India
Las mayores huelgas del planeta amenazan la reelección de Narendra Modi

Modi, el presidente indio, afronta un año electoral tras dos jornadas de huelga masiva contra la privatización del sector público, contra el desempleo, contra el aumento de los precios de los alimentos, contra la gran cantidad de contratos temporales y por obra y contra la precariedad de esos contratos.

Ciudades Transformadoras India
Campesinado y proletariado urbano han secundado en esta ocasión la huelga del sector público.

El día a día en Delhi deja protestas minoritarias que no hacen mella en la rutina de una ciudad que ni siquiera las ve, porque están apartadas en una calle convertida en manifestódromo a la que acuden grupos organizados o individuos solitarios cargados de demandas. Allí se pueden pasar meses instalados sin que nadie escuche sus gritos. Pero, en ocasiones, entre infinitas reivindicaciones invisibles (invisibilizadas) se cuelan grandes movilizaciones. Masivas. Históricas. De decenas de miles y decenas de millones de personas. Las más grandes del mundo.

En un 2019 en el que los indios pasarán por las urnas, el primer ministro, Narendra Modi ha estrenado el año afrontando una huelga general de entre 150 y 200 millones de trabajadores, según quien cuente. La protesta multitudinaria duró dos días, el martes y el miércoles, y había sido convocada por diez de los sindicatos más fuertes del país contra las políticas “anti-empleo” del partido gobernante BJP (Partido del Pueblo de la India).

Las minas de todo el país, dicen, echaron el cierre; la vida quedó parcialmente paralizada en grandes urbes como Delhi o Bombay

El paro se llevó a cabo, sobre todo, en transporte, industria, minería, comercio, oficinas gubernamentales, banca pública y fábricas. Se unieron trabajadores del llamado sector informal, el que domina la economía, en el que entran obreros de la construcción, conductores de rickshaws y autorickshaws, vendedores ambulantes o fabricantes de tabaco de liar. Agricultores, estudiantes y profesores mostraron su apoyo a la huelga, pero no la secundaron.

Los sindicatos celebran que el seguimiento fue masivo, especialmente en estados como Kerala, Bengala Occidental, Odisha o Maharashtra. Las minas de todo el país, dicen, echaron el cierre; la vida quedó parcialmente paralizada en grandes urbes como Delhi o Bombay; las zonas industriales de Punjab, Haryana o Rajastán tuvieron una “buena respuesta”; los trabajadores bloquearon las vías del tren en numerosas ciudades como Calcuta, Chennai o Thiruvananthapuram; los autobuses públicos no salieron de las cocheras; numerosos distritos tuvieron que ordenar el cierre de los centros educativos ante las dificultades de movilidad.

“La expansión sin precedentes y la participación activa de los trabajadores en esta huelga de dos días es un indicador claro del grado de rabia e indignación de los trabajadores contra las políticas neoliberales y los ataques en sus condiciones de vida y trabajo perpetrados por el gobierno”, señaló la federación sindical Centre of Indian Trade Union (CITU) en un comunicado.

La huelga pedía salarios mínimos de 18.000 rupias (unos 220 euros), pensiones aseguradas, una seguridad social universal y el cumplimiento de las leyes laborales

Las demandas de los trabajadores son tantas como participantes en las protestas. Esta era una huelga contra la privatización del sector público, contra el desempleo, contra el aumento de los precios de los alimentos, contra la gran cantidad de contratos temporales y por obra y contra la precariedad de esos contratos. Una huelga que pedía salarios mínimos de 18.000 rupias (unos 220 euros), pensiones aseguradas, una seguridad social universal y el cumplimiento de las leyes laborales. Una huelga que exigía al Ejecutivo que tenga en cuenta a los trabajadores en sus planes de atraer inversión extranjera. “El gobierno ha fracasado a la hora de crear empleos y ha ignorado de forma flagrante a los sindicatos”, decía Amarjeet Kaur, secretaria general del All India Trade Union Congress (AITUC), a la agencia india PTI.

El ministro de Finanzas, Arun Jaitley, respondía en las redes sociales preguntándose si de verdad existe un “problema real” en torno a todas esas demandas o si la huelga, o lo que él llamó “malestar simbólico”, es parte de la estrategia de las organizaciones políticas de izquierdas para no “ser borradas” del mapa político nacional.

Protestas en el campo

Pero la última huelga general no es el único frente laboral que tiene abierto el gobierno nacionalista hindú de Modi. En 2018 los agricultores han llevado a cabo numerosas protestas y al menos tres marchas multitudinarias: mareas de decenas de miles de trabajadores del campo que caminan juntos cientos de kilómetros para plantarse en Delhi, la capital del país, y Bombay, el centro financiero, con el objetivo de visibilizar su situación ante las autoridades y ante los ciudadanos urbanos. Más de la mitad de la población india vive de la agricultura.

Los agricultores indios, que en sus movilizaciones inundan las ciudades de gorros rojos y banderas con la hoz y el martillo, denuncian que viven asfixiados por las deudas contraídas en préstamos agrícolas; deudas impagables en años de sequías y malas cosechas. Demandan la prometida exención de esos pagos, así como unos precios mínimos justos y tener derechos sobre la propiedad de la tierra, que en muchos casos se encuentra en manos del departamento forestal.

Los agricultores se sienten traicionados por un gobierno que llegó al poder en 2014 con grandes promesas en torno a la economía y los trabajadores. Cinco años después, el desempleo ha ido aumentando (11 millones de indios perdieron su trabajo en 2018) y las respuestas del Ejecutivo no convencen a los manifestantes. Tanto en 2015 como en 2016 se vivieron dos huelgas generales con paros de más de 100 millones de trabajadores. India, hogar de 1.300 millones de habitantes, tiene un mercado laboral de unos 400 millones de personas.

El año pasado un millón de trabajadores paralizaron durante dos días el sector bancario para pedir aumentos de sueldo, una huelga que dejó cerradas la mayoría de sucursales en todo el país. Un año antes, se habían manifestado de forma masiva 50 millones de comerciantes y pequeños empresarios, esta vez contra la histórica reforma fiscal que lanzó el Ejecutivo: la creación de un impuesto indirecto común para todo el país, algo insólito en India. La raíz de la queja de los pequeños empresarios: no iban a poder hacer frente a ese impuesto totalmente digitalizado si sus cuentas siempre han sido manuales. En la mayoría de empresas indias, los libros de cuentas son flexibles en sus anotaciones y las facturas, si existen, están escritas con lápiz.

El impacto de esta última huelga general no se mide tanto por su peso cuantitativo, sino por el tiempo en que se produce. La indignación de decenas de millones de trabajadores le ha estallado al gobierno de Modi a las puertas de unas elecciones generales previstas para abril-mayo, en las que intentará mantener el poder frente al Partido del Congreso, una formación debilitada que, sin embargo, en diciembre ha cogido algo de fuerza tras unas elecciones regionales en las que ha recuperado el control de tres estados que estaban en manos del BJP. El reciente batacazo en las urnas, visibilizado poco después en las calles, aviva la incertidumbre sobre lo que pueda ocurrir en los próximos comicios.

Arquivado en: Laboral Economía India
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Países emergentes
Análisis Los BRICS acentúan en Kazán su perfil como alternativa
El bloque de los países emergentes, que integra a casi la mitad de la población mundial, llama en su última cumbre a una reforma del sistema de Naciones Unidas y de las estructuras financieras globales.
Green European Journal
Green European Journal Agricultores indignados y olas de calor: elecciones en la India
En el contexto de las elecciones de la India, las cuestiones económicas y sociales se entremezclan con las crecientes temperaturas y el declive de las cosechas.
Uranio
Tigres y uranio La muerte por uranio del tigre en India
La búsqueda de uranio ha alcanzado la reserva de Telangana cuando la industria nuclear india está desesperada por mantener sus objetivos.
Humberto correa G
13/1/2019 23:31

Gracias por tan importante y detallada información

0
0
JamesCG
13/1/2019 16:44

Manifestaciones que no aparecerán en los "grandes medios". Gracias por informar desde aquí

1
0
Genocidio
Genocidio El TPI emite la orden de detención contra Netanyahu y Gallant por crímenes de guerra
La Sala de Cuestiones Preliminares del TPI rechaza las impugnaciones de competencia formuladas por el Estado de Israel y emite órdenes de arresto contra Benjamin Netanyahu y Yoav Gallant.
Comunidad de Madrid
Sanidad Pública Los sindicatos denuncian a la Comunidad de Madrid por exponer a sus sanitarios a “gravísimos” riesgos
Solicitan la mayor indemnización económica pedida contra una administración por no contar con un verdadero plan de prevención de riesgos laborales para atención primaria.
COP29
Cumbre del clima La COP29 encara su última jornada con un final agónico sin acuerdo en los temas clave
Los borradores de los textos de negociación sobre la mesa quedan muy lejos de un acuerdo sobre financiación climática en línea con las necesidades para que el planeta no rebase los 1,5ºC de calentamiento medio.
Ocupación israelí
Ocupación israelí El Congreso de EE UU vota la “ley más peligrosa para las libertades” desde la Patriot Act
En Gaza, Cisjordania y Líbano, nuevos ataques israelíes dejan más de un centenar de muertos. En Washington, el Congreso vota una ley que permite quitar fondos a ONG, universidades y colectivos sin pruebas ni un proceso transparente.
Barcelona
Derecho a la vivienda El hartazgo por la vivienda impagable se da cita este 23 de noviembre en Barcelona
El amplio movimiento por la vivienda catalán, sindicatos y organizaciones vecinales, sociales y soberanistas demandan soluciones urgentes ante una crisis de vivienda sin solución a la vista

Últimas

Palabras contra el Abismo
Palabras contra el Abismo Lee un capítulo de ‘Café Abismo’, la primera novela de Sarah Babiker
El barrio es el espacio físico y social en los que transcurre ‘Café Abismo’, la primera novela de la responsable de Migraciones y Antirracismo de El Salto, Sarah Babiker.
Opinión
Opinión Non sempre ter moitas luces é sinónimo de intelixencia
Que impacto ecolóxico e social produce a iluminación do Nadal de Vigo? A cidade sofre máis aló da masificación, o caos de tráfico, as molestias á veciñanza, o malgasto ou os recortes en orzamentos de emerxencia social.
Más noticias
Crisis climática
Informe de Unicef El cambio climático multiplicará por tres la exposición de los niños y niñas a las inundaciones para 2050
Es la proyección que hace Unicef en su informe 'El Estado Mundial de la Infancia 2024'. La exposición a olas de calor extremas será ocho veces mayor para 2050 respecto a la década del 2000. “El futuro de todos los niños y las niñas está en peligro”, advierte la agencia de la ONU.
Memoria histórica
Memoria histórica Museo del franquismo, ¿eso dónde está?
España sigue ajena a la proliferación mundial de espacios museísticos dedicados a dictaduras y resistencias democráticas.
Unión Europea
Unión Europea La ultraderecha europea, ante la victoria de Trump
El triunfo de Donald Trump da alas a todas las formaciones ultraderechistas de Europa y del resto del mundo, que han visto cómo el millonario republicano ha conseguido volver a ganar las elecciones sin moderar un ápice su discurso.
Tribuna
Tribuna Vivienda: es hora de organizarnos
La situación de crisis inmobiliaria nos exige leer el momento para acertar en las batallas que debemos dar ahora, reflexionar sobre los modos de acción colectiva y lograr articular una respuesta política amplia.

Recomendadas

Galego
Dereitos lingüísticos Miles de persoas desbordan a praza da Quintana para mudar o rumbo da lingua galega
A Plataforma Queremos Galego, que convocou esta mobilización, sinala unha nova data para outro acto protesta: o vindeiro 23 de febreiro na praza do Obradoiro, en Santiago de Compostela.
València
Exclusiva El Gobierno de València contrata 12,9 millones en obras de la dana a una constructora investigada por pagos al cuñado de Barberá
La Generalitat Valenciana ha hecho el encargo a Ocide, una empresa cuya matriz está siendo investigada en el caso Azud por pagos “de naturaleza ilícita” al abogado José María Corbín a cambio de contratos adjudicados por el Ayuntamiento de València.