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Memoria histórica
María Lozano Molina, poetisa, militante y mujer de armas tomar
Saludos cuadrilla, aquí estamos de nuevo. Contra viento y marea, confitamientos varios, multas o desmemorias. Empezamos 2021 igual que acabamos el 2020, encerrados y encerradas, en nuestras ciudades o municipios. Tratando de solucionar con patrullas policiales la falta de personal sanitario profesional. En fin, a lo mío, que si no desvarío y se me llevan los demonios.
Hoy volvemos de nuevo la mirada al sector femenino, y retornamos a la sección de “Mujeres de armas tomar”, aunque nuestra protagonista del día, también empuñaba la pluma con la misma soltura. La mujer a la que seguimos se movió como pez en el agua, primero al sur de los Pirineos, donde nació y creció, pero también al norte de los mismos, cuando debido al exilio masivo tras la perdida de Cataluña, tuvo que abandonar las tierras donde vivió, y afincarse en el país vecino.
Así que sin más preámbulos, nos metemos en harina y presentamos a una mujer siempre ligada al movimiento libertario. Una mujer, que no desdeñó, ni las letras, ni las armas, pues fue poetisa y resistente. Una mujer que defendió y difundió sus ideas hasta que la vida la abandonó. Hoy seguimos a María Lozano Molina.
María Lozano nació el 3 de marzo de 1914 en Zaragoza, la capital de uno de los territorios más marcadamente libertarios del estado español. A los 15 años ya se desenvolvía con soltura en dicho ambiente, a lo que ciertamente ayudaba el que su familia, regentara una pensión en la capital maña. Por dicho alojamiento solían parar con normalidad, ya fueran distinguidas o desconocidas, una buena cantidad de personas de la militancia anarquista foranea. Algunos de los destacados, fueron los integrantes de la famosa banda de “Los Solidarios”.
En 1932, para celebrar la entrante república, María iba a casarse con Ángel Mombiola Allué, quien sería el compañero de su vida. Este, había nacido en Sariñena el 6 de febrero de 1908. Y también este entró con premura en el mundo libertario, lo que lo convirtió en un antimilitarista convencido. Poco después tuvieron una hija.
Con la llegada del verano de 1936 y las noticias del levantamiento, ni María ni su compañero lo dudaron. Pese a los sentimientos antimilitaristas, nuestra protagonista combatió a los sublevados en las calles de zaragoza. Tras la perdida de la ciudad, ya en Sariñena, María formó parte de la colectividad local. Poco después, tanto Ángel como ella, se unieron a la Columna Durruti. Destacar que Ángel rechazó de plano el comandar a otros compañeros o compañeras: “No quiero ordenar a nadie. Quiero ser un luchador y nada más”.
Tras la perdida de la contienda, la pareja tomó el rumbo del exilio. A él, le tocó en suerte el campo de Vernet, lugar destinado a almacenar a los hombres de la 26 División, antigua Columna Durruti. A María le tocó el campo de Gaillac, localizado en la región del Tarn. Desconozco cual fue la historia de Ángel en aquel momento, pero nos la podemos imaginar bastante bien, y casi sin miedo a equivocarnos. Consiguió salir del campo formando parte de una Compañía de Trabajadores extranjeros. Con la invasión alemana, dichas CTE´s se fueron convirtiendo poco a poco en grupos de resistentes. Ángel estaba destinado en la región del Hautte Garonne, cuya capital, Toulousse, era basicamente, la capital del exilio español en Francia. En noviembre de 1942, los alemanes invaden la zona libre, hasta entonces dirigida por el gobierno títere del mariscal Petain. Mientras en la Villa Rosa, sobrenombre que se le da a Toulosse, empiezan a surgir numerosos grupos resistentes, entre los cuales hay varios exclusivamente formados por compatriotas. Por un lado existe la 2ª División de guerrilleros españoles, formada por el PCE, pero curiosamente dirigida por el anarquista Joaquín Ramos. Por otro lado está el grupo Liberté, compuesto casi íntegramente por libertarios españoles. Pero Ángel no está en ninguna de esas dos formaciones. El formaba parte del maquis de Grenada, una formación francoespañola, que combatía unos cuantos kms al norte de la capital y tenía como centro de operaciones el bosque de Bouconne..
Volvemos a María, a quien habíamos dejada encerrada en Gaillac. Una vez enterada de donde podía encontrar a su compañero, ni corta ni perezosa, se fugó del campo. Sorteando alemanes y colaboracionistas, consiguió llegar hasta Toulousse y posteriormente integrarse a su vez en el maquis de Grenada. Allí la pareja combatió a las hordas fascistas hasta el 20 de agosto de 1944. Ese día, ya con París en plena insurrección, con bastas zonas del sur liberadas por la resistencia, Ángel y dos compañeros cenetistas, Francisco Aguado y Ricardo García, se disponían a volar un puente sobre el rio Garonna, en las cercanías de Ondes. Sorprendidos por los alemanes, fueron detenidos y poco después fusilados.
Con el fin de la gran guerra, instalada ya en Toulousse, María se volvió a echar al monte, esta vez con la intención de cruzar los Pirineos y llevar a su hija hacia tierras francesas. Lo que no se esperaba es que su retoña no quisiera acompañarla. La decepción la llevó a perderse en la cadena montañosa durante la vuelta, y a sufrir duros momentos hasta que consiguió llegar por fin a una casa amiga.
De nuevo en Toulousse, María siguió militando, tanto en CNT, como en la FIJL. Por su casa pasaba multitud de gente militante. Y siempre había un hueco para el clandestino, el buscado, el guerrillero. Tuvo especial afecto y relación con Facerías, del que guardaba una foto sobre su televisor, en el cuarto de estar. Otro con el que tuvo mucha relación, fue con Francesc Sabaté “el Quico”, y con las gentes de su grupo. Cuando la policía española eliminó a este último, María lo sintió profundamente, pero no desfalleció. De hecho, su casa siguió siendo refugio años después, entonces para militantes del Movimiento Ibérico de Liberación (MIL) (al parecer allí reposó Puig Antic), o a los de los Grupos de acción Revolucionaria Internacionalistas (GARI).
Sobre esta época, acaba de salir publicado un texto de Jean Marc Rouillan, incluido en el libro sobre el centenario de Facerías, del que extraigo algunos aclaradores fragmentos:
Maria nos abrio. Ella que había optado por los maquis y los proscritos cuando la dirección abandonó la lucha. Para vengarse, algunos la bautizaron con el sobrenombre de “la loca”... Después del beso, María nos señalaba invariablemente el mueble enganchado al muro que separaba la cocina. Y nosotros perdíamos el norte, como chiquillos traviesos. Abrí el cajón de arriba. Me esperaba mi Colt 45. A Cricri le esperaba su Llama 90 larga, la que llamaba “10 veces nueve largo”. A Mario su Herstal GP45.
Hemos empuñado las armas de los combates y de los combatientes que nos han precedido.
De María, de sus historias cargadas de modestia y de pasión, recuerdo que había tenido una aventura con Facerías a partir de un campamento libertario en Italia. Cuando ella volvió a Toulouse, él siempre pasaba a visitarla.
La lucha armada revolucionaria va decayendo en toda Europa, pero María sigue sin desfallecer. se une a una nueva iniciativa, siendo una de las fundadoras del CRAS de Toulousse, un centro de investigación sobre cultura social, del que llegó a ser presidenta.
Pese a que los años pasaban, no cedía en su pundonor. Seguía yendo a charlas, manifestaciones, mítines y era un apoyo constante en la campaña contra la central nuclear de Golfech. Alternaba la militancia con la escritura, tanto de poemas como de textos en publicaciones libertarias. Finalmente,un sábado cualquiera, el del 19 de febrero del año2000, María se fue apaciblemente, a sus 86 años, desde su humilde apartamento de la rue de Pargaminières.
La militancia anarquista de Toulousse la despidió con todos los honores que se merecía, y en su calle, colocaron una placa dedicada a aquella mujer que nunca desfalleció. Una placa para la anarquista, para la resistente, una placa para María Lozano Molina.
Como despedida, aquí os dejo uno de sus poemas, de la época de sus luchas contra la central de Golfech, titulado “La Paloma”:
Una paloma blanca,
blanca como la nieve, volaba,
y también se preguntaba:
¿dónde está el bien?
¿Dónde está el mal?
Se detuvo en una isla,
y en soledad,
se puso a pensar…
¿Dónde estoy?
¿En qué mundo me he detenido?
¿De verdad estoy sola?
¿Puedo vivir, y volar
y pensar en solitario?
Y su pequeño cerebro la llevó a pensar,
y a concluir… No.
Debes vivir,
y volar, y pensar, y proclamar,
y reclamar, y protestar
para salvar a la humanidad de tanta desigualdad.
Y sobre todo combatir,
combatir la energía nuclear,
porque a todos,
a todos juntos,
bien podría destruirnos.
María Lozano
Fuentes: Enciclopedia del anarquismo ibérico (Miguel Íñiguez), Republicanos españoles en la 2ª Guerra Mundial (Pons Prades), Josep Lluis Facerías y sus grupos de acción (Varios autores), Quelques éléments a propos de María et Ángel Mombiola (Centre Mombiola) y https://osmonegros.com/2019/02/13/angel-mombiola-allue-y-maria-lozano-molina/
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