Opinión
Zalla Bai: gente "aficionada" que puede gestionar su municipio

Zalla Bai es un ejemplo relevante de buen hacer en política municipal desde que irrumpieran en 2011 en el Ayuntamiento de Zalla, con mucho potencial de reproducirse en otros pueblos de Enkarterri y de toda Bizkaia.

Zalla Bai
Participantes en Zalla Bai
13 nov 2018 12:15

Zalla es una población de unos 8.400 habitantes situada en el corazón de la comarca de Enkarterri, al oeste de Bizkaia. Una comarca de marcado componente rural, poco industrializada y en el furgón de cola de Euskadi en prácticamente todos los parámetros socioeconómicos. Por empezar dando un par de datos al respecto, Enkarterri tienen el dudoso “honor” de ser, porcentualmente, la comarca con más personas receptoras de la RGI. Además, de los 113 municipios que conforman Bizkaia, ocho municipios encartados están entre los 13 con mayor tasa de desempleo.

Esta situación se prolonga desde los primeros años del periodo democrático hasta la actualidad; es más, las diferencias con otras comarcas, lejos de disminuir, se han acentuado, dejando patente el abandono institucional de esta comarca con escaso peso electoral (30.000 habitantes). Tampoco ha ayudado que las hegemónicas alcaldías del PNV no hayan alzado la voz para demandar las inversiones en infraestructuras públicas necesarias para aliviar esta situación. Afortunadamente no estamos solos en Enkarterri: Karrantza Zabala gobierna en Karrantza y el CLI lleva décadas con representación en el ayuntamiento de Balmaseda. Algo comienza a moverse en Enkarterri.

Nacimiento de Zalla Bai

Si el contexto de la comarca era descorazonador, el de Zalla en 2011 lo era aún peor. El PNV de la localidad volvía a proponer como candidato al mismo alcalde, tras 20 años en el puesto, con el agravante de que en los meses previos a las elecciones se “destapó” la intención del PNV de realizar un centro de "tratamiento de tierras contaminadas", es decir, ubicar un segundo vertedero en el municipio en terrenos públicos y gestado a espaldas de la ciudadanía.

A la par de este, había otro asunto de enorme calado popular: el Plan de Encauzamiento del río. Un proyecto que abocaba al derribo a viviendas humildes pero permitía a los constructores poner en valor sus terrenos. Todo ello sin la participación ciudadana.

No eran solo discrepancias en temas concretos, sino que no se estaba de acuerdo con un modelo de gestión carente de transparencia, con excesiva atención al interés económico de privados y demasiado poco al medio ambiente. Como ejemplo se construyó un frontón de 7 millones de euros equipado para partidos profesionales que supuso el derribo del antiguo frontón cubierto pero abierto a la ciudadanía.

Los resultados electorales fueron una sorpresa en toda regla: el PNV, que había gobernado con mayorías absolutas durante décadas, pasaba de 10 a 4 concejales obteniendo Zalla Bai la mayoría absoluta con 7 concejales. 

Podría pensarse en un voto de castigo por los temas candentes ya explicados, pero sería un error. Una parte del electorado había estado votando anteriormente por inercia a la opción menos mala, pero sin estar satisfecha con el modelo de gobernanza llevado a cabo por el PNV.

Otra forma de hacer política

Desde los partidos tradicionales se mira con recelo a las candidaturas independientes o asociaciones vecinales, sin embargo, es posible hacer política de otra forma aunque a veces se nos tilda de “políticos camuflados” para equipararnos a ellos, que se han convertido en máquinas electorales con muchísimos intereses que van más allá del interés ciudadano. Son cuasi empresas que se someten a un ERE cada vez que pierden unas elecciones. En una agrupación vecinal como Zalla Bai, un vecino tiene como máximo horizonte político dos legislaturas seguidas, si está liberado. No hay estructuras que mantener: personal contratado, locales, y, ni mucho menos, cargos de confianza a la vista.

Esto es, en definitiva, lo que los vecinos y vecinas demandan más allá de las diversas formas de entender la política municipal: servicios y gestión eficaz de los recursos públicos.

El equipo de Gobierno ha ampliado de manera notable los servicios que presta a la ciudadanía en estas casi dos legislaturas. La Umeteka, el servicio de información ciudadana SAC, la apertura de una oficina municipal en el barrio de Aranguren, una sala de estudio o la revista municipal son algunos de ellos. Sin embargo, tal vez sea en la gestión donde mayor haya sido el avance: transparencia, comunicación y participación ciudadana han sido claves en estos años.

Otro logro destacable ha sido el giro social que ha dado el ayuntamiento. Por una parte, la reactivación del tejido asociativo del pueblo, y por otra, la implementación de ayudas de emergencia social y la promoción y formación laboral a través de la Sociedad Pública Municipal EBZ y del Ayuntamiento, junto con Lanbide y DFB entre otros, con un balance de 123 contratos laborales en 2017.

La oposición agresiva del PNV y la escasa empatía recibida de las instituciones que gobierna, han hecho que sea un camino muy tortuoso

Este balance no oculta un debe en la gestión, que nos apena, porque es parte de nuestro ADN como agrupación vecinal. La gestión de un municipio, cabecera de comarca, consume muchos recursos en el día a día y ha hecho muy complicado mantener la frescura de los inicios y las acciones más puramente participativas como las reuniones periódicas con los vecinos en cada barrio. Por otra parte, la oposición agresiva del partido que ha perdido el gobierno (que había mantenido la mayoría absoluta desde el inicio de la democracia) y la escasa empatía recibida de las instituciones gobernadas por dicho partido, han hecho que sea un camino muy tortuoso.

Por último, debemos constatar que la política municipal no es un asunto de “expertos”. Cada ciudadano o ciudadana puede aportar su visión para la transformación de su pueblo para mejorarlo, sintiéndose además parte de él. Este es un logro importante para una asociación vecinal como Zalla Bai.

Zalla Bai es una agrupación vecinal, no un partido político. Esto nos da flexibilidad para aglutinar a gentes de todos los ámbitos. Queremos y debemos aprovechar el impulso y la visibilidad de este grupo de gente organizada con intereses comunes para trascender de la política municipal al ámbito cultural, que tanta falta le hace al pueblo. Convertirnos en un movimiento ciudadano con un horizonte más amplio que la política: servir de catalizador para iniciativas sociales y culturales.

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