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Salford es la sucia y vieja ciudad a la que cantaba Ewan MacColl, aunque la canción, popularizada por The Dubliners y The Pogues, se asocie casi por inercia a la capital irlandesa. Es el sino de la localidad, eclipsada bajo el gigante Manchester, uno de los motores de la revolución industrial y de la cultura pop. Su nombre apenas asoma en cuanto se explora el próspero pasado del norte inglés o su inagotable escena cultural, aunque su lúgubre realidad posindustrial haya inspirado algunos de las más célebres figuras que han dado la música y otras disciplinas en Inglaterra.
Independizada de Manchester en 1926 aunque de frontera confusa –ni los propios mancunianos saben a menudo qué ciudad pisan cuando pierden la referencia del río Irwell–, sus habitantes pagaron incluso más caro que sus vecinos el precio del olvido. Salford es el más genuino grim up North que desmenuzaron KLF.
En la actual Salford, ciudad satélite con una tasa de paro un punto por encima de la media del Reino Unido y prominente feudo laborista incluso en los tiempos más adversos, el poeta JB Barrington capta como nadie el pulso de sus calles y su herencia.
Contactamos con él en su visita al Moston Miner’s Community Arts Center junto a Ken Loach. “Si no fuera de Salford, no haría lo que estoy haciendo ahora. El humor procede de la pobreza extrema, de todas las adversidades con las que luchas en un barrio de viviendas de protección oficial, de las situaciones de desesperación y la deprimente perspectiva de un futuro a base del subsidio de desempleo”, asegura. Para una asociación rápida, se puede ver a JB en la película de los Sleaford Mods, Bunch of Kunst.
Pero más evidente aún resulta el vínculo con el artista más reputado entre los reputados artistas locales: John Cooper Clarke. El Bardo de Salford, el poeta punk con título honorífico en la Universidad de Salford, coetáneo de los Sex Pistols y The Fall, con un disco producido por Martin Hannett de Factory y una canción para cerrar un episodio de los Soprano. Un trovador de los bajos fondos apreciado en la élite. Los Arctic Monkeys utilizaron sus versos en “I Wanna Be Yours”.
JB Barrington se crió en Madams Wood Road, uno de los cuatro bloques de protección oficial del área de Little Hulton. “Todo lo que he vivido ha dado mucha fuerza a mi escritura. Periódicamente sigo hablando de ello en el Labour Club del barrio, donde recordamos problemáticas como la de los estibadores de Salford, sin la que no habría escrito poemas como “The Vault And The Dockers Christmas Eve”, uno de los incluidos en Woodchip Anaglypta & Nicotined Artex Cellings, su segunda colección de poemas que sigue a Words For Class Heroes (2012), editada tras su primer paso por el Greater Manchester Fringe Festival.
En Salford empezó todo
Todos los que juran y perjuran haber estado ahí llenarían el estadio del City cuatro noches consecutivas como hicieron los Stone Roses en su gira de reunión. Pero hay algunas pocas certezas: no llegaban a los 40 espectadores y fue Howard Devoto, desde su apartamento en Salford, quien organizó la primera visita de los Sex Pistols en el Free Trade Hall de Manchester el 4 de julio de 1976. El concierto que cambió el mundo (así se titula el libro de David Nolan), origen del fenómeno Manchester.
Tony Wilson, fundador de Factory Records y The Haçienda, nació en Salford. Mr Manchester lanzó a Joy Division, la mitad de cuyos miembros –los ahora archienemigos Bernard Summer y Peter Hook– nació y creció en Salford, estudió en la Salford Grammar School y ya junto a Ian Curtis y Stephen Morris trabajaron sus canciones en las salas de ensayo de Hilton Street.
El alma de los Happy Mondays, el otro grupo enseña de Factory, los hermanos Shaun Ryder y Paul Ryder, procede de la ciudad, como Tim Burgess (The Charlatans), aunque la dejara a los nueve años.
Una de la fotos más icónicas de los Smiths, para su The Queen is dead (1986), se tomó en el Salford Lads Club, lugar de peregrinación, todavía activo, ahora ya abierto a lads y lasses y uno de los dinamizadores de la comunidad. El edificio se encuentra en la esquina entre St Ignatius Way y Coronation Street, la calle que da nombre al célebre culebrón, en antena desde el 7 de diciembre de 1960.
“Los Smiths son los que más me han influenciado, sobre todo por las letras de Morrissey, aunque no me interesa nada lo que hace hoy en día, por todas las tonterías que suelta constantemente”, dice el poeta. Entre las influencias enumeradas por JB constan The Jam, Chuck D y una de alma norteña como Paul Heaton. “Los dos últimos, especialmente”, reconoce. “Paul Heaton y Chuck D manejan el ritmo maravillosamente, sus letras poseen un fuerte mensaje político y cantan como nadie. Chuck D rapea como si fuera Solomon Burke cantando soul”.
La desafiante poética obrera
En Salford, dice la leyenda, Guy Fawkes y Robert Catesby orquestaron su Gunpowder Plot para hacer saltar por los aires el Parlamento de Westminster y al rey James. Documentados están los encuentros en el pub The Crescent entre Karl Marx y Friedrich Engels para teorizar sobre su futuro Manifiesto Comunista.
Y desde Salford, Emmeline Pankhurst lideró el movimiento sufragista. Un agitador era también Ewan MacColl, reconocido comunista –nunca escondió su admiración por Stalin– además de artífice del revival folk. MacColl se casó con la también cantante folk y activista Peggy Seeger. Símbolo de su lucha, la pared en la que esperaba a su amada en “Dirty Old Town” (I met my love by the gasworks wall / Dreamed a dream by the old canal) ha resistido a la especulación/demolición gracias a la presión popular.
La decadencia de Salford la inmortalizó como nadie la fotógrafa local Shirley Baker, la única mujer que capturó con su cámara, inspirada por Cartier-Bresson y Robert Frank, la vida cotidiana de aquellas comunidades norteñas devastadas por la desindustrialización de la Inglaterra de posguerra.
Paisajes rotos, llenos de hastío, pero humanos y repletos de vida, humor y absurdidad, con los niños como principales protagonistas. Eran las mismas comunidades sobre las que escribió la dramaturga, hija de la ciudad, Shelagh Delaney. La adaptación al cine de su dramón proletario y racial A Taste of Honey por Tony Richardson define el kitchen sink drama y es una de las obras fundamentales del Free Cinema, el cine social británico, que tuvo en otro salfordian, el actor Albert Finney, protagonista de Saturday night, Sunday morning, otra de sus figuras más representativas.
“A Taste of Honey es uno de mis libros y películas favoritos. Me encargaron un poema para el Shelagh Delaney Day que se celebra anualmente en el Salford Arts Theatre, se llama “Gone With The Ships”, revela Barrington.
Las influencias de JB se expanden más allá de la música, también alcanzan el teatro y la literatura, “especialmente The Ragged Trousered Philarmonist (Los Filántropos en Harapos) de Robert Tressell, sin el cual quizá nunca habría escrito el poema “Don’t Look Down”.
En la actual Salford de guía turística, grupos como The Ting Tings surgen de centros de creación artística como el Islington Mill. Los Salford Docks, donde llegaban los barcos de todo el mundo a través del Manchester Canal, acogen ahora la Media City UK, sede norteña de la BBC y la ITV.
Aquí, Daniel Liebeskind, encargado de levantar el nuevo World Trade Center de Nueva York, diseñó el Museo de la Guerra, justo enfrente, en la otra orilla del canal, del centro de arte L.S. Lowry, que toma su nombre del artista local. Todo a tocar del estadio del United.
Salford se transforma pero su activismo cultural pervive. JB Barrington enumera algunos nombres: “The Moods son ahora mismo unos de mis grupos favoritos. Son buenos amigos míos, musicalmente increíbles y políticamente dan en el blanco. Es obligatorio verles en directo. También están Ed Blaney, Andy Bean, Little Illusion Machine y Danny Clarke, antes en un grupo llamado Death To The Strange, y Stephen Chadwick, antes en The Blackhanders, excelentes letristas”.
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Interesante entrevista, lo usaré como referencia cuando busque literatura y música local.