Laboral
Cristina Isasi: “Los problemas mentales de origen laboral se perciben muchas veces como una debilidad”

Cristina Isasi realiza peritajes judiciales en casos de acoso laboral y es psicóloga en el Centro de Psicología y Mediación de Bilbao.
Cristina Isasi  Soraya Estébanez
Cristina Isasi y su compañera Soraya Estébanez hablaron de salud mental en el trabajo. Foto: UGT/ Mikel Carramiña

Cristina Isasi y su compañera Soraya Estébanez, del Centro de Psicología y Mediación de Bilbao (Psimebi), impartieron la semana pasada un curso de formación sobre salud mental en el ámbito laboral a delegados de UGT Euskadi, una esfera institucionalmente abandonada que repercute al resto de la salud y esferas de la vida de las personas trabajadoras. Especializadas en peritajes judiciales en casos de acoso laboral, aconsejan que el primer paso que debe dar la persona que recibe violencia en el trabajo es pedir ayuda. Parece simple, pero no lo es tanto.

Recientemente, un afiliado de UGT ha conseguido que su baja por ansiedad al vivir un acoso laboral pase de contingencia común a profesional. ¿Hasta qué punto es frecuente que el sistema sanitario ningunee el origen laboral de ciertos trastornos psicológicos?
Desde nuestro gabinete privado, puedo hablar de lo que nosotras vemos: muchas de las bajas comunes que tratamos tienen un origen laboral.

Tengo la sensación de que socialmente está asumido que una profesora puede “petar” —muchos niños, mucho barullo, mucha responsabilidad, etc.—, pero no se entiende tanto una baja por ansiedad en la fábrica, en la administración o en el comercio.
Cuesta mucho entender los problemas de salud laboral y lo que conllevan a nivel general. A simple vista, muchas veces se perciben como una debilidad. Las bajas por ansiedad, estrés y depresión son unas bajas cuestionadas socialmente, cuando son casos serios con un origen laboral que hay que abordar en terapia. A veces, incluso quien lo está sufriendo siente vergüenza de que le vean tomando café en la calle.

Y para los que no hay recursos públicos.
No los hay. Osakidetza destina pocos recursos a salud mental y los pocos que tiene se dejan para casos que se entienden como más graves e implican pasar por psiquiatría, en la mayoría de los casos.

¿Y las mutuas abordan el tratamiento de las bajas profesionales por salud mental?
Lo que veo en las mutuas solo es un control: cómo estás, qué te pasa y ya está. No veo tratamientos.

¿Hasta qué punto está descuidada la salud mental en el trabajo?
Buf, muchísimo. No se le da la importancia que tiene ni se abordan los riesgos que implica un estrés mantenido en el tiempo debido, por ejemplo, a la acumulación de tareas.

Una problemática que se desencadena en el trabajo se acaba trasladando a todos los ámbitos de la vida

¿Ansiedad, estrés y depresión son las bajas por salud mental laboral más comunes?
Sí, desde nuestro punto de vista, y todo lo asociado con ellas, porque una problemática que se desencadena en el trabajo se acaba trasladando a todos los ámbitos de la vida. El trabajo no es un compartimiento estanco de la vida.

¿Algún tip?
El tip más importante es que, si sientes que no puedes, pide ayuda especializada.

En la formación a delegados de UGT que ofrecisteis la pasada semana, hablasteis de la importancia de poner límites en el trabajo, de hablar en positivo y de la escucha activa para tener un entorno sano. ¿Algún truco más?
Estas herramientas te pueden ayudar a manejar problemáticas laborales para que no se disparen y vayan a más. Pero, si cuando acudes a tu trabajo, te cuesta cada vez más, te supera y te afecta a otras esferas de tu vida, es momento de parar, revisar qué está pasando y pedir cambios sobre la acumulación de tareas, delimitarlas o desarrollar alguna herramienta para afrontarlo de mejor manera.

¿El derecho a la desconexión es una quimera?
Evidentemente debe ser un derecho, porque no puedes estar trabajando toda tu vida. Pero cómo se consigue, depende demasiado de cada centro de trabajo. Es importante saber poner límites si te están mandando mails fuera de horario laboral, pero muchas veces no son respetados.

Una vez tuve un jefe de sección del que aprendí dos cosas: en conflictos de egos y en situaciones de estrés, solía repetirnos que el cementerio está lleno de imprescindibles y que no es necesario ponerse nerviosa, porque el dato acabará saliendo antes del cierre. ¿Cómo de importante es relativizarnos y relativizar?
Mucho, otra cosa es conseguirlo. Lo ideal es manejar desde la calma, pero si tu jefe te está presionando, algo de nerviosismo va a haber. Cierto nivel de activación puede ayudarnos a dar más de sí, pero si la presión se mantiene en el tiempo, agota nuestros recursos.

En los trabajos donde lo visto, escuchado o leído se puede pegar a la piel, como en los juzgados, centros sanitarios o moderadores de contenidos de las redes sociales, ¿qué desintoxicación laboral puede haber sin caer en el cinismo?
A veces la línea es muy fina. Las personas que trabajamos con colectivos vulnerables podemos desensibilizarnos tanto que las personas nos acaben dando igual, por lo que se corre el riesgo despersonalizar la violencia. Si ocurre esto, quiere decir que has agotado tus recursos, que te hace falta cuidado: condiciones laborales justas, acompañamiento y ventilación emocional. 

A condiciones laborales más justas, ¿mejor salud mental?
Sin duda. Hay menos conflictos, se resuelven de manera más adecuada y el trabajo en equipo funciona mejor. Y todo ello redunda en lo personal, porque todo lo que nos rodea, nos repercute a nivel individual. De lo contrario, se van agotando tus recursos.

Vosotras realizáis peritajes en casos de acoso laboral, ¿cuál es la definición de acoso?
El uso deliberado de la violencia en el ámbito laboral para minar y menoscabar a otra persona mediante actos hostiles. Tiene varias características, pero generalmente hay una desigualdad de poder, aunque no tiene que ser de jefe a trabajadores, y deben ser actos mantenidos en el tiempo. No se trata de un conflicto puntual. También hay una intencionalidad de causar daño: fastidiar y dañar moralmente a la víctima.

¿Qué peritáis?
Primero se valora si hay un daño psicológico, porque no todas las víctimas tienen daño psicológico, y si el daño tiene que ver con la situación vivida. El daño moral lo valora el juez. 

¿Hay un perfil común de acosado, como el sindicalista del comité de empresa?
No hay perfil común ni de acosador ni de víctima. Hay mucha variabilidad, por eso es tan difícil de abordar, y las conductas suelen ser muy sutiles —rumores, aislamiento, tratos injustos—, por lo que es muy difícil de detectar. Muchas veces, ni las propias víctimas lo identifican. Pueden tardar años en pedir ayuda, se sienten desconcertadas.

¿Qué debe hacer la empresa?
Lo primero, proteger a la persona. Luego, investigar a fondo y, finalmente, poner recursos para que no vuelva a suceder y reparar el daño. Es decir, proteger, reparar y actuar en consecuencia. 

¿Qué se debe hacer ante un acoso laboral?
Pedir ayuda. No todas las víctimas necesitan o quieren lo mismo. Comentarlo a un compañero, en casa, pedir ayuda psicológica, acudir a un jefe o a la empresa y luego ver qué está pasando. Luego hay que analizar qué necesitan: desde una explicación o acudir a tribunales.

Cuando hablamos de agresiones, machismo y acoso debemos ser conscientes de que no llegan a denunciarse ni la mitad de la mitad de los casos

Sobre el acoso laboral por razón de sexo apenas hay datos, ¿por qué?
Cuando hablamos de agresiones, machismo y acoso debemos ser conscientes de que no llegan a denunciarse ni la mitad de la mitad de los casos. Todas o casi todas hemos vivido situaciones denunciables, pero no se denuncian porque siempre se cuestiona a la víctima. Y en el acoso laboral no es distinto. Y si llega a un juzgado, debe encarar una revictimización, que es la dificultad añadida por la que apenas llegan a los tribunales estas denuncias.

Aparte de violencias concretas como estas, el trabajo puede ser una fuente constante de malestares: no queda tiempo para la vida, la jubilación cada año se ha retrasado más. Sin embargo, en mi reconocimiento médico, no hay valoraciones mentales.
Hemos separado salud de salud mental. Pero no puede haber salud si tengo problemas en el trabajo, ya que difícilmente el problema va a quedarse ahí. En el trabajo pasamos muchas horas y, si no hay buenas condiciones laborales y hacemos las tareas con seguridad y condiciones justas, van a empezar a surgir los problemas, que cada persona enfrentará como pueda. Más allá de un estrés puntual, no puede haber salud, si uno no está cómodo en el trabajo.

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