‘Madres migrantes’: herencia y resistencia frente a las fronteras

El nuevo poemario de Fátima Saheb recoge experiencias de las mujeres que migran y explora cómo han transmitido resiliencia, cuidado y memoria a sus hijos, recordando que la migración atraviesa generaciones, no solo fronteras.
Fatima Saheb  - 1
Ngone Ndiaye Fatima Saheb posa en la librería Balquis.
Fundación porCausa
30 oct 2025 05:00

La Audiencia Nacional reconoce que las devoluciones en caliente de 55 menores desde Ceuta a Marruecos en 2021 fueron ilegales. Esta sentencia, del pasado 11 de septiembre, responsabiliza a la exdelegada del Gobierno en Ceuta y a la vicepresidenta del Ejecutivo local por las 55 expulsiones realizadas ilegalmente, algo que venían denunciando diversas organizaciones sociales y juristas desde hace años. La resolución llega meses después de la publicación del poemario Madres Migrantes (Jande Editorial, 2025), de la activista y poeta Fátima Saheb (1995, Larache), que vio la luz en marzo visibilizando la lucha y la vida cotidiana de familias y migrantes.

Fátima Saheb nació en Larache (Marruecos) durante las vacaciones de sus padres migrantes. Sin embargo, fue concebida en España, y esa coincidencia ha marcado profundamente su manera de entender la identidad y la migración. “Aunque yo soy gestada en España, después de mi parto vuelvo al mismo Estado donde me gesté como un cuerpo migrante”, recuerda con una leve sonrisa. Con los años, este detalle biográfico se convirtió en una clave para repensar sobre su propia experiencia. Se crió en Benicarló, un pequeño municipio de la Comunidad Valenciana y, a los 17 años, se trasladó a Barcelona para estudiar publicidad en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. Este cambio desencadenó en ella una crisis de identidad que la llevó a querer profundizar más sobre los conceptos de migración y pertenencia.

Las ramas son el inicio 

Madres

habéis cultivado bosques

para que un día

vuestras hijas vuelen.

(fragmento del poema “Las ramas son el inicio”)

Saheb relata que su intención fue combinar la experiencia de la maternidad con la experiencia de la migración: “Una mujer puede migrar no siendo madre, pero eso pasa a segundo plano cuando además asume el papel de protección y ser madre de unas infancias que también van a recibir todas esas estructuras y violencias”. El poemario se estructura en diferentes partes que atraviesan un eje central: ser mujer y madre migrante, y la intersección de ambos papeles.

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Fatima Saheb durante la presentación del libro en Espacio Afro. Ngone Ndiaye

En conversación con Saheb, esta explica sus inicios. “Empiezo a escribir, mucho en primera persona, intentando entender ese recorrido entre dos mundos, las distintas cosas que me pasaban en el cole, las cosas que la sociedad decía sobre mí”, afirma. Tras una segunda migración a Suecia, comprendió que debía hablar sobre los inicios de su progenitora. “Quise recoger su camino como madre, como migrante, pero como mujer también”. El libro se centra en las mujeres migrantes que cuidan a sus hijos, pero la autora considera importante que lo lean hombres, padres o hijos: “muchos hombres que han venido a clubs de lectura me han dicho que eso les ha permitido relacionarse de una manera más tierna, cercana con sus padres.” 

También recuerda que su crisis de identidad fue lo que le impulsó a escribir y contar la experiencia de las mujeres migrantes: “mis referentes habían sido poetas de la diáspora como Rupi Kaur o Desirée Bela-Lobedde, pero me di cuenta de que había un vacío enorme: nuestras madres. Ellas habían tenido que ser excelentes para que no se las cuestionara”.

Saheb subraya que la “excelencia” de las madres migrantes no es un mérito sino una necesidad frente a los prejuicios y sistemas que las vigilan

Saheb subraya que esta “excelencia” de las madres migrantes no era un mérito sino una necesidad frente a los prejuicios y sistemas que las vigilaban. Explica cómo en Benicarló muchas mujeres migrantes en situación precaria no pedían ayudas a los servicios sociales por miedo a que les quitaran a sus hijos. Sobre las políticas migratorias y su impacto en la vida de las cuidadoras, Saheb recuerda los estereotipos que marcaron su infancia; cómo las veía hablar por fuera del colegio sobre las violencias que sufrían y el recuerdo de los espacios que no les dejaban ocupar infantilizándolas. “Aunque no han podido tener todas las herramientas, no eran tontas y se organizaban”. Este reconocimiento de la labor silenciosa que ejercían conecta directamente con sus poemas, donde visibiliza también las vulnerabilidades y estrategias de resistencia de las familias migrantes. “Muchas madres tienen que sobrevivir para que podamos ser humanos, y creo que ese sacrificio ha sido fundamental para que nosotros podamos ser valientes”. La invisibilización que sufren no es sólo literaria: en los medios y en los discursos políticos las mujeres migrantes rara vez aparecen como protagonistas, a pesar de que en 2022 el 58% de las personas en situación administrativa irregular eran mujeres, según el Informe Esenciales de la Fundación porCausa.

Saheb resume en el poema “Las madres de los que no volvieron” la deshumanización que rodea las vidas y experiencias de los menores y las madres que migran. Explica cómo quería poner a los lectores y lectoras en el lugar de las madres, que pese a que no han migrado ni migrarán quizá jamás, “ven sus vidas atravesadas y frecuentemente arrasadas por una experiencia migratoria que lanza a sus hijos al mar, y que se los arrebata, pues o bien se pierden en ese mar, o se pierden en una Europa que no los acompaña”.

La identidad religiosa es fundamental en su obra. “Para mí era importante hablar de la práctica religiosa con naturalidad, con orgullo, como la vemos y sentimos los que la conocemos, más allá de los miedos o estereotipos…”.  Además, la utiliza como denuncia al rechazo que les rodea, “y que nos dificultan momentos comunitarios y la dignidad que deseamos para poder vivir esa parte de nosotros”, explica Saheb,  quién plantea la poesía como herramienta para abordar la vergüenza y el racismo en un acto de reparación y memoria.

“Empecé a analizar realmente cuántas cosas tenemos que hacer, o cómo tenemos que modificar nuestra trayectoria, para sentirnos parte del lugar del que somos parte”, Fárima Saheb

El pasado 12 de septiembre Saheb presentó su libro en Espacio Afro, en Madrid. Lo hizo acompañada de Youssef M. Ouled, periodista y activista, referente en sus investigaciones y visibilización del racismo estructural y la islamofobia. En este encuentro hablaron sobre la experiencia de la autora, su proceso creativo y también sobre las dificultades y prejuicios que enfrentan las personas migrantes, desde la infancia hasta la edad adulta. Saheb reflexionó sobre su propia historia y cómo esta atraviesa su escritura. “Empecé a analizar realmente cuántas cosas tenemos que hacer, o cómo tenemos que modificar nuestra trayectoria, para sentirnos parte del lugar del que somos parte”. Para ella, la migración no solo define territorios geográficos, sino también la construcción de identidad y pertenencia, un aspecto fundamental en Madres Migrantes. Asimismo destacó la importancia de reconocer las emociones y las heridas, tanto de los hijos como de las madres que migran, y cómo estas experiencias inspiraron sus poemas.

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Fatima Saheb con su libro. Ngone Ndiaye

Respecto al libro y su publicación, Saheb cuenta cómo Jaŋde Editorial le dio la oportunidad para visibilizar historias como la suya. “A veces esperamos que nos dejen una silla en las mesas de las personas que tienen el poder y a veces lo que tenemos que hacer es tener nuestra propia mesa”, explica. Esta obra forma parte del catálogo de esta editorial, una cooperativa nacida en enero de 2025 para publicar autoras y autores racializados o de origen migrante y potenciar a escritoras y escritores locales en catalán y castellano. Sus editoras, Aissata M’ballo y Diana Rahmouni, subrayan que la iniciativa pretende abrir un espacio de calidad para obras que históricamente han tenido dificultades para llegar a las librerías.

Madres migrantes llega en un momento en el que el debate de las políticas migratorias y la externalización de fronteras evidencia que la vulnerabilidad de madres e hijos sigue siendo ignorada por las instituciones y los discursos públicos. En este contexto, muchas mujeres enfrentan la dificultad de entender a sus hijos, que crecen en una sociedad donde a menudo se acaban distanciando de sus raíces para evitar el racismo o la exclusión. Saheb expone esta ruptura entre madres e hijos uniendo generaciones y transformando la vergüenza y la culpa en comprensión. Su poemario, proyectos como el de la editorial Jande o Empower Youth, que combate el racismo y la islamofobia para promover la inclusión entre los jóvenes, fomentan que las nuevas generaciones que han crecido entre dos mundos, se reconcilien con su identidad y eviten esa fractura entre madre e hijos y la autoexclusión que muchos adolescentes reproducen como estrategia de supervivencia. La falta de referentes positivos —en los medios y colegios— alimenta esa sensación de no pertenecer a ningún lugar. Junto con la reciente sentencia de Ceuta estas iniciativas, evidencian que las vivencias que cuenta Saheb a través de sus poemas no son solo literatura, sino también memoria colectiva y denuncia de injusticias que atraviesan generaciones enteras.

Las madres que no volvieron 

aquí

no seréis reconocidos 

como ciudadanos con identidad propia

seréis niños y niñas 

no acompañados

o mal acompañados

por un sistema contaminado

y poco humano

no digo que la migración 

no os pertenezca

es tan derecho vuestro como nuestro

pedimos justicia

para que lo hagáis sin peligro.

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