Música
Kneecap, un “tiro en la rodilla” irlandés al ‘artwashing’

Los niños malos del rap irlandés, Kneecap, con sus aires macarras que llevan a los años de los “Troubles”, desencadenan una cascada de cancelaciones en solidaridad con Palestina en el festival estadounidense SXSW, donde participan el ejército y varios de sus contratistas que venden armas a Israel.
Kneecap
16 mar 2024 06:00

Estaban previstos diez, y al final solo se quedaron tres artistas irlandeses en el SXSW Festival en Austin, Texas, auspiciados por la iniciativa Music from Ireland del ministerio de cultura de la República. ¿El motivo? Renuncias en solidaridad con Palestina. Y los instigadores de esa deserción masiva fueron los niños malos del rap irlandés, Kneecap.

“Nuestra conciencia no nos permite asistir a un festival de arte que tiene al ejército estadounidense como ‘súper patrocinador’ y que servirá de plataforma para RTX (anteriormente Raytheon), Collins Aerospace y BAE System, las mismas empresas que venden las armas que han asesinado a 31.000 palestinos”, explicaban en sus redes sociales los de Belfast.

“US Army” aparece con la categoría de “super sponsor” en las comunicaciones del South By Southwest (SXSW), un festival multidisciplinar de una semana donde, además de música, hay cine y TV, entregas de premios, exhibiciones, debates y conferencias. La presencia militar no es tan burda como en aquel capitulo de Los Simpson donde la boy band Panda a Tope canta de forma subliminal en un portaaviones “únete a la marina”: en Austin el Ejército toma protagonismo mostrando gafas de realidad virtual y organizando batallas de robots, nada de fusiles ni uniformes.

“El mundo cambia rápidamente, nosotros también. En estrecha colaboración con la industria, continuamos innovando e invirtiendo en tecnologías emergentes mientras probamos y desarrollamos caminos en nuevas áreas, como la inteligencia artificial; y dominios en disputa, como el espacio, la cibernética y la logística”, dice el ejército en la web del festival, en el que ha programado una decena de charlas y exhibiciones. En algunas de ellas están presentes las empresas armamentísticas BAE Systems, RTX, y su filial Collins Aerospace, de las que el grupo de activistas local Austin 4 Palestine afirma que han suministrado armas y tecnología al ejército israelí.

Tras el comunicado de Kneecap del pasado domingo 10 de marzo, se fueron borrando del SXSW Festival los también irlandeses Chalk, Gavin James, Mick Flannery, Robert Grace, Soda Blonde, SPRINTS, Conchur White y Enola Gay (estos norirlandeses), todos alegando solidaridad con Palestina o causas humanitarias, aunque nadie lo explicó con la contundencia de los raperos de Belfast.

“Diez veces los muertos en los ‘Troubles’”

En su publicación, Kneecap decían que la cifra de 31.000 asesinados en Gaza “multiplica por diez, en cinco meses, el número de personas que murieron en la guerra de 30 años en el Norte de Irlanda”. Se refieren a los llamados “Troubles” que enfrentaron, entre 1960 y 1998, a la población católica partidaria de la unificación de la isla de Irlanda en la misma República, y la protestante que abogaba porque Irlanda del Norte siguiera siendo parte del Reino Unido. Ya sabes: el IRA, el ejército y la policía británica, el “Bloody Sunday”, las huelgas de hambre, los paramilitares unionistas… años durísimos en los que murieron 3.532 personas de ambos bandos.

Literatura
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La aparente calma que vive el norte de Irlanda en el siglo XXI fomenta múltiples enfoques literarios, con propuestas que enriquecen las perspectivas desde las que se narra lo sucedido durante las tres décadas de enfrentamiento armado.

Años que, por su edad, no conocieron Mo Chara, Móglaí Bap y DJ Próvaí, los nombres artísticos de los jovencísimos integrantes de Kneecap. Pero sí los recuerdan continuamente, empezando por el nombre del grupo, que significa “rótula”, pero en Belfast es imposible no pensar en el “kneecaping”, la relativamente habitual práctica en los “Troubles” de disparar a alguien en la rodilla como forma de castigo o advertencia.


Gustan de la provocación en una tierra muy susceptible de dejarse provocar, y no dudan en elegir bando en aquella guerra que formalmente terminó en 1998, pero cuyas consecuencias siguen visibles: son republicanos. Lo muestran con una estética y puesta en escena en la que mezclan los cócteles molotov y los pasamontañas (el del DJ con la bandera tricolor irlandesa) y con ropa deportiva, cervezas y grafiti.

Rap en irlandés: más allá del folk

Pero, sobre todo, toman partido al cantar mezclando el inglés con el irlandés (o “gaélico irlandés moderno”), una lengua minorizada que no ha sido reconocida como oficial en el Reino Unido hasta el pasado 2022. En la República de Irlanda es cooficial junto al inglés desde 1922 pero es utilizado solo por un 40% de la población y su presencia en lo cultural estaba prácticamente relegada a la potente escena folk. Y, de repente, llegan Kneecap y se ponen a rapear en la lengua de sus tatarabuelos lo drogados que van o la resaca que tienen.

Hubo un hecho que motivó su apuesta firme por rapear en gaélico: la detención de un amigo suyo por pintar en un muro la palabra “cearta” (derechos) tras una manifestación en Belfast y la noche que tuvo que pasar en el calabozo por negarse a declarar en inglés, hasta que llegó el traductor. Y “C.E.A.R.T.A.” titularon la canción con la que saltaron a la fama en 2017, y que fue prohibida en la emisora en irlandés de la radio pública RTÉ por sus referencias a las drogas y palabras malsonantes.


En la radiotelevisión pública irlandesa los odian por macarras, pero los necesitan para acercarse al público joven, y eso Kneecap lo saben utilizar: hace un par de meses se pusieron en directo la camiseta de la selección de Palestina en el popular programa televisivo The Late Late Show pese a que previamente acordaron con la dirección del programa que no harían referencia alguna al genocidio.

Jimmy Fallon, Sundance y los Dropkick Murphys

Han sabido jugar con la polémica, que no solo viene por sus canciones, sino también por sus grafitis. Belfast es muy conocida por sus murales políticos, y Kneecap han hecho mucho ruido con dos que inauguraron a bombo y platillo con sus fans. En uno aparece un coche policial ardiendo acompañado con una frase contra la antigua antigua policía británica específica para Irlanda del Norte; y en otro Irlanda detiene a una mano británica, inspirado en un mural antiguo de los años de los “Troubles”, con el lema “England get out of Ireland”. Las reacciones políticas y mediática a ambos fueron al más alto nivel.

Una visibilidad que sirvió para que la popularidad de Kneecap creciera y que cayeran en gracia en el país donde más descendientes de irlandeses viven en el mundo: Estados Unidos. No solo han dado varios conciertos, incluyendo telonear a los Dropkick Murphys en uno de sus masivos conciertos por San Patricio en Boston pese a no hacer punk ni folk. También el docudrama sobre su aún corta trayectoria se estrenó en el festival de cine de Sundance y participaron —sin renunciar, por supuesto, al DJ con pasamontañas— en el celebérrimo programa de Jimmy Fallon.

Su popularidad ha venido por mezclar música y política. Por eso, se sienten más que legitimados para atacar primero: “Que los organizadores del SXSW hayan tomado la decisión de mezclar artes con ejército y las armas es imperdonable, que lo hayan hecho mientras somos testigos de un genocidio facilitado por el ejército estadounidense y sus contratistas es depravado”.

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