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Libertad de expresión
Una ola de protestas artísticas contra la censura impuesta por los gobiernos de PP y Vox
Desde que tomaran posesión los ayuntamientos surgidos tras las elecciones municipales del 28 de mayo, la derecha ha sembrado un reguero de cadáveres culturales en las localidades que gobierna. En menos de dos meses, los nuevos gobiernos locales han cancelado una obra de Lope de Vega por sus “insinuaciones sexuales”; han suspendido la representación del Orlando de Virginia Woolf en Valdemorillo; han tumbado la obra El mar: visión de unos niños que no lo han visto nunca, porque cuenta la historia de un profesor republicano, también se atrevieron con Disney y desprogramaron una película de animación del gigante del entretenimiento porque dos mujeres se besaban fugazmente. Incluso, los trastornos alimenticios se antojan comunismo cancelable: la obra NUA, que reflexiona sobre este sensible asunto también fue desprogramada.
El concejal de Cultura de Borriana en Castelló (Vox) fue más allá y decidió plantarse en la biblioteca municipal con la intención de requisar él mismo unas revistas en catalán, entre ellas la mítica revista infantil Cavall Fort que lleva editándose mensualmente desde 1961. El ahora regidor acabó marchándose con las manos vacías tras la negativa de las trabajadoras del centro a entregarle nada hasta que presentase una orden institucional por escrito.
Censura
Censura Miles de personas se manifiestan en Borriana contra la censura a las revistas en valenciano
Esta misma semana, El País daba a conocer un nuevo caso de represión cultural. En este caso en Jaén, donde el PP ha sustituido al PSOE al frente del ayuntamiento gracias a un pacto local. La damnificada, ni más ni menos que Ana Belén. El espectáculo Romeo y Julieta despiertan que va colgando el cartel de “no hay entradas” por donde pasa, no podrá subir el telón en la ciudad andaluza.
Estas actuaciones censoras de los nuevos ayuntamientos han ido enervando a un sector que ha creado Organización para Libertad Artística (OLA), una plataforma en defensa de la libertad de expresión.
En un manifiesto lanzado desde OLA aseguran que “los distintos atentados culturales procedentes del sector más reaccionario, y que plagan nuestro país, confirman que los casos de censura artística que estamos padeciendo en los últimos tiempos no son anecdóticos o aislados. Estas acciones pretenden reprimir la expresión de la diversidad, así como impedir que soñemos con otras realidades que están por construirse. Ante la violencia contra una cultura plural, la tibia respuesta de las instituciones nos deja sin protección. Desde ahora, tomamos la palabra. La lucha es urgente”.
El contundente texto comienza con la siguiente frase: “Que nadie se equivoque. Pretenden silenciarnos y no lo vamos a permitir”. El manifiesto ya ha sido presentado en público por actores como Esther Isla, Juan Margallo o Antonio Durán Morris, la productora Puy Oria o la directora del Orlando censurado, Vanessa Martínez. La plataforma de artistas no olvida en su comunicado casos anteriores de persecución a artistas como el de Hasel, Valtònyc o el de Eugenio Merino y su obra Always Franco, censurada en ARCO.
El caso de censura vivido antes de las elecciones locales por el dramaturgo Paco Bezerra en los Teatros del Canal de Madrid no se ha quedado en un “caso aislado o anecdótico”, denuncian desde la plataforma artística. Parece, más bien, que el caso de la obra sobre Santa Teresa se ha convertido en espejo en el que mirarse para las nuevas concejalías de cultura controladas por la derecha o por la ultraderecha.
Artes escénicas
Teatro Santa Teresa contra la Inquisición y Paco Bezerra contra la censura
La libertad de bailar, no nos la van a quitar. La libertad de cantar, no nos la van a quitar. La libertad de pintar, de escribir, de actuar, de sentir, de expresar,
— OLA - Organización por la Libertad Artística (@olartistica) July 19, 2023
NO NOS LA VAN A QUITAR! @paudenut #stopcensura #elartenocalla #nonoslovanaquitar pic.twitter.com/fqKBCuxTyJ
La actriz de teatro María Morales, una de las portavoces de la plataforma, aclara a El Salto que este primer manifiesto y la campaña “tienen el empuje de la urgencia por los casos de censura vividos”, pero que “ante la imposibilidad de organizarnos porque en un grupo de mil personas es muy difícil organizarse, empezamos a hacer grupos de trabajo para ver, para pensar ideas, para incluir a gente de todo el territorio y de diferentes lenguas”.
Ahora esos grupos de trabajo trabajan para constituir formalmente la organización después del verano. “La idea es a largo plazo, porque hay cosas en las que ya el sector era precario. Arrastrábamos muchas, muchas deficiencias y una ley mordaza y una reforma del Código Penal que impide las protestas”, termina Morales.