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Memoria histórica
Ana Ruiz, madre de poetas en una España en guerra
Fue Ana Ruiz madre de poetas, porque a los dos Machado más reconocidos de la literatura española, Antonio y Manuel, hay que unir el nombre de Francisco Machado, funcionario de prisiones, que también escribió versos, si bien su obra es menor en comparación con la de sus otros dos hermanos, como en su día publiqué en Los nombres de la memoria.
Manuel Álvarez Machado, biznieto de Ana Ruiz Hernández, a través de su muy documentada Revista Machadiana, nos acaba de facilitar la fotografía de su bisabuela el día de su boda con Antonio Machado Álvarez y la gacetilla que publicó el diario francés La Dépêche, editado en la localidad de Collioure, sobre el funeral por el fallecimiento de la anciana, celebrado el 5 de marzo de 1939.
La madre de don Antonio murió tres días después de su hijo, el 25 de febrero, en ese mismo pueblo francés al que había llegado el poeta en su compañía, la de su hermano José y la esposa de éste. Siempre que se habla de aquel azaroso último viaje de Antonio Machado desde Barcelona, de donde salió el 22 de enero de 1939, a Collioure, conviene recomendar el libro de mi estimado hispanista irlandés Ian Gibson Los últimos caminos de Antonio Machado.
Hablando de libros, de Antonio y Manuel Machado, así como de su madre, acabo de interesarme por una novela prometedora de reciente publicación titulada El querido hermano, escrita por Joaquín Pérez Azaústre, en la que el autor recrea no sólo la intensa relación entre Antonio y Manuel Machado desde su niñez a su madurez, escribiendo exitosas obras de teatro juntos como La Lola se va a los puertos, sino el viaje que en los últimos meses de la guerra realiza Manuel a Collioure, una vez tiene noticia de la muerte de su hermano.
Lo hace desde Burgos, en la zona franquista, por su vinculación con el nuevo régimen, con un salvoconducto especial, y será ya en la localidad francesa cuando se entere de la muerte de su madre. Ese viaje de Manuel Machado por un país desolado, al final de una guerra, no tuvo testimonio literario que se sepa en la obra del autor de Alma, el primero de sus libros, por lo que le toca a Pérez Azaústre recrear lo que pudo pensar y sentir el viajero en ese trayecto.
De los dos hermanos queda por estrenar un libreto inédito titulado La diosa Razón o Adriana Lecouvreur (léase también Los nombres de la memoria), que no estaría nada mal dar a la luz de los escenarios en esta España cainita, a fin de reparar el olvido, la indiferencia o ignorancia sobre la buena relación que mantuvieron siempre los dos hermanos. Bien se lo merecería la memoria de Ana Ruiz Hernández, madre de poetas en una España en guerra que acabó separando a sus hijos.