La liberación animal como base de la justicia social

La reivindicación por la liberación animal podría converger la lucha conjunta del antiespecismo, del ecologismo y del feminismo decoloniales.
Una familia de jabalís en libertad
Una familia de jabalís en libertad. Christian Krknjak
10 dic 2025 07:35

Desde antaño ha existido el rechazo a la desigualdad y a la injusticia en los diversos sistemas políticos y económicos que se han sucedido a lo largo de la Historia de la Humanidad. No obstante, será a partir de la Segunda Guerra Mundial cuando las luchas contra discriminaciones como el machismo o la segregación racial cobren una relevancia social, implicando cada vez a mayores sectores de la ciudadanía. Así se inicia el movimiento proderechos civiles. Al mismo tiempo, aunque de manera más tímida, avanza la defensa del medio ambiente y de los Derechos Animales.

La interseccionalidad: primer elemento integrador

Tras el inicio del movimiento proderechos civiles no tardaron en aparecer problemas de segregación. Por una parte, las reivindicaciones contra el racismo priorizaban a los hombres, dejando de lado a las mujeres, mientras que, en el feminismo, las mujeres negras quedaban relegadas a un segundo lugar tras las mujeres blancas, de manera que las mujeres negras sufrían de una doble discriminación y se veían infravaloradas incluso en los colectivos que debían dar ejemplo de imparcialidad entre los seres humanos. Así aparece el término interseccionalidad.

La interseccionalidad asume cualquier discriminación como injusta y empieza por pretender la equidad entre todos los seres humanos, sin distinción de género o raza.

El ecofeminismo defiende ecosistemas y reivindica los cuidados

El término fue creado por Françoise D’Eaubonne a principio de los años setenta. Con su eslogan «feminismo o muerte», resumía el imprescindible papel del feminismo en la defensa de la vida.

El ecofeminismo constituye una filosofía que asume la subordinación de las mujeres y la explotación de la naturaleza como partes de la lógica de la dominación de un sistema básicamente patriarcal y colonial. La prioridad de maximizar el beneficio económico a costa de los ecosistemas obvia el impacto causado a sus habitantes, humanos o no humanos, según un modo de funcionamiento, basado en el despilfarro de recursos y consiguiente destrucción ambiental, que ha tenido como consecuencia la grave crisis ecológica cuyos efectos estamos sufriendo.

El ecofeminismo opone al crecimiento económico desaforado la importancia de los cuidados, tareas tradicionalmente reservadas a las mujeres, tan necesarias para mantener la cohesión de la comunidad como menospreciadas, pues los sentimientos que despierta el hecho de preocuparse por los demás (empatía, compasión) fueron considerados como signo de debilidad. Hoy, se hace imprescindible reivindicar esas labores como base de una sociedad que se pretenda justa, labores que deben ser asumidas por todas las personas integrantes de la comunidad.

Extendiendo los cuidados a los demás animales

Los cuidados no deben limitarse solo a los seres humanos, sino que abarcan también la naturaleza y a los demás animales, pues toda forma de opresión parte de la misma base: determinar que existen “otros” cuyos derechos no merecen respeto. Esta visión androcéntrica ha limitado el progreso al crecimiento económico de una serie de entidades empresariales, principales responsables de la destrucción medioambiental y de los desequilibrios en el clima que ya estamos percibiendo de manera directa en nuestra vida cotidiana.

Hace más de medio siglo ya se publicaron informes científicos advirtiendo de los riesgos medioambientales a los que íbamos a enfrentarnos de seguir con el mismo modelo económico. Sus pronósticos se están cumpliendo con fatídica exactitud. Como alternativa, el ecoanimalismo defiende que la calidad de vida no consiste en consumir sin mesura alguna, sino en avanzar hacia una sociedad basada en el respeto y en la consideración ajena, reconociendo que prácticamente todas las culturas, al menos occidentales, han sido injustas con las mujeres, las minorías y los demás animales.

Del veganismo a la liberación animal

La manera más eficaz de promover un cambio social profundo en cuanto a sus valores morales son la información y la educación, que no deben fundamentarse solo en el conocimiento de datos, sino también en la inteligencia emocional, en aprender a convivir y a respetar a los demás sin distinción de sexo, raza o especie. Es habitual que en los colegios se reflejen, en los libros infantiles, frases tales como “las gallinas dan huevos o que “las vacas dan leche”, acompañadas de imágenes bucólicas de animales sonrientes que, amablemente, nos ceden sus productos. Sin embargo, esta visión oculta la terrible realidad tras la explotación.

Las gallinas actuales, debido a la selección realizada a lo largo de los siglos, ponen una media de trescientos huevos al año, en lugar de alrededor de treinta, que sería lo natural en ellas. Esto les provoca descalcificación, graves daños internos debidos al exceso de puestas e, incluso, la muerte, acortando, además, significativamente sus vidas. Algo similar ocurre con las vacas, que producen unas diez veces más leche que en el siglo XVI. Gallinas, cabras, ovejas y vacas muestran comportamientos sociales. Sabemos que las mamás vacas lloran durante días cuando se les arrebatan sus crías (cuyo destino es el matadero) para poder mantener la industria láctea, o que son capaces de tener amistades, pues muestran claramente preferencia por interactuar siempre con los mismos individuos, creando grupos de afinidad. Para los animales, entre ellos los mal llamados “de consumo”, el juego es un elemento fundamental de aprendizaje, exactamente igual que ocurre en los seres humanos.

En su teoría sobre el origen de las especies, Darwin ya puso de relieve el llamado “Síndrome de la Domesticación”, que implica signos como mayor docilidad, una expresión facial juvenil y cerebros más pequeños. Además, son mucho más vulnerables a las patologías, lo que obliga a suministrarles diversos fármacos de manera habitual. No es la forma en las que se les explota, sino el hecho de considerarlos como recursos, pues no hay bondad en el sometimiento ni forma humanitaria de matar a quien no quiere morir.

Incluir a los demás animales en el círculo de la empatía es una cuestión de avance social real, pues el número de personas veganas ha crecido de manera exponencial en pocos años. El veganismo es el principio ético que se opone al uso de los demás animales en cualquier ámbito (alimentación, vestimenta o diversión) por considerar que sus complejas capacidades sociales y cognitivas les hacen merecedores de respeto. Cuanto más sabemos sobre la naturaleza y los demás animales, más debemos asumir que las justificaciones que, tradicionalmente, han situado al ser humano como superior y por tanto, amo y señor de otras especies, no existen.

Además, la explotación animal también acarrea consecuencias a las especies silvestres, pues las granjas, tanto terrestres como acuícolas, ocupan un territorio que se enajena a los animales silvestres y constituyen focos de dispersión de enfermedades. Ante estos efectos quizá el concepto de veganismo se queda corto y es más inclusivo hablar de Derechos Animales, no solo como el básico derecho a la vida sino también a disfrutar de un hábitat saludable, lo que enlaza directamente con la ecología, una ecología que tenga en cuenta el medio ambiente así como el buen vivir de todos y cada uno de sus habitantes, respetando su valor inherente.

“En un mundo en que convergen y se interconectan las opresiones, la solidaridad y las luchas deben también presentarse de forma conjunta y compartida”. Angela Davis

Angela Davis, feminista y activista afroamericana, defiende fervientemente la introducción de la visión transversal en las luchas feministas, argumentando que en un mundo en que convergen y se interconectan las opresiones, la solidaridad y las luchas deben también presentarse de forma conjunta y compartida.

En consecuencia, en la reivindicación por la liberación animal podría converger la lucha conjunta del antiespecismo, del ecologismo y del feminismo decoloniales.

En primer lugar, desde una mirada antiespecista, la liberación animal se presenta como una práctica de empatía, respeto y cuidado de los animales no humanos. Desde el punto de vista ecológico, como un modelo alimentario necesario y urgente ante la emergencia climática que estamos viviendo, basado en productos vegetales locales y libres de agrotóxicos. Finalmente, desde una perspectiva feminista, representa una acción política contra el poder patriarcal y colonial, defendiendo una lucha interseccional para lograr una sociedad libre de opresiones, basada en la solidaridad y el apoyo mutuo.

Sobre o blog
INFOANIMAL es una revista #antiespecista cuyos contenidos están encaminados a difundir de la forma más rigurosa que nos sea posible noticias, información, datos e imágenes para ayudar a las personas a autocuestionar sus hábitos #especistas. El objetivo de INFOANIMAL magazine es cuestionar la utilización y explotación de los animales por parte del ser humano. Ofrecemos artículos, reportajes e imágenes de calidad sobre la explotación animal con el objetivo de crear un debate en la sociedad que ponga fin a la discriminación arbitraria contra los animales no humanos.
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