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El País no está solo en su intento de convertir el éxito del Procés en redes sociales en una conspiración nacida en el Kremlin. Y como no podía ser de otra forma, entre noticia y noticia sobre hackers rusos que en realidad son de Castellón, nos ha dado buena cuenta de ello.
El artículo, escrito por el equipo de editorialistas, se titula 'Cataluña celebró un referéndum. Rusia ganó'. En él, el diario asegura que los rusos se han movilizado por las redes sociales y sus medios afines para favorecer a los independentistas. Las sospechas sobre la injerencia de Rusia y su aparato en el referéndum ilegal de Cataluña del pasado domingo iban tomando fuerza a medida que la fecha de la consulta se acercaba, tal y como adelantó EL PAÍSEfectivamente, el editorial del Washington Post dice que a los independentistas solo les apoyan “los separatistas escoceses, el gobierno paria de Venezuela y la inteligencia y el aparato de propaganda ruso, que movilizó a sus medios y a sus 'bots' en redes sociales”
¿Está dando esto la razón a El País? No exactamente. El editorial enlaza, como evidencia de su afirmación, a un Informe del Atlantic Council que comprueba la veracidad de las acusaciones publicadas por la cabecera de PRISA a toda portada a una semana del referéndum.
Poco sabemos de este think tank estadounidense, más allá de que fue creado en 1961 para apoyar a la OTAN y tiene entre sus asesores internacionales a José María Aznar y a los directores de Blackstone y Goldman Sachs. Lo que vamos a contar evidencia que es mejor no meterse en cosas que escapan a nuestra comprensión, así que lo dejamos ahí.
La comprobación que hace su equipo de “investigación digital forense”, dedicado entre otras cosas al análisis de noticias falsas, no deja la información publicada por David Alandete en demasiado buen lugar.
Lo primero que analiza el informe son las afirmaciones de El País sobre el medio gubernamental Russia Today. El País dice que RT está “empleando su portal en español para difundir noticias sobre la crisis catalana con un sesgo contrario a la legalidad constitucional”.
Del informe se desprende que el medio ruso ha dado cobertura “a ambos bandos del debate”. Coincide con El País en que el titular respecto el supuesto apoyo de Juncker a la independencia es erróneo pero matiza que el contenido de la noticia publicada por RT es correcto. Esto último era obviado la información de El País.
Un segundo eje del análisis gira entorno al papel desempeñado por Julian Assange, dejando fuera por razones que desconocemos las menciones a Edward Snowden. La única prueba que aportaba El País para relacionar al fundador de Wikileaks y al gobierno ruso es que Russia Today se hiciese eco de algunos de sus mensajes en Twitter.
El informe define la relación entre Assange y Moscú como “poco clara” y señala que Russia Today, en dos de sus cuatro informaciones respecto a las opiniones de Assange, no le dejó en demasiado buen lugar. En una el titular reproducía las palabras de Pérez Reverte “eres un perfecto idiota” y en el otro se reían de una confusión que tuvo entre El Mundo y El Mundo Today.
Por otro lado, coincide con El País en que el hecho de que el estudio de la etiqueta #Catalonia muestre a Assange como el tuitero internacional más influyente es algo relevante.
Teniendo en cuenta que hasta la represión del domingo el tema no parecía suscitar demasiado interés fuera de nuestras fronteras, parece bastante normal que un usuario de Twitter con más de 400.000 seguidores sea quien lleve la voz cantante en la voz en inglés para Catalunya. Una denominación que aquí, por razones obvias, no se suele utilizar.
También se muestra de acuerdo con El País en que la velocidad con la que creció la difusión de los mensajes de Assange puede tener que ver con que hubiese detrás una red de 'bots'.
Lo hace comparándolo con el ritmo de difusión de la etiqueta “independentista” #FreePiolín. Se nos escapa cuál es la relación entre un mensaje desde una cuenta con tantos seguidores sobre un tema que afecta a un pueblo ávido de solidaridad internacional y una etiqueta cómica que probablemente parta de una red mucho más pequeña.
Sin embargo, el informe del Atlantic Council matiza por dos veces que tanto los 'bots' como las cuentas rusas serían una “minoría” comparada con las cuentas catalanas y americanas que difundieron los mensajes. Según las “avanzadas herramientas analíticas” de El País, una difusión así obedecería necesariamente “a la intervención de bots o perfiles falsos”.
En ese sentido hay un par de olvidos en el informe que, dado el detalle de la investigación, parecen bastante difíciles de explicar. Entre las herramientas utilizadas por El País para llegar a sus conclusiones están TwitterAudit y Hamilton 68.
Como ya publicamos aquí, los datos sacados de TwitterAudit respecto al número de seguidores falsos de Assange están muy desfasados. Según El País, estos datos probarían que detrás del impacto de sus mensajes está “la red de injerencias rusa”.
A pesar de la importancia del tema, en PRISA no pagaron los 3,99$ que te pide la aplicación por actualizar la información del usuario auditado y publicaron el porcentaje que alguien obtuvo al realizar el análisis hace tres años y siete meses.
Tampoco se hace mención a la poca fiabilidad de otra de los sofisticados medios de análisis que utilizó Alandete: Hamilton 68. La herramienta en la que se basaba lo que El País definía como “prueba definitiva” ha sido recientemente puesta en cuestión por su opacidad respecto a las cuentas elegidas para sus análisis y por el uso falacias de proximidad basadas en considerar que, quién en algún momento tenga una opinión cercana al Kremlin, pasa a ser un instrumento de Moscú.
En concreto lo ha hecho Meduza, un medio con sede en Riga y fundado por trabajadores que abandonaron Lenta.ru después de que este último fuera adquirido por un empresario cercano a Putin. Si de algo no son sospechosos es de estar en la órbita de influencia del gobierno ruso.
Volviendo al informe del Atlantic Council, veamos un último aspecto que destaca y contradice las informaciones publicadas por El País:
Tiene que ver con el medio que aparece en la imagen destacada por El País, Disobedient Media. A pesar de que Alandete se refiere a este digital como uno de “los ejércitos digitales del Kremlin” no hay, según el Atlantic Council, ninguna indicación de que sea “parte de ningún tipo de comando o estructura de control de la máquina propagandística” de Moscú.
La conlusión final de informe es que no hay un acercamiento uniforme a la cuestión catalana por parte de lo que llama “la máquina de propaganda rusa”. El caso analizado sería muy distinto a otras injerencias rusas que el Atlantic Council da por confirmadas. No diferenciar a unos medios de otros y mezclar las opiniones de individuos con las del gobierno ruso como hizo El País solo consigue “embarrar” el debate.
En ningún caso, a la vista de estas conclusiones, estarían justificadas las afirmaciones y el título del editorial del Washington Post (“Rusia ganó”). Que El País corra a hacerse eco de un editorial basado en un informe que demuestra como mínimo la imprecisión de sus informaciones con el objetivo de dar a entender que estas han sido confirmadas es la viva imagen del dicho “agarrarse a un clavo ardiendo”.
A veces en situaciones desesperadas, cuando cuesta mucho defender lo que estás haciendo, ya no te queda otra opción.
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