Indra: de lucrarse con la securitización fronteriza a la apuesta por las armas

La situación de inestabilidad que vive Europa se ha revelado como una jugosa oportunidad de negocio para tecnológicas como la que preside Ángel Escribano, que han apostado por orientar su producción hacia el sector armamentístico.
Indra Valero
Valero, proyecto de sistema de armas y vehículo aéreo presentado este año por Indra. Foto: Indra.
21 oct 2025 05:17

El pasado 4 de octubre, el presidente de la multinacional tecnológica Indra Sistemas, Ángel Escribano, hacía un alegato en favor de fortalecer “la conciencia sobre seguridad” y sobre la necesidad de invertir en la industria de defensa en Europa. El argumento esgrimido era que es algo necesario para hacer frente a las amenazas llegadas en forma de guerra híbrida, esgrimiendo acontecimientos como la reciente entrada de aeronaves rusas en el flanco oriental de la OTAN. Lo hacía en una mesa redonda celebrada en el Foro La Toja-Vínculo Atlántico, donde interpelaba directamente a los Estados, instándoles a aumentar sus esfuerzos para hacer frente a posibles frentes bélicos inmediatos.

En los últimos meses, la retórica del miedo y la amenaza permanente ante una escena geopolítica salpicada de tensiones y amenazas tanto físicas como híbridas ha afianzado la aceptación social del gasto militar. Desde que los Estados que componen UE comenzaran a poner en práctica políticas de rearme ante la hipotética amenaza directa de Rusia, España ha duplicado su inversión militar alcanzando la cifra récord de 33.123 millones de euros, es decir, llegando al 2% del Producto Interior Bruto (PIB).

El Ministerio de Defensa busca acelerar su producción armamentística a toda costa y para ello necesita de empresas que satisfagan tales requerimientos, lo que actualmente se traduce en un crecimiento exponencial de aquellas compañías que dedican parte de su producción al sector de las armas y municiones. De hecho, la inestabilidad que vive hoy Europa se ha revelado como una jugosa oportunidad de negocio para algunas de estas, que han apostado por orientarse cada vez más hacia la producción de armas.

Indra es hoy el paradigma de la reconversión hacia este modelo empresarial tan lucrativo. Aunque esta empresa se ha centrado tradicionalmente en materiales electrónicos destinados la seguridad y el control fronterizo, hoy destina más del 21% de su producción al ámbito militar. Esta cifra, no obstante, va en aumento desde el lanzamiento del plan de rearme de la UE y la intención por parte de la Comisión Europea de que los 27 alcancen el 5% de su presupuesto defensivo, siguiendo la senda que impuso Donald Trump a los socios de la OTAN.

Oligopolio armamentístico

En los últimos años Indra se ha convertido en la tercera empresa armamentística española, por detrás Airbus y Navantia. Estas tres compañías conforman un oligopolio, ya que son de las pocas españolas capaces de fabricar productos y servicios tanto de ciberseguridad como puramente militares. “Indra se ha lanzado de forma desmesurada al ámbito militar, y no solamente porque hasta ahora ya fuera una potentísima empresa en el ámbito de la electrónica, sino porque casi todos los buques de guerra, los aviones militares, las tecnologías aplicadas a las elecciones de misiles o los sistemas de vuelo de los aviones de combate los produce Indra de forma casi exclusiva”, indica Pere Ortega, director del Centre Delàs d’Estudis per la Pau en conversación con El Salto.

Desde el inicio de la invasión de Ucrania, el Gobierno ha ido aumentando su accionariado en la empresa a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) de manera que, según este organismo, ha pasado de poseer el 21% al 28%, siendo ya el accionista mayoritario. La protección del Estado, aseguran desde el Centre Delàs, se traduce en que Indra tiene su mayor concentración de negocio en el sector público. En paralelo, la empresa ha adquirido el 89,7% del accionariado de Hispasat, dedicada a comunicaciones y satélites. El Estado español también fomenta la acción de Indra dándole cada vez más presencia en las universidades públicas. Por ejemplo, la Universidad Carlos III de Madrid firmó un convenio de colaboración para llevar a cabo de forma conjunta actividades formativas y de investigación en desarrollo tecnológico.

Un estudio de la Fundación PorCausa apunta a Indra como una de las empresas que más se ha lucrado con la militarización y la securitización fronteriza en España

El grueso del desarrollo industrial de Indra se basa desde hace décadas en la fabricación de sistemas tecnológicos de seguridad. “Los sistemas diseñados y fabricados por Indra incluyen: radares 3D para la vigilancia del espacio aéreo, sistemas de mando y control y diseño e integración de complejos sistemas de comunicaciones adecuados a las necesidades específicas del cliente”, describe la empresa en su página online.

La fabricación de sistemas de electrónica militar, simuladores de vuelo y de tiro o de defensa electrónica, así como radares y sensores, son algunos de los productos que ofrece. Un estudio de la Fundación PorCausa apunta a Indra como una de las empresas que más se ha lucrado con la militarización y la securitización fronteriza en España: en 2005 construyó la tercera valla fronteriza marroquí en Melilla y ganó, junto a ACS y Ferrovial, ocho de cada diez euros que se gastaron en las vallas de esta ciudad así como de Ceuta.

El informe detalla, además, que Indra se encuentra entre los principales contratistas de Frontex y otras agencias de la UE en materia de seguridad y control de fronteras. Así, según el Centre Delàs, en 2015 Indra obtuvo 540 millones de euros relacionados con el sector de la defensa, de los cuales 110 millones procedieron del Gobierno español.

La amenaza rusa como pretexto para engrosar la producción armamentística

Actualmente, Indra se está orientando poco a poco hacia la fabricación armamentística.“Indra ve aquí un gran pastel, y que ellos quieren formar parte del repartimiento de este pastel, porque son los Estados los que van a poner el dinero”, sostiene Ortega. Entre los productos militares que fabrica se encuentran radares y sistemas de aviónica y armas para el caza Eurofighter; simuladores y sistemas de contradefensa para el avión de transporte A400M, ensamblado en Sevilla; o los sistemas de combate de los tanques Leopard españoles.

En esta línea, Pablo Aguiar, director de Fundipau, refiere que “una inyección como la que se ha planteado, de 800.000 millones en los próximos cuatro años adicionales a lo que era el gasto militar que ya llevaban a cabo los países miembros de la Unión Europea, es un aliciente enorme para todo lo que tiene la industria armamentística”. Este viraje hacia la industria de la guerra se ha reflejado recientemente en la adquisición de la división de drones (Weapons&Ammunition) de la compañía malagueña Aertec para la producción de vehículos aéreos no tripulados (UAV).

España es el octavo país exportador de armas del mundo, sus exportaciones representan el 3% del comercio mundial de armas y éstas componen el 1% de la balanza comercial del país.

Aguiar apunta que, mientras el gasto militar ha batido récords estos últimos años, entidades como USIP, un instituto de paz que hacía tareas importantes en Estados Unidos, han disminuido enormemente sus recursos públicos. “El lobby militar tiene una fuerza enorme y es muy capaz de influenciar sobre las élites políticas, alimentando el relato de que Rusia es un actor peligroso con lo cual hay que invertir”, alega el director de Fundipau.

La retórica del miedo ante una posible amenaza híbrida por parte de esta potencia ha contribuido a su vez a legitimar el uso de soluciones bélicas para poner fin a cualquier conflicto que pudiera abordarse desde una óptica diplomática. Según señalan desde el Cente Delàs, un gasto en defensa elevado, especialmente cuando es replicado por Estados rivales, fomenta carreras armamentísticas y percepciones erróneas de amenazas, “factores que aumentan el riesgo de enfrentamientos bélicos”.

Asia, África y Oriente Medio, mercados para las armas españolas

Pero el nuevo enfoque estratégico y sustancial en las capacidades armamentísticas de Indra no solo viene a satisfacer al sector militar español. Desde años atrás un porcentaje importante de la tecnología militar con marca España se exporta o desarrolla en terceros países. En concreto, estados de Oriente Medio, pero también otros en Asia como Indonesia, Malasia, Filipinas, Kazajistán, Pakistán, Tailandia, Vietnam o India o Estados del África subsahariana, son los principales compradores de armas. España es el octavo país exportador de armas del mundo, sus exportaciones representan el 3% del comercio mundial de armas y éstas componen el 1% de la balanza comercial del país.

“El Gobierno español e Indra son colaboradores necesarios de Arabia Saudí y sus violaciones de derechos humanos”, señalan desde el Centre Delàs

Las exportaciones a Oriente Medio, según el Centre Delàs, representan el 18% del total exportado por España, siendo los principales destinos Arabia Saudí, Israel, Omán, Kuwait, Egipto y Emiratos Árabes Unidos. Indra se encuentra detrás de algunos de estos contratos. Como se hizo eco la campaña Desarmando Indra, la empresa ha fabricado sistemas y componentes para aviones de transporte de tropas y material militar para Arabia Saudí, como el alertador de radar RWR (Radar Warning Receiver) ALR-300V2B, utilizado durante la guerra contra Yemen.

“El ejército saudí usa armas con componentes y productos electrónicos producidos por Indra, como el Eurofighter. Arabia Saudita lidera una coalición internacional que lleva a cabo operaciones militares en Yemen en las que ha bombardeado objetivos civiles que incluyen escuelas, instalaciones médicas, mezquitas y mercados. Por tanto, el Gobierno español e Indra son colaboradores necesarios de Arabia Saudí y sus violaciones de derechos humanos”, señalan desde el Centre Delàs. Según esta entidad, Indra tampoco se libra de su responsabilidad respecto al genocidio israelí en Palestina: en una investigación reciente, publicada en marzo de 2025, el vehículo 8x8 “Dragón”, un producto fabricado por las empresas Escribano M&E, Indra y Santa Bárbara Sistemas, utiliza al menos cinco productos de tres empresas israelíes de defensa.

Para Aguiar, el aumento de la producción destinada a exportar armamento a países en conflicto va a incrementar a largo plazo la conflictividad internacional y la posible tendencia a resolver los conflictos militarmente: “Creemos que en los próximos años el resultado será terrible desde el punto de vista de la paz internacional”, sostiene. “Claramente se va a convertir en uno de los negocios más lucrativos de las empresas españolas en los próximos años”, destaca el director de Fundipau, que advierte de que “en el fondo esta reorientación de las empresas vinculadas con el Estado está empobreciendo a la ciudadanía porque todos aquellos recursos que se planean destinar al armamento van a detraer de otro tipo de políticas sociales”. “El secretario general de la OTAN lo ha dicho muy claramente al afirmar que ‘Europa invierte demasiado en estado de bienestar’”, concluye.

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