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Hang in there while we get back on track
Ya vienen tristes o atontados a por sus cañas
para aliviar penas y penares en bares y peñas
que pa’pagar hospitales no habrá dinero ni na’
tampoco en mi bolsillo o el tuyo, vecino distraído
que, por unas cañas, dejas que nos den caña.
Y no olvidemos nunca que a falta de agua
buena es la embotellada en plástico, que luego
“va a dar a la mar que es el morir”, junto a latas
de birra. Señor, danos cerveza para poder seguir
con ese deporte señorial, también llamado caza.
Quien se meta en el coto de la propiedad con idea
de señalar a los machos, sean cabríos o cabrones,
sepad (un error ex profeso de sabed) que sanidad
será privada, entregada a lobos especializados en
cuidar ovejas para comerlas junto a buitres exóticos.
Esta ola de guardia arrasa en su avance y generosa
ofrece una res ajena: la res pública que costó sangre
y sudor obrero y campesino y que costará lágrimas
cuando las insaciables bestias sonrientes nos vendan
lo que fue nuestro y dejamos regalar por una caña.
Ramón Haniotis.