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Municipalismo
Reflexión municipalista sobre los errores en Bermeo
Las dificultades de EH Bildu para llegar a acuerdos con los municipalistas evidenciadas en la prórroga de los presupuestos en Bermeo plasman un mal ejemplo para disputar las mayorías del PNV en todos los lugares.
Bermeo, con sus 17.000 habitantes, es un enclave de la costa bizkaina con una larga tradición de acción política a contracorriente. Desde que los ormazistas dieran su épico puño en la mesa durante la Transición, el carácter disidente de un pueblo siempre marginado por los Gobiernos superiores se ha ido perpetuando en el tiempo, efecto de una idiosincrasia local de largo recorrido. Destacar que en Bermeo siempre ha gobernado Eusko Alkartasuna, principal partido fundador de EH Bildu. Haciendo memoria de esta tradición, no se debe olvidar que la escisión bermeana fue parte contratante de la primera parte que desembocó, expulsión navarra de por medio, en la histórica disputa de Arzalluz contra Garaikoetxea que partió en dos al PNV de 1986, una derrota que se sigue padeciendo en todos los rincones de Euskalerria, y en Bermeo con más virulencia.
Enclave central de la política del cambio
Ahora que se cumplen tres años desde las elecciones de 2015, es buen momento para hacer una reflexión sobre lo acontecido en los diversos lugares, especialmente en los más poblados pero también en los de menor tamaño. Bermeo es la quinta localidad gobernada por EH Bildu, tras Iruñea, Errenteria, Hernani y Laudio. Después vienen Andoain, Azpeitia, Oñati y Oiartzun. Al tratarse de la localidad más grande gobernada por la coalición de izquierdas en Bizkaia, merece atención como referencia de lo que pasa y pueda acontecer en otros lugares de cara al año electoral que se avecina. Mientras en 2015 surgían o se consolidaban plataformas municipalistas en muchos pueblos y ciudades, en Bizkaia sólo algunas lograron desestabilizar los anquilosados juegos locales de poder, a diferencia de lo que sucedió en toda Navarra, así como en muchos ayuntamientos españoles, gallegos, catalanes, andaluces, murcianos..., en una “apuesta municipalista” que resultó victoriosa. Esto contrasta con las muchas derrotas de EH Bildu en Gipuzkoa y la victoria del PNV en casi toda Bizkaia, con un panorama muy diferente en la mayoría de comarcas vascongadas. Una vez más la voz discordante se escuchaba, por dos razones, en Bermeo.Mientras en 2015 surgían plataformas municipalistas en muchos lugares, en Bizkaia sólo algunas lograron desestabilizar los anquilosados juegos locales de poder, a diferencia de lo que sucedió en Navarra. La principal voz discordante se escuchaba en Bermeo
Por un lado, la coalición de izquierdas revalidaba la primera posición, demostrando su hegemonía en las urnas. Un gran logro, teniendo en cuenta el desgaste que supone gobernar literalmente en la miseria: sin edificio consistorial, por puñalada de Diputación y Gobierno tras el incendio de 2013; marginado por todas las instancias superiores, con una evidente infradotación de servicios e infraestructuras; y con una crisis de la economía comarcal, con patente carencia de inversiones tanto públicas como privadas en toda la localidad. Un panorama complicado para revalidar un gobierno. Por otro lado, las plataformas municipalistas entraron en el consistorio logrando, a diferencia de su entorno a excepción de Bakio, condicionar la acción gubernamental que se desarrolla desde entonces. Como en tantos lugares, Guzan (con dos concejales) e Izartu (con uno) rompieron la normalidad bipartidista reinante, en unas claves a las que aspiran muchas de las candidaturas que irrumpirán o ampliarán su influencia el año que viene.
Mientras Izartu se decantaba por una acción opositora más frontal, al tiempo que menos relevante por no ser llave de mayorías, Guzan rechazaba el apoyo del PNV para gobernar en solitario, posibilitando así el gobierno de EH Bildu. Idurre Bideguren fue, por tanto, justamente revalidada en el cargo, aunque las concesiones y renuncias de Guzan hayan superado los acuerdos alcanzados. Tras las reticencias de los responsables locales en campaña, erróneas vista su aportación a la continuidad del gobierno local, se inicia una negociación que los municipalistas tildan de artificial, ya que fue desactivada en cuanto Guzan garantizó la elección de EH Bildu al frente del Ayuntamiento. Prorrogando los Presupuestos en 2016 sin negociación, en el 2017 se llegó a una serie de acuerdos con los municipalistas para acometer políticas sociales y urbanísticas puntuales. Según los concejales de Guzan, bajo la permanente respuesta del “esto es lo que hay, ya que si votáis en contra le hacéis el juego al PNV”, las cosas han seguido igual. A pesar de algunas mejoras o concesiones de poco coste, la acción gubernamental en condiciones adversas ha demostrado muy poca cintura para entroncar los principales cambios que el pueblo necesita. Se observa más bien continuidad, por tanto, en la habitual gestión de la miseria. A pesar de contar con una buena alcaldesa, que ha hecho frente dignamente a sucesivas adversidades, en Bermeo se dan vicios y carencias flagrantes, tal vez heredadas de una larga permanencia de algunos sectores del pueblo en la dirección de los asuntos locales.
A pesar de contar con una buena alcaldesa, que ha hecho frente a sucesivas adversidades, en Bermeo se dan vicios flagrantes, tal vez heredados de una larga permanencia de algunos sectores del pueblo en la dirección de los asuntos locales
Tras un año en que parecía mejorarse la sintonía, y a pesar de la falta de voluntad del equipo consistorial para alcanzar acuerdos de calado y estables con los municipalistas, en 2018 vuelven las turbulencias con una nueva prórroga de Presupuestos. Tras una larga y poco fructífera negociación, y ante la negativa de los responsables del Ayuntamiento para ceder en nada sustancial –política de personal (casi la mitad del presupuesto), compra/alquiler de vehículos, provisión energética, obras y urbanismo, cultura, juventud...–, la situación se ha enfangado, tal y como evidencian los comunicados para dar sendas y contrapuestas versiones de los hechos. Mientras el equipo de gobierno carga extensamente contra Izartu por haber publicado la primera versión del documento, reconoce haber estado dispuesto a acordar poco más de la mitad de las 28 enmiendas registradas por Guzan. El Ayuntamiento expone en su comunicado, además, las líneas principales que desarrollarán en su acción de gobierno en solitario durante lo que queda de legislatura.
Otra versión de los hechos dan los municipalistas, denunciando que ninguna de las propuestas que registraron sobre reducción de gastos considerados excesivos o innecesarios fueron aceptadas, tales como la paralización de un proyecto paisajístico, la sustitución del abusivo uso del renting por un plan plurianual de compra de vehículos o la revisión de los contratos energéticos en favor de opciones más eficientes y sostenibles, igualmente viables a la vista del camino iniciado por ciudades como Iruñea o Barcelona. En el sentido opuesto, la mayoría de las enmiendas para reforzar gastos necesarios en la vida del pueblo fueron rechazadas, a pesar de haber sido varias veces revisadas a la baja durante la negociación. Ni el mantenimiento del poder adquisitivo del personal municipal, ni el refuerzo de las políticas de cultura y juventud, ni siquiera las modestas inversiones planteadas fueron aceptadas, según explica Guzan en su comunicado. Este año, el Ayuntamiento de Bermeo contará con 1,7 millones de euros adicionales en su Presupuesto. 19,6 en total, frente a los 23,4 millones que gestiona su vecina comarcal Gernika, que cuenta con la misma población pero está cogobernada por el PNV y cuenta con 4,6 millones más que el pasado ejercicio. Gracias a la posibilidad de ampliaciones por Decreto que permite la normativa, la alcaldesa de Bermeo podrá repartir libremente esa cifra como mejor considere.
Intentos en todos los lugares
A pesar de las auténticas perrerías que, como se apuntaba más arriba, la Diputación de Bizkaia y el Gobierno Vasco (ambos en manos del PNV) ejecutan desde siempre contra los Ayuntamientos de Eusko Alkartasuna y ahora EH Bildu, lo constatado en Bermeo da pie a una reflexión municipalista más amplia en toda Bizkaia, así como en sus provincias hermanas. Por eso es importante alarmar del mal precedente y pésimo ejemplo que supone lo acontecido los últimos años en la villa costera. El presente relato parcial de los hechos permite extraer algunos aprendizajes, tal vez (no) extrapolables a otras localidades, al tiempo que puede servir para pensar, más bien en euskera, en como subsanar este error en Bermeo mediante acuerdos sólidos en política municipal. Más allá de la particularidad del caso, esta última prórroga de presupuestos es un fracaso de la política del cambio en un sentido amplio. Síntoma de una falta de rumbo político que trasciende lo local, hace aflorar la necesidad del movimiento municipalista de replantear estrategias y marcarse objetivos que posibiliten dinámicas de mejora.La prórroga de presupuestos en Bermeo es un fracaso de la política del cambio, síntoma de una falta de rumbo político que trasciende lo local, y que hace aflorar la necesidad del movimiento municipalista de replantear estrategias que posibiliten dinámicas de mejora
La proliferación de diagnósticos de balance y perspectivas son una pieza indispensable para avanzar en este largo camino. Desde los errores y aciertos, hay mucho que aprender de lo ya probado por los gobiernos del cambio en Iruñea, Errenteria, Tudela, Burlada, Laudio o, de más larga trayectoria, Azpeitia, Etxebarri u Otxandio, entre otros. Las buenas prácticas y las críticas sinceras deberían difundirse lo máximo posible. Además, se deberían completar proyecciones estratégicas en ciudades de Ezkerraldea, Mungia, Durango, Gernika, Amorebieta o Basauri, así como en la medida de sus posibilidades desde pueblos de menor tamaño, más manejables y por tanto mejor dotados para los procesos de irrupción social y electoral desde los municipios que ya están madurando, por ejemplo en Enkarterri. Todos estos aprendizajes, y su diálogo horizontal con apoyo de partidos, sindicatos o agentes sociales preocupados por los asuntos comunes, permitirán ampliar los márgenes de lo posible y seguir avanzando, tal y como se ha hecho de forma notable en los últimos años.
Las experiencias locales requieren, además, de una visión general que permita una salida política a esta galopante crisis de régimen. La solución no es sólo local, tal y como se constata en Bermeo y en otros muchos lugares. Empujando desde los municipios, sí, pero articulando a la vez opciones de transformación de mayor calado se podrá avanzar en una nueva dirección. Para jugar a mayor, esta estrategia de abordaje institucional no puede perder de vista la centralidad de los Gobiernos Forales, que determinarán las condiciones de posibilidad de esos cambios locales. Otra clave en este nuevo ciclo será el devenir de los frágiles Gobierno Vasco y Español, ambos en un impasse legislativo sin precedentes, y en un nuevo “cambio de cromos entre PNV y PP” a pesar de la que está cayendo. Todo esto abre unas posibilidades que en 2015 ni siquiera pudieron imaginarse.
El municipalismo es la llave
En Bermeo se ha perdido una oportunidad de mostrar que se puede gobernar de otra manera, a pesar de las adversidades y las trabas de quienes aún controlan las grandes instituciones del país. De responsabilidad poco compartida, este error evidencia la urgencia de plantear un debate estratégico serio en todos los municipios a la vez. Algo que ya está pasando en muchos lugares, con procesos que empiezan en grupos pequeños y dan paso a reuniones vecinales, o movilizando el tejido de apoyos existente. Cada cuál con sus fuerzas, las nacientes o consolidadas plataformas municipalistas se plantean objetivos similares, disputando al PNV sus mayorías absolutas en todo tipo de localidades, logro garantizado en Bermeo por la existencia de Izartu y Guzan. Haciendo frente a sus miedos, se trata ahora de extender este movimiento a más localidades, teniendo presente que la proliferación de estas candidaturas es la llave que puede alterar el juego de mayorías en ayuntamientos de todos los lugares.Aunque en Sabin Etxea trasmiten el mensaje de que en Euskadi nada se puede cambiar, en verdad su régimen hace aguas por todos lados y cada vez está más claro que los vientos están cambiando
Lo acontecido en Bermeo durante estos tres años, y especialmente la reciente prórroga de sus Presupuestos, permite extraer algunos aprendizajes para la política del cambio. Es tiempo de poner en el centro del tablero los retos que plantea el municipalismo como impulso, en casi todos lados indispensable, para romper las mayorías absolutas del PNV el año próximo. La plaza más grande de EH Bildu en Bizkaia fue posible gracias a la irrupción con incidencia de las plataformas municipalistas que, como en tantos otros lugares, nacieron para dar salida a la embarrada situación política. Con el objetivo de transformar el panorama local, este movimiento enraíza el cambio en cada vez más pueblos y ciudades, aprendiendo de sus errores, expandiendo sus aciertos a otros lugares y elaborando estrategias más amplias de abordaje institucional.
Por último, es crucial que esto se desarrolle desde la autonomía propia de los nuevos sectores politizados, ahora electoralmente movilizados, lográndose a pulso el respeto en cada pueblo, también el de EH Bildu y el sector social que representa. Merece la alegría intentarlo, porque sí se puede, y porque las plataformas municipalistas son la llave para romper el juego de poder local en Bizkaia y sus territorios hermanos, cómo ya sucedió en 2015 también en el pueblo de al lado, Bakio con su alcaldesa Amets Jauregizar, así como en toda Navarra y en muchos otros lugares. Ahora se trata de traer esto a lo que nos toca más cercano, y remar fuerte todos y todas a una para lograrlo. Porque aunque en Sabin Etxea trasmiten el mensaje de que en Euskadi nada se puede cambiar, porque su régimen está vivo y coleando, hace aguas por todos lados y cada vez está más claro que los vientos, como los tiempos, están cambiando.
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Estas plataformas municipalistas de corte podemita se permiten el lujo, como Podemos, de decir cualquier cosa porque saben que nunca alcanzarán puestos en los que haya que decidir porque realmente representan a un porcentaje mínimo de personas. Y cada vez menos.
Creo que el pueblo de Bermeo necesita políticos que luchen por el pueblo, ni el PNV ni BILDU lo an echo.
En Bermeo hace años que hubo una dessindustraluzaxion bestial al desaparecer toda la flota.
Zonas como la margen izquierda an luchado para recuperar parte del tejido industrial perdido.
Ahora pregunto a los señores tanto del PNV y BILDU, EA que an luchado ustedes para recuperar parte del tejido industrial perdido?
"Destacar que en Bermeo siempre ha gobernado Eusko Alkartasuna, principal partido fundador de EH Bildu"
Hombre, EA el principal partido es un poco decir mucho, no? Yo más bien diría la IA
Defender la gestión y el modelo del EH Bildu de Bermeo (aún criticándolo por su falta de sentido democrático para llegar a acuerdos) creo que es vergonzoso. Es cierta la parte del castigo del PNV con el municipio, pero la gestión del EH Bildu de Bermeo es pésima, autoritaria aunque disfrazada de participativa, falta de capacidad de diálogo, con una extensísima red de trabajadores públicos para mantener una masa electoral fija, con pelotazos urbanísticos, aparentes tratos de favor y siempre bailando sobre el filo de la navaja judicial, destinando contratos (públicos y a dedo mediante decreto) a empresas y particulares afines, sin capacidad de negociación, acuerdo ni de gobernar para todos, enclavados en la confrontación y todo ello tapado con folclore e ikurriñas.
Me parece injustísimo el trato del PNV desde la Diputación y el Gobierno Vasco con el municipio y no me parece el modo de conseguir una victoria electoral en el municipio, pero la gestión del EH Bildu de Bermeo es de todo menos buena y la actitud y la gestión tanto de la alcaldesa como del equipo de gobierno es sustancialmente mejorable y quien así no lo crea que con datos lo acredite.
No se puede rebatir con datos lo que con datos no explicas. Todo lo que haces es generalizar
con una extensísima red de trabajadores públicos para mantener una masa electoral fija, ... una generalizacion como esta denota falta de rigor, cuando la generalidad es que los trabajadores públicos no votan, ya que todos los nuevos politicos hacen santos a los anteriores. Un dato: a los politicos locales nadie les exige conocimientos; a los trabajadores sí.
Supuestos "pelotazos", aparentes "tratos de favor" o virtuales asignaciones "a dedo" que te sacas de la manga, como argumento? No haber privatizado los servicios públicos como lo han hecho todos los chorizos del régimen como dato negativo? Ser un pueblo mangoneado sistematicamente por las administraciones gobernadas por el PNV y sus socios como si fuera 'pecata minuta'?
A otro perro con ese hueso
No hay más ciego que el que no quiere ver. Si negamos la mayor, si lo de Ormaza o San Martin no nos parecen pelotazos urbanísticos, en los que tenemos edificios vacíos y generando gasto, juicios con ex-concejales de urbanismo señalados... Si no vemos contratación a afines con gente contratada y con sueldo asignado a dedo mediante decreto. Es que amamos demasiado al partido. En cuanto al diálogo, solo hace falta ver los resultados de las negociaciones en las que no les queda otra vía que los decretos o intentar hacer una propuesta siendo un no afín para saber la metodología y el tono que se emplea, aún cuando se pelean por cosas beneficiosas para el pueblo.
Lo peor de todo es que aún con todo es un pueblo enfrentado, defendiendo a los suyos, ensimismados en la pelea política mientras el pueblo va muriendo lentamente, y no voy a aportar más datos que saltan a simple vista con mirar la población, el nivel de renta del municipio, el tejido económico e industrial y su perspectiva de futuro o el porcentaje de jóvenes que deciden crear sus familias en el pueblo. Pero repito, no hay más ciego que el que no quiere ver.