Opinión
Sobrevivir pagando en el Álvaro Cunqueiro

Una de las victorias ideológicas del PP de Feijóo en Galicia ha sido hacernos creer que pagar por servicios esenciales en los hospitales durante el cuidado de nuestros enfermos es lo natural, que no hay otra manera de abordarlo, pero es mentira.
Nuñez Feijóo Hospital Álvaro Cunqueiro Vigo
Alberto Nuñez Feijóo en el Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo junto al exconselleiro de Sanidade, Jesús Vázquez Almuiña.

Esta semana, mi padre ha recibido el alta después de un postoperatorio más complejo de lo habitual tras una operación por un puñetero tumor en el intestino grueso. Le ha salvado la vida la sanidad pública gallega. No un ente abstracto dirigido en última instancia por los intereses ideológicos de la agenda del Partido Popular. No. Le ha salvado la vida una plantilla cualificada y sobrecargada a partes iguales. Más concretamente, la del Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo.

Sí, ese centro hospitalario que inauguró Alberto Núñez Feijóo en 2015 frente a una histórica manifestación de unas 200.000 personas —en Vigo viven apenas 300.000—. Denunciábamos entonces cómo aquella construcción, que hoy sabemos que tuvo un sobrecoste de 470 millones de euros, era el primer gran paso hacia la privatización del Servizo Galego de Saúde (Sergas). He pasado casi dos semanas en esos asépticos pasillos pensando y esperando, algo inevitable, pero también pagando. Me explico.

Una de las victorias ideológicas del Partido Popular de Feijóo en Galicia ha sido hacernos creer que pagar por servicios esenciales en los hospitales durante el cuidado de nuestros enfermos es lo natural, que no hay otra manera de abordarlo, que es el mercado, amigo, aunque hablemos de salud. Esa premisa, impuesta como un axioma con el goteo del tiempo y la falta de alternativa, es falsa. Pero no por falsa es menos efectiva.

La Xunta de Galicia y el Partido Popular, si es que son cosas diferentes, han conseguido que buena parte de nosotras asumamos como normal pagar 8 euros al día por el “parking público” de un hospital, 5 euros al día por el acceso a la “televisión pública” o 11 euros en cada comida en eso que también llaman “cafetería pública”. La premisa que, como ciudadanas, deberíamos asumir es radicalmente opuesta. Hay algo transversal que nos ha enseñado el feminismo y es que los cuidados, además de ser un trabajo, son fundamentales para el sostenimiento de la vida. ¿Y si no, quién carallo le hacía la cena a Adam Smith?

Sobrevivir a un cáncer no es solo que un espléndido cirujano te abra en canal, te haga una innovadora operación para extirparte un tumor y te vuelva a coser. Para sobrevivir se necesita mucho más. Es indispensable que las enfermeras te vigilen y te administren fármacos cada pocas horas y que las auxiliares te duchen todos los días mientras tú no puedas hacerlo. Pero ahí se acaba la sanidad estrictamente pública. Al menos en Galicia. Todo lo demás es, en mayor o menor medida, un negocio.

En este punto se abren dos vías que se deben valorar por separado. Por una parte, los servicios privatizados que son no clínicos. En el caso del Álvaro Cunqueiro, son todos. La Xunta, como es natural, les llama “externalizados” o “subcontratados”. Son los siguientes: los servicios de restauración, los de lavandería y lencería, los de limpieza, los de mantenimiento específico y general, los de desinfección, los de transporte o los de seguridad, entre otros.

Por estos servicios pagamos, con nuestros impuestos, a empresas que, a diferencia de la Administración, tienen ánimo de lucro. Con sus beneficios marginales y con sus condiciones de trabajo en muchos casos indignas. Un dato: la mayor parte de estos servicios eran públicos en el Hospital Xeral, el predecesor del Álvaro Cunqueiro, pero se privatizaron con el cambio. Además, la empresa concesionaria —de ella hablaremos otro día, pero está controlada por el fondo de inversión francés Meridian— se lucra con la explotación de una guardería para el personal, máquinas de vending, un quiosco y una peluquería.

Cualquier persona con una visión más o menos humanista creo que podría estar de acuerdo conmigo en que hacer negocio con estos servicios es, como mínimo, inmoral y que sus costes si no son cero, deberían acercársele. En lo que seguro que estaríamos de acuerdo es en que nadie debería beneficiarse de ellos. Menos todavía, cuando no tienen competencia cerca, ya que el hospital se encuentra en una zona semiindustrial y rural sin ningún negocio al que se pueda ir caminando.

Sin embargo, como eso, a mi juicio, se vuelve obvio solo con mencionarlo, me parece más interesante poner el foco en la parte de los cuidados de la gente cercana a los enfermos y a las enfermas. Te hago la pregunta que me hacía yo durante estos doce días en la habitación del hospital: ¿No es fundamental para recuperarse, de la enfermedad que sea, el apoyo de los seres que más quieres? ¿No es la salud mental y emocional indispensable para ponerse bueno y sobrevivir? Eso si tienes el privilegio de tener quien te acompañe y también de sobrevivir, aunque en ese caso, ¿no deberían tener las personas que están solas, mayoritariamente mayores, otras personas que le acompañen en la soledad inmensa de una habitación neutra, quién sabe si hasta el final de su vida? Para mí la respuesta es obvia también.

Entonces, ¿por qué mi madre, mi hermana y yo hemos tenido que pagar 192 euros en horas de parking durante el postoperatorio de mi padre a un fondo de inversión francés? ¿Por qué hemos tenido que pagar el desayuno, la comida y la cena al precio de una cafetería normal a una empresa privada? ¿Por qué tienen los enfermos que pagarse la pasta de dientes o el desodorante y no el champú? ¿Por qué los enfermos solo pueden acceder de manera “gratuita” a tres cabeceras de prensa que son La Voz de Galicia, Faro de Vigo y Atlántico y que además son afines a la Xunta? ¿Por qué? 

En un cálculo, grosso modo, y tirando por lo bajo —no haré aquí el desglose, pero te invito a que lo simules con tu hospital—, contando las otras nueve visitas que recibió mi padre en estos días y los gastos derivados de cada una, la operación y el postoperatorio de mi padre generó a mi familia y sus círculos más cercanos un gasto directo de algo más de 1.000 euros. Un dinero que ha ido a parar, en última instancia, a una multinacional.

Nosotras pasamos por allí algo menos de dos semanas, pero hay quien lleva meses en oncología o psiquiatría y quien probablemente no salga de allí nunca más. La lógica es perversa, claro, como el capitalismo y ahoga a quien menos tiene. Cuanto más te quedes, por supuesto, más gasto generarás.

Podríamos coincidir entonces en algo básico de nuevo: si tener apoyo emocional es condición sine qua non para sobrevivir, no deberíamos permitir la mercantilización de los cuidados básicos que sostienen nuestras vidas. Cuanto antes admitamos que las derechas política y mediática nos han comido la tostada y nos han hecho creer que es normal pagar por sobrevivir y ayudar a sobrevivir, antes empezaremos a construir nuestros propios imaginarios de esperanza para caminar —al menos caminar— hacia una sociedad radicalmente justa. Ah, claro, y hacerles pagar.

Opinión
Sobrevivir pagando no Álvaro Cunqueiro

Unha das vitorias ideolóxicas do PP de Feijóo en Galiza foi facernos crer que pagar por servizos esenciais nos hospitais durante o coidado dos nosos enfermos é o natural, que non hai outra maneira de abordalo, pero é mentira.
Nuñez Feijóo Hospital Álvaro Cunqueiro Vigo
Alberto Nuñez Feijóo no Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo xunto ao exconselleiro de Sanidade, Jesús Vázquez Almuiña.

Esta semana, meu pai recibiu o alta despois dun postoperatorio máis complexo do habitual tras unha operación por un tumor no intestino groso. Salvoulle a vida a sanidade pública galega. Non un ente abstracto dirixido en última instancia polos intereses ideolóxicos da axenda do Partido Popular. Non. Salvoulle a vida un persoal cualificado e sobrecargado a partes iguais. Máis concretamente, o do Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo.

Si, ese centro hospitalario que inaugurou Alberto Núñez Feijóo en 2015 fronte a unha histórica manifestación dunhas 200.000 persoas —en Vigo viven apenas 300.000—. Denunciabamos entón como aquela construción, que hoxe sabemos que tivo un sobrecusto de 470 millóns de euros, era o primeiro gran paso cara á privatización do Servizo Galego de Saúde (Sergas). Pasei case dúas semanas neses asépticos corredores pensando e esperando, algo inevitable, pero tamén pagando. Explícome.

Unha das vitorias ideolóxicas do Partido Popular de Feijóo en Galiza foi facernos crer que pagar por servizos esenciais nos hospitais durante o coidado dos nosos enfermos é o natural, que non hai outra maneira de abordalo, que é o mercado, amigo, aínda que falemos de saúde. Esa premisa, imposta como un axioma co goteo do tempo e a falta de alternativa, é falsa. Pero non por falsa é menos efectiva.

A Xunta de Galiza e o Partido Popular, se é que son cousas diferentes, conseguiron que boa parte de nós asumamos como normal pagar 8 euros ao día polo “parking público” dun hospital, 5 euros ao día polo acceso á “televisión pública” ou 11 euros en cada comida niso que tamén chaman “cafetaría pública”. A premisa que, como cidadás, deberiamos asumir é radicalmente oposta. Hai algo transversal que nos ensinou o feminismo e é que os coidados, ademais de ser un traballo, son fundamentais para o sostemento da vida. E se non, quen carallo lle facía a cea a Adam Smith?

Sobrevivir a un cancro non é só que un espléndido cirurxián abra o teu corpo, faga unha innovadora operación para extirparche un tumor e volva a coser. Para sobrevivir precísase moito máis. É indispensable que as enfermeiras estean pendentes de ti e vaian dándoche fármacos cada poucas horas e que as auxiliares te duchen todos os días mentres ti non poidas facelo. Pero aí acábase a sanidade estritamente pública. Polo menos en Galiza. Todo o demais é, en maior ou menor medida, un negocio.

Neste punto ábrense dúas vías que se deben valorar por separado. Por unha banda, os servizos privatizados que son non clínicos. No caso do Álvaro Cunqueiro, son todos. A Xunta, como é natural, chámalles “externalizados” ou “subcontratados”. Son os seguintes: os servizos de restauración, os de lavandaría e lencería, os de limpeza, os de mantemento específico e xeral, os de desinfección, os de transporte ou os de seguridade, entre outros.

Por estes servizos pagamos, cos nosos impostos, a empresas que, a diferenza da Administración, teñen ánimo de lucro. Cos seus beneficios marxinais e coas súas condicións de traballo en moitos casos indignas. Un dato: a maior parte destes servizos eran públicos no Hospital Xeral, o predecesor do Álvaro Cunqueiro, pero privatizáronse co cambio. Ademais, a empresa concesionaria —dela falaremos outro día, pero está controlada polo fondo de investimento francés Meridian— lúcrase coa explotación dunha gardaría para o persoal, máquinas de vending, un quiosco e unha barbaría.

Calquera persoa cunha visión máis ou menos humanista creo que podería estar de acordo comigo en que facer negocio con estes servizos é, como mínimo, inmoral e que os seus custos se non son cero, deberían achegárselle. No que seguro que estariamos de acordo é en que ninguén debería beneficiarse deles. Menos aínda, cando non teñen competencia preto, xa que o hospital está localizado nunha zona semiindustrial e rural sen ningún negocio ao que se poida ir camiñando.

Con todo, como iso, ao meu xuízo, vólvese obvio só con mencionalo, paréceme máis interesante pór o foco na parte dos coidados da xente próxima aos enfermos e ás enfermas. Fágoche a pregunta que me facía eu durante estes doce días no cuarto do hospital: non é fundamental para recuperarse, da enfermidade que sexa, o apoio dos seres que máis queres? Non é a saúde mental e emocional indispensable para poñerse bo e sobrevivir? Iso se tes o privilexio de ter quen te acompañe e tamén de sobrevivir, aínda que nese caso, non deberían ter as persoas que están soas, maioritariamente maiores, outras persoas que as acompañen na soidade inmensa dunha habitación neutra, quen sabe se até o final da súa vida? Para min a resposta é obvia tamén.

Entón, por que a miña nai, a miña irmá e eu tivemos que pagar 192 euros en horas de parking durante o postoperatorio do meu pai a un fondo de investimento francés? Por que tivemos que pagar o almorzo, a comida e a cea ao prezo dunha cafetaría normal a unha empresa privada? Por que teñen os enfermos que pagarse a pasta de dentes ou o desodorizante e non o xampú? Por que os enfermos só poden acceder de maneira “gratuíta” a tres cabeceiras de prensa que son La Voz de Galicia, Faro de Vigo e Atlántico e que ademais son afíns á Xunta? Por que?

Nun cálculo, grosso modo, e polo baixo —non farei aquí a desagregación, pero convídote a que o simules co teu hospital—, contando as outras nove visitas que recibiu meu pai nestes días e os gastos derivados de cada unha, a operación e o postoperatorio de meu pai xerou á miña familia e os seus círculos máis próximos un gasto directo de algo máis de 1.000 euros. Un diñeiro que foi parar, en última instancia, a unha multinacional.

Nós pasamos por alí algo menos de dúas semanas, pero hai quen leva meses en oncoloxía ou psiquiatría e quen probablemente non saia de alí nunca máis. A lóxica é perversa, claro, como o capitalismo e afoga a quen menos ten. Canto máis te quedes, por suposto, máis gasto xerarás.

Poderiamos coincidir entón en algo básico de novo: se ter apoio emocional é condición sine qua non para sobrevivir, non deberiamos permitir a mercantilización dos coidados básicos que sosteñen as nosas vidas. Canto antes admitamos que as dereitas política e mediática adiantáronos pola ultradereita e fixéronnos crer que é normal pagar por sobrevivir e axudar a sobrevivir, antes empezaremos a construír os nosos propios imaxinarios de esperanza para camiñar —polo menos camiñar— cara a unha sociedade radicalmente xusta. Ah, claro, e facerlles pagar.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Galicia
Literatura Daniel Salgado reformula las claves de la poesía política en la contemporaneidad en 'Poemas realistas'
El discurso de este poemario convoca las dos ideas-fundamento que vertebran la poética de Salgado: la constatación de la ruina y la perseverancia en la posibilidad de un horizonte no clausurado.
Vigo
Política A exdirectora financeira de Povisa perfílase como a nova líder do PP de Vigo
Luisa Sánchez Méndez foi entre 1999 e 2023 alto cargo do Hospital Povisa desde onde Alfonso Rueda deulle o pulo á sanidade pública, dirixindo os Recursos Humanos da Consellería de Sanidade na área sanitaria de Pontevedra e O Salnés.
Galicia
Galicia La exdirectora financiera del mayor hospital privado de Galicia se perfila como la nueva líder del PP de Vigo
Luisa Sánchez Méndez fue entre 1999 y 2023 alto cargo del Hospital Povisa desde donde Alfonso Rueda le dio el empujón a la sanidad pública, dirigiendo los Recursos Humanos de la Consellería de Sanidade en el área sanitaria de Pontevedra y O Salnés.
Estados Unidos
Estados Unidos Trump inaugura una utopía de los multimillonarios con su segundo mandato
En su primer mandato, los más ricos mostraron cierta distancia con el presidente Donald Trump. Ahora, la oligarquía estadounidense ha abrazado su pensamiento ‘antiwoke’ y aguarda los beneficios fiscales prometidos para seguir ampliando la desigualdad
Desigualdad
Desigualdad La riqueza de los milmillonarios crece en 2024 tres veces más rápido
La desigualdad sigue trepando posiciones con una concentración de riqueza sin precedentes en la historia humana, según el reciente informe de Oxfam ‘El saqueo continúa’.
Estados Unidos
El regreso de Trump Lo que Trump promete hacer el primer día de su vuelta al poder
El reelegido presidente de Estados Unidos plantea aprobar una batería de entre 50 y 100 decretos en las primeras horas en la Casa Blanca: deportaciones masivas, recorte en derechos civiles, ambientales y en los servicios públicos.
Ocupación israelí
Primera fase de la tregua Varios incidentes ponen a prueba el alto el fuego en Gaza
Cuando no se han cumplido 48 horas de tregua, la agencia Wafa denuncia dos ataques israelíes en Rafah, mientras un soldado habría muerto en Nablús. Al menos 830 camiones han entrado en la Franja con ayuda humanitaria.
Ocupación israelí
Ocupación israelí Alto el fuego en Gaza: buscando en la paz lo que no lograron en la guerra
Israel tiene una capacidad especial para ganar en los acuerdos, y sobre todo en el modo de aplicarlos, lo que no ha obtenido en sus campañas militares.

Últimas

Vigo
Política A exdirectora financeira de Povisa perfílase como a nova líder do PP de Vigo
Luisa Sánchez Méndez foi entre 1999 e 2023 alto cargo do Hospital Povisa desde onde Alfonso Rueda deulle o pulo á sanidade pública, dirixindo os Recursos Humanos da Consellería de Sanidade na área sanitaria de Pontevedra e O Salnés.
Poesía
Poesía A linguaxe contra o espolio
Daniel Salgado reformula as claves da poesía política na contemporaneidade.
Granada
Granada AMA Desokupa intenta desalojar un nuevo centro social en Granada sin orden judicial
Los activistas denuncian que la guardia de seguridad privada les está impidiendo el acceso de comida al edificio, durante el intento de desalojo varias personas han sido identificadas sin justificación por la policía.
Más noticias
Sevilla
Educación Pública La Junta de Andalucía cierra 163 aulas en los colegios públicos de Sevilla
En la comunidad autónoma se cerraron en 2024 un total de 706 aulas, según USTEA. Colectivos en defensa de la educación pública además denuncian la baja calidad de los comedores y la falta de inversión en educación especial.
Ayuntamiento de Madrid
Fórmula 1 en Madrid La Fórmula 1 en Madrid acelera, atropelle a quien atropelle
El Ayuntamiento ya ha sacado a licitación la obra, a la que aspiran varias grandes constructoras del Ibex35, sin que se haya respondido a las alegaciones de los dos procedimientos anteriores.
València
València Refugios de la Guerra Civil afloran en Paiporta tras la dana
Las inundaciones revelan refugios antiaéreos para protegerse de los bombardeos fascistas. Fueron construidos por los propios habitantes bajo sus propias casas hace 90 años.
Opinión
Infancia Infancia vulnerada por la violencia institucional
La imposición de custodias compartidas sin un análisis exhaustivo y específico de cada caso puede dejar a los menores desprotegidos bajo el pretexto de priorizar los derechos de los progenitores.
Redes sociales
Redes Sociales 20 de enero de 2025: el día en el que miles de tuiteros quieren dejar colgado a Elon Musk
Organizaciones ecologistas y universitarias, ayuntamientos como el de París y miles de usuarios de la red social que un día fue Twitter están convocados a dejar X coincidiendo con el día de investidura de Donald Trump.

Recomendadas

Literatura
Letras Galegas Da Sección Feminina do franquismo ao Cancioneiro Popular Galego: o pobo é quen canta e baila
As cantareiras protagonizarán o Día das Letras Galegas de 2025. Beatriz Busto e Richi Casás fálannos delas, de Dorothé Schubarth, do Cancioneiro Popular Galego e da dificultade de acceder aos arquivos sonoros que conservan as súas voces.
Crisis climática
Un 50% entre 2070 y 2090 Decrecer de forma planificada o a la fuerza: el PIB mundial se hundirá por la crisis climática
Economistas y científicos británicos dan por hecho que el crecimiento se desplomará en las próximas décadas por los “shocks climáticos”.
Argentina
Argentina Golpe a la memoria en Argentina: los retrocesos en políticas de derechos humanos en la era Milei
La política de derechos humanos en Argentina enfrenta retrocesos alarmantes bajo la gestión de Javier Milei. Despidos masivos, cierre de espacios de memoria y desfinanciamiento amenazan el legado de memoria, verdad y justicia.
Música
Música y política Apoyar a Palestina “es complicado” en la música antifascista de Alemania
La cancelación de conciertos en la escena antifascista de grupos que han mostrado su rechazo al genocidio evidencia la división del país respecto a Palestina.