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Quizá muchos no lo saben. O no son conscientes. Pero ¿estamos asistiendo a uno de los peores COAC de los últimos tiempos? ¿Que qué el COAC? ¿Por qué es de los peores? ¿En base a qué se puede afirmar esto?
El COAC es esa parte reglamentada del Carnaval de Cádiz que muchos ven por la tele o escuchan por la radio. Es una competición y suele durar un mes. Un concurso que surgió para ejercer el control municipal sobre la fiesta que se desarrollaba en la calle sin censuras previas. Es la punta de lanza mediática de la cultura gaditana allende La Baja Andalucía. Y da extraños frutos: este año nos visitaba una chirigota de Burgos, y no era de las peores. Y sabemos que en Santoña, las antípodas de la bahía de Cádiz, existe afición al carnaval (modo concurso).
Para muchos la retransmisión del COAC es una forma de pasar las noches de invierno bajo las mantas escuchando carnaval, emocionándose, indignándose. Para otros, algo que no terminan de entender: ¿es un concurso "de coplas"? ¿Por qué cantan todos los días? ¿Qué diferencia hay entre las agrupaciones que son tantos y los que son tres y se llaman a sí mismos "cuarteto"? Las características específicas del Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas son así: endogámicas, extrañas, ciclópeas.
Cosas básicas para saber del Concurso: se cantan letras de todo pelaje, se aplauden todas, se canta bien, se canta mal y se canta regular (sobre todo en la fase preliminar), ahora se cuida el atrezo, la puesta en escena con inversiones en artesanos. El público (siempre crítico, participativo y de Cádiz a veces) en ocasiones muta a claque que apoya y jalea a los suyos en su excursión. Así es fácil escuchar repertorios mediocres muy aplaudidos y celebrados. Eso sí, el púbico del Teatro Falla tiene derecho al comentario directo, a participar y a celebrar y a lo que se llama "derrotar" (véase criticar). Incluso de echar de las tablas a agrupaciones que lleven el repertorio por los pelos.
Este año asistimos al despliegue del "temita" de marras. El tema comodín para autores facilones o algo flojos (véase perezosos). Destacar la difusión masiva de una letras centradas en "el tema" que han convertido al COAC en trending topic de la actualidad. Pero ha sido un pasodoble crítico el que ha triunfado en la lucha de las ideas y letras. El pasodoble de Los ángeles de la guarda de Los hermanos Carapapa posee esa fuerza popular de cosa bien dicha y de forma sencilla. Y ha sido acogido con un feedback que apenas consiguen los artistas llamados pop. Música de alta calidad, cantada en grupo, bien armonizada y con un mensaje poético excepcional, bien explicado, actual, político. ¿Cómo no va a viralizarse? Se llama arte político hecho por no profesionales.
Quedó otro pasodoble sobre el tema de una comparsa de Conil, La playa, que no pasó el corte de las redes sociales. En la cara oscura de la luna rota de la realidad nos encontramos con supuesta "la polémica" del ajusticiamiento de, como se pronuncia en Cádiz, 'Puidemón'. Espectáculo, porfía del día, carnaza para los tertulianos. Poca cosa. Chaparrón de tweets. Una anécdota.
La forma concurso del carnaval de Cádiz también tiene sus hallazgos y perlas. Por ejemplo, la sensación de comunidad carnavalesca cuando canta la chirigota viñera (también llamada "La del Cascana") Cai de Miarma (7,20). Cientos de figurantes, sillas de ruedas, niñas, niños, gente sentada, cambio de interpretes continuos (sólo pueden cantar quince). No sólo es una chirigota que habla de esa doble cabeza cultural separada por un peaje que cuesta 7 euros con veinte céntimos, de dos lugares estratégicos para la cultura de La Baja Andalucía y para la historia de la Modernidad: Cádiz y Sevilla (y de la injerencia de esta última en un concurso aparentemente de temas "locales").
La chirigota nos plantea la problemática del desembarco de sevillanos en el concurso y sus desencuentros y discusiones, de sus tópicos y de sus fiestas. Pero tiene un mensaje de hermandad bajo todo el "cargote" (véase dar la vara) y la ironía. Es la única chirigota inclusiva que tiene a dos componentes en silla de ruedas. Estos no sólo cantan sino que protagonizan momentos del repertorio (como bailar una sevillana adaptada, y hacer comentarios jocosos de agudo humor negro). Lo mejor de la chirigota del Cascana es su apuesta política por una comunidad que canta, que siempre desborda el concurso que encapsula cada componente en una voz, en un plano de la realización televisiva. Hay mucha verdad coagulada no sólo en las letras sino en la actitud de la chirigota para con sus miembros y figurantes. Se dan besos, cariño, y se emocionan cuando cantan al amor y a la vida cotidiana, sin afectaciones poéticas, de alguien que está en silla de ruedas. Una familia. Una maravilla.
Comentaba en los medios el guionista Javier Olivares (de visita a Cádiz) que cualquier director de casting se asombraría del desparpajo de muchos cuarteteros para mantener el pulso actoral de forma casi profesional. Destacamos las interpretaciones de dos bicharracos de las tablas. Dos cuarteteros que demuestran que la poca vergüenza, la improvisación, el templar los tiempos de la escena es algo que manejan de forma prodigiosa. No son actores del método. Son actores de la vida.
Hablamos de El Meni, del cuarteto El equipo A minúscula y de Pedro de El trío. Ambos desbordan la acción, la ribetean de absurdo y diversión, demuestran que no se puede estar más a gusto en un escenario. Se engrandecen en las parodias, en zonas del repertorio (que está ensayado) que no eran tan graciosas. Y asombran a uno de los teatros más difíciles para actuar. Que se lo digan a Barenboim o a los cómicos que se cagan por las patas abajo cuando tienen que actuar en el Teatro Falla. ¿Por qué sucede esto? Porque es un público en el que el arte es moneda común.
El Meni, en su papel de Murdock el loco, desvaría, improvisa, añade remates inesperados a su parlamento. Y ha conseguido que su manera de decir "Don Antonio" (en referencia al autor Martínez Ares) sea una de las expresiones del momento. Luego está Pedro, con menos texto y menos golpes de escritura, que repite en el papel de apasionado loco que agarra la escena, la parodia, el tema libre, y lo zarandea hasta formar lo que se califica de "tacazo". Formar el taco de una manera tan inesperada que hasta sus compañeros se ríen con las ocurrencias y locuras de los cuarteteros. Un prodigio.
En comparsa, a parte de la letra antes reseñada de Los Carapapa, destacamos el repertorio antitópicos y muy político de El Perro Andaluz, de Antonio Martínez Ares (Don Antonio), que este año se ha propuesto luchar contra la andalufobia con letras penetrantes y muy elaboradas sobre la creatividad de la lengua andaluza.
También destacamos el pasodoble de las banderas de Los prisioneros del escritor García Argüez y el también viral pasodoble de Las irrepetibles a la "manada".
El nivel musical original y de puesta en escena de las comparsas es para que un eminente musicólogo venga a Cádiz y de constancia para el mundo del espectáculo (el teatro musical y la ópera) de que lo que ocurre cada noche es algo inaudito. Se montan y desmonta espectáculos de 25 minutos, de alta dimensión tanto en vestuario, atrezo y obra musical. Y de forma no profesional (en la mayoría de los casos).
Otro de los temas muy recurrente ha sido las críticas de SOS Racismo a las chirigotas que iban de negros. Tanto el Vera (No tengo el Congo pa farolillos) como el Bizcocho (No te quemes todavía), autores de las agrupaciones, se han visto en la polémica. El primero asumió las criticas y el segundo las usó para dar frescura a su repertorio incluyendo al ciudadano senegalés Macario (que en el primer pase de la chirigota estuvo en el paraíso animando el cotarro) en la actuación. La doxa carnavalera se ha lanzado a analizar las consecuencias de las críticas y las denuncias a la hora de plantear temas. Toda una serie de reflexiones sobre la libertad de expresión, los límites de humor, que si las cambiamos de tópico, por ejemplo, por un elitista "arte renacentista" seguro que llamarían la atención de los listos y profesores que desprecian la potencia discursiva del carnaval. Todo un ejercicio de acción-reflexión en la cultura popular (mediatizada) de Cádiz. Algo inaudito en otros ámbitos de la cultura (sea popular o no). ¿Cuándo un autor de una canción machista da explicaciones o reflexiona en directo y con público de lo que supone ser criticado por una ONG por cuestiones espinosas en referencia a los inmigrantes subsaharianos? ¿Hace Maluma eso? Ni de coña.
Aunque todavía la presencia de autoras es ínfima y para reflexionar (una sola autora en preliminares y cuartos de final) las carnavaleras en el concurso van en aumento. Eso sí: tarjetas rojas al llamado repertorio clásico machista: acumulación de "parientas", de feas, de vecinas, malas mujeres, de ese heteropatriarcado carnavalero que apenas si se ha revisado. Hay intentos de hablar de la violencia machista. Pero creemos que los autores deben abandona el paternalismo, estudiar un poco más y afinar en sus letras. Muy lamentable y desafortunado (ha sido vox populi) la agrupación que se presentaba como padres separados con un discurso rancio de machismo. De interés para seguir el concurso y sus discursos es Carnaval Feminista, página de una red social que analiza las letras machistas con criterio sosegado y conciliador a pesar del troleo de carnavaleros machistas en los comentarios a sus comentarios. Otro clásico.
El corte se ha producido y sólo quedan las que quedan. Vendrán las polémicas, los cajonazos (véase las que se quedan fuera pero el público cree que merecían más). Pero aún nos quedan las semifinales y la Gran Final. ¿Habrá gente de Cádiz en la platea de esa última jornada? Pero sobre todo nos queda el pregón de Las niñas de Cádiz, la calle y las agrupaciones que no concursan, que es (para muchos) el verdadero carnaval, aunque en sus repertorios (muy variados) también vamos a encontrar "bastinazos" (véase barbaridades) machistas, chistes de pelo (véase sexuales) o pamplinas por doquier. Feliz Carnaval.
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Una gran crónica sobre el concurso reglamentado del Carnaval de Cádiz. No cabe duda de que es todo un despliegue de arte, cultura, política, vida... Gracias