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México
Antonio Cerezo: “El narcotráfico es el pretexto perfecto para ocultar la represión por motivos políticos”
Antonio Cerezo fue encarcelado arbitrariamente en México en 2001, junto con sus dos hermanos, y permaneció siete años en prisión, donde también sufrió torturas. Ahora es miembro del Comité Cerezo, que defiende a las víctimas de represión por motivos políticos.
Acercarse a la realidad de México sin tener muchas referencias de lo que se vive allí puede resultar impactante. Nos han llegado algunos casos de violencia extrema, algún vídeo gore que se vuelve viral por este morbo enfermizo que padecemos como sociedad. Podemos pensar algo alejado y que nunca relacionamos con la lucha por la transformación social. El narcotráfico ha calado en el imaginario colectivo —en el mexicano y a escala internacional— como el responsable de la violencia generalizada, pero el Estado mexicano se ha aprovechado de él para esconder crímenes represivos contra cualquier forma de disidencia.
Antonio Cerezo forma parte del Comité Cerezo. Este comité se formó cuando él, junto a sus otros hermanos y dos personas más, fueron encarceladas arbitrariamente y torturadas. Ahora, ya en libertad y tras pasar varios años de cárcel, es una de tantas personas defensoras de los derechos humanos en México. Le pregunté que si ser asesinado no es su máxima preocupación y me respondió que la supervivencia no es su principal objetivo. La dignidad y el fuerte compromiso por transformarlo todo brillan en sus ojos y en los de Marusia López, feminista y defensora mexicana también, que nos acompañó y ayudó a conducir la entrevista en una plaza del casco antiguo de Palma, a las nueve de la mañana, sin ningún rayo de sol. Durante más de una hora la humedad de Mallorca no consiguió enfriar la conversación. Aunque solo hablásemos de temas delicados y poco agradables, nos despedimos como si nada de eso hubiera pasado.
¿Cómo ha evolucionado el Comité Cerezo desde su nacimiento ?
Fue un proceso de aprendizaje acelerado y a golpes. El comité se plantea al principio como un comité de solidaridad con los detenidos, pero poco a poco se va encontrando con otras organizaciones de derechos humanos y les van a enseñar el trabajo de derechos humanos como una herramienta específica. Ahí empezarán a capacitarse, aprenderán a hacer la documentación, identificar las violaciones de derechos humanos, a saber qué derechos tienen los presos, etc. En el primer año, ya lograron conformarse como equipo de derechos humanos, y ya para 2004 como organización que empezará a hacer seguimiento a otros casos de presos políticos. En ese momento, el trabajo se desarrolla y ya empiezan a dar talleres, formaciones y charlas.
¿Las familias tienen un desconocimiento de los derechos de los presos?
En general, la familia suele recurrir a dar dinero. “Vamos al juez o quien sea y le damos dinero para que lo suelten” es lo que suelen pensar. Existe esta corrupción, en parte porque las autoridades así lo fomentan. Pero cuando hay motivo político por en medio ya no sirve el dinero. Por eso, nosotros damos talleres a las familias, para que sepan que los presos tienen derechos, pierden los derechos civiles y políticos pero todos los demás derechos humanos existen; no pierdes derechos humanos, las familias a veces no lo saben, nosotros mismos no lo sabíamos. La idea es que el preso y las familias lo sepan y esto favorezca a tener unas mejores condiciones de vida dentro de la cárcel.
Lleváis a cabo una labor de documentación de violaciones de derechos humanos en México. ¿Cómo lo hacéis?
Las fuentes que consultamos son públicas. Revisamos los medios de comunicación, las organizaciones sociales y políticas y las familias. Analizamos todos los casos y discriminamos si son violaciones o no, y después si son por motivos políticos o no. Un caso muy reciente en México: la marina mató a una familia entera desde un helicóptero, es un claro caso de violación de derechos humanos porque fue una ejecución extrajudicial, pero no tiene un trasfondo político. Esta no la registramos, porque no tiene un fundamento político. El comité acota la documentación a casos exclusivamente por motivos políticos, porque es humanamente imposible llevar un registro de todas las violaciones de derechos humanos.
Fruto de este trabajo de documentación estáis presentando el sexto informe de violaciones de derechos humanos contra personas defensoras de los derechos humanos en México. Por dar algunos datos, cito textualmente:
Se documentaron 1442 violaciones a los derechos humanos cometidas en contra de personas defensoras de DDHH. 579 personas defensoras fueron agredidas, atacadas, amenazadas, hostigadas, vigiladas ilegalmente y/o seguidas. 795 personas fueron detenidas de manera arbitraria en el periodo del informe. Entre los principales DDHH defendidos por las 57 víctimas de ejecuciones extrajudiciales, 13 de ellas ejercían el derecho humano a la protesta, 11 personas defendían el derecho humano al territorio y 8 eran periodistas que defendían el derecho a la libertad de expresión. 11 personas defensoras de DDHH fueron víctimas de desaparición forzada, de los cuales 5 fueron ejecutados extrajudicialmente, 3 están libres. (...)
Este aglomerado de datos y cifras que ilustran la realidad actual de México es terrorífico, o por lo menos a mí desde la ignorancia me resultó muy chocante. ¿La sociedad mexicana ha normalizado estos niveles de violencia?
En muchos sectores de la población se ha normalizado. Suele decirse: “un muerto más”, “seguramente en algo andaba”. La gente lo ha interiorizado: “El que se muere es por algo, y por algo malo, nadie puede morirse por algo bueno, porque si eres bueno no te va a pasar nada, pero al ser malo te van a pasar cosas malas”. Es una lógica muy perversa, porque la misma gente hace concluir que a todo aquel que le ha pasado algo es porque “en algo malo andaba” y entonces el Estado se exime de su responsabilidad y justifica su propia violencia y así las personas no se organizan para protestar contra esto. En otras partes del país se ha impuesto a través del terror esta normalización, y en otras partes —las menos— todavía se niegan a aceptar la violencia y por ello se organizan y protestan. Se ha dado por ejemplo en la Ciudad de México, que a pesar de ser una ciudad muy violenta —todos los días hay unos 15 muertos— donde no había una violencia muy focalizada, y ahorita en los estudiantes hay una reacción social más organizada, de protesta, de vencer el temor que hay, de solidaridad. En general está normalizada, pero no absolutamente.
En vuestra web he visto que entre los últimos ejecutados extrajudicialmente de este año hay un periodista. ¿Informar en México puede costarte la vida? ¿Ser periodista se vuele en una forma de activismo en sí?
Antonio Cerezo: Hay una discusión entre los periodistas, algunos plantean que por el hecho de ser periodistas ya son defensores. Nosotros decimos que no necesariamente. Hay periodistas que son parte del régimen, y repiten las verdades del Estado y no defienden la libertad de expresión.
Marusia: Los periodistas que cubren el narcotráfico son un blanco muy común, muchísimos son asesinados.
Partiendo de la frase “en algo andaba”, ¿es común que el narcotráfico se use para justificar la represión del Estado a los movimientos sociales?
El narcotráfico se convierte en un pretexto ideal. Por ejemplo, un caso que llevamos con la unión popular de vendedores ambulantes en Puebla; han sido acusados permanentemente de tener vínculos con el narcomenudeo, la venta a pequeña escala de droga. Esta campaña permanente, cuando ellos sufren agresiones, ejecución extrajudicial de sus miembros, o encarcelamientos, será la justificación, dirán: “No es un problema político, no hay reprensión, no los detuvimos por sus ideas o porque luchen, los detuvimos por narcotráfico”. El narcotráfico se vuelve un pretexto para encubrir la motivación política de la reprensión, es un pretexto perfecto. Otro ejemplo, en el caso de Miroslava Breach [periodista que fue asesinada]b se decía que la había matado el narcotráfico, pero ahorita con toda la documentación, testimonios y grabaciones que han salido, está más que claro que hubo una vinculación del Estado gobernante, de los partidos del PAN del PRI, que participó en la ejecución de la periodista. Entonces ahí dices, cuando dicen que fue el narco o fue un cártel es una abstracción. Cuando investigas. La realidad es que en México el narcotráfico esel pretexto perfecto para ocultar la represión por motivos políticos. Para nosotros el narcotráfico forma parte de la estructura del Estado.
El terror es utilizado por el Estado como estrategia, es planificado con objetivos y resultados
Aunque el narcotráfico es la justificación a todos los males, lo que se llamó la guerra contra el narco se dio por terminada.
Discursivamente sí, pero de todos modos la estrategia militar y policíaca sigue siendo exactamente la misma.
¿El caso de los desaparecidos en Ayotzinapa fue una reafirmación de esta estrategia de represión?
Es la reafirmación y profundización de toda una estrategia política de represión. Nunca había pasado algo así en México, o no desde Calderón o Fox hasta día de hoy, y no dirigida a un movimiento social o político. Había pasado un caso similar con las gentes que desaparecieron en un Estado del norte del país, en Tamaulipas, San Fernando, donde 72 migrantes que fueron detenidas desaparecieron y las encontraron ejecutadas, pero al ser todos de Centroamérica, solo había dos mexicanos, ¿quién iba a protestar por ellos? Nadie protestó. De esta población migrante se traslada este fenómeno a una organización política y ahí sí que salen a marchar muchas organizaciones, porque todas pensaban “si en una organización política, socialista, de estudiantes, desaparecen 43 integrantes de un golpe, a cualquier otra organización le puede pasar lo mismo”, y eso motivó en un primer momento una respuesta contundente. Y se justificó como siempre, con el narcotráfico. El narcotráfico vuelve a ser ese comodín que permite justificar cualquier cosa.
Marusia: Justo el día que salió la noticia estábamos en un tribunal que había organizado el comité en el marco del tribunal permanente de los pueblos. Había diversos movimientos sociales, recuerdo que también había estudiantes normalistas, se hizo en la plaza del pueblo de una comunidad indígena, y ahí escuchando los casos de represión histórica podías ver una línea histórica de la estrategia represiva en México. Creo que es un buen ejemplo de varias cosas: de la estrategia represiva que se repite a lo largo de la historia, como la gente se está organizando y el papel que ha tenido el comité articulando estas luchas para identificar esta lógica represiva y cómo reaccionó la gente.
Ese tribunal es el heredero del Tribunal Russell, que se fundó para juzgar los crímenes norteamericanos en la guerra de Vietnam, es un tribunal ético con sede en Roma. Vino a México, y nosotros participamos en una mesa para hablar de guerra sucia donde analizaba el desarrollo histórico de la represión política en México y la estrategia represiva. Documentamos datos desde los años 60 y 70 y ahí pudimos comprobar cómo la represión política es una política sistemática del Estado, la conclusión del tribunal fue que en México hay terrorismo de Estado. Es así, el terror es utilizado por el Estado como estrategia, es planificado con objetivos y resultados. En ese contexto de estar haciendo audiencias nos abordó la noticia y pudimos hacer un pronunciamiento con los jueces internacionales y el resto de organizaciones. Lo que ha cambiado en México es que antes el enemigo era el comunismo y ahora el enemigo a abatir es el narcotráfico, dicen que el narcotráfico se infiltra en todos lados, pero nosotros sostenemos por la propia documentación que el Estado usa el narcotráfico para encubrir sus crímenes contra la población, y para encubrir lo que ha hecho financieramente; el narcotráfico genera mucho dinero.
Depende de nosotros que nos maten o no. Es el Estado quien lo va a decidir
Visto desde aquí, desde una relativa comodidad, intento ponerme en la piel de como debe ser hacer de activista en México: ¿intentar sobrevivir no pasa a ser una prioridad o una lucha en sí misma?
Nosotros como organización tenemos muy claro que nuestro objetivo inmediato no es sobrevivir. Porque si hacemos de la supervivencia el objetivo inmediato, todo va a girar en torno a eso, y esto mismo hará que se te olvide que existen problemas más grandes que tu propia existencia. Nuestro objetivo como organización es coadyuvar a que se transforme la realidad de nuestro país, esto lo tenemos muy claro. No lo vamos a hacer solos, también lo tenemos muy claro, pero estamos en el esfuerzo de coordinarnos con todas las fuerzas posibles para detener este proceso que vive México y poder transformarlo. Ahora bien, para lograr eso necesitamos estar vivos, y entonces debemos ocupar parte de nuestra fuerza y capacidad en encontrar estrategias que nos permitan no morir en el intento de transformar o detener este proceso, pero también tenemos algo muy claro, que tampoco depende de nosotros que nos maten o no. Es el Estado quien lo va a decidir. Pero si tú también te clavas en eso, pues sería muy difícil que pudieras estar trabajando por un objetivo, porque seguramente no lo ves cumplido porque a lo mejor te matan. Nosotros tenemos muy claro el objetivo y sabemos que pueden pasar cosas durante el proceso, y que vamos a trabajar para que no sucedan, pero no está en nuestras manos evitar al cien por cien que pasen.
La gente no tendría que estar pensando en las muertes violentas, pero lamentablemente nos han impuesto esa realidad
¿Cumplimos con la tarea de vivir o sobrevivir plenamente? Sí, y eso es importante. Hemos decidido vivir plenamente la circunstancia que nos ha tocado, y así como vivimos plenamente todo lo que nos tocó vivir en la cárcel, en la actualidad vivimos plenamente el proceso que nos toca vivir. Es una pelea en el terreno social y en el personal. Si tú en el personal empiezas a vivir limitado por lo que pueda pasar, ya perdiste. Es una pelea de vivir plenamente en ese contexto y luchar para transformar las cosas, tiene que ver con los mecanismos de afrontamiento que creas, vas creando mecanismos de resistencia frente a cuestiones adversas. Debes tener muy claro qué quieres en la vida, y para qué estás viviendo, porque si tú tienes un sentido en la vida, tu muerte va a tener un sentido. Si no pasa lo que le ha pasado a muchas víctimas con las que hemos trabajado, llega la violencia, te golpea y no sabes por qué, no lo entiendes, y no te permite encontrar la lógica de la violencia en México y entonces te hundes en una situación personal, como si la violencia fuera una situación personal, como si te hubiera tocado a ti por mala suerte, por el destino, porque pecaste... No es un problema personal, es un problema social.
Es una lógica que nos rebasa y al mismo tiempo que nos rebasa somos parte de la lógica para poderla frenar. Por eso este trabajo que también hacemos con las familias y las organizaciones, de encontrar esos mecanismos colectivos de resistencia, en una sociedad que es muy, muy violentada, con un estado que promueve esa violencia y en donde lamentablemente todos debemos pensar en la perspectiva de la muerte no por causas naturales, sino por esta misma lógica y el trabajo que hacemos, digo lamentablemente porque lo ideal sería que todos pensáramos en la muerte por causas naturales, sería ideal que todos tuviéramos la perspectiva de llegar a viejos, disfrutar la vida, titularnos, ejercer la carrera... La gente no tendría que estar pensando en las muertes violentas, pero lamentablemente nos han impuesto esa realidad.
Hay una política de represión sistémica del Estado contra ciertas organizaciones políticas, campesinas o indígenas, porque han recuperado tierras, luchan por la defensa del territorio, pero sobre todo porque tienen una propuesta de transformación del capitalismo
Se acercan las elecciones presidenciales de México. ¿Existe un sentimiento de esperanza?
Pues en general, para la gente que está con López Obrador, sí. Parte del movimiento social también está con López, no es que todo el movimiento social sea totalmente independiente. En toda esta parte de movimientos sociales hay una esperanza de que ahora sí les van a respetar y no les van a hacer un fraude. Nosotros creemos que si gana será un respiro, no quiere decir que va a cambiar la realidad, pero va a ser un respiro, y la gente lo necesita en muchos aspectos, en la violencia, en la crisis económica, la carestía de la vida, la precariedad laboral. Cuando López Obrador fue gobernador de la Ciudad de México no fue tan represivo como otros gobiernos.
Marusia: Una cosa que pasa a escala internacional... Se hacen famosos algunos movimientos y se pierde la consciencia de todo un tejido organizativo que va más allá, y que hace muchos años que sufren represión. Si entendemos su realidad, se entiende esto que dice Antonio, que se necesita un respiro para los mismos movimientos sociales. El Frente Nacional de Lucha por el Socialismo (FNLS) es uno de estos casos y el comité ha hecho un acompañamiento de cerca, porque hay muchos casos graves de represión política desde hace mucho tiempo a esta organización.
En las zonas indígenas nos coordinamos con el FNLS. Como frente llevan diez años, pero es un conjunto de organizaciones indígenas que tienen una historia de más de cuarenta años. Recuperaron tierras y desde esa época tienen casos de desaparición forzada y ejecución extrajudicial, y son organizaciones que hoy en día siguen defendiendo la tierra, abogan por recuperar tierras indígenas, pero aunque no hay un proyecto económico específico detrás, existe una estrategia contrainsurgente del Estado mexicano en sus zonas.
Algunos casos recientes, como el de Humberto Morales, un niño de 13 años ejecutado en una comunidad por un grupo paramilitar, o Fidencio Gómez, un compañero que fue detenido y está desaparecido, demuestran que hay una política de represión sistémica del Estado contra ciertas organizaciones políticas, campesinas o indígenas, porque han recuperado tierras, luchan por la defensa del territorio, pero sobretodo porque tienen una propuesta de transformación del capitalismo.
Marusia: Sería interesante hablar de los casos que estén vigentes, que las familias además, como siempre ocurre, aquellas familias que vivían en gran precariedad ahora tienen que asumir todos los costes de la represión, podríamos poner rostro a estas personas, a las familias que están detrás y llamar a que desde acá haya un poco de atención sobre estas situaciones que no salen en la prensa, que no ocupan portadas en los medios. Además, si están vinculados en la lucha anticapitalistas es aún más complicado que trasciendan a la prensa internacional.
La esposa de Fidencio Gómez, que desapareció hace dos años, ni siquiera habla español, salió de la comunidad a denunciar la desaparición de su esposo sin hablar español. Afortunadamente ella cuenta con el respaldo de su organización; cuando sale, su familia, sus hijos, se quedan con la organización en la comunidad y le proporcionan alimentos para su viaje, pero es un cambio de la cotidianidad brutal, es gente que de repente se ve obligada a hablar delante de medios, dar conferencias, si ya es complicado para gente de la ciudad, para la gente que no ha salido nunca de la comunidad es un esfuerzo muy grande.
El papá de Humberto Morales habla español pero toda su vida está ligada a la comunidad, la ventaja es que tienen el respaldo de la organización pero les cambia todo.
Rosa, la esposa de Héctor Santis López, otro joven que fue ejecutado por grupos paramilitares en el Carrizal, tiene dos hijos pequeños, y ahora ella tiene que dejar los dos pequeños para ir a la ciudad de México a denunciar la desaparición. Hay que entender el esfuerzo que para ellos significa dejar la comunidad, ir a la ciudad a empezar a hablar el español o aprenderlo, es algo digno de ser valorado.
El Estado mexicano cambia verdad por justicia. Te dicen donde está [la persona desaparecida] pero no te dan justicia
El compromiso que tienen con sus organizaciones y la firmeza con la que creen en sus ideas y la lucha que llevan les permite no hundirse, pero hay repercusiones, no estás igual después de pasar por esto. Como dice Marusia, estas personas son las que llevan el peso de las denuncias, en el mar de ejecuciones, de viudas, huérfanos, padres sin hijos; no se ven, son víctimas más invisibilizadas incluso que las otras víctimas, porque tienen una militancia política definida, porque luchan contra el Estado. Lo que ha hecho el Estado, en el caso de las desapariciones forzadas, ha sido confrontar las víctimas. Algunos familiares de las víctimas por desaparición forzada dicen: “A las víctimas de desaparición forzada por motivos políticos las desaparecieron porque en algo andaban, por revoltosos, porque ellos sí estaban contra el Gobierno, pero mi familia no, entonces mi familiar tiene más validez porque era inocente”. Ese discurso de contraponer incluso a las víctimas de desaparición forzada, en que si tu familiar tiene una participación política casi es válido que lo desaparecieran, pero al mío no, implica una división entre las propias víctimas que beneficia al Estado porque ¿con que víctimas va a negociar? Con las que no tienen sustento político. Que son las que han recibido dinero, casas, etc., por sus víctimas a cambio de su silencio, de dejar de luchar, y el Estado consigue así desmovilizar e invisibilizar las víctimas por motivos políticos.
En el caso de víctimas por desaparición forzada, ¿las familias en general quieren que se haga justicia o solo aspiran a encontrarlos y ya está?
En la mayoría de las personas desaparecidas que no son por motivos políticos, es eso, encontrarlas y ya. Sin importar quién fue o cómo fue. El Estado mexicano cambia verdad por justicia. Te dicen donde está pero no te dan justicia. Desde el Comité y las familias de desaparecidos por motivos políticos que acompañamos queremos verdad, justicia y reparación integral.
Haciendo balance, ¿desde el comité habéis logrado que algún caso termine en reparación integral, verdad y justicia?
No va a haber reparación integral hasta que se modifiquen las estructuras del Estado que permiten las violaciones sistemáticas de los derechos humanos.