Cierto caudillo infame allá por el 36
cruzó el estrecho para asesinar una república
a sus habitantes a sus ideas y al ansia de libertad
y creyéndose él mismo la nación con su vocecilla
dijo que masacraba para salvaguardarla
y no vaciló en contratar mercenarios del mehala
primos y hermanos de los que él mismo ultimara
Desde palacio un basquetbolista aplaude la muerte
ajena y lejana como si de un triple se tratara
e imitando a quien desacató el mandato de la calle
paga con soberanía y compra gendarmes
que protejan la rica Europa de los desheredados
en esa triste frontera cerrada a los vivos y abierta
de par en par a recursos naturales y la muerte
A los nietos de aquellos mercenarios invasores
(que no por ingenuos son menos criminales)
su déspota les miente que hoy como entonces
salvan la civilización por un puñado de dinares
al matar otros pobres que huyen de ese averno
de guerra vendido por la Europa que adentro es
muy democrática y afuera tan homicida
Los legionarios marchan cara al sol mientras
parapetado detrás de una sigla el jefe de jefes
da orden de disparar contra inermes caminantes
que por desiertos montañas y mares siguen
un rastro de cuerpos inertes y sin nombres
porque eran negros ilegales migrantes y no
personas de bien con casa trabajo y gatito
Otro daño colateral que ahogará el tsunami
de noticias de viles ataques contra escuelas
de peques rubias y no negras relegadas antes
negadas hoy y siempre excluidas del mundo
junto a los marginados saharauis traicionados
que con firme dignidad envidiable rechazan
las migajas y viven bajo un sol aplastante
Ramón Haniotis.
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