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Medialab-Prado
Medialab-Prado desaparece tal y como era: “No es un traslado, es un desalojo”
Ni laboratorio de políticas culturales, ni espacio de encuentro y participación. Esa parece ser la política cultural que el actual gobierno de José Luis Martínez Almeida pretende aplicar al proyecto Medialab-Prado. El Ayuntamiento no solo ha actuado contra diversos espacios autogestionados por la ciudadanía, sino que empieza a tocar dispositivos municipales que se habían creado para la participación ciudadana y el fomento de la innovación multidisciplinar desde la institución, como es el caso de Medialab-Prado.
Con casi dos décadas de trabajo —y reconocimientos y premios internacionales—, este proyecto ha sufrido una deslocalización difícil de justificar. Hasta el pasado martes, cuando se efectuó parte de la mudanza, la plantilla, tanto fija como eventual, no sabía de manera oficial quiénes se irían a la nueva sede en el distrito de Arganzuela y quiénes permanecerían en la del Paseo del Prado. Todo, explican a El Salto desde el colectivo de trabajadores, se ha realizado con secretismo y ningún cuidado al personal.
Entre las primeras acciones que hizo la delegada de Cultura, Andrea Levy, al anunciar un nuevo proyecto en el edificio de Medialab, se encuentra la no renovación del contrato a su director Marcos García y el cese de la gerente Carla Lapetra —ambos, al cierre de esta nota, siguen apareciendo en la web del centro con dichos cargos—. La mudanza se ha realizado sin ninguna persona de autoridad sobre la plantilla.
En la actualidad, la mitad de su personal se encuentra disperso entre dos sedes, la antigua Serrería Belga y el Matadero de Madrid. Pero incluso en esta última no están todos en el mismo espacio. “Las ubicaciones de trabajo las hemos sabido este mismo miércoles, pero aún no está claro cuál es nuestro espacio de acción, es decir, dónde vamos a hacer las actividades. La gente más de programa está en la zona de Intermediae, y trabajos más trasversales como comunicación, producción y administración se han llevado a la zona de coordinación de Matadero”, explica uno de los trabajadores, que prefiere no dar su nombre para evitar represalias.
Asegura que una vez que se enteraron por la prensa de la decisión del área de Cultura del Consistorio, ni sus compañeros del Matadero tuvieron en ese momento capacidad de reacción ni sabían qué espacio otorgarles, ya que el mismo centro cultural tiene su propia programación y los espacios ocupados para ello.
En el edificio de Paseo del Prado se ha quedado, según indican desde la plantilla, el personal que está más sujeto a las actividades que se realizan físicamente allí, como el equipo de producción, mediadores y el Fablab, donde realizan la fabricación digital en impresoras 3D. “Como la programación sigue hasta junio, lo más cabal hubiera sido que todos hubiéramos permanecido juntos hasta ese momento, ya que las actividades de la programación están ahí”, dice el empleado refiriéndose a lo que considera un desalojo y no un traslado.
“Todo ha sido sin un plan sin haber meditado las cosas, y mucho menos sin haber hablado con nosotros sobre lo qué necesitábamos”, aseguran los trabajadores
Incertidumbre y maltrato laboral
“Es absurdo porque no nos dan el motivo de por qué nos quieren fuera, porque obras no hay todavía; simplemente quieren al personal fuera y la programación que se desarrolle en la Serrería”, apuntan fuentes de los trabajadores con la sensación de que todo se va haciendo sobre la marcha: “Todo ha sido sin un plan y sin haber meditado las cosas, y mucho menos sin haber hablado con nosotros sobre lo qué necesitábamos”. Insisten en lo ilógico de haber movido esta semana la mitad del personal tanto en un sitio y en otro.
Antes de la mudanza, la poca información con la que han contado en cada momento ha provocado un ambiente de incertidumbre entre la plantilla de Medialab. “Hay personal con contrato indefinido y gente que lleva una década o más. De momento nos han dicho que no peligran, por ese lado hay tranquilidad”, señalan. Aun y con ello se preguntan: “¿Es posible que cambie esto? Tampoco lo sabemos. Habrá que empezar a negociar y a ver que se quiere hacer con Medialab”. Albergan más dudas ante el anunciado “concurso de ideas” que pretende convocar el Ayuntamiento en septiembre. “Si se hace es que quieren otra programación. Hasta ahora todo son más incertidumbres que certezas”, asegura el personal, que ya ha pasado su primer día en el espacio de Arganzuela. “Se toman las decisiones y parece que algunas personas les cuesta dar marcha atrás, es lo único que entendemos”, reconocen.
En general, señala el trabajador entrevistado, todo el equipo se siente maltratado por la poca transparencia que ha habido a la hora de ejecutar la orden de mover el proyecto de sede y con ello cambian sus condiciones de trabajo. “Todo es muy raro porque con el tema covid teletrabajamos tres días, y dos son presenciales. Así que, trabajadores y residentes tendrán que combinar días entre Matadero y Serrería”.
El edificio es el proyecto
Medialab llevaba desde 2004 en el edificio ubicado dentro del eje de museos del paseo del Prado. Se encuentra muy cerca de lo que fue el centro social La Ingobernable, también desalojado por el gobierno de Martínez Almeida y que continúa tapiado, a la espera de que el alcalde cumpla la promesa que hizo al vecindario del barrio de Las Letras de ubicar allí un centro de salud.
Tanto para los trabajadores como para la comunidad, Medialab, que había granjeado admiración durante todos estos años gracias a sus miles de actividades, la decisión de Levy de disociar el proyecto de innovación cultural del edificio de la Serrería Belga es el primer paso para el desmantelamiento del proyecto mismo.
Cada actividad en Medialab tiene que ver con el uso del espacio arquitectónico en sí. Y es que el antiguo edificio fue reformado justamente para adecuarse a los objetivos y actividades del Medialab, cuyos primeros años se ubicó en el centro Conde Duque.
Patricia Horrillo, periodista e investigadora, además de mediadora de Medialab entre septiembre de 2014 y junio de 2015 y todavía usuaria y colaboradora del espacio, cuenta a El Salto sobre a intervención arquitectónica que se hizo al edificio de la Serrería, que tuvo un coste de casi siete millones de euros: “Fue una intervención que se hizo mano a mano entre un arquitecto, una arquitecta y el equipo de Medialab; es decir, todo el edificio está diseñado para el desarrollo de las actividades de Medialab-Prado”.
Destaca especialmente la pantalla digital instalada en la plaza; las escaleras con luces programables; las salas con enchufes, regletas y pantallas retráctiles para poder proyectar; un espacio amplio y diáfano para programar actividades de grupos... “La intervención arquitectónica se hizo precisamente mimando las necesidades de lo que significa un laboratorio ciudadano”, asegura Horrillo.
Los grupos de trabajo, que son el alma de Medialab al ser los que dinamizan la experimentación multidisciplinar del espacio, tienen un vínculo físico con el centro. A Horrillo le preocupan especialmente espacios como el Fablab, dedicado a la fabricación digital, que aunque ahora permanece en la sede del barrio de Las Letras, no saben si este tendrá cabida en Matadero. Subraya la actividad que vienen realizando los autofabricantes con un proyecto de prótesis impresas en 3D para niños y niñas que no tienen alguna extremidad, y que nació también en Medialab. “Esto lo puso en marcha uno de los mediadores-investigadores y ha tenido un reconocimiento a muchísimos niveles, porque es un grupo que trabaja con familias, con los propios niños y niñas, y con los desarrolladores y makers diseñando y elaborando estas prótesis de manera conjunta. Ese espacio necesita del Medialab y del espacio físico que es el Fablab”, resalta Horrillo de este proyecto.
“La parálisis para esa gente es muy bestia. Es dejar de ofrecer la infraestructura que se había creado con esos objetivos, con desarrollar proyectos con y por la ciudadanía, con ciertas herramientas, porque no hay espacios públicos con fablabs. En eso es único el Medialab”, afirma.
La periodista coincide con el integrante de la plantilla en que los escasos metros que se le han asignado al proyecto en Matadero traerán problemas de trabajo y programación viniendo de un edificio de 4.000 metros cuadrados. En este sentido, apunta: “Ya teníamos problemas de espacio porque éramos muchos grupos de trabajo, y teníamos que hacer un encaje de bolillos para reservar espacios para todos a lo largo de la semana. ¿Cómo van a meter todo eso, incluido el Fablab, en Matadero, que no se sabe muy bien dónde, porque no les ofrecen más información?”.
“Es un maltrato al todo el equipo de Medialab; no ha habido ningún respeto hacia el proyecto, consolidado y premiado. La sensación es de desprecio a un montón de colectivos y personas”, valora la periodista Patricia Horrillo
En opinión de Horrillo, todo lo que es participación ciudadana queda fuera del objetivo de la Concejalía de Cultura de este Ayuntamiento. “No han tenido ningún interés, ni cuidado para con los trabajadores del centro. Es un maltrato al todo el equipo de Medialab, no ha habido ningún respeto hacia el proyecto, consolidado y premiado. La sensación es de desprecio a un montón de colectivos y personas”.
Como a mucha gente en Madrid, la desaparición del espacio y el proyecto ha afectado a Horrillo como usuaria pero también como ciudadana y como parte de los grupos de trabajo de Medialab, según reconoce. “Van a eliminar todo lo que existe como grupos de trabajo... todo lo que existía como ecosistema del centro”.
La comunidad Medialab y #SaveTheLab
Cabe poca duda de que el éxito de Medialab se debe al desarrollo de sus proyectos colaborativos, que suman diversas capacidades interdisciplinarias y reúnen a una gran diversidad de personas. Allí se crea en el mismo momento en que se reúne la gente. Se ven las tripas de los proyectos y su proceso creativo. Destaca la labor de las y los mediadores culturales, que forman parte de los grupos de trabajo, realizan investigaciones de diversa duración y actúan también como dinamizadores del espacio. Se trata de une espacio cultural que ha sido sede de multitud de encuentros a nivel local, estatal e internacional, y que han tenido reconocimientos de todo tipo.
Sin embargo, su ubicación y originalidad arquitectónica han sido en anteriores ocasiones un claro reclamo a la plusvalía del eje Prado-Recoletos. Ya en 2014 hubo una intentona de vender la mitad del edificio a Telefónica. “SaveTheLab lo creamos ese año cuando se empezaba a sospechar lo de la venta. Junto con el perfil de Twitter hicimos la web We are the lab, también para defender públicamente Medialab”, describe Patricia Horrllo. “A Telefónica no le interesó finalmente, tal vez porque no le encontraron rentabilidad o porque en términos de imagen la comunidad tecnológica alrededor de Medialab estaba muy vinculada a Telefónica y eso no les podría venir mal. Lo de ahora no tienen ni pies ni cabeza”, reitera.
Desde el minuto uno del anuncio de la noticia se reactivaron estas redes sociales y la comunidad en torno a Medialab se puso las pilas para defender el proyecto y el espacio. Así han recogido, hasta el momento, casi 6.000 firmas de apoyo, además del de 60 colectivos y organizaciones que reconocen el espacio como indispensable en la ciudad.
“De repente se cargan el único espacio que es diferenciador y que ha sido un impulso para esa candidatura, porque desde Medialab se han hecho cosas en relación a esa postulación”, afirma Horrillo sobre la candidatura de la Unesco
Desde la plataforma de apoyo dicen que a pesar de haberlo solicitado no ha habido ningún tipo de interlocución con el área de Cultura. “No les interesa. Trasladar Medialab ahora mismo a otro espacio puede poner en peligro la candidatura de la Unesco a la que Madrid se estaba postulando, ya que era uno de los puntos fuertes de esa candidatura por ser un espacio de innovación ciudadana y un laboratorio”, sostiene Horrillo. “De repente se cargan el único espacio que es diferenciador y que ha sido un impulso para esa candidatura, porque desde Medialab se han hecho cosas en relación a esa postulación”, añade.
En cuanto a la idea de la delegada de Cultura de convertir la Serrería en un espacio de exposiciones, Horrillo no le encuentra sentido, ya que espacios de ese tipo abundan en la zona. “No se escucha a los expertosv, dice. “Tal y como está diseñado ese espacio no sirve como espacio expositivo. Es un espacio luminoso y lleno de ventanales. Si quieren eso tienen que invertir dinero y punto. ¿Qué justificación tiene invertir, en un momento de crisis como el que estamos, en un edificio que se ha rehabilitado expresamente para un proyecto cultural que nació hace 17 años, que ya tienen un recorrido y una consistencia que es incuestionable?”, se pregunta.
Para el próximo martes 23 de marzo, día en que se reúne la Comisión de Cultura del Ayuntamiento, la comunidad, #SaveTheLab se concentrará en la plaza de Las Letras, es decir el patio exterior de Medialab, y desde allí seguirá el desarrollo de la sesión. Las concejalas de PSOE y Más Madrid se conectarán telemáticamente a la comisión desde la misma plaza en apoyo a que el proyecto se quede en su sede.
⚠️🔴 CONVOCATORIA para estar presentes en la Comisión de Cultura que tendrá lugar el PRÓXIMO MARTES 23 de marzo a las 9:30h
— SaveTheLab (@SaveTheLab) March 17, 2021
Nos concentraremos en @MedialabPrado manteniendo la distancia de seguridad y siguiendo las prescripciones de salud pública ante la pandemia.
Sigue ⬇️⬇️⬇️ pic.twitter.com/oDb1JCeOkX
La pelota queda ahora en el terreno de la delegada de Cultura del Ayuntamiento, Andrea Levy, a quien las concejalas de la oposición, Pilar Perea (Más Madrid) y Mar Espinar (PSOE) piden comparecer en la comisión. Ambas concejalas han comunicado a la prensaque focalizarán sus intervenciones e iniciativas en reivindicar que el proyecto de Medialab-Prado es indisociable al emblemático edificio que lo alojaba hasta hace dos días, y en que Levy esclarezca su decisión de desmantelarlo.
Para ello han registrado sendas preguntas a través de las cuales exigirán explicación sobre el futuro de los proyectos que siguen realizándose en y por Medialab, así como las modificaciones previstas en los espacios, presupuestos y proyectos culturales de Matadero y Museo de Arte Contemporáneo tras el traslado del espacio de innovación cultural. Asimismo, aseguran en nota de prensa que preguntarán a Andrea Levy sobre el futuro que tendrá el edificio de la Serrería y a quién se le otorgara la gestión. Le cuestionarán también acerca del impacto que supone su decisión en la candidatura del Paseo del Arte ante la Unesco, cuya preocupación también la transmitió hace algunos días el ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribe, al alcalde de Madrid y a la presidenta de la Comunidad a través de una carta.
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Lamentable lo que están haciendo (deshaciendo) con el proyecto Medialab-Prado y su gente y ecosistema. La derecha más rancia y temerosa ejerce su poder.