La mirada rosa
Zerolo ya no nos sirve

Ciertos discursos activistas no son operativos en un contexto inundado por las ideas de la ultraderecha.

Aunque la actualidad política impida que olvidemos la guerra que ha desencadenado Putin o cuál es el precio de denunciar la corrupción en determinados entornos muy proclives a practicarla, un nuevo incidente homófobo en Bétera nos recuerda que sigue aumentando la escalada de la violencia contra quienes amamos, deseamos y nos expresamos fuera de los márgenes de lo normativo. Vivimos bajo una amenaza constante, pero mientras esa amenaza recrudece sus expresiones, parece que gran parte de nuestra reivindicación sigue anclada en unas prácticas que, si bien funcionaron en el pasado, ya no resultan tan eficaces. Ciertos discursos activistas no son operativos en un contexto inundado por las ideas de la ultraderecha.

Quienes tuvimos la suerte de reivindicar cerca de Pedro Zerolo recordamos bien el talante con el que se enfrentaba a sus adversarios. Siempre con una sonrisa sincera y una propuesta en positivo, la conocida frase cuya creación se le atribuye, y que sirvió como respuesta en un pleno del ayuntamiento de Madrid a la carpetovetónica Ana Botella, sigue escuchándose hoy de las bocas de los muchos activistas que intentan emular su figura: “En su modelo de sociedad no quepo yo; en el mío sí cabe usted”. En aquella época, con prácticamente todos los vientos a favor de nuestro progreso como movimiento social, los grandes rivales de nuestros avances tenían un llamativo aspecto de fantoches que los convertían casi en elementos risibles.

Conseguimos que los planteamientos que defendían nuestros contrincantes resultaran absurdos y no dejamos ni un momento de explicar, una y otra vez, que nuestras demandas beneficiarían a todo el mundo

Las técnicas reivindicativas que pusieron en práctica las primeras personas involucradas en el activismo que perseguía el reconocimiento de nuestras parejas, antes incluso de la irrupción en escena de Pedro, eran realmente útiles para enfrentarse a declaraciones que sonaban a parodia, cuando cruzaban peras y manzanas sin mucho sentido, o para evidenciar el ridículo de las manifestaciones de obispos y políticos de derechas, que pretendían mantener el matrimonio como un privilegio heterosexual. No es posible decir que fuera sencillo reivindicar en aquel momento —porque nunca lo es—, pero aquellas prácticas facilitaron nuestra labor. Conseguimos que los planteamientos que defendían nuestros contrincantes resultaran absurdos y no dejamos ni un momento de explicar, una y otra vez, que nuestras demandas beneficiarían a todo el mundo. Siempre en positivo, siempre dejando espacio para que quien quisiera equivocarse pensando de otro modo pudiera seguir haciéndolo, aunque ello conllevara el sufrimiento de su entorno más cercano. Allá ellos, por nuestra parte el progreso era bueno e imparable.

El problema es que aquello sucedió hace ya muchos años, tal vez demasiados. Aquel debate en el Ayuntamiento madrileño tuvo lugar en 2003. Zerolo nos dejó hace ya siete años. La sociedad española ha seguido evolucionando, ha seguido desarrollándose hacia la tolerancia y el respeto. Vivimos ahora mejor que entonces, qué duda cabe, pero de un tiempo a esta parte existe un cáncer que, como el que mató a nuestro Pedro, se extiende con rapidez por el cuerpo social que tantos derechos ha reconocido a lesbianas, gais, trans y bisexuales.

El lenguaje belicista que tanto gusta a los medios lo ha llamado “guerra cultural” y, aunque no nos convenza la connotación violenta, estos días se ha podido observar que el nivel de ferocidad al que ha llegado el conflicto es realmente preocupante. Lo demuestra bien lo sucedido en un instituto de Bétera: un grupo de adolescentes ha insultado y agredido a un profesor visiblemente gay enarbolando en sus manos la misma bandera española que en su día exhibían obispos y conservadores para oponerse a nuestro Matrimonio Igualitario.

Hay, no obstante, una diferencia importante entre los adversarios a los que se enfrentó Zerolo y los que hoy lanzan sus proclamas contra el reconocimiento de cualquiera de nuestros derechos. Los sacerdotes y políticos que en 2005 se manifestaban contra el reconocimiento legal de nuestras parejas pretendían, al menos públicamente, excluirnos de instituciones como el matrimonio. En cambio, quienes hoy difunden su discurso de odio e intolerancia no solo pretenden nuestra exclusión; también intentan la negación más radical de nuestras identidades políticas.

Aunque nunca me ha terminado de convencer la reivindicación en clave identitaria —y creo que esa práctica ha podido incluso servir como fundamento para el nuevo discurso intolerante al que nos enfrentamos—, no puede negarse que los principios en los que se asienta el pensamiento de la nueva forma de reacción a nuestro activismo plantean sin tapujos la sustitución de nuestras conceptualizaciones políticas por otras. Defienden que no debe haber personas lesbianas, gais, bisexuales y trans, sino simplemente seres humanos con los mismos derechos reconocidos en las leyes, a pesar de que eso implique que será imposible garantizar de forma efectiva los derechos de quienes hasta ahora hemos comprendido como parte de la población LGTB, porque los seres humanos que servirán como referencia única serán, oh sorpresa, tan perfectamente normativos como siempre.

El clickbait ya no lo protagonizan los derechos LGTBI, sino la LGTBIfobia, y las barbaridades que pensamos que nunca volveríamos a escuchar pueden oírse ahora a diario en el Congreso

Además, no podemos obviar otra diferencia importante entre los ya lejanos tiempos de Pedro Zerolo y los que nos ha tocado en suerte vivir ahora: in illo tempore los medios de comunicación propagaban nuestro mensaje activista apoyando con mayor o menor fervor nuestra causa y era impensable que determinadas afirmaciones pudieran escucharse en público. Hoy el poder mediático nos ha desterrado del centro de sus intereses —“ya lo hemos conseguido todo”, dirán, “y además sus temas ya no provocan tantos clicks en nuestras páginas”— y, en cambio, difunden sin tasa, a veces con la excusa de condenarlos, los mensajes que cuestionan nuestro discurso y atacan nuestros intereses.

El clickbait ya no lo protagonizan los derechos LGTBI, sino la LGTBIfobia, y las barbaridades que pensamos que nunca volveríamos a escuchar pueden oírse ahora a diario en el Congreso. No es de extrañar que en los patios de los centros educativos se escuchen esas mismas atrocidades y que el alumnado se comporte como sugieren sus señorías. En su momento los modelos de conducta bienqueridos de la prensa eran personas como Pedro Zerolo; hoy, en cambio, y a veces sin pretenderlo, los espejos que ofrecen los grandes medios de comunicación a los y las jóvenes son Santiago Abascal y otra chusma del mismo percal.

Es el momento de buscar otras prácticas, otra forma de construir un discurso reivindicativo que pueda atajar la escalada de violencia a la que nos enfrentamos

Leí hace tiempo que, ante todo, los referentes de cualquier tipo tienen que ser operativos en el contexto donde se usan como ejemplo. Y, ya que fui yo quien, en 2015, abrió la petición en Change.org para que la antigua plaza madrileña de Vázquez de Mella pasara a ser conocida como plaza de Pedro Zerolo; creo que tengo la responsabilidad de traer una mala noticia: Zerolo ya no nos sirve. El mundo en el que vivió, en el que desarrolló todo su activismo, ha dejado de existir. Es el momento de buscar otras prácticas, otra forma de construir un discurso reivindicativo que pueda atajar la escalada de violencia a la que nos enfrentamos. Pedro es hoy una plaza para la memoria, por la que pasear dibujando en nuestros labios la sonrisa de un recuerdo maravilloso que se congela cuando tienen lugar sucesos como el ataque estudiantil a un profesor en Bétera.

No podemos seguir pronunciando aquella frase tan afortunada, “en su modelo de sociedad no quepo yo; en el mío sí cabe usted”, porque en el modelo de sociedad que pretenden instaurar nuestros adversarios no solo somos personas en riesgo de exclusión; somos personas en peligro de extinción. No podemos dar cabida en nuestro modelo de sociedad a quien no solo se contenta con cuestionar nuestras intenciones, sino que pretende erradicar nuestra forma de existir. La frase hoy ha de ser que “como en su modelo de sociedad no puede vivir casi nadie, en el nuestro usted no puede ocupar ningún espacio”.

Nos Sartre de que al fascismo no se le discute, se le destruye; y la FELGTB que en su día presidió nuestro Pedro ya ha dado un primer paso en esa dirección hace unas semanas, convocando a otras muchas entidades a una mesa social para erradicar los discursos de odio. Se abre un camino para la construcción de discursos reivindicativos que permitirán que sigamos progresando. Aún queda esperanza, pero habrá que defenderla.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

La mirada rosa
Opinión Leer a cara des-cubierta
Roca Editorial acaba de publicar un libro de temática LGTBI... pero no quiere que lo sepas.
La mirada rosa
La mirada rosa Faltan activistas
Nos faltan activistas; nos sobran fascistas. El amor que defendía Roberta en su última nota —“I love you all”— corre un serio peligro, aunque aún no queramos admitirlo.
Genocidio
Genocidio El TPI emite la orden de detención contra Netanyahu y Gallant por crímenes de guerra
La Sala de Cuestiones Preliminares del TPI rechaza las impugnaciones de competencia formuladas por el Estado de Israel y emite órdenes de arresto contra Benjamin Netanyahu y Yoav Gallant.
Comunidad de Madrid
Sanidad Pública Los sindicatos denuncian a la Comunidad de Madrid por exponer a sus sanitarios a “gravísimos” riesgos
Solicitan la mayor indemnización económica pedida contra una administración por no contar con un verdadero plan de prevención de riesgos laborales para atención primaria.
COP29
Cumbre del clima La COP29 encara su última jornada con un final agónico sin acuerdo en los temas clave
Los borradores de los textos de negociación sobre la mesa quedan muy lejos de un acuerdo sobre financiación climática en línea con las necesidades para que el planeta no rebase los 1,5ºC de calentamiento medio.
Ocupación israelí
Ocupación israelí El Congreso de EE UU vota la “ley más peligrosa para las libertades” desde la Patriot Act
En Gaza, Cisjordania y Líbano, nuevos ataques israelíes dejan más de un centenar de muertos. En Washington, el Congreso vota una ley que permite quitar fondos a ONG, universidades y colectivos sin pruebas ni un proceso transparente.
Barcelona
Derecho a la vivienda El hartazgo por la vivienda impagable se da cita este 23 de noviembre en Barcelona
El amplio movimiento por la vivienda catalán, sindicatos y organizaciones vecinales, sociales y soberanistas demandan soluciones urgentes ante una crisis de vivienda sin solución a la vista

Últimas

Palabras contra el Abismo
Palabras contra el Abismo Lee un capítulo de ‘Café Abismo’, la primera novela de Sarah Babiker
El barrio es el espacio físico y social en los que transcurre ‘Café Abismo’, la primera novela de la responsable de Migraciones y Antirracismo de El Salto, Sarah Babiker.
Opinión
Opinión Non sempre ter moitas luces é sinónimo de intelixencia
Que impacto ecolóxico e social produce a iluminación do Nadal de Vigo? A cidade sofre máis aló da masificación, o caos de tráfico, as molestias á veciñanza, o malgasto ou os recortes en orzamentos de emerxencia social.
Más noticias
Crisis climática
Informe de Unicef El cambio climático multiplicará por tres la exposición de los niños y niñas a las inundaciones para 2050
Es la proyección que hace Unicef en su informe 'El Estado Mundial de la Infancia 2024'. La exposición a olas de calor extremas será ocho veces mayor para 2050 respecto a la década del 2000. “El futuro de todos los niños y las niñas está en peligro”, advierte la agencia de la ONU.
Memoria histórica
Memoria histórica Museo del franquismo, ¿eso dónde está?
España sigue ajena a la proliferación mundial de espacios museísticos dedicados a dictaduras y resistencias democráticas.
Unión Europea
Unión Europea La ultraderecha europea, ante la victoria de Trump
El triunfo de Donald Trump da alas a todas las formaciones ultraderechistas de Europa y del resto del mundo, que han visto cómo el millonario republicano ha conseguido volver a ganar las elecciones sin moderar un ápice su discurso.
Tribuna
Tribuna Vivienda: es hora de organizarnos
La situación de crisis inmobiliaria nos exige leer el momento para acertar en las batallas que debemos dar ahora, reflexionar sobre los modos de acción colectiva y lograr articular una respuesta política amplia.

Recomendadas

Galego
Dereitos lingüísticos Miles de persoas desbordan a praza da Quintana para mudar o rumbo da lingua galega
A Plataforma Queremos Galego, que convocou esta mobilización, sinala unha nova data para outro acto protesta: o vindeiro 23 de febreiro na praza do Obradoiro, en Santiago de Compostela.
València
Exclusiva El Gobierno de València contrata 12,9 millones en obras de la dana a una constructora investigada por pagos al cuñado de Barberá
La Generalitat Valenciana ha hecho el encargo a Ocide, una empresa cuya matriz está siendo investigada en el caso Azud por pagos “de naturaleza ilícita” al abogado José María Corbín a cambio de contratos adjudicados por el Ayuntamiento de València.