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Laboral
El Reina Sofía se queda por error sin servicio de Mediación Cultural tras el despido de 19 trabajadores
La empresa Sedena SL comunicó el viernes 16 de febrero a 19 de sus empleados que les va a aplicar un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) a partir del 1 de marzo. En principio, podría parecer que se trata de otra empresa más que ejerce ese instrumento con el que cuentan para ejecutar despidos de manera colectiva. Sin embargo, este caso es especial. Sedena SL es la empresa subcontratista del servicio de Mediación Cultural en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) y esos trabajadores son el personal que realiza las actividades educativas de la institución pública: visitas comentadas sobre la colección al público general, visitas para escuelas y actuaciones con familias.
“El servicio de Mediación Cultural va a dejar de existir en el MNCARS el 29 de febrero del 2024”, anunció el mismo viernes el sindicato Solidaridad y Unidad de los Trabajadores (SUT) en una nota de prensa en la que explica que esta notificación ha llegado a los trabajadores a menos de 15 días de la finalización del contrato, después de varias semanas sin noticias por parte de la institución.
El servicio, dependiente del área de Educación del museo, es el encargado de realizar las visitas comentadas a la colección permanente del Reina Sofía para el público general. Entre los recorridos llevados a cabo están Desplazar Guernica, Visitamos juntxs la Colección, Nunca en Reposo, Salirse del Margen y la Microvisita de Introducción a la Colección. También desarrollan recorridos con grupos escolares de diferentes franjas de edad y el proyecto Zum, programa para centros educativos. Fuera de la escuela, aparecen las actividades para familias realizadas desde Los mapas de savia, o el programa Los caminos de Antorcha, destinado a niños de entre cuatro y 12 años y a sus acompañantes.
Según el sindicato SUT, los programas de educación dejarán de realizarse en el Reina Sofía a partir del 1 de marzo porque el museo cometió varios errores “insubsanables” en el nuevo pliego para el concurso de licitación
Según el SUT, estos programas dejarán de realizarse en el Reina Sofía a partir del 1 de marzo porque el museo cometió varios errores “insubsanables” en el nuevo pliego para el concurso de licitación en el que habría de renovarse el contrato del servicio, en vigor hasta el 31 de marzo. El nuevo presupuesto ofertado por la institución, dirigida por Manuel Segade desde junio de 2023, “ni siquiera cubre el salario de la plantilla en las horas previstas”, según el sindicato. La oferta se realizó por un importe de 635.000 euros más IVA, cuando el contrato vigente lo había ganado Sedena SL el año pasado por una cuantía de 708.000 euros, 73.000 euros más. Por este motivo, el concurso quedó desestimado el 19 de enero y Sedena decidió que aplicará el despido colectivo a los 19 empleados.
El SUT entiende que el problema es que la actual financiación del proyecto de Mediación Cultural del Reina Sofía “se realiza con fondos PERTE (Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia), y esta financiación no puede ser prorrogada”. Por qué, se pregunta el sindicato en su comunicado, “el servicio de Mediación Cultural se financiaba con los fondos PERTE, cuando es un servicio estructural del museo desde 2011, es un interrogante al que no se le ha proporcionado respuesta” .
Desde el Reina Sofía se reconoce que existió un fallo en la redacción de los pliegos para el nuevo concurso de licitación por el que ha sido cesada la responsable del Área de Educación, María Acaso López Bosch. Una vez detectado el error, afirman que pidieron a Sedena que aplicase un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), de manera que los trabajadores pudieran ser de nuevo contratados una vez se lleve a cabo el concurso. También aseguran que las visitas guiadas y programas, especialmente los dedicados a niños, jóvenes, mayores y accesibilidad, seguirán siendo ejecutadas por personal del Museo.
Sin embargo, los trabajadores afectados refutan la versión oficial. “En ningún momento han propuesto un ERTE”, comenta uno del grupo de los 19 que prefiere mantener el anonimato. Otra mediadora hace repaso cronológico de lo sucedido durante el último mes: “El 23 de enero, María Acaso nos dijo que había habido dos errores muy graves en el nuevo pliego y que el museo había decidido desestimarlo. También dijo que no sabían qué iba a pasar. Acto seguido, la empresa nos dijo que iba a ver cómo solucionar este tema con el museo. Dos semanas después nos dijeron que estos fondos de la UE con los que nos llevan pagando dos años no se pueden prorrogar”. Esta empleada recuerda que en Mediación Cultural hay quien lleva hasta 13 años trabajando en el Reina Sofía y que este servicio siempre se ha financiado con fondos propios del museo. “Siempre que ha habido un concurso y se ha resuelto más tarde de lo previsto, se han hecho contratos menores. Pero este contrato de ahora no se puede prorrogar de esa manera y por eso hacen un ERE. O esa es la excusa que nos han dado”, lamenta.
Su compañero asegura que fueron las propias empresas que iban a concursar por el servicio las que avisaron al museo de que estaba publicando una oferta en la que no se correspondía la cantidad presupuestada con el gasto real. “Lo grave —valora este trabajador— es que ese pliego se hace desde el departamento de Educación, luego lo revisa la gerencia del museo y finalmente Abogacía del Estado. Y nadie se da cuenta de que ese dinero no corresponde con lo que piden”.
“En el equipo hay gente que conoce mucho mejor el museo, sus colecciones y su público que la gente que está gestionando todo esto”, dice una mediadora del Reina Sofía
Ambos asumen que el 29 de febrero se les acaba el trabajo. Se lo han dejado muy claro, dicen, y esperan que el museo tenga un gesto de buena voluntad y de reparación: “Nos gustaría que hubiese un compromiso público por parte del museo de que cuando se resuelva el nuevo pliego, que está en el aire, vuelva a contar con nosotros, pero sabemos que es muy difícil. Yo quiero que el museo reconozca que se ha equivocado y nos vuelva a contratar. Aquí en el equipo hay gente que conoce mucho mejor el museo, sus colecciones y su público que la gente que está gestionando todo esto”. él apunta a una gestión “pésima y falseada de cara al público, vendiendo la imagen de museo progre con sus exposiciones sobre la dignificación del trabajo, entre otros asuntos. No se corresponde esa imagen que se vende con cómo funciona el propio museo y cómo trata a los trabajadores”.
El despido de María Acaso López Bosch supone, según el SUT, la admisión del “error monumental” cometido por el Reina Sofía, “de la enorme falta de planificación y rigor en la publicación de los pliegos”. Además, el cese de la responsable no es, para el sindicato, “ninguna solución real para la plantilla afectada que se ve abocada súbitamente al desempleo”. Al tratarse de un ERE, los actuales trabajadores del servicio pierden el derecho de subrogación y tampoco podrían ser contratados nuevamente hasta pasado un tiempo.
“Esta situación —resume el comunicado sindical— vuelve a poner de manifiesto la continua inestabilidad que sufre este equipo debido a la externalización del servicio, que mantiene reducidas y empeora de forma reiterada sus condiciones laborales”.
En 2022, las plantillas subcontratadas de los servicios de Información y Mediación Cultural, se organizaron sindicalmente y constituyeron la sección sindical del SUT en el Reina Sofía, ante las condiciones que soportaban y teniendo en cuenta que una nueva empresa, Sedena SL, iba a hacerse cargo. La empresa saliente de ambos servicios (Magmacultura SL), recuerdan desde el SUT, no cumplía siquiera el convenio en materias como la compensación de festivos, la asignación de categorías profesionales o las libranzas en fin de semana.
Un conflicto con pasado
El origen de este conflicto laboral en el Reina Sofía se sitúa en la subcontratación de los servicios de mediación y educación de los museos, entre otras áreas, sacando a subasta trabajos estructurales de estas instituciones culturales públicas. Una práctica que viene de lejos. El proceso de desguace de los museos públicos, y de empobrecimiento de las condiciones de trabajo en ellos, se aceleró a partir de 2003, cuando empresas especializadas como Magma empezaron a encargarse de estos servicios.
Posteriormente serían ETT, empresas multiservicios como Eulen o entidades financieras como La Caixa las que han asumido la labor educativa y de mediación en los museos, en muchas ocasiones volviendo a subcontratar a terceras partes. Las subcontrataciones se realizan a través de una redacción de pliegos que las instituciones sacan a concurso público. La empresa que, ajustándose a esas condiciones, pone un precio más bajo es la que se queda con el trofeo. Al ser licitaciones por dos o tres años, el tornillo sobre los trabajadores vuelve a apretarse cuando toca renovarlas.
“La lógica de contratación en las administraciones públicas ha asumido la de las privadas, acelerándose durante la crisis con la excusa de la austeridad. Esto implica que una de las misiones de la institución cultural no sea ofrecer un servicio sino ofrecerlo barato”, afirmaba en un reportaje en Diagonal en 2016 Jesús Carrillo, quien fue director del departamento de programas culturales del Reina Sofía entre 2008 y 2014. Carrillo también mencionaba otra consecuencia nociva de esta dinámica: “Se estira todo lo que se puede al personal y cuando ya no se estira más, se deshacen de él. Esto provoca que la institución no aprenda: ese conocimiento y experiencia de los individuos adquiridos en su trabajo cotidiano no revierten en las estructuras de la institución”.