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Memoria histórica
Espionaje y contraespionaje en la Guerra Civil: tenemos que hablar del SIM
Juan Carlos Marín ha investigado en su tesis doctoral los orígenes y estructuras de los diferentes organismos de contraespionaje republicanos durante la guerra.
Fuente de toda la mitología franquista sobre la utilización de las “checas” durante la Guerra Civil, el Departamento Especial de Información del Estado y el Servicio de Investigación Militar (SIM), los servicios de contraespionaje de la República, son el tema de la tesis doctoral que está a punto de entregar Juan Carlos Marín Sánchez (Begíjar, Jaén, 1992).
Doctorando en la Universidad Complutense de Madrid bajo la dirección de Gutmaro Gómez Bravo, durante su investigación Marín Sánchez ha explorado los orígenes y estructuras de los diferentes organismos de contraespionaje republicanos durante la guerra, estableciendo paralelismos con sus homólogos franceses, británicos y estadounidenses durante la I Guerra Mundial, el primer gran conflicto donde estos servicios empezaron a utilizarse.
Antes del Dedide y del SIM la II República ya se había dotado de servicios de espionaje, encuadrados en la Segunda Sección del Estado Mayor. ¿Cómo definirías su situación en los meses anteriores al golpe del 18 de julio?
Bajo mi punto de vista, era un servicio muy precario y no tenían un gran desarrollo ni práctico ni técnico, nada que ver con países como Francia o Reino Unido, y no digamos ya con la Italia fascista o la Alemania nazi.
Parte de tu trabajo de documentación se ha desarrollado en París, ¿por qué decides ir a Francia?
En mi investigación, partía de una pregunta y una hipótesis: ¿dónde surge esta necesidad del contraespionaje?, ¿cómo se desarrolla? Así que empecé a plantearme que la respuesta podría estar en la Primera Guerra Mundial. Eso me permitía, desde una perspectiva histórica, situar la acción de la República española en un proceso que tuviera en cuenta la experiencia de la Primera Guerra Mundial como escuela de guerra.
¿Qué conclusiones sacas?
Encontramos dinámicas similares, por más que se quiera insistir en la influencia soviética durante la Guerra Civil a través del Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos (NKVD). Tanto los servicios de información de la II República como los de las democracias liberales de la Primera Guerra mundial surgen en situaciones de precariedad, caracterizados por un caos inicial que, en ocasiones, desembocó en situaciones de abusos y fusilamientos extrajudiciales. Además, rápidamente, en ambos contextos, los Gobiernos se dieron cuenta de la necesidad de unificar el mando, evitando así la multiplicidad de servicios e intentando poner coto a esas extralimitaciones.
“Pese a todos los problemas que tuvo la República durante la guerra, sus servicios de contraespionaje tuvieron una eficacia mayor de la que se ha apuntado”
Sin embargo, numerosos autores y hasta dirigentes del SIM consideraban que su labor estaba siendo ineficaz. ¿Hasta qué punto la tensión política dentro del Gobierno de la República pudo ser una de las causas de esta ineficiencia?
No creo que los servicios de contraespionaje de la República fueran tan ineficaces como se nos ha hecho creer. Gestionar la diversidad de actores políticos del bando republicano era un factor más que añadir a los problemas de la República, como el hecho de que, sobre el plano internacional viviera en la más absoluta soledad (salvo por la URSS). Además, hay que tener en cuenta que tuvieron enfrente una maquinaria de guerra muy eficaz y potente, que habían centralizado sus estamentos militares y sus servicios de información desde casi la primera hora.
Memoria histórica
Las checas, ¿un mito de la propaganda franquista?
Según los últimos estudios realizados, el afán franquista por identificar a la Segunda República con la esfera comunista de la URSS es el que está detrás del uso, y abuso, del concepto “checa”.
En sus memorias, Indalecio Prieto afirma que crea el SIM por consejo de los asesores soviéticos, pero reservándose el derecho de nombrar a los agentes. Es posible que esa maniobra buscara limitar el control del Partido Comunista en la acción del Gobierno y en el propio Servicio, lo que muestra precisamente las tensiones políticas entre sus distintos componentes. Pese a todo, considero que los servicios de contraespionaje tuvieron una eficacia mayor de la que se ha apuntado.
Durante décadas, la leyenda negra del contraespionaje republicano se construyó en torno al SIM y la utilización de las torturas en las llamadas “checas”, un mito que se mantuvo porque la historiografía española solo podía tomar como fuentes documentales a la Causa General del franquismo, principalmente.Es muy significativa la evolución del lenguaje respecto a “las checas”. Por lo que hemos podido avanzar en nuestra investigación (y en otros trabajos, como los de Pelai Pagès), el SIM nunca llamó “checas” a sus centros de detención sino “preventorios”, dando a entender su condición provisional, paso previo a un juicio por alta traición y espionaje por los tribunales competentes. El término “checa” se institucionaliza durante la Causa General, con una clara intención de ligar esos espacios a la órbita soviética y alimentar así la teoría del plan de Stalin para instalar una república satélite en España. Así, el Estado franquista buscaba justificarse a sí mismo, haciendo un relato histórico invertido, donde la violencia de la retaguardia sirve de justificación para el golpe de estado de 1936.
También pone de manifiesto que la acción de estos servicios, que suelen ser las cloacas de un Estado, buscaban, ante todo, mantener las garantías jurídicas de los detenidos en un contexto de guerra muy complicado.
En este sentido, la acción de la República se encuadra en un contexto, que es de los acuerdos de Munich, los 13 puntos de Negrín y el discurso de Azaña de “Paz, piedad y perdón”, con una clara intención de garantizar los derechos constitucionales de los detenidos.
“Seguir utilizando el término “chequistas” denota hasta qué punto hemos asimilado la Causa General sin haber hecho un análisis crítico”
¿Qué opinión le merece la polémica provocada por el Gobierno de Martínez-Almeida a finales de 2019 al quitar las placas de represaliados por el franquismo del cementerio de la Almudena, bajo el pretexto de que había nombres de “chequistas”?
Seguir utilizando el término “chequistas” denota hasta qué punto hemos asimilado la Causa General sin haber hecho un análisis crítico. Afortunadamente, desde la historiografía se han producido avances significativos para “problematizar” conceptos acuñados por el franquismo. En esa línea, precisamente, hay que recordar que el memorial fue fruto de un exhaustivo trabajo de investigación liderado por un historiador, Fernando Hernández Holgado, que contaba con el apoyo de asociaciones de familiares de las víctimas del franquismo.
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Os deberíais mirar la desbanda
de Málaga, los fusilamientos de Badajoz, lo que hicieron vuestros amigos los moros, los campos de concentración, las cunetas de las carreteras, vuestro garrote vil y así mil cosas. Demasiado poco fue Paracuellos, para lo que os merecéis.
Pero que poca vergüenza...
Ahora va a resultar que las checas no existieron y que Stalin solo quería traernos a los españoles y la democracia que el no quería...
Todavía quedan nostálgicos del franquismo, una ideología criminal y antidemocrática que pretenden perpetuar amparándose en el derecho democrático de libertad de expresión. Patético.