We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Opinión
Dana: la extrema derecha inunda las redes de bulos
La dana, que azotó especialmente a la provincia de València, se ha convertido ya en la catástrofe climática más mortífera de este siglo XXI en España. Una tragedia que ha sido aprovechada por la extrema derecha para inundar las redes sociales de bulos y conspiraciones con los que reafirmar su negacionismo climático, esparcir su odio, atacar al gobierno y de paso salvar al soldado Mazón de su responsabilidad en la tragedia. No podemos olvidar que muchos de estos distribuidores profesionales de bulos están dopados hasta las cejas con dinero público a través de las instituciones que controla el Partido Popular.
Los expertos climatológicos señalan que los episodios de lluvias intensas, que pueden estar asociados a danas u otros fenómenos, se están dando cada vez con más frecuencia y más intensidad debido al cambio climático. La carrera loca hacia la ganancia, la lógica productivista y mercantil de la civilización capitalista/industrial nos conducen a un desastre ecológico de proporciones incalculables. Cada día que pasa las evidencias ya no solo científicas sino también las más empíricas, que golpean sobre nuestra cotidianidad, como la tragedia de València, constatan la emergencia ecológica. Ante esto, la extrema derecha ha utilizado toda una batería de bulos para reafirmar su negacionismo climático. Desde la nostalgia franquista con olor a naftalina de presas y embalses, al disparatado ataque meteorológico marroquí sirviéndose de un arma experimental norteamericana, la High Frequency Active Auroral Research Program (HAARP). Cualquier explicación, por disparatada que pueda sonar, con tal de negar el cambio climático.
València
Caos climático ¿Qué hacer ante las próximas danas?
La utilización del mantra popular del franquismo sociológico —“con Franco se vivía mejor”— se ha convertido en un recurso frecuente de la ultraderecha que conecta con la creencia reaccionaria de que todo tiempo pasado fue mejor, a la vez que reivindica figuras autoritarias. Una forma de exacerbar la inseguridad sobre el presente y el miedo al futuro que caracteriza un contexto marcado por la confluencia de diversas crisis interseccionales que generan una auténtica crisis sistémica marcada por la emergencia ecológica. Así la figura de Franco emerge ante las inundaciones de estas semanas de la mano de una ultraderecha necesitada de un salvador y una figura fuerte que aporte seguridad. Reivindicando su obra gran obra, las presas de Franco, un muro contra las inundaciones y riadas que el fanatismo climático ha demolido. Siendo ellos (gobierno y ecologistas) los verdaderos culpables de la tragedia y no el cambio climático.
Diferentes grupúsculos neonazis como Núcleo Nacional o Frente Obrero se han jactado en sus redes sociales de “patrullar” las calles de València
El propio Abascal llegaba incluso a señalar, en la red social X, a la Comisión Europea y a su presidenta Ursula Von der Leyen, de ser parte de los culpables de la tragedia de Valencia: “Si hay culpables…tú eres la primera con tu ley criminal de voladura de presas. Eres enemiga de los españoles”. La ultraderecha se ha opuesto en el Parlamento Europeo a cualquier medida, por tímida que fuera, que abordará la crisis ecológica, acusando al Pacto Verde Europeo impulsado desde la Comisión Europea de ser una propuesta de ecologismo radical “nefasta para el campo, la industria, el empleo y la soberanía energética y alimentaria de España”.
Es cada vez más recurrente desde las redes sociales de la extrema derecha y supuestos medios de comunicación vincular, como si de una fórmula matemática se tratara, el aumento de la inmigración con el ascenso de la delincuencia
El bulo sobre la demolición de presas franquistas por parte del gobierno ha alcanzado tal resonancia en redes, llegando incluso a algunos programas televisivos, que el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) ha tenido que desmentir que el Gobierno haya destruido ningún embalse en Valencia. Argumentando que lo único que se han demolido son estructuras fluviales obsoletas, principalmente azudes, en el marco de la Estrategia Nacional de Restauración de Ríos, iniciada en 2005, que justamente es fundamental para la prevención de inundaciones.
La devastación de la Dana ha creado una indefensión terrible entre muchas personas que lo han perdido todo, una situación que ha sido aprovechada por la extrema derecha para agitar el fantasma de la inseguridad ciudadana, utilizando casos aislados o directamente bulos para generar un clima de pánico que justificara socialmente la puesta en práctica del matonismo escuadrista. El fundador de Desokupa, Daniel Esteve, conocido influencer de la extrema derecha y baluarte del populismo punitivo patrio, publicó en sus redes sociales: “Esto ya es el puto colmo. Okupan la casa de un vecino de la “zona cero” que salió a ayudar a los más afectados. Mañana os llevo el desayuno Ratas. Os vamos a perseguir hasta en el infierno”. Al día siguiente el propio Esteve realizó diferentes vídeos con un pequeño grupo de seguidores asegurando que esa noche limpiarían las calles de “anchoas”, una forma de referirse a los migrantes y personas de izquierdas. En este mismo sentido, diferentes grupúsculos neonazis como Núcleo Nacional o Frente Obrero se han jactado en sus redes sociales de “patrullar” las calles de Valencia.
La inseguridad ciudadana es uno de los elementos más comunes en la estigmatización de la población migrante, de la pobreza y de las personas pobres en general, a través de una asimilación machacona entre delincuencia, inseguridad, migración y pobreza. Es cada vez más recurrente desde las redes sociales de la extrema derecha y supuestos medios de comunicación vincular, como si de una fórmula matemática se tratara, el aumento de la inmigración con el ascenso de la delincuencia, amplificando para ello casos aislados frente a estadísticas que desmontan este nexo. Una vinculación que tiene por objetivo último defender políticas de «mano dura» contra la inmigración y la delincuencia.
Pensamiento
William I. Robinson “Hay un desfase entre unas masas sedientas de cambio radical y un proyecto izquierdista transnacional viable”
En este sentido, no podían faltar los bulos que fomentan los discursos de odio contra los migrantes a los que se les acusa de cometer saqueos, robos, ocupaciones o de hacer negocio vendiendo productos de primera necesidad como botellas de agua. Así, un vídeo de un supuesto voluntario denunciaba que ante la falta de policía estaban llegando “moros de otros lugares a saquear los pueblos” afectados por las riadas. Pruebas ninguna, pero miles de interacciones en X lo viralizaron hasta llegar a los dos millones de visualizaciones, favoreciendo la estigmatización y criminalización de la población migrante. Aprovechando el estado de shock e indignación de la población ante la catástrofe para esparcir más rápidamente el odio y el racismo.
Estamos comprobando cómo la extrema derecha ha generado una especie de “política de la posverdad”, caracterizada por la aparición de burbujas informativas independientes entre sí́
Una indignación que la extrema derecha intenta alimentar a través de bulos como el supuesto intento del gobierno para ocultar el número real de muertos. El epicentro de esta teoría conspiranoica ha sido el parking de Bonaire, que según los agitadores ultraderechistas se encontraba lleno de muertos. Desde Iker Jiménez, Rubén Gisbert, BertRand Ndongo, Capitán Bitcoin, Javier Negre a seudomedios de la derecha como EsDiario han llegado a hablar de cientos de muertos en el parking inundado de Bonaire. Cuando la policía y bomberos han podido finalmente revisar el espacio y desmentir las noticias, asegurando que no se había encontrado ningún fallecido. La ultraderecha en vez de rectificar ha vuelto a recurrir al bulo y la conspiración para huir hacia adelante asegurando que el gobierno había encubierto los muertos en el aparcamiento trasladándolos en supuestos camiones frigoríficos.
Estos días estamos comprobando cómo la extrema derecha ha generado en las redes sociales una especie de “política de la posverdad”, caracterizada por la aparición de burbujas informativas independientes entre sí́, inmunes a los pesos y contrapesos que funcionaban tradicionalmente como árbitros en el espacio público. Un modelo comunicativo sobre el que se asienta parte del éxito de la extrema derecha y que la socio-lingüista Laura Camargo Fernández denomina como “trumpismo discursivo”. Una auténtica bulocracia que ha secuestrado el debate público, generando un clima de desinformación y “posverdad”. Una “posverdad” donde se comprometen los límites entre “realidad y ficción”. Porque ya no vale el escrutinio de la razón sino la capacidad de movilizar las pasiones tristes.