Opinión
Vivir quemados, incendiar Francia

Nada tiene de sorprendente que un sistema que se basa en precarizar la vida de la gente, sea un sistema precario que en cualquier momento puede quebrarse.
Disturbios Francia Nanterre - 3
Nanterre el 29 de junio tras la marcha blanca en honor a Nahel, el joven adolescente asesinado por un policía el 27 de junio Maurizio Orlando/ Hans Lucas
Sarah Babiker
3 jul 2023 10:25

El pasado marzo se viralizaron unas imágenes: Una pareja charlaba tranquilamente sentada en una terraza de Burdeos. Mientras, de fondo, en lugar de ver un escenario de postal con turistas felices y edificios nobles, había humo y fuego. Francia llevaba semanas de manifestaciones en protesta por la reforma de las pensiones de Macron, y las llamas se extendían por las ciudades como muestra inequívoca del conflicto. Aunque no faltaban quienes cuestionaban que el recurso al fuego y los disturbios era una de esas estrategias que invalida tus argumentos, también eran muchas las voces que admiraban la forma en la que la ciudadanía francesa contesta con contundencia cuando pretenden quitarles derechos, y eso, a pesar de tener unos cuerpos de seguridad cada vez más violentos y represivos.

Durante la última semana, después de que Nahel, un adolescente de 17 años fuera asesinado por la policía durante un control de carretera, las llamas han vuelto a ser la respuesta a la conciencia de injusticia. Esta rebelión, protagonizada por miles de chavales de origen migrante, ha sido señalada como algo otro, vandalismo ejercido por agentes externos a lo francés, por más franceses que sean quienes están en las calles. Y es que en plena escalada de alterización nadie se ha planteado que quemar cosas como forma de protesta es una costumbre bastante francesa.

Opinión
Francia Cómo Macron encubre la raíz de los disturbios de las banlieues
El Gobierno de Macron ha pasado a la ofensiva contra las protestas de las banlieues con una estrategia clásica de criminalización, despolitización e infantilización de una protesta legítima.

Por otro lado, la represión policial no es solo un problema de las juventudes racializadas francesas sino que afecta a toda la ciudadanía que protesta y planta cara a un régimen de achicamiento del estado social, como bien saben los chalecos amarillos o quienes se manifestaron contra la reforma de pensiones. Tampoco la muerte de Nahel ha interpelado solo a las personas de origen migrante, prueba de ello fue la masiva Marcha Blanca que el pasado 29 de junio recorrió la ciudad del adolescente en su memoria.

Hay una cuestión de sujetos y de escala. Sujetos a los que ni siquiera se consideran sujetos sino masas que optan por reventarlo todo porque esa sería su costumbre, su inercia bárbara, ese es el imaginario que se extiende como la pólvora por las narrativas europeas, que se empeñan en estrechar el foco, centrarse solo en estas secuencias tan cinematográficas de chavales indistinguibles entre sí corriendo, saqueando o increpando a la policía. Elige este relato deleitarse solo en una violencia, la que se ejerce contra las cosas, los edificios, los coches. La violencia que se ejerce contra las personas, contra esos mismos jóvenes de manera rutinaria, esa no sale en la fotografía.

No hablamos sólo de cuando la policía mata a quemarropa a un chico como ellos, sino también de una violencia más sutil, indistinguible para quien no lo haya vivido, para los ciudadanos de bien que viven en la ficción de que cada cual está donde se merece, y disfruta de la Francia hermosa, de sus mieles, en lugar de pudrirse en sus abandonadas periferias. La violencia de que tu cuerpo sea siempre sospechoso, carne de redada, de mirada de sospecha. Que tu cuerpo sea considerado un cuerpo extraño en el país donde naciste.

Fuera de ese foco fascinado con el fuego, de esa mirada que solo quiere ver pruebas para reafirmar su teoría de que quienes protestan son gente de segunda, caprichosos bárbaros, quedan las humillaciones ejercidas en el pasado y el presente

Hace unos años Sarkozy —el mismo que llamó chusma a la juventud de las banlieue cuando los barrios estallaron en 2005 como respuesta a la muerte de dos adolescentes—  preguntó a los franceses por la identidad francesa. La propuesta encajaba con un identitarismo francés que es la otra cara del racismo colonial, este anhelo de preservar una idea de país de lo que se señala desde partidos nacionalistas y medios de comunicación, desde programas políticos o desde el urbanismo, como una infección. Miles de personas son consideradas en su propio país una amenaza, un factor que contamina. Fuera de ese foco fascinado con el fuego, de esa mirada que solo quiere ver pruebas para reafirmar su teoría de que quienes protestan son gente de segunda, caprichosos bárbaros, quedan las humillaciones ejercidas en el pasado y el presente.

En un hilo de twitter el veterano periodista francés François Camé despliega una genealogía de esta humillación que arranca en la colonia y se perpetúa en la contratación de trabajadores en origen, mano de obra barata a la que se pesaba, media y miraba los dientes antes de ser embarcados a la metrópoli. No había mucho de la próspera Francia para ellos; alojados en barracones eran reducidos a brazos, un ejército proletario al servicio de bajar los costes laborales de las grandes empresas. Esa es la gente que acabó viviendo en los feos HLM, en las banlieues. Mientras se les imponía la asimilación cultural se les excluía en el resto de sentidos: geográficamente, económicamente, habitacionalmente. En un país orgulloso de la belleza de sus ciudades, de su patrimonio histórico, se reservó lo más feo a las personas migrantes en una exclusión “estética” que les recordaba a ellos y a sus hijos y sus nietos que no merecen lo bueno y lo elevado, lo bello, una pedagogía del sobrar, que deslegitima tu existencia generación tras generación.

Es a esa humillación histórica y cotidiana a la que prenden fuego estos jóvenes, quemando comisarías o coches, autobuses y escuelas. Uno no quema lo que siente propio, sino que se ensaña contra aquello que considera espacio enemigo, de agresión. El respeto a la policía y las instituciones, el apego a las ciudades, funciona cuando las consideras tuyas, si te protegen, si te acogen. La gente tiene la costumbre de despreciar a quienes les desprecian.

 La ultraderecha aprovecha el momento para ondear sus narrativas: el árabe como salvaje que mantener fuera del “jardín” europeo, la izquierda como cómplice necesaria de esta “invasión”, los antifascistas, enemigos de los valores europeos, incendiando el país del lado del enemigo

Mirar el fuego con fascinación en esta sociedad del espectáculo donde la viralización aturde todos los debates, deja fuera toda causalidad y estructura. Todo se explica con el origen, con la religión, con la cultura, en un ejercicio de esencialización que deshumaniza al otro. El mecanismo está ya muy bien aceitado, se repiten las mismas ideas, los mismos argumentos, en una ultraderecha que aprovecha el momento para ondear sus narrativas: el árabe como salvaje que mantener fuera del “jardín” europeo, la izquierda como cómplice necesaria de esta “invasión”, los antifascistas, enemigos de la decencia y los valores europeos, incendiando el país del lado del enemigo, y ya, para los más avanzados en el delirio, Soros y las élites globalistas conspirando para efectuar el gran reemplazo.

Las personas árabes, africanas, musulmanas o en general no blancas se ven amalgamadas en un enemigo abstracto, e interconectado, en el que los actos de cada una de millones de personas son atribuidas al conjunto. Así, desde el régimen opresor talibán, al ataque contra niños y niñas de un ciudadano sirio mentalmente alterado, todo eso pesa sobre las espaldas del chaval de la banlieue. Es como si cada vez que un alemán matase a alguien fueran señalados como corresponsables todos los europeos. Es puro racismo llevado al absurdo, una pedagogía de la crueldad que alimenta la necropolítica: en un tuit una de esos miles de cuentas nazis que proliferan se muestra un barco lleno de personas migrantes que se juegan la vida y hace el siguiente chiste: “llegan los refuerzos a París y otras ciudades francesas”. 

Islamofobia
Discursos de odio Islamofobia y creación del otro en Europa
La Francia de Macron se ha puesto a la vanguardia de un discurso que sitúa al Islam como amenaza a la identidad europea y que lleva años de apogeo gracias a la extrema derecha.

En una muestra paradigmática de esta narrativa fascista, el primer ministro polaco, cuyo país deja morir a la gente de frío en la frontera, se mostraba como ejemplo de prosperidad en un vídeo que circulaba en las redes, donde contraponía las imágenes de los disturbios en Francia con idílicas postales de paz y niñas rubias de su país, un escenario “blindado” a la contaminación. Mientras, en la estremecida Francia los acólitos de Le Pen y Zemmour se zambullen en una orgía de telodijismo, pletóricos con un fuego que, en su relato, confirma sus tesis, y grupos violentos de ultraderecha toman fuerza para performar lo que otros ladran en nombre de la defensa de la patria.

No hay soluciones fáciles para conflictos que se nutren de décadas de racismo, cuando hemos llegado a un escenario neoliberal al que le sobra gente. Pero por otro lado, nada tiene de sorprendente que un sistema que se basa en precarizar la vida de la gente, sea un sistema precario que en cualquier momento puede quebrarse. Si las vidas no prosperan ni pertenecen, si se vive pensando que todo es provisorio, que nada está conquistado, qué fácil es que todo haga crac y un día te encuentres el país inundado en fuego.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

LGTBIAQ+
LGTBIQA+ Obligar a elegir entre “señor” y “señora” al comprar un billete de tren es ilegal para el TJUE
La marca de género no es necesaria para firmar un contrato de transporte ferroviario y pedirla puede resultar discriminatorio. La sentencia supone un respaldo a las aspiraciones de las personas no binarias.
Obituario
Obituario Jean-Marie Le Pen, el político que asumió el nazismo y la “jerarquización racial”
El fundador del Frente Nacional Jean-Marie Le Pen ha fallecido a los 96 años. Algunas declaraciones significativas reflejan su naturaleza y objetivos políticos racistas.
Francia
Obituario Jean-Marie Le Pen, el antisemita y torturador que resucitó a la extrema derecha francesa
La muerte a los 96 años del fundador del Frente Nacional representa el final de un dirigente que contribuyó a la derechización del país, pero se ganó una mala reputación que ha frenado la llegada al poder de los ultras en Francia.
yermag
yermag
3/7/2023 16:52

Excelente artículo, gracias Sara. Hacía tiempo que no se veía un artículo tan bien escrito. Hay periodistas que no distinguen la muerte del asesinato, a pesar de su sencillez. Si alguien fallece porque le da un infarto, es una muerte, pero si alguien recibe un tiro en la cabeza, en la nuca o en el corazón: ¡ es un asesinato! y si el que dispara lleva uniforme y ha jurado cumplir y hacer cumplir la ley, entonces es un asesinato con el agravante de abuso de autoridad. La ultraderecha reclamaba con insistencia la pena de muerte en cada atentado de "eta": ¿Nadie reclama la reforma de las leyes para instituir la pena capital en casos de asesinatos agravados por el uso de uniformes y violación de la ley con abuso de autoridad contra un menor de edad desarmado? Porque en caso contrario, como sucede en el caso español, los policías condenados por torturas y asesinatos suelen terminar indultados. Para evitarlo es fundamental la pena capital (circunscrita a uniformados asesinos, politicuchos corruptos, curas pederastas y monjas violadoras, y periodistas condenados de forma reiterada por injurias y calumnias, como Federico Jimenez Losantos). Esto abriría una ventana de oportunidad para acabar con el desempleo, ya que por lo menos habría que ajusticiar a tres millones de indeseables en el Reino de España, calculando por lo bajo. Habría que reformar la Constitución para, entre otras cosas, instituir el paredón. Así que imposible...

2
1
Sirianta
Sirianta
3/7/2023 12:59

Orgullo es lo que siento al ver a Francia arder. Aún quedan valientes en Europa, todavía hay quien no ha tirado la toalla y lucha por un mundo mejor. Ell@s pueden cambiar el mundo, cosa que yo, desde mi cómodo sofá y protegida tras mi ordenador, no podré hacer.
Orgullo es lo que siento... y envidia.

4
0
Antonino
3/7/2023 21:47

Sobretodo si no queman tu coche, casa, o tu pequeña tienda.
La muerte de ese jóvenes es un asesinato que debiera conllevar el debido castigo al culpable. Pero en estas algaradas hay muchos aspectos muy lamentables también. Si te cruzaras por la noche con la mayoría del personal anda en las revueltas, muy posiblemente lo lamentarías.....

1
3
Sirianta
Sirianta
4/7/2023 13:11

Señor Antonino, tiene usted razón al decir que, posiblemente, no pensaría lo mismo de encontrarme en medio de las revueltas. No lo sé. Vivo muy lejos de ellas y no puedo asegurar que no fuera así.
Sin embargo, déjeme aclarar que con la palabra "arder" me refería al pueblo en movimiento, despierto, luchando...frente al pueblo dormido que han venido modelando las élites durante las últimas décadas con la intención de seguir explotándonos y enfrentándonos contra nuestra propia clase.
Feliz día.

0
0
fllorentearrebola
4/7/2023 9:28

Hasta aquí tenía que salir el típico amante del orden que ya describió Valle Inclán en el memorable acto de Luces de Bohemia de las cristaleras rotas y el niño muerto en unas algaradas en Madrid.

1
0
Antonino
4/7/2023 10:09

Al parecer, para darle más empaque a tu nihilismo social, al menos, necesitas recurrir a Valle Inclán. Quemar bibliotecas, como ha ocurrido en Metz, entre otras localidades, no lleva a ningún sitio, no es más que vandalismo. Desde tu sofá, quizás desde tu rencor, es muy socorrido interpretar todo eso como actos revolucionarios. Vete un tiempo a vivir a una de esas banlieus, de población islámica y nos cuentas......

1
2
avellana
4/7/2023 12:12

Asoma una cosa que empieza por R en este comentario...

1
0
Antonino
4/7/2023 13:28

Querido mío:
Tengo asumidas ya muchas cosas. Para empezar la merecida extinción de nuestra especie. Por otro lado, a pesar de ser un hombre blanci, heterosexual oor ahira, tener muchos años cotizados en un buen trabajo en el cual me jubilaré, dios mediante, me preocupa la gente como tú, sin horizontes ni decente porvenir, kutxi.......

0
2
avellana
4/7/2023 17:48

Yo ya estoy jubilado, príncipe.

0
0
Vigo
Sanidade Unha multitudinaria manifestación enche Vigo contra a privatización sanitaria orquestrada desde a Xunta
Ducias de miles de persoas e os partidos da oposición acoden ao chamado de SOS Sanidade Pública para reclamar “a reconstrución da área sanitaria de Vigo”, empobrecida pola privatización de servizos e os sobrecustos do Álvaro Cunqueiro.
Vigo
Política A exdirectora financeira de Povisa perfílase como a nova líder do PP de Vigo
Luisa Sánchez Méndez foi entre 1999 e 2023 alto cargo do Hospital Povisa desde onde Alfonso Rueda deulle o pulo á sanidade pública, dirixindo os Recursos Humanos da Consellería de Sanidade na área sanitaria de Pontevedra e O Salnés.
Medio ambiente
Minaría A Xunta xestiona a reactivación de 51 minas en Galiza coa licenza caducada
O goberno de Alfonso Rueda publicou medio centenar de concursos de dereitos mineiros con permisos caducados que abrirán as explotacións unha vez conclúa unha fase de análise e investigación do solo.
Ocupación israelí
Ocupación israelí Israel firma el acuerdo con Hamás, pero todavía tiene que votarlo el Gobierno
Los representantes israelíes en Doha validan el pacto para un cese temporal de las hostilidades y un intercambio de prisioneros. Este viernes se vota en el Gobierno israelí, donde dos partidos ultras se oponen.
Historia
Historia La segunda vida de Joaquín Maurín
Alberto Sabio reconstruye en “Excomunistas” la vida y el pensamiento del fundador del POUM: desde su politización en el republicanismo hasta su giro socialdemócrata y anticomunista durante la Guerra Fría.
Poesía
Poesía A linguaxe contra o espolio
Daniel Salgado reformula as claves da poesía política na contemporaneidade.

Últimas

Gobierno de coalición
Gobierno de coalición El CIS vuelve a situar la vivienda como el principal problema de la población
Uno de cada dos votantes de las izquierdas sitúan la vivienda entre los tres grandes problemas que afronta el país. La encuesta del CIS muestra a los partidos de la izquierda en la misma situación de desinfle que el mes pasado.
Análisis
Análisis El PSOE intenta pescar en el río revuelto de la izquierda para acercarse al PP
Entre los votantes del PP sólo hay dos cosas que produzcan ilusión: el rechazo a Sánchez y su Gobierno e Isabel Díaz Ayuso. Feijóo, que no es una de ellas.
Galicia
Literatura Daniel Salgado reformula las claves de la poesía política en la contemporaneidad en 'Poemas realistas'
El discurso de este poemario convoca las dos ideas-fundamento que vertebran la poética de Salgado: la constatación de la ruina y la perseverancia en la posibilidad de un horizonte no clausurado.
Galicia
Galicia La exdirectora financiera del mayor hospital privado de Galicia se perfila como la nueva líder del PP de Vigo
Luisa Sánchez Méndez fue entre 1999 y 2023 alto cargo del Hospital Povisa desde donde Alfonso Rueda le dio el empujón a la sanidad pública, dirigiendo los Recursos Humanos de la Consellería de Sanidade en el área sanitaria de Pontevedra y O Salnés.
Argentina
La motosierra de Milei La canción infantil que Milei no quiere que se escuche
El Gobierno de La Libertad Avanza censura un tema musical que habla sobre los abusos a la infancia y ha servido para destapar casos de agresiones sexuales.
Euskal Herria
El Salto recomienda Diez películas en Filmin sobre historia alternativa, el conflicto y la cultura vasca
Hordago recomienda diez películas del catálogo de Filmin sobre la historia de Euskal Herria, su convulsa sociedad y una cultura rica y enigmática.

Recomendadas

Literatura
Letras Galegas Da Sección Feminina do franquismo ao Cancioneiro Popular Galego: o pobo é quen canta e baila
As cantareiras protagonizarán o Día das Letras Galegas de 2025. Beatriz Busto e Richi Casás fálannos delas, de Dorothé Schubarth, do Cancioneiro Popular Galego e da dificultade de acceder aos arquivos sonoros que conservan as súas voces.
Ocupación israelí
Expansionismo israelí El Golán sirio, radiografía de una joya natural diezmada por la ocupación israelí
Las actividades extractivistas del Estado israelí sobre los recursos hídricos o proyecto de parque eólico en las tierras colonizadas amenaza el sustento diario de las comunidades locales.
Represión
Represión Cómo descubrir a un infiltrado, el manual
Un grupo de afectadas por el espionaje policial publica un texto colectivo como herramienta y reflexión sobre este fenómeno.
Brasil
Ana Carolina Lourenço y Fabiana Pinto “Organizar la imaginación es la lucha de nuestro tiempo”
En la vanguardia de los movimientos que plantaron cara a la extrema derecha bolsonarista, las mujeres negras cuentan con una largo recorrido en la disputa política brasileña. Un libro recoge su genealogía y sus miradas para el futuro.