Ahora Madrid PEF
David F. Sabadell Seis concejales de Ahora Madrid se ausentaron de la votación de los presupuestos municipales en diciembre de 2017

Hay ciclos que duran cuatro años, como el intervalo entre dos olimpiadas o dos mundiales de fútbol, el tiempo que dura una legislatura o un mandato. Pueden dar para mucho o para poco, según se mire. En el 2015, en Madrid mucha gente esperó que cuatro años sirvieran para cambiar sus vidas, o más que esperarlo, apostó por ello.

Rompiendo la tradición local, ese año el PP no se hizo con el Ayuntamiento. Claro que fue un momento de reacción a su larga y corrupta hegemonía. Y que pesó la memoria reciente del despojo de lo público consumado con orgullo thatcheriano por Esperanza Aguirre, flamante candidata a la alcaldía. Pero era más que eso. Eran otros tiempos: un ciclo que inició el 15M con una idea nueva de lo que era la participación, la democracia, la justicia. De lo que era la política misma.

Llegar al Ayuntamiento suponía una reconexión entre la calle y las instituciones, o más bien, una real conexión. Ya no se trataba de algo a recuperar, de retomar tiempos mejores. No, con el 15M a flor de piel se buscaba algo más nuevo aún que Podemos, que con solo un año de recorrido ya daba demasiadas señales de padecer rémoras del pasado.

Cuatro años dan para muchas cosas o pocas, según se mire. Dan para peatonalizar el centro, cambiar el “estilo” de mando, lanzar algunas propuestas participativas. Pero no han dado para detener los desahucios ni revertir el diseño territorial, paliar la tremenda desigualdad, combatir los dolores materiales que tienen que ver con la vivienda, pero también con el abandono de los barrios, con la percepción de no ser tenidos en cuenta.

Tampoco han dado para cortar con la cultura del pelotazo, ni poner cualquier freno a la gentrificación y al auge de la especulación con la vivienda con fines turísticos, ni a desmontar la idea de la ciudad como marca.

El mando municipal —de pulso fuertemente personalista— se ha ido desplazando hacia una realpolitik sensata y casera, en cuya formulación no caben quienes fueron parte del proyecto inicial. Y ha convertido la apuesta transformadora que lo llevó al consistorio mera anécdota, dejando a sus voces el lugar testimonial de la sugerencia, que puede ser escuchadas, o no.

Así, “la nueva política” ha transitado de la radicalidad inicial hacia un aggiornado formato que parece más próximo a Macron que al 15M. Ha acuñado un nuevo lenguaje que ya no apela a “la participación de la gente” sino a un ciudadanismo abstracto que, bajo la razón de la crisis de los partidos, se siente con las manos libres para no tener que rendir cuentas de sus actos ante nadie. Y este modelo tiene un único dispositivo de legitimación, que se activa solo cada cuatro años. Como antes. Como siempre.

El artefacto, nacido en el espacio municipal, aspira a expandirse a la Comunidad de Madrid. Errejón sería el encargado de replicarlo y legitimarlo como el signo de los tiempos, y así seguir detonando la arquitectura institucional a su izquierda, tejida laboriosamente con los réditos argumentales quincemayistas.

Noqueado aparece Podemos, entre el ninguneo de la alcaldesa y el abandono, de mala manera, de su “núcleo irradiador”. Se ha ido Ramón Espinar y no son descartables nuevas implosiones.

Dislocada IU, en un paralelogramo de fuerzas que reconoce, por una parte, fuerte cuestionamiento interno a su alianza con la formación morada y, por la otra, las dificultades de su dirección —inclinada a acuerdos con la alcaldesa—, para convencer a sus bases cada vez más proclives a tomar distancias de aquella.

Finalmente, en la tercera orilla, “los concejales críticos” —los únicos que desde hace tiempo rompieron con la regidora— tienen sus propios dilemas acerca de si presentarán candidatura alternativa.

Todo indica que se ha cerrado un ciclo y empieza otro. Uno ante lo que quizá quepa preguntarse: ¿será que el 15M fue un sueño, o que el presente es una nueva versión de la pesadilla de siempre?

Sobre o blog
Notas de la redacción de El Salto Madrid.
Ver listado completo
Cargando valoraciones...
Ver comentarios 6
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Cargando relacionadas...
Sobre o blog
Notas de la redacción de El Salto Madrid.
Ver listado completo

CRTVG - Corporación Radio y Televisión de Galicia
A Xunta do PP remata o seu plan de control sobre a CRTVG tras escoller á súa nova directora en solitario
A xornalista Concepción Pombo substituirá, co único aval do Partido Popular, a Alfonso Sánchez Izquierdo. O Goberno de Alfonso Rueda modificou a lei de medios para que os votos do seu partido fosen suficientes para elixila.
Altri
A Plataforma Ulloa Viva cambia a súa directiva para os vindeiros anos de loita contra Altri
A veciñanza da comarca máis afectada escolleu entre dúas listas logo de non chegar a un consenso. A gañadora tratará de ampliar a súa base de socias e socios por toda Galiza e abrirá máis as portas ás grandes organizacións do país, como a CIG.
El Salto n.79
A celulosa ou a vida: xornalismo situado e loita social para frear un ecocidio
O xoves 17 de xullo esperámosvos no CS 'A Nubeira' de Vigo para presentar o último número da revista El Salto xunto a algunhas das súas principais protagonistas: as que loitan contra o macroproxecto de celulosa liderado por Altri e avalado pola Xunta.
AGANTRO
O desprazamento forzoso en Chiapas: metáfora da vida núa
Conversamos coa investigadora América Navarro sobre o desprazamento forzoso en Chiapas.
Altri
Galiza elixe o rumbo da loita contra Altri nas eleccións á directiva da plataforma Ulloa Viva
A veciñanza da comarca máis afectada presenta dúas listas separadas logo de non chegar a unha proposta de consenso. Por unha banda, concorre unha candidatura continuísta e, pola outra, unha alternativa que se achega máis o nacionalismo institucional.

Últimas

O Salto medra contigo
O Salto Galiza abre un crowdfunding para empapelar Altri
Queremos investigar os responsables políticos e empresarias do que podería ser o maior atentado ambiental da historia recente de Galiza.
Orgullo
O Orgullo Crítico enche de diversidade e de humanismo Galiza: “Transfeministas con Palestina”
Crónica visual de como unha enorme multitude encheu de diversidade o centro da cidade de Vigo.
O Teleclube
'O Teleclube' alucina no deserto con Óliver Laxe e 'Sirat'
Laxe leva o seu cuarto premio de Cannes, esta vez en competitición, polo seu novo filme que explosiona na gran pantalla.
A Catapulta
O tempo, o espazo e a poesía de Estíbaliz Espinosa
A poeta visita A Catapulta para conversar sobre o seu traballo e a súa traxectoria literaria
O Teleclube
'O Teleclube' pecha a temporada cos supervivintes de '28 anos despois'
Danny Boyle e Alex Garland volven ao mundo dos infectados que inspirou o renacemento dos 'zombis'.

Recomendadas

Medio rural
A esperanza da xestión colectiva fronte ao espolio: os comuneiros de Tameiga contra o Celta
Mentres varios proxectos industriais tentan privatizar e destruír os ecosistemas galegos, algúns grupos de veciños e veciñas organizadas fan oposición social construíndo alternativas comunitarias. Ás veces, tamén gañan ao xigante.
Feminismos
Dous anos sen reparación tras sufrir lesbofobia nun Rexistro Civil de Pontevedra cando ían inscribir a seu fillo
Un funcionario negouse a inscribir ao fillo de Antía e a súa parella. Un erro de redacción na lei trans está detrás dos argumentos que o funcionario esgrime para defender a súa actuación.
Migración
A veciñanza mobilízase para acoller migrantes tras o peche de centros de Rescate Internacional en Galiza
Tras o progresivo desmantelamento de varios dispositivos de acollida, moitos refuxiados foron trasladados a outros puntos do Estado sen aviso previo. Outros son simplemente desaloxados trala denegación da súa solicitude de asilo.
Ourense
Ourense organízase para loitar contra patrullas de extrema dereita nos barrios máis empobrecidos da cidade
A veciñanza e os movementos sociais responden ao discurso do medo promovido por Frente Obrero e sinalan a súa estratexia de criminalizar a pobreza e sementar odio en contextos de exclusión e abandono institucional.
Comentarios 6

Para comentar en este artículo tienes que estar registrado. Si ya tienes una cuenta, inicia sesión. Si todavía no la tienes, puedes crear una aquí en dos minutos sin coste ni números de cuenta.

Si eres socio/a puedes comentar sin moderación previa y valorar comentarios. El resto de comentarios son moderados y aprobados por la Redacción de El Salto. Para comentar sin moderación, ¡suscríbete!

Cargando comentarios...