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Urbanismo
Las oportunidades (perdidas) del mercado: anacronismos contra el bien común
Si tuviéramos que elegir dos elementos de la ciudad cuya eliminación mejoraría la calidad de vida de las personas, una opción, entre las muchas combinaciones posibles, podría ser el siguiente binomio: el aparcamiento y el supermercado.
Aparcamiento y supermercado son dos fundamentos de la ciudad neoliberal que conforman nuestra mente como un molde invisible e inflexible y contribuyen de forma sustancial a obstaculizar la realización de una vida plena tanto a escala urbana como a nivel global: lo visible (cercano) y lo invisible (lejano). La presencia del automóvil privado en la ciudad afecta a la calidad de vida de las personas de una forma tan profunda y generalizada que nos hemos vuelto inconscientes de sus efectos. Y el aparcamiento es el lugar que legitima la presencia del automóvil en la ciudad. Aún más invisibilizados son los elementos que el supermercado legitima: un modelo económico jerárquico, la concentración de poder, unas cadenas de producción largas y anónimas, el fomento de la agricultura industrial, la destrucción medioambiental.
Aparcamiento y supermercado son dos fundamentos de la ciudad neoliberal que conforman nuestra mente como un molde invisible e inflexible
Ambos lugares están unidos mediante un hilo (in)visible, un cordón umbilical, con tierras y manos lejanas, apartadas de la vista para alejarlas de la consciencia
El supermercado se une con los lugares invisibles (objeto de ceguera voluntaria) de la agricultura industrial, donde manos anónimas de personas sin poder nos ofrecen productos contaminados recibiendo a cambio la supervivencia. La violencia (in)visible conforma el genotipo neoliberal. El aparcamiento se relaciona con los lugares de extracción de los combustibles fósiles y los minerales necesarios para fabricar automóviles, baterías, asfalto, etc. Manos desnudas, naturaleza devorada. La destrucción (in)visible como elemento del fenotipo neoliberal.
El supermercado y el aparcamiento son mucho más que edificios de la ciudad, debido a que su influencia se proyecta sobre territorios muy extensos
Los dos lugares en cuestión legitiman la existencia de otros lugares, lejanos, proyecciones amplificadas de los primeros, fundamentados en la explotación de personas y naturaleza. El supermercado y el aparcamiento son mucho más que edificios de la ciudad, debido a que su influencia se proyecta sobre territorios muy extensos, más allá de lo visible, difuminándose en una dimensión que requiere conocimiento abstracto para ser comprendida en su complejidad.
Como escribimos hace tiempo, es importante “intentar ver, conocer lo que se ha vuelto invisible: éste es el camino arduo, un ejercicio acrobático para entender la abstracción de nuestra economía y convertirla en una economía concreta, para unir las cosas con las manos, los rostros, los materiales, el tiempo, los elementos naturales que las han producido, para entender la ciudad del mercado, vacía, y convertirla en una ciudad para la vida en sus múltiples formas y maneras de vivirla”. La ciudad convivial, lugar para vivir una vida plena.