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OTAN
Biden mete “la amenaza china” en el ojo de la OTAN y los líderes europeos
En España se sigue destacando la escasa duración del primer encuentro entre Joseph Biden y Pedro Sánchez, pero la cumbre de la OTAN de Bruselas es interpretada en la prensa internacional como un paso más en la escalada de tensión entre Estados Unidos y China. Una escalada que, sin duda, vivirá un nuevo capítulo en la cumbre del año que viene en Madrid, donde se discutirá el Concepto Estratégico de la Alianza Atlántica, válido hasta 2030.
Así pues, Sánchez obtuvo una victoria a pesar de todo en el encuentro de Bruselas y evidenció de nuevo, junto a Jens Stoltenberg, secretario general de la Alianza Atlántica, que España es uno de los países más fieles a la organización y a sus presupuestos.
Los presupuestos actuales son que China es una amenaza —de un tiempo a esta parte la diplomacia estadounidense denuncia las “autocracias” y defiende que se están violando los derechos humanos en zonas sensibles para el régimen de Xi Jinping— y que Estados Unidos “ha vuelto” a la senda del multilateralismo, tras el corto y tormentoso mandato unilateralista de Donald Trump.
Las referencias a los derechos humanos en Hong Kong o los ataques del Gobierno chino a la etnia Uigur en Sinkiang, asuntos de importancia reflejados por Biden en sus últimas intervenciones, contrastan, sin embargo, con otra de las fotos de la gira del presidente estadounidense, su encuentro con Recep Tayyip Erdogan, el mandatario de un país suspendido en derechos humanos.
President @RTErdogan, who is in Brussels for NATO Leaders’ Summit, met with President Joe Biden of the US. pic.twitter.com/qbvayJkByr
— Turkish Presidency (@trpresidency) June 14, 2021
Desafíos sistémicos
“Estamos en una competencia, no con China en sí misma, sino una competencia con gobiernos autocráticos de todo el mundo”, expuso Biden, quien sí parece volcado a desarrollar su idea de que China se ha convertido en una amenaza que sustituye, retóricamente, a que la que supuso el terrorismo internacional en la década anterior.
“Las ambiciones declaradas y el comportamiento asertivo de China presentan desafíos sistémicos al orden internacional basado en reglas”, señalaba la OTAN en el comunicado conjunto aprobado en la tarde de ayer, 14 de junio. El nombre de China aparece diez veces en un documento que señala la expansión “rápida” del arsenal nuclear chino y la “desinformación” como una de las armas usadas en este incipiente conflicto.
A pesar de ello, Stoltenberg aseguró que no se puede considerar a China “un adversario”. No, de momento. La competencia que preocupa, en cualquier caso, no es solo la militar sino la económica, en cuanto la carrera del 5G ha mostrado la capacidad de Pekín para situarse en cabeza en infraestructuras críticas para occidente. El uso militar y civil de la inteligencia artificial y la carrera espacial revitalizada por Rusia y China también son apuntados como amenazantes.
Global
Cambio de hegemonía Más allá de la cueva de los murciélagos: la no “guerra fría” entre Estados Unidos y China
La gira de Biden continúa mañana miércoles con un encuentro con Vladimir Putin. Rusia es otro de los países señalados por la OTAN, es decir, por la nueva administración estadounidense, como una de las amenazas crecientes. Se apunta también la cooperación militar entre Moscú y Pekín. Biden insistió en ese argumento ante sus socios del G7 en la cumbre del pasado fin de semana y ayer en Bruselas. “Si [Putin] elige no cooperar y actúa como lo hizo en el pasado en relación con la ciberseguridad, entonces responderemos. Responderemos en consecuencia”, expresó el presidente estadounidense.
En este caso se ha producido una desescalada de decibelios, ya que Biden inauguró su cargo tildando a Putin de “asesino”, a lo que el presidente ruso respondió deseando “buena salud” al que, al ocupar su cargo, era el presidente más viejo de EE UU.
La cumbre de Madrid cobra importancia habida cuenta de que Biden parece dispuesto a incrementar su presión sobre Rusia y China, tras unos años de desescalada. “La última vez que la OTAN elaboró un plan estratégico fue en 2010, cuando Rusia era considerada un socio y ni siquiera se mencionaba a China”, expresó Biden.
La Misión China en la UE declaró, tras la lectura del comunicado acordado por la OTAN, que China no constituye una amenaza ni presenta “riesgos sistémicos”. En un editorial firmado por Global Times, el medio internacional de difusión de información gubernamental china, se denuncia que “las afirmaciones de la OTAN han difamado el desarrollo pacífico de China, han juzgado mal la situación internacional y su propio papel, y han continuado la mentalidad de la Guerra Fría”.
En cuanto a las armas nucleares, señala Global Times citando datos del instituto sueco SIPRI, el número de ojivas nucleares entre los miembros de la OTAN es casi 20 veces mayor que el de China. La Misión China en la UE se cuestiona sobre si la OTAN podría asumir el mismo compromiso nuclear que China, “que ha cumplido el principio de 'no primer uso' de las armas nucleares en ningún momento o bajo ninguna circunstancia, y se ha comprometido a no usar incondicionalmente o amenazar con usar armas nucleares contra estados o zonas no poseedores de armas nucleares”.
Por su parte, Putin ha reaccionado lacónicamente a las presiones de la OTAN, que califica como un “vestigio de la guerra fría”. Según el mandatario ruso “no está claro para qué existe [la OTAN] actualmente. Hubo un momento en que hablaban de que esta organización se transformaría, ahora lo han olvidado de alguna manera”. Putin recupera tácitamente la expresión de Emmanuel Macron, presidente francés, que durante la presidencia de Trump declaró a la Alianza Atlántica “clínicamente muerta”.
Maniobras militares
En el contexto incierto de crisis económica internacional y de crisis climática civilizatoria, los movimientos, más allá de las cumbres y reuniones, no son tranquilizadores. El portaviones USS Ronald Reagan se ha desplegado con una flota que incluye dos cruceros de batalla con lanzamisiles en el mar del Sur de China, en lo que la armada estadounidense llama maniobras de entrenamiento.
Para China, el mar Meridional es parte de su territorio estratégico. Pekín ha construido islas artificiales y colocado bases aéreas y baterías de misiles en la isla Woody y otros emplazamientos de la zona, cuya soberanía disputa Taiwán —país sobre el que se sitúan los focos del conflicto con occidente— pero también Filipinas, Vietnam, Brunei y Malasia.