Feminismos
I love Dick y el cuento subversivo de los deseos femeninos

El deseo es material, tensa nuestros músculos, acorta la respiración y recorre nuestra espina dorsal como una descarga eléctrica
Reina Malvada
@mentdivergent
23 sep 2021 18:48

Tenía seis años cuando me senté por primera vez frente al televisor a ver Blancanieves. Y reconozco que no me impresionó. Mi imaginario estaba a esas alturas inundado de heroínas infantiles con personalidades más vibrantes. Blancanieves era una protagonista de sonrisa insípida y escasa habilidad para aprender de sus errores pasados.

Sin embargo, existía en la adaptación del cuento de los hermanos Grimm un personaje que me atrapó por completo, la Reina Malvada. Sus andares hipnóticos y esa mirada de Greta Garbo me llamaron poderosamente la atención. Blancanieves, en los dominios de mi memoria, pertenece a aquel personaje sugestivo. Lo que realmente me fascinó —y he tardado décadas en entender— fue el ímpetu del personaje, una fuerza de la naturaleza movida por su deseo. Absolutamente imparable.

El deseo —en toda su extensión— siempre me asustó y fascinó a partes iguales. Es un territorio cenagoso que ignora la lógica y la ley. Es ilimitado. También es material: tensa nuestros músculos, acorta la respiración y recorre nuestra espina dorsal con una descarga eléctrica. Blancanieves fue mi aproximación primigenia al deseo y la serie I love Dick se ha convertido en la última.

La serie, dirigida por Sarah Gubbins, es un manifiesto sin florituras sobre el deseo femenino. La protagonista es una descafeinada cineasta (Chris) que viaja con su marido (Sylvère) hasta Marfa, donde éste recibe una beca de investigación. Chris queda absorbida de forma inmediata por el patrocinador de la beca (Dick), desarrollando una obsesión sexual en forma de misivas que le ayudará a encontrar su identidad creativa.

El deseo nos hace sentir culpables, me hace sentir culpable desde que con seis años vi a aquella Reina Malvada consumirse por sus propios deseos. Yo también he tenido deseos insaciables. A pesar de tener todas las comodidades necesarias me he dejado arrastrar por un deseo profundo y paralizador. Y me he sentido mal por ello, nos han hecho sentir mal por ello. Pero, ¿No es realmente lo indeseable no dejarnos arrastrar por lo que somos? 

La serie hace hincapié en que si el autor es un complejo entramado identitario no podemos dejar fuera ningún contenido que nos componga. La autocensura nos impide crear con honestidad. 

A la gente —especialmente a las mujeres— le avergüenza sentir deseos irrefrenables. El puritanismo estadounidense filtrado a través de la lente de Disney en la década de los treinta nos dice que la cura para nuestros deseos es no perpetrarlos. Blancanieves alienta la negación de nuestros estímulos: no desees de forma desmesurada, no sobrepases los límites, no te adentres en los ángulos muertos del ser humano.

Sin embargo, a pesar del consejo de la película, de todos los libros de autoayuda de este mundo, de la autodisciplina y de la abnegación, sucede: seguimos deseando. Esa es la cuestión más interesante que destapa I love Dickhay que liberar el deseo sin etiquetarlo, sin ese dedo acusador que señala.

Así los personajes femeninos de la serie en un maravilloso quinto capítulo que redime otros errores argumentales hablan frente a la cámara sobre el deseo que los mueve. Curiosamente, en la serie, los deseos de la protagonista son explicados por el análisis que hacen los personajes masculinos. Una alegoría sobre nuestros tiempos de lo más interesante.

A medida que crecemos, llegamos a reconocer los elementos moralistas de los cuentos de hadas que nos cuentan de niños: Caperucita Roja nos advierte de las cosas malas que nos suceden cuando nos alejamos del camino, La bella y la Bestia concluye en una aceptación amistosa de los matrimonios arreglados. Mientras celebramos el acto —de desear, errar o querer— somos advertidos de las consecuencias.

I love Dick no es una serie perfecta en su ejecución, pero contiene solidez en la idea de fondo. Es la reivindicación femenina en estado puro. Si todos nuestros anhelos son simplemente aleaciones del primero, esta serie propone volver al origen del problema. Para ser capaces —al fin— de darle la vuelta.

Sobre o blog
La palabra kernel hace al núcleo. Este es un espacio de reflexión donde la fotografía, literatura, música y otras disciplinas se conectan con conceptos universales.
Ver todas as entradas
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

En el margen
Cécile C. Eveng “Perdemos amigues y es una pena porque las personas LGTBIQ pueden ayudar a desarrollar África”
La filóloga camerunesa reside actualmente en España y estudia un doctorado en migraciones, cuerpos, negrofobia y vulnerabilidad de personas. Investigar sobre identidades disidentes en su país le ha traído críticas, hasta desde la propia academia.
Feminismos
Jule Goikoetxea “Los genocidios se sustentan en prácticas micro que legitiman una manera de vivir delirante”
Jule Goikoetxea es una de las filósofas más reconocidas del Estado Español. El año pasado acompañó a Angela Davis en su visita a la Fira Literal de Barcelona. De aquellos cuatro días nace su primera novela, ‘Politeísmo bastardo’.
A Catapulta
A Catapulta O tempo, o espazo e a poesía de Estíbaliz Espinosa
A poeta visita A Catapulta para conversar sobre o seu traballo e a súa traxectoria literaria
Sobre o blog
La palabra kernel hace al núcleo. Este es un espacio de reflexión donde la fotografía, literatura, música y otras disciplinas se conectan con conceptos universales.
Ver todas as entradas
Medio rural
Medio rural A esperanza da xestión colectiva fronte ao espolio: os comuneiros de Tameiga contra o Celta
Mentres varios proxectos industriais tentan privatizar e destruír os ecosistemas galegos, algúns grupos de veciños e veciñas organizadas fan oposición social construíndo alternativas comunitarias. Ás veces, tamén gañan ao xigante.
Ourense
Ourense Ourense organízase para loitar contra patrullas de extrema dereita nos barrios máis empobrecidos da cidade
A veciñanza e os movementos sociais responden ao discurso do medo promovido por Frente Obrero e sinalan a súa estratexia de criminalizar a pobreza e sementar odio en contextos de exclusión e abandono institucional.
O Salto medra contigo
Crowdfunding O Salto Galiza abre un crowdfunding para empapelar Altri
Queremos investigar os responsables políticos e empresarias do que podería ser o maior atentado ambiental da historia recente de Galiza.
Feminismos
Feminismo Dous anos sen reparación tras sufrir lesbofobia nun Rexistro Civil de Pontevedra cando ían inscribir a seu fillo
Un funcionario negouse a inscribir ao fillo de Antía e a súa parella. Un erro de redacción na lei trans está detrás dos argumentos que o funcionario esgrime para defender a súa actuación.

Últimas

O Teleclube
O Teleclube 'O Teleclube' alucina no deserto con Óliver Laxe e 'Sirat'
Laxe leva o seu cuarto premio de Cannes, esta vez en competitición, polo seu novo filme que explosiona na gran pantalla.
A Catapulta
A Catapulta O tempo, o espazo e a poesía de Estíbaliz Espinosa
A poeta visita A Catapulta para conversar sobre o seu traballo e a súa traxectoria literaria

Recomendadas

Medio ambiente
Medio ambiente Iberdrola proxecta un parque eólico que pon en risco un dos maiores xacementos fortificados de Galiza
A Xunta vén de declarar a utilidade pública para o parque eólico Castro Valente, a pesar de que a súa construción está suspendida cautelarmente polo Tribunal Superior de Xustiza de Galicia.
Culturas
Erika Lust y Sara Torres “El deseo tiene una potencia inagotable para transformar la realidad si lo liberamos de las normas”
Sexo, deseo o ética del placer son algunos de los temas que hilan la escritora Sara Torres y la productora de cine porno Erika Lust en ‘La abundancia del deseo’.