Invernaderos en Almería - 1
Un trabajador migrante recoge los plásticos rotos de un invernadero en la zona de San Isidro de Níjar. Pablo Miranzo

Precariedad laboral
La pobreza que se ve desde el espacio: la vida de los jornaleros del Mar de Plástico que dan de comer a Europa

La provincia de Almería tiene 33.000 hectáreas de invernaderos y un 36% de sus trabajadores son migrantes atraídos por la facilidad de emplearse aunque tengan que soportar la precariedad laboral y vivir en chabolas.
23 ago 2024 06:00

Son las 12h cuando un camión de la Cruz Roja se acerca por el camino de tierra que lleva al asentamiento de Atochares, el mayor poblado de infraviviendas de Almería, habitado por unos 800 migrantes que trabajan en los invernaderos. Tan pronto como el conductor apaga el motor, los voluntarios descienden del vehículo y comienzan a repartir chaquetas, zapatos y agua: dos garrafas de seis litros para cada persona.

“Llevamos dos semanas sin agua”, se queja Omar, joven marroquí, mientras espera el turno para recoger sus botellas y las de los amigos que en ese momento aún están trabajando. “La gente llega después de trabajar todo el día, con este calor, y tienen que irse a caminar kilómetros hasta otro grifo porque los del asentamiento están rotos”, lamenta.

Omar carga las garrafas de agua hasta su casa, una chabola con el tejado de plástico medio derretido por el incendio que sufrió hace unos meses

Omar carga las garrafas de agua hasta su casa, una chabola con el tejado de plástico medio derretido por el incendio que sufrió hace unos meses. “Pudimos frenarlo entre tres personas lanzando toallas y agua antes de que las llamas se propagaran a otras casas”. En octubre de 2021 no tuvieron tanta suerte y el incendio se extendió por el asentamiento dejando a 200 personas sin hogar. El plástico y la madera utilizado en las viviendas, además de las precarias instalaciones eléctricas, elevan al máximo el riesgo de incendio.

Calor asfixiante

A pocos metros de su cabaña, en un espacio similar, vive Nabil Aouich, de 26 años. En las paredes de su cabaña, adornadas con telas, se puede leer “8 de octubre de 2023”, fecha en la que Nabil llegó a Atochares para trabajar en los invernaderos de tomate. Estos días de Ramadán, Nabil no tiene mucho trabajo y los pasa junto a otros jóvenes marroquíes del campamento. Es abril y el calor ya es asfixiante en el campamento de Atochares, donde el verano pasado el termómetro llegó a los 44 grados. 

Resguardados de un sol cada día más intenso, juegan videojuegos en sus móviles y escuchan las canciones del rapero Morad en bucle a través de un altavoz inalámbrico. Los jóvenes que acaban en los asentamientos se encuentran en extrema vulnerabilidad quedando expuestos a extorsiones por parte de redes de trata de personas. El uso de sustancias para evadirse de los problemas es común entre los más jóvenes en los asentamientos. En San Isidro de Níjar, por ejemplo, hay tiendas que venden Norlatex, un pegamento utilizado por chicos en situación de calle en Marruecos como droga extremadamente barata.

Hamza Eliraj, de 26 años, también está recién llegado a España y apenas se defiende con el idioma. Omar, que pese a su juventud ya se considera un veterano en el asentamiento los dos años que ha vivido en él, le traduce. “Gastó 7.000 euros para llegar hasta aquí y salió de Marruecos con la idea de llegar a Almería porque aquí hay trabajo”. Hamza tomó el camino largo, rodeó media Europa para llegar a los invernaderos. Un vuelo a Estambul desde donde arrancó un viaje de tres meses en los que hubo cruces de frontera a pie mientras atravesaba Grecia, Bulgaria, Serbia, Hungría, Austria y Francia para finalmente cruzar en un autobús los Pirineos para llegar hasta Almería. 

La normalización de estos asentamientos, 25 años después de que se levantara la primera chabola, se nota en algunas casas que ya cuentan con muros de ladrillo. También en la existencia de tiendas que los propios habitantes han abierto, como la de Abdelkrim Kaabouch. Este migrante marroquí de 39 años dejó su ciudad, Kenitra, para trabajar en los campos de Almería. Lo hizo hasta que sufrió una lesión de espalda que le impidió seguir con el trabajo en los invernaderos por la extrema dureza de sus condiciones. 

El último informe de Almería Acoge cifra en 44 los asentamientos de trabajadores agrícolas solo en la zona de Níjar. Atochares es uno de los más grandes

El último informe de Almería Acoge cifra en 44 los asentamientos de trabajadores agrícolas solo en la zona de Níjar. Atochares es uno de los más grandes y por eso cuenta con pequeñas tiendas, un aula al aire libre donde el Servicio Jesuita a Migrantes da clases de español, grifos instalados entre la población y oenegés, y hasta un club nocturno. No es la realidad de la mayoría de asentamientos, que son mucho más pequeños e incomunicados y por eso ha surgido la figura de las furgonetas-tienda que durante las últimas horas de la tarde, cuando termina la jornada de trabajo en los invernaderos, recorren cargadas de enseres los poblados para vender productos básicos a los trabajadores.

Mauro es uno de los que compra los productos básicos en una furgoneta. Su poblado ni siquiera tiene nombre y está a varios kilómetros de la tienda más cercana. Está en la zona de El Barranquete, al borde de la carretera que va hacia el pueblo de los Albaricoques, escenario de películas de spaghetti wéstern como La muerte tenía un precio o Por un puñado de dólares. Llegó de Senegal y vive junto con otras 15 personas en unas chabolas con un pequeño patio en el que han instalado un pequeño gimnasio casero con pesas de hormigón (que ahora nadie utiliza por el Ramadán). “La vida aquí es dura. Trabajo y envío dinero pero no puedo traer a mi familia mientras esté viviendo en una chabola porque no es un espacio adecuado para criar a mis hijos”, cuenta. 

Paradójicamente, es posible ver el mar de plásticos que forman los invernaderos almerienses desde el espacio, pero es muy difícil para los foráneos ver de cerca el interior de este microcosmos. Las empresas propietarias de más hectáreas de cultivo tienen políticas de no colaboración con la prensa desde hace años, aunque esta animadversión se puede comprobar en casi cualquier rincón de la zona.

Desahucios y expulsiones

A pocos kilómetros del invernadero de tomates de Abde están los restos de El Walili, un asentamiento de trabajadores del campo que fue desalojado en 2021 por orden del Ayuntamiento de Níjar. Unas excavadoras apoyadas por medio centenar de agentes de la Guardia Civil y un helicóptero desalojaron y demolieron el campamento que hoy es un terreno baldío lleno aún de restos que recuerdan que allí vivían casi 500 personas: cepillos de dientes, colchones, plásticos y ropa. 

Aunque el pretexto para el desahuciar y expulsar a esta comunidad de jornaleros fuera el de garantizar la seguridad de sus habitantes, las pocas viviendas construidas para el realojo –como las situadas en Los Grillos– no llegan a cubrir las necesidades de todas las personas que aquel día perdieron su casa, ni las miles que aún viven en chabolas. De nada sirvieron las protestas, cortes de carretera y concentraciones por parte de organizaciones sociales de la zona como la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía. Actualmente solo el 26,9% de los trabajadores del campo en Níjar está empadronado y prácticamente la totalidad de los entrevistados por Almería Acoge confiesan que lo consiguieron de forma irregular, pagando, debido a las dificultades para conseguir una vivienda. La situación documental es otro impedimento para dejar los asentamientos ya que el 76% de los hombres que viven en ellos están en situación administrativa irregular, no tienen papeles, una tasa que empeora en el caso de las mujeres llegando al 86,8%.

El problema habitacional de las y los trabajadores migrantes de Almería parece no tener solución, pese que lleva décadas en las agendas de periódicos, instituciones y sindicatos

Tras el desalojo, el Sindicato Andaluz de Trabajadores llamó a la huelga de trabajadores del campo en solidaridad con estas personas, a la vez que acusó a Esperanza Pérez, la alcaldesa del PSOE de Níjar, de haber mentido a residentes, sindicatos, ONG y parroquias. Sin embargo, el problema habitacional de las y los trabajadores migrantes de Almería parece no tener solución, pese que lleva décadas en las agendas de periódicos, instituciones y sindicatos.

No había muchas diferencias entre el asentamiento de Atochares y el de El Walili, salvo que este último se encontraba a la vista de los turistas que van a las playas del Parque Natural de Cabo de Gata. En la misma carretera que conecta el poblado de Atochares con los restos de El Walili, una pintada en una pared de un almacen recuerda a los conductores la situación de injusticia que se vive en la zona: “Asentamientos = terrorismo patronal”.

Invernaderos en Almería - 1
Ampliar
Un trabajador migrante recoge los plásticos rotos de un invernadero en la zona de San Isidro de Níjar.
Un trabajador migrante recoge los plásticos rotos de un invernadero en la zona de San Isidro de Níjar.
Invernaderos en Almería - 2
Ampliar
Mustafa, de 26 años, posa dentro del asentamiento de Atochares. El jóven marroquí dejó atrás Agadir para huir de la pobreza y llegó a Almería en septiembre de 2023.
Mustafa, de 26 años, posa dentro del asentamiento de Atochares. El jóven marroquí dejó atrás Agadir para huir de la pobreza y llegó a Almería en septiembre de 2023.
Invernaderos en Almería - 3
Ampliar
Dos jóvenes marroquíes trabajadores del campo, Hamza Eliraj (izquierda) y Nabil Aouich (derecha), descansan por el Ramadán en el asentamiento de Atochares a las afueras de San Isidro de Níjar, Almería.
Dos jóvenes marroquíes trabajadores del campo, Hamza Eliraj (izquierda) y Nabil Aouich (derecha), descansan por el Ramadán en el asentamiento de Atochares a las afueras de San Isidro de Níjar, Almería.
Invernaderos en Almería - 4
Ampliar
Abdelkrim Kaabouch, migrante marroquí de 39 años, posa en el campamento de Atochares dentro de la tienda en la que trabaja desde que un accidente laboral le impidió seguir trabajando en los invernaderos de Almería
Abdelkrim Kaabouch, migrante marroquí de 39 años, posa en el campamento de Atochares dentro de la tienda en la que trabaja desde que un accidente laboral le impidió seguir trabajando en los invernaderos de Almería
Invernaderos en Almería - 5
Ampliar
Zeid, trabajador marroquí, recoge tomates en un invernadero en Barranquete, Almería.
Zeid, trabajador marroquí, recoge tomates en un invernadero en Barranquete, Almería.
Invernaderos en Almería - 7
Ampliar
Migrantes magrebíes preparan un cordero para ser sacrificado durante la festividad musulmana de Eid Mubarak en el asentamiento de Atochares.
Migrantes magrebíes preparan un cordero para ser sacrificado durante la festividad musulmana de Eid Mubarak en el asentamiento de Atochares.
Invernaderos en Almería - 8
Ampliar
Trabajadores del campo de origen marroquí preparan un cordero tras ser sacrificado durante la festividad musulmana de Eid Mubarak en el asentamiento de Atochares, Almería.
Trabajadores del campo de origen marroquí preparan un cordero tras ser sacrificado durante la festividad musulmana de Eid Mubarak en el asentamiento de Atochares, Almería.
Invernaderos en Almería - 9
Ampliar
Primera comida consistente en la casquería del cordero durante la fiesta del sacrificio o Eid Mubarak entre migrantes marroquíes en el asentamiento de Atochares, Almería.
Primera comida consistente en la casquería del cordero durante la fiesta del sacrificio o Eid Mubarak entre migrantes marroquíes en el asentamiento de Atochares, Almería.
Invernaderos en Almería - 10
Ampliar
Trabajadores del campo de origen marroquí toman el fresco durante la noche de la fiesta del sacrificio en el campamento de Atochares.
Trabajadores del campo de origen marroquí toman el fresco durante la noche de la fiesta del sacrificio en el campamento de Atochares.
Invernaderos en Almería - 11
Ampliar
Un trabajador del campo revisa su móvil durante la noche de la fiesta del sacrificio en el campamento de Atochares, Almería.
Un trabajador del campo revisa su móvil durante la noche de la fiesta del sacrificio en el campamento de Atochares, Almería.
Invernaderos en Almería - 12
Ampliar
Una pintada en un almacen agrícola la que se lee “Asentamientos: terrorismo patronal” en San Isidro de Níjar, Almería.
Una pintada en un almacen agrícola la que se lee “Asentamientos: terrorismo patronal” en San Isidro de Níjar, Almería.
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Educación pública
Michelle Gunderson “Debe entenderse que nuestras condiciones de trabajo son las condiciones de aprendizaje de nuestro alumnado”
Michelle Gunderson, maestra durante 34 años en la escuela pública de Chicago, fue una de las impulsoras de un movimiento que llevo a dos huelgas históricas, en 2012 y 2019, para conseguir nuevos derechos y mejora de las condiciones laborales
Laboral
Laboral Elvas, frontera precaria
Portugal se ha vuelto un centro de telemarketing donde empresas como Marktel emplean a trabajadores/as en condiciones precarias, beneficiándose del menor salario portugués y afectando la economía española.
Laboral
Laboral El sindicato USO denuncia una plantilla insuficiente en el Hotel Rosewood Villa Magna de Madrid
Personal de varios departamentos del hotel del lujo enclavado en el Paseo de la Castellana se han concentrado este miércoles para denunciar la situación límite que están padeciendo al no poder cubrir los puestos de forma adecuada.
peio
24/8/2024 16:04

Los sucesivos gobiernos no son más que administradores pagados. Se hacen políticos para acceder a una vida de privilegios, aprenden a mentir para disimular sus propósitos y hacer creer a la ciudadanía que trabajan patas ella.
España es corrupta, ignorante y tercermundista. Y tenemos los políticos que criamos.

0
0
Sany
23/8/2024 15:11

Pobreza es no tener trabajo, qué fácil es escribir sandeces. El campo en Almería crea miles de puestos de trabajo y nos da comida asequible, hay que estar muy mal para ir en contra de los empresarios que son unos héroes a los que fríen a inspecciones e impuestos.

0
3
Paco Caro
27/8/2024 18:46

Y el tráfico de drogas, armas, mujeres, y menores de edad, también crea puestos de trabajo y riqueza.

0
0
Garibaldi
24/8/2024 9:00

Bajo esas condiciones eso no son puestos de trabajo digno. Para no discutir sobre el tema piensa si tú las aceptarías.

2
0
angel53.sanchez
23/8/2024 11:55

Esto refleja la hipocresia y el total alineamiento de este gobierno y su ministra de trabajo con los propietarios y no con los trabajadores. Esto es la esclavitud de los migrantes y la ministra mirando para otro lado....luego nos querrá venderlo progresista que es ...Yo he visto las condiciones en las que trabajan y malviven esos migrantes...y creanme es la esclavitud pura del S. XXI... Esto viene de la inacción,ineficacia,y nula planificacion de este fenomeno de los cultivos bajo plástico en Almería,desde los años 70/80, donde el PSOE no supo, o no quiso planificar minamente este fenomeno desde el punto de vista social,economica,urbanistica,cultural etc....
Lamentable el mundo politico PP/PSOE ......

2
0
Opinión
Opinión Non sempre ter moitas luces é sinónimo de intelixencia
Que impacto ecolóxico e social produce a iluminación do Nadal de Vigo? A cidade sofre máis aló da masificación, o caos de tráfico, as molestias á veciñanza, o malgasto ou os recortes en orzamentos de emerxencia social.
València
Exclusiva El Gobierno de València contrata 12,9 millones en obras de la dana a una constructora investigada por pagos al cuñado de Barberá
La Generalitat Valenciana ha hecho el encargo a Ocide, una empresa cuya matriz está siendo investigada en el caso Azud por pagos “de naturaleza ilícita” al abogado José María Corbín a cambio de contratos adjudicados por el Ayuntamiento de València.

Últimas

Palabras contra el Abismo
Palabras contra el Abismo Lee un capítulo de ‘Café Abismo’, la primera novela de Sarah Babiker
El barrio es el espacio físico y social en los que transcurre ‘Café Abismo’, la primera novela de la responsable de Migraciones y Antirracismo de El Salto, Sarah Babiker.
Memoria histórica
Memoria histórica Museo del franquismo, ¿eso dónde está?
España sigue ajena a la proliferación mundial de espacios museísticos dedicados a dictaduras y resistencias democráticas.
Unión Europea
Unión Europea La ultraderecha europea, ante la victoria de Trump
El triunfo de Donald Trump da alas a todas las formaciones ultraderechistas de Europa y del resto del mundo, que han visto cómo el millonario republicano ha conseguido volver a ganar las elecciones sin moderar un ápice su discurso.
Tribuna
Tribuna Vivienda: es hora de organizarnos
La situación de crisis inmobiliaria nos exige leer el momento para acertar en las batallas que debemos dar ahora, reflexionar sobre los modos de acción colectiva y lograr articular una respuesta política amplia.
Más noticias
Pontevedra
Ecoloxismo Unha investigación revela alta contaminación por nitratos en augas superficiais da comarca do Deza
Os resultados da análise de Ecoloxistas en Acción, con máis de 80 puntos de mostraxe, reflicten concentracións xeneralizadas e moi altas de NO3. Só o 19% das augas superficiais analizadas están “fóra de toda sospeita”.
Racismo
Racismo institucional Diallo Sissoko, una víctima más del sistema de acogida a migrantes
La muerte de este ciudadano maliense durante su encierro en el Centro de Acogida, Emergencia y Derivación (CAED) de Alcalá de Henares ha puesto de manifiesto algunas de las deficiencias del sistema de acogida a migrantes en el estado español.
Comunidad de Madrid
Violencias machistas Huelga en la red de atención a la violencia de género de la Comunidad y Ayuntamiento de Madrid el próximo 25N
Las trabajadoras de ambas redes se unen para reivindicar mejoras laborales y de atención a las mujeres víctimas en un paro de 24 horas. “Te sientes impotentes porque no puedes ayudar como deberías”, explican.
Turismo
Opinión Abolir el turismo
VV.AA.
Lleguemos a donde lleguemos, no puede ser que sea más fácil imaginar el fin del capitalismo que el fin del turismo.
Opinión
Opinión La eclosión del autoritarismo reaccionario y otras nueve tesis sobre la victoria de Trump
La victoria del candidato republicano nos ha demostrado que estamos en una nueva era: la del neoliberalismo autoritario, en donde el camino del mal menor propuesto por los Demócratas ha sido la fórmula más rápida para llegar al mal mayor.

Recomendadas

Galego
Dereitos lingüísticos Miles de persoas desbordan a praza da Quintana para mudar o rumbo da lingua galega
A Plataforma Queremos Galego, que convocou esta mobilización, sinala unha nova data para outro acto protesta: o vindeiro 23 de febreiro na praza do Obradoiro, en Santiago de Compostela.
València
Dana y vivienda “La crisis de vivienda multiplicada por mil”: la dana evidencia el fracaso de las políticas del PP en València
La dana ha dejado a miles de familias sin hogar. Ante la inacción de las instituciones, han sido las redes familiares las que han asumido el peso de la ayuda. La Generalitat, tras décadas de mala gestión, solo ha podido ofrecer 314 pisos públicos.
Redes sociales
Redes sociales Bluesky, la red social donde se libra la batalla por el futuro de internet
Ni es descentralizada ni está fuera de la influencia de los ‘criptobros’ que han aupado a Trump a la Casa Blanca, pero ofrece funcionalidades útiles para recuperar el interés por participar en redes sociales.