
como nace otro vocablo
tigre
mientras la voz serpiente repta en una caverna
y miles de años después leemos historias
a los niños que admirados escuchan ven
tocan y huelen dragones trenes cataratas
Cuando sean adultos esos pequeños reirán
odiarán amarán y serán uno con Amelia Earhart
Sandokán las Walkirias Romeo y Julieta
o arderán de indignación y dolor ante las llamas
del Infierno dantesco o de Farenheit 451
aunque muchos sufrirán con Anna Karenina
y otros viajarán Mil y Una Noches de aventuras
Las flechas ya no vuelan detrás de los objetos
las cosas son inseparables de las palabras
formadas por células vocales y consonantes
que deletreamos con fatiga al inicio y luego
navegamos sobre frases y párrafos y capítulos
hasta el final del cuento la novela o un poema
Un día luminoso explotó en un pecho
el afecto nacido del respeto y el cariño
por alguien bueno y cercano
el estruendo despertó palabras nuevas
que volaron a posarse en otras cabezas
que hicieron los relatos chistes fábulas
y chismes que habitan en los libros amigos
Cada día leemos la vida hasta el fin de la historia
estirados en un sofá o al arrullo de una cañada.
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