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Antiespecismo
Fiestas en Euskal Herria: un infierno para los animales
Cada año, en toda Euskal Herria, cientos de animales son utilizados bajo la bandera de la “diversión”. Aunque parezca que quedan lejos del País Vasco los festejos en los que se explota a los otros animales, Euskadi se convierte en sus celebraciones, al igual que España, en un infierno para los animales no humanos. Para nosotros, son fiestas. Para ellos, un infierno.
Circos, acuarios, sokamuturra, arrastre de bueyes y caballos, juegos de carneros, corridas de toros, exhibiciones –entre ellas las de cerdos en las ferias de Santo Tomás–, campeonatos de caza y pesca o competiciones con gansos, ocas y patos… Los ejemplos son interminables, pero tienen algo en común: son injustos.
“La ciencia demuestra que los animales sienten todo lo que les hacemos”
Tanto los toros como el resto de animales que se utilizan en espectáculos o en las fiestas tienen la capacidad de sufrir. Según la veterinaria María González “el toro tabién sufre, como cualquier individuo con sistema nervioso central. Sufre desde el momento en que es acosado para subirse a un camión, siente miedo, pánico en el trayecto. Los gritos, la oscuridad, todo eso es procesado por su cerebro como algo desconocido, como algo peligroso”.
La veterinaria explica también que los toros son animales herbívoros y que está en su naturaleza “huir del peligro en lugar de enfrentarse a ello. Para ellos verse acorralados ya supone un tremendo estrés psicológico, el estrés afecta a la presión sanguínea, al sistema inmunológico y al delicado sistema digestivo de un rumiante como es el toro. A nivel físico poco queda por decir, que atraviesen tu piel, tus músculos y tus órganos es doloroso, muy doloroso, que el toro jadee, se asfixie, pierda visión por los movimientos bruscos de cabeza y la falta de oxígeno que daña sus nervios oculares, que se ahogue en su propia sangre”.
La respuesta respecto a si los otros animales sienten o no dolor la tiene la ciencia, según González: “El análisis de algunos parámetros sanguíneos como marcadores de estrés y de la función muscular, así como los cambios de pH y la concentración de gases en sangre son indicadores que no dejan lugar a dudas acerca del sufrimiento”.
“La tradición no puede justificar las prácticas poco éticas”
En ocasiones, se justifica el uso de animales en los festejos aludiendo a la tradición. Sin embargo, especialistas como el antropólogo Ismael Sánchez Expósito, autor del artículo Fiestas populares y maltrato animal. Los límites de la tradición, argumentan la necesidad de un cambio en la mentalidad: “la fuerza de la tradición nunca puede ser argumento justificativo para no censurar determinadas prácticas que pongan en cuestión los derechos de los animales”.
Sánchez Expósito se manifiesta en contra de lo que él denomina "relativismo cultural”, explicando que “las prácticas culturales que atenten contra los derechos humanos o incurran en el maltrato animal han de ser censuradas desde los principios de una ética elemental”.
El científico concluye en su publicación que “no puede haber ninguna justificación para no combatir el trato vejatorio a las mujeres que en determinadas regiones de India son incapaces de proporcionar una dote a su familia política, del mismo modo que para mirar a otro lado cuando una multitud jalea a quienes torturan a un animal exhibiendo la mayor de las crueldades”.
Ante quienes anteponen la salvaguarda de la tradición frente al fin del dolor ajeno provocado, desde el colectivo donostiarra Askekintza aseguran: “A lo largo de la historia, nuestro pueblo ha dado grandes pasos hacia una sociedad más justa. Ya es hora de avanzar también respecto al uso de animales. Ha llegado el momento de celebrar unas fiestas para todas las personas, respetando al resto de animales y en igualdad”. Añade además que “sabiendo que los animales, al igual que nosotros, quieren vivir libres y respetados, creemos que estas actividades deben cambiar”.
“Celebrar la violencia supone legitimarla”
Nuestros menores presencian y en muchas ocasiones participan directamente en actividades, dentro de las fiestas, que suponen causar dolor o incluso la muerte a otros animales. Hace unos meses ya, el Comité de los Derechos de los Niños de la ONU publicaba un informe en el que pedía a España que prohibiese que los menores de 18 años participen o asistan a espectáculos de tauromaquia debido a los “efectos perniciosos que puede tener sobre ellos”. Además de vulnerar los derechos básicos de los otros animales, este tipo de celebraciones violentas tienen también como “víctimas a toda la sociedad, especialmente a niños, niñas y adolescentes”, tal y como comentaron varias integrantes de la fundación Franz Weber tras la presentación del informe de la ONU.
Lide Treku, psicóloga infantil y terapeuta de juego en Kulunkan Psikologia está convencida de que, para una persona joven o de corta edad, participar e incluso simplemente presenciar este tipo de maltrato puede ser “problemático para su desarrollo personal y social”. Según explica la psicóloga, “el tema de la exposición a la violencia hacia los animales está muy relacionado con la cuestión de la empatía, y vinculado esto a cómo educamos hacia la empatía y los valores de nuestra sociedad”.
“La empatía —continúaTreku— no entiende de especies. Cuando se tiene empatía se sabe ver el dolor en todo aquel ser que sufre”. Y añade: “Tenemos claro que si presenciamos cómo alguien agrede a una persona a nuestro alrededor nos influye a largo plazo, y sin embargo erramos al no extraer la misma conclusión con la violencia que se comete contra los animales”.
Al consultarle sobre la relación entre la violencia hacia los humanos y hacia los animales, la experta argumenta sin dudar: “Hay muchísimos estudios que lo vinculan, sobre todo en torno a la psicopatía. La psicopatía es un trastorno antisocial que se caracteriza por la ausencia de empatía. Existe una correlación directa entre la exposición a actos de violencia hacia los animales y que en el futuro esta persona se convierta en alguien que tenga muchas dificultades para poder adaptarse a la sociedad, en ponerse en lugar del otro, en tener empatía”. “Celebrar la violencia en festejos populares”, según la psicóloga y terapeuta, “supone lanzar a las personas menores un mensaje de legitimación: les demostramos que nos parece correcto que se utilice a animales y que se ejerza violencia sobre ellos. Les hacemos entender que esto es algo normal. Esa persona, en su escala de valores, no incluirá ya el respeto a los animales, pero eso abarca también el respeto a absolutamente todo lo que nos rodea”.
Por otra parte, comenta Treku, “enviamos un mensaje de insensibilización al sufrimiento. Y a la vez, un mensaje de insolidaridad: la persona menor puede ver que, ante ese dolor ajeno, no actuamos, o incluso nos parece algo divertido. Con lo cual, se les graba además un mensaje de insolidaridad: aunque le ocurra algo malo a otro, no estoy obligado a anteponerme a la injusticia”.
Los animales, desprotegidos por ley
La Declaración Universal de los Derechos de los Animales de la UNESCO, afirma que “toda vida animal tiene que ser respetada”. Prosigue: "Ningún animal será sometido a malos tratos ni a actos de crueldad".
A un nivel más local, la Ley Vasca de Protección Animal, de 1993 reconoce que “la sociedad vasca no es ajena al movimiento de sensibilización en favor del reconocimiento de los principios de respeto, defensa y protección de los animales”. Dicha ley prohíbe “Maltratar a los animales o someterlos a cualquier práctica que les pueda producir sufrimientos o daños y angustia injustificados” o agredir a los animales causándoles “sufrimientos innecesarios, lesiones o mutilaciones”.
A pesar de que aseguran que “en ningún supuesto se autorizará la celebración de aquellos espectáculos donde las reses sean heridas o golpeadas o sean objeto de maltrato”, se cuidan de emitir una excepción para los espectáculos con toros y vacas. Concretamente incluyen en espectáculos taurinos tradicionales “los encierros, la suelta de reses, el toreo de vaquillas, sokamuturras y aquellos de naturaleza similar que no lleven aparejada la realización de suertes sangrientas”. Estos animales quedan, pues, desprotegidos ante la ley.
“Vale más la vida de un individuo que nuestro disfrute”
La buena noticia es que existen alternativas con las que divertirse sin hacer daño a nadie. Desde hace algunos años se han comenzado a organizar alternativas a la explotación animal que están siendo muy bien acogidas por el público.
En 2015 Askekintza organizó con éxito el primer encierro con bola gigante en Orereta, y junto a la comisión de fiestas se redujo el numero de días en los que se celebraba la sokamuturra. Desde entonces se ha mantenido este cambio, y el año pasado en Hernani varios actos en los que se utilizan animales fueron sustituidos por juegos como el de la silla y el encierro de la bola gigante.
Lo mismo está sucediendo en otros lugares de Euskal Herria. Como explica Maialen, portavoz de Askekintza, “vivimos en una sociedad profundamente especista en la que los demás animales son considerados meros recursos y aún no nos hemos dado cuenta de los privilegios que tenemos como humanidad. Asumirlo supone poner en jaque nuestros valores y darle la vuelta a una parte de nuestra cultura, pero debemos darnos cuenta de que vale más la vida de un individuo que nuestro disfrute”.
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Son excelentes personas y aman a los animales❤ esta bien así,?dado que no se puede llamar a las cosas por su nombre pues no cuenten con mi apoyo 👎
Son unos enfermos mentales los que llaman a este infierno “diversión”, vayan a internarse, porque esto es no tener corazón, no estar en las patas de estos animales, todo el sufrimiento que viven, no se puede hacer esos eventos, estamos en 2019, supuestamente estamos evolucionamos, parece que vamos para atrás que para adelante, es una vergüenza, basta ya de todo este maltrato, cuidemos a los animales, ellos tienen derechos como todos nosotros, no son comida ni tampoco diversión, dejémoslos vivir en paz.
TODAS LAS PERSONAS QUE LES GUSTA EL MALTRATO, LA MATANZA DE ANIMALITOS SON ENFERMOS, SICÓPATA, DESTERREMOS PARA SIEMPRE ESTA ABERRACIÓN HUMANA Y HAGAMOSLOS VER CO UN SIQUIATRA A ÉSTOS ENFERMOS, WM.
Por qué no denunciais hechos concretos en lugar de criminalizar a todo el mundo.
Muchas de las cosas que habéis escrito hace años que ya no se practican.
Sólo buscáis publicidad con un titutar
El nivel de razonamiento de algunos se asemeja al de una piedra. Ni la pesca ni la caza son "asesinatos", ya que son por un bien mayor (y necesario), la comida. Seguro que eres de esos que se tildan de "animalistas" y tienen un perro en un piso de 60 metros cuadrados. Viva la hipocresía.
Luchemos todos ...para abolir estas prácticas aberrantes !!!