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Estas son las historias de dos mujeres embarazadas que, tras decretarse el estado de alarma en España por la pandemia, han sufrido —y sufren— mucho. Una de ellas ya no está embarazada. La otra está cerca de dar a luz. Una sufre de diabetes. La otra de artritis. Una sigue atrapada en Marruecos. La otra ha podido regresar a España. Las dos residen y tienen su hogar en territorio español, las dos comparten origen marroquí. Y son estas raíces comunes las que han unido sus luchas por el retorno a su hogar. Un hogar que, sin embargo, las ha abandonado en el momento que necesitaban más cuidado.
Yousra está muy nerviosa. Contesta por teléfono angustiada, pero con mucha dulzura. Es una llamada telefónica desde Barcelona a la ciudad de Tánger, donde estaba atrapada desde el pasado 8 de marzo. Viajó a Marruecos con su hija de dos años para recoger un papel que le permitiría convalidar su permiso de conducir en España. Su marido se quedó en Sant Andreu de Llavaneras (Mataró), donde la familia reside y trabaja desde hace cuatro años. Los mismos años que llevaba sin regresar a su país de origen.
Cinco días después de su llegada y cuando el Gobierno español decreta el estado de alarma, se cierra la frontera entre los países vecinos. Llegó embarazada de cinco meses, pero ya han pasado otros tres más. “He sentido mucho dolor y sufrimiento. No dormía. Tenía mucho miedo de parir en Marruecos porque no tengo nacionalidad española”, relata. Durante todo este tiempo ha estado viviendo en casa de su hermana.
Yousra ha estado muy cerca de ser madre en Marruecos. Haber parido allí hubiese supuesto que su bebé sería de origen marroquí y necesitaría recurrir a un proceso de reagrupación familiar para estar junto a su madre en su residencia de Mataró.
Cuando hablamos es poco después de conocer que ha conseguido una plaza en el barco de Balearia del 28 de mayo que el Ministerio de Exteriores español ha habilitado para el retorno de unas 700 personas desde Tánger a Málaga. Es decir, al día siguiente. La embajada de España en Rabat, según relatan más personas atrapadas en suelo marroquí, avisa de uno a dos días de antelación de la partida. Pero es una suerte, una quiniela. Las personas atrapadas desconocen los criterios por los que unas personas consiguen plaza y otras no.
El barco al que subirá Yousra es el segundo de los tres que el Gobierno español ha habilitado desde Marruecos durante la pandemia. El primero fue el 22 de mayo, aunque solo era para ciudadanía con vehículos matriculados en la UE. Según anuncia ahora Exteriores, habrá más ferrys los días 3, 4, 10 y 11 de junio. Antes se habilitaron dos vuelos, pero cada uno tenía una capacidad de poco más de 150 personas y se dio prioridad a las personas de origen español. Yousra y miles de personas más, en especial mujeres embarazadas y personas enfermas, llevan desde finales de marzo reclamando la repatriación a sus hogares en España. Reclamos que coincidieron con el eslogan “No vamos a dejar a nadie atrás” del presidente Pedro Sánchez.
La Asociación de Amigos del Pueblo Marroquí ITRAN contabiliza a unas 9.000 personas atrapadas en Marruecos desde que se cerraran las fronteras
“No lo hubiese conseguido sin la ayuda de la Asociación de Amigos del Pueblo Marroquí ITRAN”, cuenta Yousra, agradecida. Esta ONG con sede en Barcelona ha acompañado a centenares de personas a cumplimentar los formularios que hay que enviar al Ministerio de Exteriores para regresar a España. Contabiliza a unas 9.000 personas atrapadas en Marruecos desde que se cerraran las fronteras.
ITRAN denuncia que el Gobierno español ha abandonado a estas personas, puesto que los ferrys de retorno se han habilitado tarde, sin dar prioridad a embarazadas y personas enfermas, y no son suficientes para devolver a todas las residentes atrapadas. “No entendemos por qué el Gobierno no ha puesto más barcos en una distancia de 14km. Es responsabilidad del Estado español habilitar el transporte al país de residencia de las personas atrapadas en países exteriores. Pero al colectivo marroquí nos han vulnerado nuestro derecho de volver a casa”, explica Nabila, voluntaria de la ONG.
El mismo día de la conversación con Nabila, un 25 de mayo, Driss Aboufiras, migrante de origen marroquí que trabajaba en Cádiz y enfermo de diálisis, ha fallecido en Marruecos esperando la repatriación. Nabila también cuenta que una mujer embarazada de 7 meses ha perdido a su bebé. Y no es la única. “Facilitamos a Exteriores una lista con los nombres de mujeres embarazadas y personas enfermas para prioridad en la repatriación. No han hecho caso. Vamos a interponer una demanda civil contra el Gobierno y a convocar protestas”, asegura. El domingo 31 de mayo fallece Omar Mohamed Abdelah, ceutí enfermo del corazón atrapado desde marzo en Marruecos.
“Facilitamos a Exteriores una lista con los nombres de mujeres embarazadas y personas enfermas para prioridad en la repatriación. No han hecho caso. Vamos a interponer una demanda civil contra el Gobierno y a convocar protestas”, aseguran desde ITRAN
El día que sale el ferry en el que viaja Yousra junto a su hija y otra mujer embarazada, Yousra está cansada. Le duelen las piernas mientras espera para recoger los billetes. Llegará a Málaga el mismo día, dormirá allí y al día siguiente le esperará otro día de viaje hasta Mataró. “Lo primero que haré es ir al reumatólogo y a la matrona”, proyecta. Yousra también sufre artritis reumatoide. Durante todo este tiempo no ha acudido a visita médica y se ha quedado sin los medicamentos suficientes. “En este barco he viajado con muchas amigas mías, embarazadas y enfermas como yo. Doy gracias a Dios y a la ONG”, agradece, por fin.
Jalila no ha tenido la misma suerte. Sigue en Marruecos desde que llegara a finales de febrero porque tenía cita en el juzgado el 17 de marzo. Su hija ha nacido a los 8 de meses de embarazo, el pasado 3 de mayo. Tiene 30 años y es madre soltera. “Ha nacido prematura y con hepatitis. Tuvo que estar en la incubadora durante cinco días. Entre las seis horas diarias de incubadora, los análisis y los medicamentos tuve que pagar más de 500 euros”, cuenta por teléfono.
Jalila es diabética y viajó con los medicamentos para un mes de estancia. “He sufrido mucho. Al principio porque no tenía los medicamentos de mi diabetes, pero ahora lo que más me preocupa es mi hija. Si despierta con fiebre. Cada 2-3 días la tengo que llevar al pediatra para controlar la hepatitis. Pero sigue amarilla”, explica, preocupada, pero robusta. Cuenta que el coste de la visita es de 30 euros y otros 100 si la recién nacida requiere análisis. Unos gastos que en España los hubiese cubierto su Seguridad Social.
Ella, como Yousra, también ha luchado mucho por volver durante todo este tiempo a su ciudad de residencia, Pamplona. Reside allí desde hace nueve años y trabaja en un restaurante —aunque ahora está de baja— y sigue pagando el alquiler de 700 euros de su piso en la ciudad. “Llamé al consulado muchas veces para volver en alguno de los aviones o de los barcos. Sufría mucho porque estoy viviendo con mi abuela en un pueblo muy alejado de la ciudad más cercana, Meknes. Cada vez que necesito hacer papeleo tengo que pagar el coste del transporte hasta la ciudad”, relata.
Ahora Jalila ya es madre de una niña de nacionalidad marroquí. Eso significa que para volver a Pamplona con la niña tiene que pedir un visado de reagrupación familiar, lo que requiere esperar, como mínimo, dos meses
Pero, ahora, Jalila ya es madre de una niña de nacionalidad marroquí. Eso significa que para volver a Pamplona con la niña tiene que pedir un visado de reagrupación familiar. Y eso requiere esperar, como mínimo, dos meses para conseguir este permiso. “Soy madre soltera y mi hija está enferma. ¿Cómo voy a dejarla con mi abuela de 86 años para pedir la reagrupación en España?”. “Me faltan tres meses para volver a trabajar y ya no tengo ingresos. ¿Qué opciones tengo?”. Exclama muchas preguntas seguidas de prolongados silencios. La ONG ITRAN también está acompañando a Jalila, pero con una recién nacida sin residencia española el proceso se complica. Y no es la única. Según la ONG, ya hay unas 5 mujeres que han dado a luz en Marruecos.
“Yo aguanto el dolor de la cesárea y la diabetes. Pero a mi bebé le sube la fiebre. No puedo dejarla aquí y yo regresar a Pamplona. Trabajaré por buscar una solución para las dos, no es mi culpa que por una situación de pandemia mi hija haya nacido en Marruecos”, concluye.
Yousra y Jalila llegaron a Marruecos embarazadas. No se conocían. Pero su lucha por volver a su país de residencia las juntó en el grupo de WhatsApp de la asociación ITRAN. Ahora están separadas por esos 14km del Estrecho que antes las mantenía a las dos atrapadas, lejos de sus hogares. Quizá en un futuro, cuando ambas compartan la maternidad que las unió en su país de origen, sientan más cercanos esos 500km que las separan en sus hogares de España.
Fuentes diplomáticas del Ministerio de Exteriores español aseguran a El Salto que la embajada en Rabat y los seis consulados en territorio marroquí han tenido la voluntad de “no dejar a nadie atrás”, pero que han habido dificultades por la decisión del gobierno marroquí de cerrar la frontera. Pese a ello, según indican, ahora se están incrementando los ferrys para asegurar la repatriación de todas las personas residentes en España, sean o no de origen español. Exteriores informa de que 12.000 españoles y residentes en España han podido volver desde el pasado 13 de marzo.
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Esto es un problema de los marroquíes los europeos ya tenemos nuestras historias menos hablar y más actuar
Donde tu tienes el problema, simplemente es una noticia, pasa de ella, no la leas.
Los que han quedado atrapados, una vez fuera, no creo que volveran más, y los que tenían pensado venir, los emigrantes que retornan en sus vacaciones, tampoco creo que vayan, aparte del turista, temen si hay rebote y temen ser retenidos.
Hemos sufrido mucho y seguimos sufriendo por los que no han tenido suerte ,gracias ong ITRAN
Hemos sufrido mucho y seguimos sufriendo por los que no han tenido suerte ,gracias ong ITRAN